Tuve la fortuna, a lo largo de mis años de educación primaria, de utilizar y disfrutar las antologías de lectura de Álvaro Marín Velasco. Los libros tenían como título Nuevas lecturas escolares y se inscribían dentro de la metodología de la “globalización” que buscaba desde el lenguaje “integrar” las otras áreas de formación. Las lecturas pretendían, en este sentido, “relacionar las áreas, iniciándolas o complementándolas”. El antologista había nacido en Popayán, estudiado en la Escuela Normal de su ciudad natal, recibió Cursos de Información en el Gimnasio Moderno de Bogotá y fue, entre otras cosas, maestro de escuela, director de Normales, Inspector, consultor y presidente de la Asociación de Autores Colombianos de Textos Didácticos.
Las Nuevas lecturas escolares las imprimía Editorial Prensa Moderna de Cali o la Editorial Bedout de Medellín. Eran libros que oscilaban entre las 240 o 250 páginas, con abundantes dibujos, en colores planos, elaborados por Manuel Parra, y que yo copiaba con devoción en mi cuaderno Ibérica. Una vez se presentaba cada lectura seguía la parte de los ejercicios, distribuidos siempre en cuatro momentos de la “lectura activa”: vocabulario, interpretación (a partir de preguntas), ortografía y redacción. La primera página, con varios dibujos verde oliva, estaba destinada para llenar el “pertenece a…”, y la última incluía una ficha de preguntas relacionadas con el día en que se terminó de leer el libro, el nombre de los padres y de la profesora, del establecimiento educativo y una invitación a escribir las lecturas que habían gustado más. También se dejaba un espacio para pegar el retrato del lector.
Pero, lejos de hacer una evaluación de la propuesta didáctica sobre lectura, lo que me interesa es resaltar la selección de textos, el buen criterio del antologista y creador de historias, de estos libros de lectura y su valor en el proceso formativo de los estudiantes. Subrayo, para empezar, la combinación acertada de diversas tipologías textuales, el valor edificante de las anécdotas incluidas, el deseo por inculcar en los espíritus infantiles las virtudes básicas para cimentar un carácter o preparar al buen ciudadano y un repertorio de textos que incitaban la curiosidad o el asombro. Bastaría mirar con algún detenimiento uno de aquellos libros y decir algo más al respecto. Elegiré el libro tercero, que empezaba con un poema de Carmen Sylva, “Humilde y pequeño”:
Considero que para un niño que cursaba tercero de primaria, aprender estos versos de memoria era una especie de sello imborrable en su corazón, una lección sobre cómo el alcanzar grandes metas se logra con pequeños y humildes esfuerzos. Mi memoria no recuerda nada que nos hubiera comentado el profesor Paz sobre Carmen Sylva, aunque hoy sé que ese nombre era el seudónimo de la reina Isabel de Rumania, y que el poema tenía más versos de los seleccionados por Álvaro Marín.
Después de esto venía una serie de anécdotas sobre Simón Bolívar, articuladas desde su lema: “¡Siempre adelante!”. Y en las páginas siguientes estaba “La canción del herrero” de Miguel Roquendo que hacia el final decía: “Coraje, muchachos / Cargad bien el fuego / la fragua del pecho / y enciéndase el fierro/ que fue un corazón/ ¿Teméis que en el yunque/ lo rompa el destino? / No importa: quien cumple, / cayendo ha vencido: que cante el martillo/ la férrea canción: / tón, tín-tán, tín-tón”. Enseguida había una recreación de la fábula de “La lechera”, y una hermosa historia de los tipos de vivienda, y una exploración sobre los “Animales que parecen flores”, y una descripción sobre las estrellas en el firmamento… Posteriormente aparecía de nuevo la poesía, una de Rafael Pombo, que sigue resonando en mi cabeza después de tantos años:
“Mirringa Mirronga, la gata candonga
va a dar un convite, jugando escondite,
y quiere que todos los gatos y gatas
no almuercen ratones ni cenen con ratas…”
Si uno seguía avanzando en las páginas de Nuevas lecturas escolares podía encontrarse con anécdotas sobre los pieles-rojas o con poemas, esta vez uno de Víctor Hugo, traducido por Andrés Bello, “La oración por todos”, o con fábulas o relatos aleccionadores como el de “Don Entrometido”. Esta variedad en las lecturas era el mejor remedio contra el aburrimiento y llevaba a que uno, en su casa, avanzara en el libro más allá de las tareas señaladas por el profesor. Álvaro Marín echaba mano de capítulos de obras clásicas como aquél de “La zorra y el gato engañan a Pinocho” o recurría a responder preguntas como “Por qué le ladran a la luna los perros” o ideaba historias que buscaban poner en escena algún vicio con sus respectivas consecuencias. El menú de lecturas ofrecía textos sobre historia, biología, geografía, virtudes, cuentos y una buena cantidad de poesía. Cómo olvidar ese poema heroico y de un ritmo vertiginoso de José Santos Chocano, “Los caballos de los conquistadores” que primero se recitaba en el salón y luego, el que mejor lo hiciera, era seleccionado para presentarlo en las Semanas Culturales del colegio.
Superada la página 150 el libro no perdía el interés. Uno se enteraba de las particularidades del avestruz, se entretenía con relatos como “Las peras de oro” o “Nadie debe morder el anzuelo”, o se fascinaba con el origen y exploración del petróleo o la destrucción de la ciudad de Pompeya. Ahí estaba el conejo “Sabelotodo” que servía para ilustrar la petulancia y “El príncipe feo” que lograba trasmitir su talento a la persona que lo amara, como también un poema dramático de Francisco Añón, titulado: “Antón y el eco”:
He pasado revista con algún detalle a las Nuevas lecturas escolares de Álvaro Marín porque encuentro en ellas una riqueza didáctica, un esfuerzo de armonizar el gusto por leer con una preocupación por la formación moral y el desarrollo de la curiosidad y la imaginación. Buen tino hay en la selección de los textos, atinadas las adaptaciones de los temas a la edad de los estudiantes y siempre, tal como lo afirma el autor en el preámbulo del libro, se nota la intención de exponer o tratar situaciones “de la vida misma de los niños y sus relaciones con la naturaleza, con el hogar, la escuela, conjuntamente con sus alegrías, ilusiones y conflictos”. Se observa que es un texto elaborado por alguien consagrado al oficio de ser maestro, de un conocedor de los contextos citadinos y rurales, y por un experto en la elaboración y aplicación de guías didácticas.
Cuánto necesitamos hoy en la escuela antologías de lecturas tan bien pensadas, tan fundacionales para el carácter de las nuevas generaciones como las de Álvaro Marín, o esas otras antologías tan recordadas y queridas como la Alegría de leer de Evangelista Quintana o Para los niños de Colombia de Cecilia Charry Lara. Y ni qué decir de obras magníficas como Lecturas para mujeres de Gabriela Mistral o Lectura en voz alta del mexicano Juan José Arreola. Todas estas propuestas cumplían lo que la nobel chilena consideraba las tres cualidades de este tipo de textos: intención moral, belleza y amenidad.
BELEN TORRES DELGADO dijo:
Buscando un pdf de la cartilla Charry, me tope (como diría uno de mis tíos) con una linda remembranza de un niño que al igual que yo aprendió sus primeras letras con ella. Sin imaginar que al leer la palabra Capira, me llevaría a buscar a quien evocaba ese lugar. Pensé que sería una coincidencia, ya que también soy Sanjuanera y tengo familiares por esos lindes. Que bonita sensación el saber que un coterráneo evoca su infancia con tanta lirica y amor por su tierra. De hoy en adelante me convierto en una seguidora de su página.
Fernando Vásquez Rodríguez dijo:
Belen, gracias por tu comentario. Celebro ese encuentro alrededor de la cartilla Charry y me produce gran alegría conocer a otra sanjuanera. Las montañas tutelares de nuestra infancia siguen firmes en nuestros corazones.
Shara dijo:
Hola es muy interesante este libro, quisiera conseguir uno de tercero, estoy en Santander de Quilichao Cauca, y mi hija le fascina leerlo ya que tengo uno pero me lo regalaron porque le faltaban algunas páginas🙏📖
Fernando Vásquez Rodríguez dijo:
Shara, gracias por tu comentario. Para tratar de conseguir el libro de tercero (asunto no tan fácil), sugiero ponerte en contacto con la librería Merlín en Bogotá (3203220615). De pronto tienes suerte.
Samuel dijo:
Buenos días, yo tengo uno, pero le faltan unas páginas… para completarlo sería comparar cuales tengo yo y cuales ud.
Fernando Vásquez Rodríguez dijo:
Samuel, gracias por tu comentario. Dime la páginas que te faltan. Yo tengo el texto completo.
saldanasarmientojulian dijo:
Deseo leer el trágico accidente de tránsito de Casimiro
Juan Pablo Gómez dijo:
Cuando era niño, mi tía me leía algunos cuentos de esta obra: Mucha Miel y Vinagreta, Antón y el Eco, Don Entrometido, Las peras de oro y muchos más. Hoy, teniendo 29 años, busco una copia de ese libro para recordar aquellas tardes mágicas y especiales.
Fernando Vásquez Rodríguez dijo:
Juan Pablo, gracias por tu comentario. Si resides en Bogotá puedes intentar conseguir dicho libro en Merlín o en San Librario. Ojalá tengas suerte.
Aida Duica dijo:
Don Fernando, cordial y respetuoso saludo.
Quisiera obtener algo de información sobre el escritor Alvaro Marín y de una cartilla en particular que tengo entre mis tesoros, de la cual me gustaría saber a qué curso pertenece. No lo recuerdo y lo único que le falta son la portada y contra portada.
Agradezco enormemente su atención e información que me pueda proporcionar.
Aida Duica C.
Fernando Vásquez Rodríguez dijo:
Aida, gracias por tu comentario. Mándame a mi correo: (fernandovasquez487@gmail.com) fotocopia de algunas hojas de la cartilla que tienes, para ayudarte con lo que necesitas.
Kírpalson dijo:
Gracias, Fernando, por la nota sobre Álvaro Marín y esos libros que para nosotros fueron mágicos.
Me parece que en uno de ellos encontré una décima que memoricé hace casi 60 años.
«SABER SIN ESTUDIAR
—Nicolás Fernández de Moratín-
Admiróse un portugués
al ver que, en su tierna infancia,
todos los niños de Francia
supiesen hablar Francés.
“Arte diabólico es”,
dijo torciendo el mostacho,
“que para hablar en gabacho
un hidalgo en Portugal
llega a viejo y lo habla mal,
y aquí lo parla un muchacho”.»
Entonces no sabía qué era una décima ni el significado de gabacho, pero la sonoridad de las rimas y la gracia de la confusión del hombre por algo natural (alguien me lo explicó) me engancharon y la aprendí.
Fernando Vásquez Rodríguez dijo:
Kírpalson, gracias por tu comentario. Sí, efectivamente, está en el libro tercero de Álvaro Marín; en la página 224, con el título: “Un portugués en Francia”. Gracias por compartir ese recuerdo.
Fran Dor dijo:
Estas lecturas me traen muchos recuerdos de mi infancia, así que si alguien me puede dar el dato de donde adquirirlos, me avisan por este medio por favor. Pregunté en la Librería Merlín de Bogotá, pero me respondieron que no lo tenían. Muchas gracias de antemano.
Fernando Vásquez Rodríguez dijo:
Fran, gracias por tu comentario. Estaré atento si logro conseguirlos.
Francisco Antonio Garcés Campillo dijo:
Hola Fernando, quisiera conocer más de la vida de Álvaro Marín, donde puedo encontrar esta información. Gracias y excelente trabajo
Fernando Vásquez Rodríguez dijo:
Francisco Antonio, gracias por tu comentario. Lo que compartí en el blog es lo que hasta ahora he podido recuperar de Álvaro Marín. Hay que continuar la pesquisa.
Jaime dijo:
Quien tiene la cartilla Nuevas lecturas Escolares de tercero de primaria de Alvaro Marin Velasco?
Fernando Vásquez Rodríguez dijo:
Jaime, gracias por tu comentario. Si resides en Bogotá, es posible que encuentres un ejemplar en Librería Merlín.
Jaime dijo:
Gracias,estoy en Cali,si tiene una dirección electrónica o contacto teléfonico le agradecería, deseo comprar un ejemplar.De todas maneras con este dato trataré de buscar.Le agradezco mucho su comentario. Bendiciones
Fernando Vásquez Rodríguez dijo:
Jaime, tengo este teléfono: 3203220615. Ojalá tengas suerte.
Lina dijo:
Hola, buenas tardes tuve la fortuna de encontrar el libro tercero ( no tenia pasta, pero esta regular, qunque no le faltan lecturas) y el libro cuarto de Nuevas lecturas Escolares de Alvaro Marin. Que fortuna poder disfrutarlos en este 2023.
Fernando Vásquez Rodríguez dijo:
Lina, gracias por tu comentario. Me sumo a tu alegría.
Lina dijo:
me gustaria saber señor Fernando, si de casualidad usted tiene el libro de quinto grado,
Fernando Vásquez Rodríguez dijo:
Lina, gracias por tu comentario. Te escribo a tu correo.
Jesús Antonio Báez Anaya dijo:
Alegría inmensa al encontrar este tesoro. En una escuela rural de Rionegro (S) mi madre, maestra de primaria, adoraba estos libros de Álvaro Marín.
Decía que complementaban muy bien el aprendizaje del alumno. Y yo me los disfrutaba de principio a fin, una y otra vez. Eran los finales de la década de los años sesenta.
Cómo olvidar tan valioso material, que me enseñó a amar la lectura.
Un abrazo de gratitud.
Fernando Vásquez Rodríguez dijo:
Jesús Antonio, gracias por tu comentario. Grato saber que compartimos esa iniciación en la lectura con los libros de Álvaro Marín.
Jesus dijo:
Hola fernando eres tan amable me regalas un contacto para poderme comunicar gon tigo,gracias
Fernando Vásquez Rodríguez dijo:
Jesús, gracias por tu comentario. Puedes escribirme a este correo: fernandovasquez487@gmail.com
Mary Acosta dijo:
Dónde pudo descargar cada uno de estos libros?
Fernando Vásquez Rodríguez dijo:
Mary, gracias por tu comentario. No están para la descarga. Sugiero buscarlos en la Librería Merlín, si resides en Bogotá.
Jesus alberto murillo s. dijo:
Me alegra muchísimo ver la carátula de la cartilla de lectura, de tercero de primaria. Me gustaría poder conseguirlo y recordar esas lecturas, l caballo tordillo, mirringa mirronga, Es verdad que me gustaría mucho conseguirla de nuevo. Muchas gracias.
Fernando Vásquez Rodríguez dijo:
Jesús Alberto, gracias por tu comentario. Si vives en Bogotá, puedes conseguirlo en la Librería Merlín.
Pedro Villalba Ospina dijo:
Buenas tardes Fernando.
Me ha gustado mucho encontrar este artículo suyo cuando estaba buscando algo que me llevara a las Lecturas escolares de Álvaro Marín. Aprendí a leer en estos libros y a disfrutar las historias acompañadas de ilustraciones magnificas que estimulaban aun más la imaginación; y debo reconocer que, no pocas veces, mirar solamente los dibujos era suficiente para construir historias paralelas a las escritas porque el semblante de una mirada en el rostro de un dibujo, o el suspenso que suscitaba un mantel mágico, o la tristeza del rey midas cuando su hija quedó convertida en una estatua de oro, eran suficientes para que las historias no tuvieran fin y quedaran a la deriva de la imaginación.
Me alegra que estas sabias cartillas escolares hayan sido la inspiración fundamental de muchas vidas. En mi caso, pero eso solo lo entendí con el tiempo, fueron una especie de semilla discreta que se sumó a otras semillas esenciales más adelante, estimulándome para ser pintor e ilustrador de libros.
Me ha gustado mucho leer los fragmentos que encontré en el artículo y la referencia a varias de sus lecturas. Recuerdo una muy especial en el libro segundo; el título era: Una inmensa escuela; y la primera frase decía: Siempre, donde hay niños, hay una escuela. Lo recuerdo mucho, porque fue ese el primer libro en que sentí el placer de leer.
Gracias
PVO
Fernando Vásquez Rodríguez dijo:
Pedro, gracias por tu comentario. Subrayo lo que dices sobre esas “semillas discretas” que estimulan futuras vocaciones.
Pedro Villalba Ospina dijo:
Fernando, buenas tardes. Después de haber visto este articulo me puse a la tarea de encontrar específicamente este libro de Álvaro Marín, grado tercero. Ha sido imposible y sigo con mi deseo de tener uno, o una copia a color, completa, de todo el ejemplar; sé que no es correcto por los derechos editoriales, pero en mi caso, esa cartilla y ese curso en especial marcaron la vocación a la que me he dedicado toda mi vida. ¿Es posible?
Gracias
P.V.O.
Fernando Vásquez Rodríguez dijo:
Pedro, gracias por tu comentario. Voy a ver si tengo suerte para ayudarte a conseguir el libro de Álvaro Marín.
bladi dijo:
me identifico con todo lo dicho en este escrito. esa cartilla es magica y sigue en lo mas profundo del ser.
Fernando Vásquez Rodríguez dijo:
Bladi, gracias por tu comentario.
Leonor dijo:
Buenos días , estoy en Cali me gustaría conseguir copia del libro, me puede orientar donde buscarlo, gracias
Fernando Vásquez Rodríguez dijo:
Leonor, gracias por tu comentario. De pronto puedes llamar a la librería Merlín, en Bogotá. En interne consigues el teléfono.
Samuel Ramirez dijo:
Como conseguir una copia de ese libro
Fernando Vásquez Rodríguez dijo:
Samuel, gracias por tu comentario. Si resides en Bogotá, búscalo el Librería Merlín (libros antiguos).
Camilo Contreras dijo:
Fernando en Bogota conseguí hace unos tres años el libro tercero y el quinto en las librerías del centro donde venden libros usados en las casetas qué hay por la carrera novena con calle 14
Fernando Vásquez Rodríguez dijo:
Camilo, gracias por tu comentario.
Lina dijo:
Hola camilo Contreras, me gustaria contactarme con usted, para hablar acerca de los libros. No te los quiero comprar.. pero me gustaria contactarme
Fernando Vásquez Rodríguez dijo:
Lina, gracias por tu comentario,