Se lo ve tan pequeño en medio de su casa de libros. De pie, sobre la baranda del segundo piso, está Alfonso Reyes; mi maestro Alfonso Reyes. Las paredes están tapizadas de volúmenes. No queda ni un solo espacio para nada que no sean libros y más libros. Es la “capilla Alfonsina”; el lugar sagrado del maestro. Abajo, en el primer piso, las bibliotecas siguen multiplicándose. Y en los pocos lugares libres, en esos intersticios salvados de tener encima un volumen, nacen floreros enormes y flores descomunales. Hasta parece que las flores son más grandes que el maestro. Está de pie. Se lo ve orgulloso de su casa taller, de su mesa de trabajo de dos pisos y muchas habitaciones. Tal vez por el ángulo en que fue tomada la fotografía el maestro se pierde entre tanta hoja, entre tanto libro. Sin embargo, puedo entrever su sonrisa. Esa sonrisa que cautivó a Germán Arciniegas. Mi maestro, es un hombre pequeño, rollizo. Tiene bigote y barba. Su cabeza reluce. La frente hace juego con una enorme lámpara. Mi maestro, con el que nunca hablé, el que siempre me ha dado sus lecciones desde el silencio de la hoja impresa, me dice: “!Entra!”. Y yo sé que esa invitación es familiar. Porque de tanto leerlo, de tanto releer sus libros, me he vuelto como amigo de su casa. “¡Sigue!”, vuelve a decirme, desde arriba. Y aunque lo vea tan pequeño, en medio de su inmensa biblioteca, siento que es un gigante, un coloso que me ha enseñado a amar la literatura, a saborear las palabras en sus ritmos, y a buscar por todos los medios, cuando escribo, la claridad del pensamiento.
Mi maestro Alfonso Reyes
21 viernes Sep 2012
Posted Del diario
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Rosa Amparo dijo:
“Mi maestro Alfonso Reyes”, es indiscutiblemente uno de los principales escritores mexicanos y humanistas. Ir al pasado para leer mejor el presente y apropiar la cultura para propagarla, es un ejemplo de la excelencia de su vida literaria.
Fernando Vásquez Rodríguez dijo:
Rosa Amparo, gracias por tu comentario. A Alfonso Reyes hay que leerlo, estudiarlo, es una escuela de escritura. Abunda en su prosa la claridad en las ideas, un uso originalísimo de los conectores lógicos y una estudiada forma de utilizar la puntuación. Te invito a leer o releer algunos de sus textos. Por ejemplo, “Notas sobre la inteligencia americana”. Mira en detalle mi texto “Galería Alfonsina” en mi libro Pregúntele al ensayista.
Edwin Rodríguez Trochez dijo:
Es increíble como la escritura tiene la capacidad de transmitir un legado. Aquella herencia que no está suscrita a un nombre o, a un apellido determinado, antes bien está disponible para todo aquel que realice diligentemente una estudio minucioso de lo realizado por aquel escritor. De modo que El libro expone a su creador; evidencia sus conocimientos; de un cierto modo lo inmortaliza, ya que, rompe el silencio de la muerte, puesto que el eco de su voz retumba por medio de las letras que se plasmaron en el papel. Maestro gracias por demostrar el ejemplo que si se puede fomentar un aprendizaje agudo y autogestionado de aquello que le apetece a nuestros gustos, sin importar la distancia ni la época.
Fernando Vásquez Rodríguez dijo:
Edwin, gracias por tu comentario. Leer a Alfonso Reyes es un permanente aprendizaje. Léete, por ejemplo, “Notas sobre la inteligencia americana”.
Ulpiano Ulloa Fernández dijo:
Seguramente la influencia de un buen maestro, debe ser la clave para tomar cariño por una profesión. Debe ser una motivación tenaz e inspiradora para aventurarse a explorar un mundo desconocido.
fernandovasquezrodriguez dijo:
Ulpiano, gracias por tu comentario. Así es. Alfonso Reyes ha sido una permanente inspiración para mi escritura ensayística.
Beatriz Martha Vergara dijo:
Mi Maestro Fernando Vásquez… A pesar de que tu casa es tan grande en libros, en bibliotecas, en estantes que en los que se esconde tanta de tu sabiduría, en arrumes de algunos que no han sido hojeados, a ti no se te ve jamás pequeño. Hay más libros que espacios, hay más poesía que sala o comedor… pero aún queda lugar para el escritor… Yo he tenido la fortuna de tenerte, hablarte, escucharte, aprenderte… y no solo a través de la palabra… no, a través del tiempo, de la amistad de una mesa servida…de Margarita y Catalina. Y aún falta el ojo que aprenda de cada palabra tuya… Mi maestro Fernando el que aún me invita a seguir mi camino a pesar del cansancio en que me convirtió ser más madre y maestra, que alumna.
fernandovasquezrodriguez dijo:
Los caminos son interminables. Sólo mientras los andamos, parecen que llevan a un único destino.