Advertencia
Si alguna vez sufres -y lo harás- por alguien que te amó y que te abandona, no le guardes rencor ni le perdones: deforma su memoria el rencoroso y en amor el perdón es sólo una palabra que no se aviene nunca a un sentimiento. Soporta tu dolor en soledad, porque el merecimiento aun de la adversidad mayor está justificado si fuiste desleal a tu conciencia, no apostando sólo por el amor que te entregaba su esplendor inocente, sus intocados mundos. Así que cuando sufras -y lo harás- por alguien que te amó, procura siempre acusarte a ti mismo de su olvido porque fuiste cobarde o quizá fuiste ingrato. Y aprende que la vida tiene un precio que no puedes pagar continuamente. Y aprende dignidad en tu derrota agradeciendo a quien te quiso el regalo fugaz de su hermosura. Felipe Benítez Reyes
Es común que cuando termina el amor o cuando un ser querido nos abandona, enfilar nuestro odio o nuestro rencor hacia la persona que antes deseábamos. Y también es lo más genérico el que usemos nuestras palabras para denigrarlo o para amplificar sus múltiples defectos. Nos cuesta aceptar y soportar las rupturas, el desamor, el abandono. Nos falta, como es la advertencia del poeta español Felipe Benítez Reyes, dignidad para asumir las derrotas amorosas.
Pero, ¿por qué es tan difícil aceptar que el amor termine o que alguien decida dejarnos con nuestro corazón aún ansioso? Parte de ello se debe a que olvidamos que el amor es una obra humana, una invención de las personas para perpetuarse en su sangre y, especialmente, para sobrellevar su soledad. Al ser una obra de los hombres, el amor tiene las propiedades –yo prefiero llamarlas condiciones– de su materialidad: dura un tiempo, es variable, sufre la herrumbre de la desmemoria, se alimenta de sueños y de imaginación. Además, padece de todas las vicisitudes y matices de las pasiones humanas. Quizá olvidamos ese origen humano del amor y empezamos a idealizarlo, a quitarle su carne vulnerable, para quedarnos solamente con una esencia inalterable y perfecta. De allí es posible que provenga nuestra obstinación a no aceptar su límite y su desmoronamiento; como también el orgullo de no admitir que el amor nos quite sus favores.
Sobre este telón realista del amor es que se presenta el llamado del poeta. Lo que nos propone en sus versos es que asumamos el amor también en la etapa de su término, en el momento en que es ausencia plena, lejanía absoluta. Que con el mismo ardor y el mismo sigilo con que lo conquistamos y lo idolatramos, con esa misma tenacidad o valentía apropiemos ahora su acabose. Se trata de tener valor para volver a la soledad primera; para no convertir nuestra herida en un escenario de conmiseración. Si es que el amor nos ha abandonado, y en esto Felipe Benítez Reyes se emparenta con Luis Cernuda, hay que aprender a sufrir tal evento en silencio; reflexionando más en nuestras omisiones o nuestras deslealtades que en las faltas ajenas. No es bueno murmurar o difamar sobre el cadáver del amor vivido. Para hacerle justicia a los pasados besos, a las ardientes entregas, a las promesas íntimas, lo mejor es guardar silencio; un silencio respetuoso y fraterno.
Porque es posible que el desamor o el abandono haya nacido de olvidos insignificantes o de ingratitudes apenas perceptibles. Es probable que hayamos sido demasiado torpes o que, en nuestro exceso por mantener al amor muy cerca a nuestro pecho, lo aprisionáramos tan fuerte que lo hubiéramos ahogado en su propio fuego. También cabe otra causa: que por no tener el aire vivificador de la confianza, su organismo se haya envenenado con suposiciones y controles desmedidos. Todas esas razones son motivos factibles. O puede ser, sencillamente, que el amor haya cumplido su ciclo y que, fiel a su alma de pájaro, haya tomado otro rumbo o buscado otro cielo.
El poema hace hincapié en la inutilidad del rencor. Si ese es el sentimiento que tomamos cuando el amor nos abandona, lo que lograremos será el resentimiento: un olor rancio, una connivencia con algo ya descompuesto. El rencor no es aconsejable porque nos anquilosa en el pasado, porque no permite que nuestro corazón siga adelante. Y el poeta recomienda de igual forma, evitar el uso del perdón porque, cuando de amores rotos se trata, “el perdón es sólo una palabra”. Hay que hacer un cambio en nuestro espíritu y en nuestra voluntad para perdonar en verdad a alguien que nos ha abandonado. El perdón verdadero implica comprensión de lo humano; aceptación de nuestra falibilidad, y un profundo acto de reconciliación con el error y la falta. Cuando perdonamos a alguien es porque hemos visto en nosotros mismos el rostro mutable de la equivocación.
Volvamos para cerrar al título del poema, “Advertencia”. El poeta inicia las dos estrofas con una notificación o un llamado: alguna vez sufriremos por causa del amor, del amor que nos abandona. Eso parece que no podemos evitarlo. Hace parte de las cualidades intrínsecas del enamorarse. Esta advertencia va en contravía de las contemporáneas filosofías del “puro goce” o aquellas otras del hedonismo fugaz. Riñe con un mundo que rinde culto al no compromiso, a no tomarse en serio los vínculos humanos. De allí, entonces, la advertencia del poeta: si es que amamos, si es que la vida nos da ese regalo, debemos tener la festiva alegría para recibirlo a plenitud y la suficiente entereza para llorarlo en soledad cuando no esté con nosotros.
(De mi libro Vivir de poesía. Poemas para iluminar nuestra existencia, Editorial Kimpres, Bogotá, 2012, pp. 155-160)
Judith dijo:
Leyendo los comentarios y respuestas me surge la pregunta ….la palabra es facil de utilizar para comunicar y para definir una situación y me encanta lo que se transmite en este sentido sobre las diferentes fasetas del amor….pero no lo veo tan facil de llevar a cabo porque como bien dices cuando se ama se confia y se cree plenmente en la otra persona y te enfrentas de pronto a una realidad…..eso a la realidad de tu vida de que esa persona amada te fallo…te angaño y con eso te humillo entonces solo podes con dignidad vivirlo en soledad pero no pidan que surja el sentimiento de agradecer lo vivido por que a nadie le surge ese sentimiento……yo lo vivi en carne propia,,,,,y por supuesto que siempre trato de ver lo bueno que fue y que tuve el privilegio de sentir lo que se vive con un gran amor ,familia ,hijos….pero eso no significa que lo acepte y que lo vea como algo que …bueno solo ocurrio y asi lo tengo que ver porque asi es mas digno…..pues estaría mintiendo…..que el tiempo ayuda?? si claro que si pero nadie puede sentirse contento y aceptar que solo tenía que pasar y como premio cunsuelo me quedo con lo que vivi….son lindas palabras para un poema pero la que quedó sola y engañada y burlada fui yo….o quien sea que esté en esta situción…..todo lo demás suena muy hermoso pero solo eso. ……trato de ser honesta con mi comentario…..en este momento no puedo pensar en cosas lindas y hace 4 años que me pasó….se que vivi el amor y me angaño….los sentimientos cambian y por supuesto lun jarrón luego que se rompe sabemos que no es lo mismo si se pegan las piezas ya está roto nunca será igual….pero gracias por hablar tan lindo del amor realmente es hermoso y a pesar de todo lo que he experimentado en mi vida al respecto….. creo que existe en muchas cosas de la vida por suerte no solo en una relación de pareja y se debe vivir plenamente. Saludos
fernandovasquezrodriguez dijo:
Judith, gracias por tu comentario.
Ariadna dijo:
A veces luego de dolores indecibles, de pérdidas morales profundas,de daños irreparables, el final de una relación es más un acto de dignidad qué de valentía. Abandonar o perder, palabras con las qué se asocia está situación depende mucho del lugar desde el que se vivencia la misma. Abandonados nuestro orgullo o perdemos la soberbia y asumimos la verdad del alma qué es variable, cambiante y compleja en asuntos de amor. Decidir iniciar de nuevo es otra historia, cambiar una persona por otra es otra cosa. Olvidar u odiar tan difíciles cómo amar, son decisiones de vida no de circunstancias.
fernandovasquezrodriguez dijo:
Ariadna, gracias por tu comentario. Hay mucho de decisión en el amor, mucho de elección; pero también el amor tiene la particularidad de aparecer a pesar nuestro y desaparecer cuando más lo necesitamos. Y dado que el alma, como tú lo dices, es variable y cambiante, entonces hay que apreciar los tiempos cuando el amor a bien tiene regalarnos sus favores y mantener la dignidad si es que dejamos de ser dignos de esa gracia o ese milagro.
Lady Perea dijo:
Son muchas las expectativas cuando estamos frente al amor, se crean demasiadas ilusiones y sueños; sin embargo no hay que pensar en lo que vendrá y tampoco en lo que paso, el amor debe vivirse a plenitud, debe ser sincero con lo que se dice y se hace en concordancia con cómo se actúa. Cuando el amor es sincero y este termina no quedan en el corazón rencores porque se entregó lo que debía ser entregado; pero cuando ese sentimiento ha sido solo una falsedad, es ahí cuando el ser humano reacciona con rencor y dolor… es la respuesta al engaño aunque esto no sirva de nada…
fernandovasquezrodriguez dijo:
Lady, gracias por tu comentario. No es fácil adivinar las diversas caras del amor. A veces lo que parece teñido de absoluta sinceridad con el tiempo muestra el engaño o la astucia. Quizá el amor implica un riesgo: el riesgo de abandonarse o de confiar en otro. Lo que viene después no debería emponzoñar lo vivido.