• Autobiografía
  • Conferencias
  • Cursos
  • Del «Trocadero»
  • Del oficio
  • Galería
  • Juegos de lenguaje
  • Lecturas
  • Libros

Fernando Vásquez Rodríguez

~ Escribir y pensar

Fernando Vásquez Rodríguez

Archivos mensuales: febrero 2020

Examen a la lectura comprensiva

24 lunes Feb 2020

Posted by Fernando Vásquez Rodríguez in Ensayos

≈ 56 comentarios

Pawel Kucsynski

Ilustración de Pawel Kucsynski.

Variadas son las preocupaciones –cuando no las angustias– de los directivos y docentes al notar que los estudiantes de sus instituciones obtienen bajos resultados en las pruebas nacionales o no avanzan en la lectura comprensiva. Este problema se hace mayor al observar una merma en las prácticas de lectura de las nuevas generaciones, al igual que una falta de estrategias didácticas más enfocadas en este aspecto por parte de los educadores. Con este escenario de fondo deseo ubicar las siguientes reflexiones.

Lo básico es entender una cosa: la lectura comprensiva supone la previa enseñanza y desarrollo de habilidades de pensamiento como la relación, la inferencia, el análisis o la comparación. Digo esto porque los docentes descuidan estas operaciones de la mente, confiados en que de manera natural o espontánea crezcan en los alumnos. Sin embargo, si no se enseñan con intencionalidad y bastante constancia tendremos gran dificultad para obtener resultados favorables.

En esta perspectiva, el uso de los cuadros comparativos, el empleo de mapas de ideas, el ejercicio en la formulación de hipótesis, la insistencia en los procesos de clasificación, al igual que el frecuente ejercicio de la deducción y la inducción, se convierten en el caldo de cultivo necesario para que sea factible una lectura comprensiva. Por eso, la mejora de esta habilidad cognitiva no es una responsabilidad única del área de español, sino un compromiso intencionado de todos los docentes de todas las disciplinas.

Dicho esto, me gustaría señalar algunos asuntos sobre la comprensión que a veces olvidamos los dedicados al oficio de enseñar:

Uno: la comprensión es un modo de leer que demanda un esfuerzo mayor que la decodificación. No es una actividad que se dé sin el empeño y la participación activa del lector. Quien lee comprensivamente un texto necesita tener a la mano útiles de trabajo diferentes a los ojos. La lectura comprensiva exige que la práctica del subrayado y la glosa se hagan cotidianas, y que el uso de colores, fichas o esquemas sean habituales por parte de los estudiantes.

Dos: la comprensión implica acciones permanentes de relación y comparación, de contrastar inferencias, de entender el texto como un tejido en el que conviven los intertextos y los contextos. Quien lee comprensivamente vincula, hace conjeturas, tiende lazos de significado entre palabras distantes, entrevé filiaciones con otros textos o con otros órdenes de realidad.

Tres: la comprensión necesita de la explicación para tener alguna validez, para tener un soporte que le de consistencia y hondura. Y la explicación proviene de un conocimiento a fondo de los elementos constitutivos de un texto; supone una relectura atenta y un dominio de las particularidades semánticas que, a simple vista, parecen innecesarias. La explicación es reconocimiento de las partes de un texto y de su estructura; es decir, es el soporte para cualquier comprensión posible.

Cuatro: la comprensión tiene niveles o permite un avance en estratos o grados de profundidad. Por eso, cuanto más apropiado se tenga un texto y se vaya cualificando con la práctica, mayor será el avance en la comprensión. La comprensión nunca es definitiva, porque lo que se busca es alcanzar lecturas más consistentes, más abarcadoras, más llenas de sentido. Entre más traseguemos un texto, cuanto más estemos familiarizados con él, en la medida en que lo conozcamos en su variedad de significados, mayor será el grado de lectura comprensiva, más rico el resultado y los análisis obtenidos.

Cinco: la comprensión se enriquece con el diálogo entre lectores, con la discusión y el debate sobre un texto determinado. De allí que sea tan importante en la planeación de la clase, disponer tiempos y espacios para que haya la circulación de las distintas comprensiones, para que cada estudiante escuche otras aproximaciones a un texto, otras vías de acceso, otras interpretaciones sacadas de una misma partitura. Gracias a la tertulia, al conversatorio, al diálogo sobre una lectura, es que la comprensión gana en profundidad, muestra su importancia para un aprendizaje significativo.

Seis: la comprensión varía según el tipo de texto que tengamos como objetivo. Las estrategias y los modos de acceder a un texto informativo, a uno argumentativo o a uno narrativo, no son idénticas. Cada tipología textual pide una comprensión particular. Así que, saber identificar el tipo de texto que tenemos entre las manos es un aspecto crucial para saber utilizar los medios adecuados y, a la vez, prever los resultados posibles. Una buena parte de los fracasos en la lectura comprensiva se debe a que los estudiantes no diferencian el texto de estudio y, por lo mismo, usan recursos inapropiados.

Dicho lo anterior, considero oportuno ofrecer enseguida unas orientaciones didácticas a los docentes o unas pistas de ayuda para los estudiantes sobre la lectura comprensiva. Advierto que estas pistas tienen un mayor desarrollo en varias entradas de este blog o en algunos de mis libros, especialmente en La enseña literaria, La palabra inesperada, Vivir de poesía, Educar con maestría, El quehacer docente y Vías y sentidos de la lectura.

Primero: Una lectura comprensiva demanda poner en relación, más de una vez, la parte con el todo. Reconocer la macroestructura de un texto es tan importante como identificar sus elementos constitutivos. Quien así lee, puede reconocer el bosque y, a la vez, cada árbol. Un lector comprensivo teje relaciones entre lo macro y lo micro, entre las grandes unidades y las pequeñas líneas; entre las capítulos mayores y los párrafos. Ejercitar a los estudiantes en hallar vínculos o interrelacionar capas de significado, usando acetatos o papel calcante, ayuda a que la comprensión de un texto se vaya ampliando, multiplicándose, ganando en complejidad.

Segundo: Una lectura comprensiva se mueve en la dinámica de la conjetura, de la inferencia permanente. Cada idea, cada verso, cada frase está sometida a la validación de la siguiente línea, del siguiente enunciado. A la par que suponemos o conjeturamos algo sobre lo que vamos leyendo, tenemos que cotejar esas intuiciones, esos primeros significados, con aquellos nuevos que brotan de la siguiente unidad de lectura (la lexía, diría Roland Barthes). La comprensión se hila, se teje, se va engarzando, imbricando como las partes de una tela. Y si bien tenemos significados diversos al enfrentar determinada sección de un texto, esas primeras aproximaciones tienen que ser contrastadas con las subsiguientes, y éstas con las demás que constituyen el texto completo. La lectura comprensiva avanza y retrocede, moviliza la imaginación en sus probabalidades, pero, también, la validación permanente.

Tercero: La lectura comprensiva presupone una reserva semántica tanto o más amplia cuanto sea la complejidad del texto. Contar o desarrollar en los lectores un mundo amplio de palabras y de significados es fundamental no solo para precisar bien los mensajes subyacentes, sino para avizorar posibles vías de interpretación. Comprender un texto es entrar en los juegos del lenguaje, en las diversas acepciones de un término y su utilización específica en la organización de un ensayo, un poema o un artículo periodístico. Si la reserva semántica de quien lee es muy limitada o demasiado restringida, será difícil que se alcancen niveles de comprensión relevantes. No obstante, comprender un texto no es hacer un inventario de palabras desconocidas, sino otra cosa: adentrarse en los matices, en las filiaciones, en las potencialidades de las palabras. Advirtamos que las palabras en un texto están en situación; no operan como entes autónomos o independientes. Más bien  son como piezas de ajedrez que, dependiendo de la intención del autor o de la estrategia de composición textual, así será su función, su rendimiento, su eficacia comunicativa.

Cuarto: La lectura comprensiva requiere, para obtener logros destacados, la ejercitación, la práctica continua. No puede esperarse que seamos afinados lectores comprensivos si ese no es nuestro hábito, si determinado tipo de texto no es el que frecuentamos. Más bien cabría decir lo contrario: en la medida en que hagamos cotidiana la lectura de una tipología textual, en que vayamos una y otra vez a sus planos de significado, con más rapidez y calidad irán dándose en nosotros las condiciones para comprender los textos y habrá una habilidad para entender su forma de estructurarse y producir significación. Enfrentarse de forma recurrente a esta práctica lectora, crear condiciones para que eso acaezca en el aula, idear tareas bien pensadas que refuercen este modo de leer, seguramente producirán mejores lectores comprensivos.

Quinto: Una lectura comprensiva demanda ampliar el mundo simbólico del lector, su capital cultural. A veces se piensa que la comprensión de un texto puede reducirse a un estudio formal de sus partes; pero lo cierto es que si el lector no posee un capital cultural, una constelación de símbolos para entrever alusiones o poner en relación un texto con otros contextos, su tarea adolecerá de exploración de sentidos  y de una mínima intertextualidad; será una simple constatación de su literalidad. Conocer o saber de arte, de historia, de antropología, de literatura, es indispensable si queremos darle vuelo a aquello que leemos. Quien se considera un lector comprensivo es porque puede poner en diálogo lo que lee con las voces implícitas de la tradición y con todas las potencialidades de lo imaginario.

Sexto: La lectura comprensiva es el resultado del análisis, de la rumia, de la meditación atenta.  Es común creer que de un solo golpe de vista o con una somera lectura se alcanza la lectura comprensiva. Que es un resultado inmediato o que se puede aplicar un comodín dilucidador para cualquier texto. Lo que poco se insiste es que si no hay el tiempo necesario para cavilar, para examinar con cuidado los planteamientos en un texto, para ponderar las razones expuestas o para razonar con suspicacia los sentidos indirectos de un mensaje, los resultados estarán muy alejados de una genuina lectura comprensiva. En este aspecto, los cursos de lectura rápida o las prácticas de lectura en el entrenamiento de habilidades oculares, riñen con el estudio lento y bien masticado de la lectura comprensiva.  

José Asunción y el misterio del amor

18 martes Feb 2020

Posted by Fernando Vásquez Rodríguez in Del diario

≈ 4 comentarios

Los amantes Rene Magritte

«Los amantes» de René Magritte.

“El trabajo del artista consiste siempre en hacer que el misterio sea más profundo”
Francis Bacon

 

Cuando José Asunción empezó a indagar los misterios del amor tuvo una primera revelación en el cuerpo de su amada. En la redondez cálida de los senos de Laura, en sus caderas de abismo, en sus labios que parecían frutas próximas a reventar, en la negrura de sus honduras más íntimas, el poeta halló una primera explicación a eso que lo fascinaba y atraía de aquella mujer. Supo que el amor provenía del cuerpo, pero no acababa en él; que se nutría también de formas y gestos, de movimientos y destellos de luz. Todo eso sacó en claro José Asunción durante ese tiempo de andar observando y pensando en el amor que sentía por aquella mujer de blanca piel y encajes negros. Pero como era artista, no estaba del todo satisfecho con ese hallazgo. Y fue un poco más allá, precisamente cuando dejo de verla durante tres días: el secreto del amor procedía de que se acendraba más con el recuerdo, con la rememoración de esa presencia ausente, con aquella figura que tomaba la coloración de un fantasma. “El misterio del amor procede de la ausencia”, y sintió que esa era una conclusión notable, porque nadie puede tener a otro ser de manera permanente, porque siempre hay lejanías o distancias insalvables entre dos personas. Si bien se sentía satisfecho, su alma de artista no lo dejaba sentirse tranquilo, entonces quiso avanzar otros pasos en su pesquisa y descubrió que el misterio del amor estaba en la imaginación, porque gracias a ese recurso lo distante se volvía cercano y lo que no se satisfacía en la realidad lograba cumplirse con los poderes de la ensoñación. “Existe el misterio del amor porque además de retomar seres reales, los amalgama con las criaturas de la fantasía”.  Por eso es tan difícil saber, en una relación amorosa, cuánto le pertenece a alguien como atributos verdaderos, y cuánto es más adorno o decorado de quien lo considera digno de admiración. Varias tardes y muchas madrugadas ocuparon la mente del poeta. El misterio del amor no dejaba de preocuparlo. Una noche, después de tener un sueño apasionado con Laura, el artista agregó a sus conclusiones otra pista loable: el misterio del amor estriba en que puede desligarse del mundo de la vigilia para emerger, cual agua de profundos pozos, del paisaje de los sueños. Tal condición dual o al menos de órdenes diferentes de la conciencia, convertían al amor en un enigma todavía más difícil de desentrañar. El poeta quiso escribir unos versos sobre este asunto, pero tan solo consiguió perder una semana con sus noches y dejar varias hojas de un cuaderno empezadas con algunas líneas tachadas. El propio destino o su halo trágico lo llevó a tener una revelación de mayor profundidad: la muerte súbita de Laura lo enfrentó a su mayor descubrimiento. El supremo amor se convirtió en hondo dolor, los pretéritos suspiros de arrobamiento se transformaron en ayes desconsolados. José Asunción, justo después de dejar en el camposanto el cadáver de su amada, cuando ya salía del cementerio y se estremeció al mirar la forma alargada de los cipreses, en ese instante, tuvo la revelación más honda del misterio del amor. A pesar de sentir que su alma estaba hecha pedazos, apresuró el paso para llegar cuanto antes a su casa. En su mente tenía la respuesta al misterio del amor que por varios días lo había obsesionado. Se sentó en el escritorio. Por unos segundos evocó el rostro de Laura. Después, con su imaginación recorrió el sitio exacto donde quedaba su corazón. Con la mano derecha sacó del primer cajón del escritorio un revólver con cacha de nácar. “El misterio del amor es que es más fuerte que la muerte”. La decisión final de José Asunción estuvo acompañada por una sonrisa.

Tejer una historia personal

09 domingo Feb 2020

Posted by Fernando Vásquez Rodríguez in Comentarios

≈ Deja un comentario

Gusano de Manuel Rojas

El poema “Gusano” del escritor chileno Manuel Rojas Sepúlveda es una invitación a crear lo íntimo, a elaborar nuestro mundo, nuestras creencias, nuestros gustos y apetencias; a construir una cosmovisión, en sentido amplio. El autor nos invita con sus versos a tejer, como el gusano, una historia personal.

Manuel Rojas  nos sugiere hacer esa tarea sin soberbia, sin ostentosos orgullos; no hay que presumir de esa labor de rueca sobre nosotros mismos. Ni tampoco sentirnos altaneros de lo que somos o tenemos, ni de la profesión que nos ayuda a sobrevivir, y menos de la pasión íntima que alimenta nuestros sueños.  Nos forjamos nuestra vida con gran humildad, con la satisfacción que otorga el hacer esa tarea pacientemente, día a día, y con el suficiente valor como para considerarla importante, digna. No hay que hacer demasiada alharaca, ni jactarse de algunas virtudes o talentos. Nada de eso, nos insiste el poeta. Ante todo, se trata de ser o mostrarnos serenos para tejer sin aspavientos nuestra íntima personalidad.

Pero, además, el escritor insiste en que debemos –con un fervor de artesanos– ir engarzando hilos, experiencias, anhelos, relaciones, con mucha alegría, sumando sentimientos e ideas, pasiones y sueños esperanzadores. En lo posible hay que lograr que todas las hebras, todas las dimensiones de nuestro ser se entretejan de la mejor manera. Que no queden hilos sueltos o cuerdas sin amarrar. Nos corresponde ser tejedores acuciosos, agradecidos, satisfechos de nuestro humilde oficio, y de la obra que elaboramos.

El propósito de esta labor, de este segregar hilos constructores de un carácter, de un destino, de un nombre, de un camino personal, es lograr que al final de nuestra vida podamos sentirnos complacidos de haber construido una tienda lo suficientemente fuerte como para tendernos a su sombra a descansar. Somos tejedores de nuestro proyecto vital para llegar satisfechos, absolutamente desnudos, a la etapa final del recorrido empezado años atrás en nuestra cuna.

De alguna manera, somos tejedores de nuestra interioridad para dejar una primera condición oscura y rastrera; nos hacemos con hilos de seda otra morada más llena de color y leve consistencia. No nacemos con alas, más bien sin ellas; y poco a poco, con el tacto suficiente para hacer delgada la materia prima con que venimos al mundo, vamos elaborando una piel traslúcida y multicolor. Tejedores somos de nuestra propia condición; ese es nuestro reto mayor: ir con los años elaborando esa metamorfosis en la que un miserable gusano alcance, desde adentro, abrirse al mundo con sus vistosas alas.

Por todo ello, mayor cuidado merece la rueca de nuestra voluntad; sin esa herramienta hecha de empeño y disciplina, de constancia y espíritu paciente, nada lograremos al final de nuestra existencia. La rueca es el medio con el que adelgazamos la burda sustancia que nos encadena a lo inmediato, la que nos salva de la intemperie del conformismo y la que nos permite tejer un nuevo ropaje hecho con nuestras propias manos. Con ese instrumento humilde, con esa intención del ánimo, es que trenzamos los hilos de nuestra propia historia. De allí que el poeta trate a esa rueca como su confidente, porque si no dialogamos con nuestra voluntad, con la rueda hiladora de los propósitos, nuestra vida terminará como empezó, sin haberla transformado en un proyecto valioso o sin que hayamos tenido la oportunidad de entretejerla de un sentido trascendente.

 

Sobre las mariposas

02 domingo Feb 2020

Posted by Fernando Vásquez Rodríguez in Aforismos

≈ 2 comentarios

Christian Schloe

Ilustración de Christian Schloe.

La mariposa vuela a tientas, dando saltos o retrocediendo en imprevistos zigzags: con este movimiento, que no es en línea recta, busca alargar la brevedad de su vida.

*

Los vistosos colores de las mariposas dependen de la luz: su belleza necesita de un otro: proviene de los bondadosos ojos del sol.

*

Este es el consejo esencial de la mariposa: si quieres ser plenamente libre debes resguardarte un tiempo dentro de ti mismo. Las alas nacen después de un voluntario y silencioso encierro.

*

La mariposa liba el néctar de las flores. Su búsqueda de miel entre variados y coloridos jardines le contagia su amor por el arco iris.

*

Toda mariposa es, si se piensa bien, un símbolo de resurrección. A veces una enfermedad o una experiencia profundamente dolorosa son la crisálida para lograr renacer. Hay que pasar por esas sepulturas momentáneas para adquirir otra consistencia renovada.

*

Los coleccionistas de mariposas dejan entrever una paradoja: cuando el hombre quiere retener la belleza, solo puede atraparla matándola con un alfiler.

*

Mariposa: breve flor con alas divagando en pos de la eternidad.

*

La mariposa conoce bien el secreto de una auténtica aventura: abandonarse al viaje siguiendo la corriente intempestiva de los vientos.

*

Las mariposas son jardines móviles, flores iridiscentes con alas.

*

Las mariposas aprendieron que la travesía de la vida no va en camino recto, sino en cortos desvíos con altibajos permanentes.

*

La cesta de los entomólogos se parece al destino de los poetas: querer capturar la vida con rudimentarias palabras, y teniendo el suficiente tacto para no ir a estropear su frágil belleza.

*

Algunas mariposas se ocultan poniendo varios ojos atrás de sus coloridas alas. La naturaleza da lecciones estupendas: si queremos conservar el esplendor de las experiencias más hermosas de la vida, siempre deberemos ocultarlas a los depredadores de lo íntimo y secreto.

*

—Tus encantos, mi flor, me hacen perder las alas.

—Y los tuyos, mariposa, agotan la miel de mis entrañas.

*

La lengua de las mariposas es larguísima. Esto es así porque los goces más exquisitos no están en la superficie, sino en el fondo de las cosas. La miel se esconde de los espíritus triviales.

*

Las polillas son las suicidas del mundo de las mariposas. Pero son suicidas románticas: se matan abrazando aquello mismo que las seduce.

*

Los niños persiguen las mariposas y las aves: desde la infancia el hombre anda en pos de lo que se le escapa. Nacimos con brazos muy cortos para atrapar la eternidad.

*

Muchas mariposas poseen la facultad de mimetizarse. Es comprensible: siempre hay salvajes que no aprecian la vida con la placentera lentitud de los ojos, sino con las urgencias del estómago.

*

Si el gusano supiera que será mariposa, aceptaría gustoso su arrastrada condición. Así sucede con los espíritus ansiosos e impulsivos que, por su impaciencia, no permiten que las alas renazcan, poco a poco, de las espinas.

*

Las mariposas debieron originarse en los sueños del día de descanso del bíblico creador. Sólo así puede entenderse que lo leve y lo frágil cobraran vida con tan variado color. Las mariposas son el invento móvil de la suprema quietud.

*

Las mariposas, observadas por las aves de alto vuelo, son como niños torpes aprendiendo a caminar.

*

Las alas abiertas de las mariposas se asemejan a las hojas de un libro abierto. Unas se abren para viajar en el aire; otras, para dejar volar la imaginación.

*

Los que coleccionan mariposas son, en realidad, guardianes de los misterios de la finitud. Hay colores que son inmunes a la corrupción del tiempo.

*

Afirman unos, cuentan otros, que las mariposas hacían parte del jardín privado de Dios. Pero que por su soberbia, nacida de su excepcional belleza, fueron lanzadas desde el cielo a la humilde tierra. Y que por eso las vemos revoloteando en los jardines, como si recordaran o sintieran nostalgia de su antigua patria celeste.

*

Las mariposas cuando vuelan hacen como si aplaudieran con sus alas. La razón es comprensible: cada nuevo segundo es para ellas un evento de celebración en su corta existencia.

*

En la cultura japonesa, dos mariposas revoloteando, una alrededor de la otra, significan la felicidad conyugal. La lección, como todo simbolismo es indirecta: la plenitud del amor de pareja está en no dejar de danzar alrededor del otro ser, pero manteniendo la suficiente levedad para no entorpecer su propio vuelo.

*

Las pasiones en los seres humanos están gobernadas por el “efecto mariposa”. Un gesto extemporáneo, una palabra mal empleada, un olvido casual, un silencio inoportuno, traen consigo eventos impredecibles. Las cosas más banales, los “ínfimos detalles”, pueden desencadenar consecuencias descomunales.

*

“Almas volantes” llamaban los antiguos a las mariposas. Razón tenían: no sólo porque el hálito de la vida es alado, sino porque la esencia del espíritu pertenece al viento.

*

Dante sabía que los seres humanos somos larvas destinadas a transformarnos en mariposas. De allí que en la geografía escatológica cristiana sea indispensable pasar un tiempo encerrado en una isla. Todo purgatorio tiene forma de crisálida.

*

La oruga de la mariposa enfrenta su final con estoicismo: colgada de un gancho comienza a fabricar con hilos de seda su sudario hasta quedar convertida en una rígida momia. Así suspendida, disfruta en silencio el sueño de otra vida regida por el vaivén del viento.

*

Es sabida la relación simbiótica entre las mariposas y las hormigas. Esa alianza tiene una razón de fondo: la belleza siempre ha necesitado del apoyo del trabajo continuo.

*

Quien anhela alcanzar la belleza de la mariposa contenida en sus alas, descubre al tocarla que es polvo nada más. Igual pasa con las bellas ilusiones que, así de pronto, se deshacen incoloras entre nuestras manos.

*

¿Qué es una mariposa? Una paleta microscópica de colores con que la luz pinta sus deslumbrantes y llamativos lienzos.

Entradas recientes

  • Las guacharacas incendiarias
  • Fábulas para reflexionar
  • Nuevos relatos cortos
  • Relatos cortos
  • Minificción para leer en vacaciones

Archivos

  • enero 2023
  • diciembre 2022
  • noviembre 2022
  • octubre 2022
  • septiembre 2022
  • agosto 2022
  • julio 2022
  • junio 2022
  • mayo 2022
  • abril 2022
  • marzo 2022
  • febrero 2022
  • enero 2022
  • diciembre 2021
  • noviembre 2021
  • octubre 2021
  • septiembre 2021
  • agosto 2021
  • julio 2021
  • junio 2021
  • mayo 2021
  • abril 2021
  • marzo 2021
  • febrero 2021
  • enero 2021
  • diciembre 2020
  • noviembre 2020
  • octubre 2020
  • septiembre 2020
  • agosto 2020
  • julio 2020
  • junio 2020
  • mayo 2020
  • abril 2020
  • marzo 2020
  • febrero 2020
  • enero 2020
  • diciembre 2019
  • noviembre 2019
  • octubre 2019
  • septiembre 2019
  • agosto 2019
  • julio 2019
  • junio 2019
  • mayo 2019
  • abril 2019
  • marzo 2019
  • febrero 2019
  • enero 2019
  • diciembre 2018
  • noviembre 2018
  • octubre 2018
  • septiembre 2018
  • agosto 2018
  • julio 2018
  • junio 2018
  • mayo 2018
  • abril 2018
  • marzo 2018
  • febrero 2018
  • enero 2018
  • diciembre 2017
  • noviembre 2017
  • octubre 2017
  • septiembre 2017
  • agosto 2017
  • julio 2017
  • junio 2017
  • mayo 2017
  • abril 2017
  • marzo 2017
  • febrero 2017
  • enero 2017
  • diciembre 2016
  • noviembre 2016
  • octubre 2016
  • septiembre 2016
  • agosto 2016
  • julio 2016
  • junio 2016
  • mayo 2016
  • abril 2016
  • marzo 2016
  • febrero 2016
  • enero 2016
  • diciembre 2015
  • noviembre 2015
  • octubre 2015
  • septiembre 2015
  • agosto 2015
  • julio 2015
  • junio 2015
  • mayo 2015
  • abril 2015
  • marzo 2015
  • febrero 2015
  • enero 2015
  • diciembre 2014
  • noviembre 2014
  • octubre 2014
  • septiembre 2014
  • agosto 2014
  • julio 2014
  • junio 2014
  • mayo 2014
  • abril 2014
  • marzo 2014
  • febrero 2014
  • enero 2014
  • diciembre 2013
  • noviembre 2013
  • octubre 2013
  • septiembre 2013
  • agosto 2013
  • julio 2013
  • junio 2013
  • mayo 2013
  • abril 2013
  • marzo 2013
  • febrero 2013
  • enero 2013
  • diciembre 2012
  • noviembre 2012
  • octubre 2012
  • septiembre 2012

Categorías

  • Aforismos
  • Alegorías
  • Apólogos
  • Cartas
  • Comentarios
  • Conferencias
  • Crónicas
  • Cuentos
  • Del diario
  • Del Nivelatorio
  • Diálogos
  • Ensayos
  • Entrevistas
  • Fábulas
  • Homenajes
  • Investigaciones
  • Libretos
  • Libros
  • Novelas
  • Pasatiempos
  • Poemas
  • Reseñas
  • Semiótica
  • Soliloquios

Enlaces

  • "Citizen semiotic: aproximaciones a una poética del espacio"
  • "Navegar en el río con saber de marinero"
  • "El significado preciso"
  • "Didáctica del ensayo"
  • "Modos de leer literatura: el cuento".
  • "Tensiones en el cuidado de la palabra"
  • "La escritura y su utilidad en la docencia"
  • "Avatares. Analogías en búsqueda de la comprensión del ser maestro"
  • ADQUIRIR MIS LIBROS
  • "!El lobo!, !viene el lobo!: alcances de la narrativa en la educación"
  • "Elementos para una lectura del libro álbum"
  • "La didáctica de la oralidad"
  • "El oficio de escribir visto desde adentro"

Suscríbete al blog por correo electrónico

Introduce tu correo electrónico para suscribirte a este blog y recibir avisos de nuevas entradas.

Únete a otros 950 suscriptores

Tema: Chateau por Ignacio Ricci.

Ir a la versión móvil
 

Cargando comentarios...