Primera cohorte, II ciclo, 2013. Maestría en Docencia, Bogotá

Primera cohorte, II ciclo, 2013. Maestría en Docencia, Bogotá.

Hemos terminado nuestro nivelatorio. Un espacio de acompañamiento que, desde la entrevista, fue un compromiso adquirido por cada uno de ustedes. Hemos trasegado un semestre en esto de cualificar ciertas habilidades de estudio, apropiar algunas estrategias de lectura y escritura, familiarizarnos con autores clave para el desarrollo del pensamiento contemporáneo y, especialmente, el propiciar una actitud de calidad y alto compromiso académico como corresponde a ser estudiantes de posgrado.

De igual modo, este nivelatorio les ha servido a ustedes para empezar a mantener una relación cercana con la escritura, con sus propios pensamientos, además de favorecer la continua reflexión sobre los diversos aprendizajes que van constituyendo su vida y su ser de maestros.

A todos los que cumplieron este compromiso, felicitaciones. A los que a pesar de la lluvia y el frío estuvieron puntualmente en esta cita de los viernes, felicitaciones. A los que, a pesar del cansancio y la avalancha de trabajo, lograron cumplir con las pequeñas tareas propuestas, felicitaciones… A los que mantuvieron en alto el entusiasmo y vivo el espíritu de la curiosidad, felicitaciones.

No sé si lo saben, pero el término nivelatorio, se deriva, por supuesto de nivel. Y a ese instrumento, los antiguos romanos lo llamaban libella, que era el diminutivo de libra, la balanza. Y por eso también nos ha quedado en nuestro haber lingüístico, el término libélula, para denominar a esa “balancita” que logra mantenerse en equilibrio en el aire… Porque un nivelatorio tiene mucho que ver con ponerse en la balanza, con sopesar qué tanto de nuestro deseo inicial al comenzar el posgrado corresponde con la realidad del día a día, de la exigencia, de las lecturas y los diversos trabajos. Nivelarse no es acomodarse, sino más bien aquilatar nuestro deseo con la realidad de volver a ser estudiantes. Pero, además, el nivelatorio subraya la capacidad, el tesón o la voluntad para mantenerse, para no dejarse caer ante el primer viento adverso o las primeras dificultades del camino; así, como las libélulas, que aunque frágiles son capaces de alinear sus sueños con las corrientes desfavorables.

Y como una manera de celebrar este “rito de paso”, bien vale la pena simbolizar el cumplimiento de su compromiso con un certificado que semejante a la ceremonia de grado, quiere ser un “avance”  del diploma que recibirán al final de su maestría. Este diploma quiere ser un talismán de muchas cosas: de lo que era incertidumbre ayer y hoy parece una certeza; de algún miedo vencido; de un reencuentro con la dignidad de nuestra profesión docente; de la persistencia que sigue moviendo montañas. Aspiro a que este certificado lo guarden en algún sitio especial; y cuando sientan que flaquean sus fuerzas, cuando las cosas no salgan como ustedes pensaban, o cuando estén tentados a claudicar o buscar la salida más fácil, vuelvan a mirarlo y renueven lo que este papel simboliza.

Una vez más, mi voz y la de sus docentes se suman para decirles: felicitaciones futuros magísteres.