Asistir a la Feria del libro, la número 32 llevada a cabo en Bogotá, del 24 de abril al 6 de mayo, es motivo de alegría para mi espíritu. En principio, porque estoy a mis anchas en un escenario que me es familiar, en un ambiente que considero parte de mi opción de vida; y en segunda instancia, porque me permite indagar en las novedades bibliográficas o descubrir obra y autores en los que no me había fijado con suficiente atención. Cada visita a la Feria es, entonces, una pequeña aventura en la que caben el hallazgo, el redescubrimiento, la curiosidad o la satisfacción de encontrar por fin un texto que deseaba, desde hacía mucho tiempo, tener entre mis manos. Como parte de esa odisea, comparto con mis lectores algunas obras recogidas en el pasado viaje.

Empiezo por un libro álbum que buscaba años atrás: Las tres pequeñas lechuzas. El texto es de Martin Waddell y las ilustraciones de Patrick Benson (Kalandraka, Pontevedra, 2017). Me interés era leer y apreciar en detalle la magnífica propuesta del ilustrador británico. No quedé decepcionado. La plumilla detallista, el uso estratégico del color, el manejo de los planos, todo ellos confluye para que sea una obra excepcional. Y si a eso le sumamos un texto con un sugestivo estribillo cercano al sentir de los más pequeños, el resultado es un libro álbum digno de tener en nuestra biblioteca y, en lo posible, de leerlo en familia o en la escuela.

Otro de mis descubrimientos es de un autor que no me canso de recomendar, Shaun Tan: Cigarra (Bárbara Fiori, Albolote, 2018). Este libro álbum, que parece evocar la Metamorfosis de Kafka, está inspirado en un kaikú de Basho: “¡Cuánta quietud! /El canto de la cigarra / taladra la roca”. Escrito de manera taquigráfica muestra con ironía la transformación de un “juicioso” y sumiso trabajador hasta su liberadora jubilación. Las imágenes contrastan el gris de la rutina laboral (el encierro, la opresión) con el amarillo brillante de los cielos abiertos.

Prosigo con una obra hecha a cuatro manos: Daniel Fehr (texto) y Mauricio A. C. Quarello (ilustraciones), titulada: ¿Cómo se lee un libro? (Océano, Barcelona, 2018). El libro álbum opera como un artefacto que, según la posición sugerida durante el texto, va cambiando los elementos gráficos. Un texto lúdico que invita a pensar la “postura” en el acto de leer.

Agrego el libro álbum de Mark Janseen, Un día normal (Flamboyant, Barcelona, 2019). Es un excelente contrapunto entre lo que dice el texto (cosas poco extraordinarias o cotidianas) y lo que muestran las imágenes (que son maravillosas o no nada habituales). Lo que parece en un nivel “menos interesante” o aburrido, al contrastarlo con el nivel de las ilustraciones se convierte en una aventura llamativa y digna de admiración.

Cierro esta primera parte de mis hallazgos, centrados en el libro álbum, mencionando un pequeño texto de Pirkko Vainio: Lecciones de vuelo (Thule, Barcelona, 2016). El libro álbum, con una exquisita sencillez, ofrece lecciones sobre el difícil arte de aprender a “manejarse en la vida”. Es maravilloso ver cómo pueden combinarse un texto condensado y unas imágenes sutiles para presentar una manual de sabiduría.

Mi visita a la Feria en esta ocasión también abarcó otros sectores de mi interés. Por ejemplo, Etnografía digital. Principios y práctica de Sarah Pink, Heather Horst, John Postill y otros (Morata, Madrid, 2019). El texto, que es el resultado del trabajo realizado por los miembros del Centro de investigación en etnografía digitial de la RMIT University, de Australia, está organizado en ocho capítulos: comienza explicando qué es la etnografía digital, y luego pasa a mostrar cómo puede hacerse esta práctica de investigación en experiencias, estudios de cosas, relaciones, mundos sociales, localidades y eventos. Una obra útil para investigadores que les interesa conocer “las posibilidades de la etnografía digital para el estudio y la redefinición de conceptos fundamentales de la investigación social y cultural”.

Me llamó la atención una recopilación hecha por Fermín Herrero y Jesús Munárriz, Poesía ¿eres tú? (Hiperión, Madrid, 2018) en la que los autores presentan frases, citas, definiciones, opiniones diversas sobre el poema, el poeta y la poesía. Como se dice en el prólogo, “en este gran batiburrillo poético y metapoético puede encontrarse de todo, desde joyas y genialidades hasta perogrulladas y boberías, pero de todas es responsables la misteriosa poesía, que las ha motivado e inspirado y que, tras miles de años de existencia, continúa sin dejarse atrapar por definiciones y conceptos pero nunca desaparece, y sigue viva en quienes la escriben, la escuchan o la leen”. Como muestra de esta obra, transcribo dos citas: “La poesía es de todas las aguas claras la que se entretiene menos en los reflejos de los puentes” de René Char, y “La poesía no es la música del alma, sino el silencio de una inteligencia que ha ido formándose en el mundo, hasta transformarse en espíritu capaz de cantar libremente” del poeta irlandés Seamus Heaney.

Concluyo este menú de adquisiciones señalando la Antología del cuento extraño de Rodolfo Walsh (El cuenco de Plata, Buenos Aires, 2014), que fue publicada en un solo tomo en 1956 por Hachette, y que ahora se reedita en cuatro volúmenes. La compilación hecha por el escritor argentino es una recopilación de cuentos completos en las que se mezclan ejemplos narrativos de lo alucinatorio, lo siniestro, lo maravilloso, las distorsiones de la subjetividad. A lo largo de la antología aparecen autores como Saki: “Laura”, Oliver Onions: “El buque fantasma”, Julio Garmendia: “La tienda de muñecos”, E. M. Foster: “Panico”, Gérard de Nerval: “El monstruo verde”, John Russell: “El precio de la cabeza”, Joseph Conrad: “La bestia”, H. G. Wells: “La puerta en el muro” o Leónidas Andréiev: “Lázaro”. Son 49 cuentos “no realistas” compilados por un escritor de novelas realistas como Operación masacre.