IV
¡Ahí está Capira! La ven mis ojos de hijo de su vientre y la ven mis palabras. Verde, amarilla, azul; a veces, roja, como en aquella tarde. Llena de secretos, de infinitos caminos, sólo uno es real. La veo con sus casitas de bahareque, una allí, otra allá; esa mucho más lejos, aquella casi perdida entre las nubes. Nubes y viento eso es Capira. Pero también sudor. El cinc lejano, como un espejo, refractando la mirada; el cinc ya morado de tanta lluvia muerta a puro sol sobre su espalda, de tanta lluvia no llegada a dar luz sobre la tierra. Capira empieza en una carretera y se va desplegando por entre pastizales, se va abriendo al ojo extranjero hasta el desagüe, hasta volverse roca, montaña, y sube hasta las grandes ceibas, hasta los caracolís de miles de años cuando la piel de Capira era agua, laguna, “chucua” y la habitaban los muiscas. Sube y sabe de los cauchos, de los guásimos resguardados por los musgos, de los matarratones que dividen las parcelas, de los yarumos que salvaguardan aves. Azulejos testigos de una muerte querida no esperada; azulejos, toches, cardenales, el jirigüelo premonitorio, la torcaza esquiva, el perico nunca solitario; gritería y canto: Capira. Ahora, desde la altura se va bajando, se va adentrando entre el cultivo de piña, “cuidado con las espinas”, de maíz, de yuca y de interminables racimos de plátanos: obando, pompo, hartón o naranjo, resplandor, guineo, dominico. Hojas, muchas hojas son también Capira. Y trabajadores y jornaleros y niños que corren presurosos con un fiambre, saúles, y chocos calabazos y chocos guaraperos y peinillas, la “corneta”, la “tres canales”, la que al tocar su filo con la uña dice tlim, un tlim diáfano, cortante, diamantino. Capira, además, son las quebradas. “El desagüe”, “Aguas Claras”, “La zanja del Peñón” y, por supuesto, “Quebrada vieja”. Las lluvias vienen en marzo y abril y en octubre y noviembre, lo demás es verano. El sol arriba siempre, vigilante. Las sombras de las cosas en Capira son esclavas de la luz. Están las piedras, los cascajos, las rocas, las peñas, los abismos. Por ser una montaña abundan los abismos. Y, entonces, las bestias, las mulas y los machos, muy contados burros, los caballos viven por amor al precipicio. Enjalmas que llevan bultos de la casa a la carretera. Capira es una romería de bestias de carga. Fustas, guayacanes, perreros, chirriones… y sonidos: ¡Ah, mula!, ¡Chiiico!, ¡Toma¡, ¡Utajá!, ¡mulaa!… Y silbidos, bien para alejar los espantos o para acompañarse en el camino. Arrieros y agricultores. Antes, café, mucho café, ahora pastizales y pastizales. Ganaderos. Da gusto ver en Capira cómo el viento peina los pastos, cómo ondula sus cabellos amarillos. El viento es certeza de una fijeza momentánea. Brisa, brisa, amiga, compañera fiel del que llega desde lejos, del que suda y se acalora. Llegadas y partidas, ese es el ciclo de una tierra defendida por los perros más viejos, por los que ya no muerden. Los relojes en Capira dan las campanadas en ladridos. Pienso ahora que la luna es otra parte de Capira. De noche, cuando sólo las bestias reconocen los caminos, Capira se pinta de azul, se vuelve gris plateada, como un color de cuento. De noche es una estera donde los luceros desnudan la oscuridad. La noche es una invitación para la caza. El ñeque o el guatín o el carmo, y la boruga o el borugo y el venado, escaso ya, resguardado entre el monte más lejano. Capira es un puerto, “El piñal”; unas naranjas, “La Laguna”; varias yucas, “La Guásima”; una jugosa piña, “Caracolí”; un maíz, “La Peña”; un mirador, “El cerro colorado” y un descanso, “La Pajosa”. Y familias: los Rubios, los Guzmanes, los Ayalas, los Romero, los Ramírez, los Cáceres, los Delgado y los Rodríguez. Y leyendas, contadas en los sardineles de los patios de cemento, al son del humo de un chicote y un buen tinto caliente: “El pollo de viento”, “La sombrerona”, “La candileja”, “El duende”, “El cazador errante”, “La Madremonte”, “La patasola”… “Dicen que es una mujer muy bella. Viene de noche cuando uno está dormido. Uno oye como una voz de sirena distante, llamándolo a uno por su nombre. Si uno le contesta, la voz de la mujer se siente más cercana. Si uno vuelve a contestarle puede oír un golpe seco, como si fuera el de un corazón de madera. Y si uno persiste en contestarle ella llega de blanco, con velos, con manos largas y uñas largas y unos labios rojos y unos dientes blancos. Dicen que los hombres ven a esta mujer, a pesar de estar a oscuras, que ella es como un cocuyo. Dicen que los hombres no resisten su mirada. Entonces ella se los lleva monte adentro y el hombre siente como si un calor lo inundara de abajo hacia arriba, como si lo hubiera picado una culebra y que se va perdiendo en un sopor, delicioso. Dicen que el hombre que la deja acercar demasiado aparece degollado al pie de un esqueleto de cabellos hermosamente rubios y brillantes. Dicen que era una muchacha muy bonita, esposa de un militar, que le fue infiel. El marido se fue y ella pensó que lo habían matado en la guerra. Tuvo entonces un hijo con su amante, pero el esposo volvió y, al darse cuenta del engaño, le cortó una pierna con una daga. La bella mujer se perdió en el monte. Dicen que era una mujer muy hermosa que repartía su amor entre dos amantes, pero que, como en todas las cosas del amor, a uno le prodigaba su cuerpo y al otro lo atormentaba con su desdén. Y que el amante desdichado, urdió un plan para acabar su sufrimiento. Le contó a la mujer que su otro amante era el favorito de su madre. La mujer, fuera de sí, acuchilló a su progenitora, pero que por eso fue maldecida y las piernas se le cerraron y su sexo fue sellado para siempre. Desde entonces, anda en busca de hombres, porque la maldición, para que fuera más dolorosa, no le aplacó el deseo. Busca hombres y sobre todo hombres felices. Dicen que lo mejor es no contestarle”.
Capira son historias que tienen forma de palmera; cuando aspiran a lo infinito son las palmas, cuando aceptan la muerte son palmichas. Una huella de bandoleros tiñe sus caminos: “Chispas”, “Desquite”, “Tarzán”, “Sangrenegra”. Por eso Capira es un adiós. Despedidas y abrazos; saludos y noticias forman la piel rojiza de Capira. Yo creo, como el niño cantor de flores azules, que todo en lo distante se vuelve poesía.
(Capítulo IV de mi novela inédita Saul Cadena).
Ruby Esperanza dijo:
Cordial saludo
A través del texto se denota la imaginación, el arte de escribir sentimientos que nos trasladan a un nuevo mundo de realidades conjugadas con la imaginación
Gracias por permitirnos soñar.
Ruby Basto
fernandovasquezrodriguez dijo:
Ruby, gracias por tu comentario.
Ruby Esperanza dijo:
Cordial saludo
A través del texto se denota la imaginación, el arte de escribir sentimientos que nos trasladan a un nuevo mundo de realidades conjugadas con la imaginación
Gracias por permitirnos soña.
Ruby Basto
fernandovasquezrodriguez dijo:
Ruby, gracias por tu comentario.
Germán Diego Castro C. dijo:
Qué bello volver al mito, la tierra, madre, génesis de la obra, poética y ensayística; rescatar la literatura hecha de sangre y raíz. “El mito que tendrá nombre propio” había dicho en alguna lejana ocasión. De allí viene todo y allí volverá…lástima- creemos sus lectores- que esto continúe inédito, que gran pérdida para la novelística colombiana contemporánea. Tal vez los editores nuestros se apunten a estos textos, poco comunes en la actual narrativa de nuestro país, que están pidiendo a gritos ser publicados. Ya la bibliografía no puede dar más espera; los contemporáneos también merecemos la posteridad como ocurrió, por ejemplo, con García Márquez y lo digo en mi condición de profesor e investigador de última novela colombiana.
fernandovasquezrodriguez dijo:
Germán Diego, gracias por tu comentario.
Nuvia Lancheros V. dijo:
Buenas noches profesorm Fernando
Despes de pensarlo mucho envio mis contrapuntos:
“Para producir estudiantes verdaderamente socráticos debemos alentarlos a leer con espíritu crítco; no sólo a identificarse empáticamnete y experimentar emociones, sino también a formular preguntas críticas sobre esa experiencia. Esto significa cultivar una actitud hacia los textos conocidos que no sea ese distanciamiento y desapego que algunas veces asociamos con la contemplación del arte” (Martha C. Nussbaum: ” La imaginación narrativa”, en el Cultivo de la humanidad. Una defensa Clásica de la reforma en la educación liberal, Paidós, Barcelona, 2005 pp. 134-135)
(amplificación)
Al ser la educación socrática pluralista y atenta a una diversidad de normas y tradiciones, se requiere de maestros con dominios en la lectura, la escritura y abiertos a una gran cantidad de conocimientos sobre el mundo para poder encaminar a sus estudiantes a una argumentación crítica que los lleve a la libertad y a un dominio intelectual.
(Transposición)
Cuando Nussbaum nos habla de producir estudiantes verdaderamente socráticos, no sólo habla desde la lectura de textos, sino de la lectura del mundo, donde el estudiante cultiva un espíritu crítico que le permite el desarrollo de una personalidad argumentativa y le proporciona razones para tomar decisiones y actuar con responsabilidad frente a los situaciones cotidianas.
fernandovasquezrodriguez dijo:
Nuvia, gracias por tu comentario. Te solicito me remitas nuevamente tus contrapuntos a la entrada del blog titulada “Contrapunto y diálogo con la tradición”.
MÓNICA ROJAS PALOMINO dijo:
Leerle es un placer memorable, querido maestro.
fernandovasquezrodriguez dijo:
Mónica, gracias por tu comentario.
Julieta Romero dijo:
Maestro, que texto tan creativo, que imaginación me pregunto como hacer para poder escribir unas lineas tan bonitas!!
Julieta Romero
fernandovasquezrodriguez dijo:
Julieta, gracias por tu comentario.
Elkin Ballesteros dijo:
Primer intento. Elkin Ballesteros Guerrero
CITA BASE 3:
Para producir estudiantes verdaderamente socráticos debemos alentarlos a leer con espíritu crítico; no sólo a identificarse empáticamente y experimentar emociones, sino también a formular preguntas críticas sobre esa experiencia. Esto significa cultivar una actitud hacia los textos conocidos que no sea ese distanciamiento y desapego que algunas veces asociamos con la contemplación del arte”. (Martha C. Nussbaum: “La imaginación narrativa”, en El cultivo de la humanidad. Una defensa clásica de la reforma en la educación liberal, Paidós, Barcelona, 2005, pp. 134-135).
Contrapunto contrastar:
Nussbaum considera que las emociones están estrechamente vinculadas a los pensamientos, y estos deben propiciar preguntas críticas, contrario a lo que piensa Kant, para quien los sentimientos deben ser aniquilados en el ejercicio de la racionalidad. El filósofo alemán estructura su pedagogía haciendo énfasis en el desarrollo de la razón, la cual tendrá su punto más alto en la formación de un ciudadano autónomo, obediente a la ley moral, que previamente ha interiorizado; es decir que ha pensado por sí mismo. No obstante, Nussbaum es partidaria, al igual que los estoicos romanos, de la práctica ciudadana del autoexamen socrático, lo que realmente hará a los individuos libres y comprometidos. Sin lugar a duda, este ideal se ve vigorizado con la educación de las emociones planteado por Nussbaum. En conclusión, el contraste de estas dos posturas resalta un factor importante en la educación cuyo objetivo permite el mejoramiento en las condiciones de la vida del sujeto.
Contrapunto: Analizar
Según la idea planteada por Nussbaum sobre producir estudiantes verdaderamente socráticos, e identificarse con las emociones y la formulación de preguntas críticas, se debe tener en cuenta el pensamiento aristotélico que sostiene, que la imaginación puede ampliar en el niño su campo de acción, es decir, es permitir explorar y conocer mejor al otro. Por lo tanto, el ser humano necesita para el desarrollo de su imaginación desde muy temprana edad un contacto con las historias y cuentos. De esta manera, el niño empieza adquirir capacidades morales esenciales. Por ende, la literatura se presenta como una opción para relacionar al niño con preguntas existenciales como las que se representaban en la Grecia Antigua, la tragedia cumplía una función interesante en el sentido que toda la población presenciaba las diferentes obras dramáticas, que tenían como objetivo que el espectador se identificará con los distintos personajes, y hacerle sentir y pensar que podría ser cualquier de los personajes que actuaban. Sin lugar a duda, los griegos pretendían inculcar en los ciudadanos una adecuada interacción moral. Pero el trasfondo de todo esto es como el arte literario cumple una doble función, es decir, como el desarrollo de las artes de la interpretación y la conciencia, permite al niño ser crítico y ver la vida con un interés. (Conócete a ti mismo) Sócrates.
fernandovasquezrodriguez dijo:
Elkin, gracias por tu comentario. Te solicito me remitas nuevamente tus contrapuntos a la entrada del blog titulada “Contrapunto y diálogo con la tradición”.
Johana Aldana dijo:
Buenas noches
Maestro fernando
que texto tan lleno de palabras tan bien conectadas que llevan a volar la imaginación, que inspiran a esa lectura completa y que invitan a la reflexión.
Bonita forma de recrear el ser con el mundo y ademas de entrañar en aspectos que riman y hacen que se sienta un ambiente de cusriosidad por el texto.
fernandovasquezrodriguez dijo:
Johana, gracias por tu comentario.
Noruan dijo:
Profe cómo llegar a tocar el lenguaje de esa manera…, cómo dejar que hable el corazón en consonancia con el pensamiento, cómo romper esquemas semánticos sin afectar el sentido.. a dónde buscar, en dónde hurgar..
fernandovasquezrodriguez dijo:
Noruan, gracias por tu comentario.
Rodolfo Alberto López D+iaz dijo:
Fernando, celebro con orgullo de lector, de amigo y de amante de la literatura y de la historia nacional, este avance. Prosa poética, poesía hecha prosa, historia mítica y mito histórico amasados de verde, de monte, de palmas, de palmichas y de sangre.
Creo que a nuestra novelística le hacía falta esta mirada pues la violencia, como nos lo enseñó el viejo Rulfo, sigue viva en nosotros, plagada de ecos, de fantasmas, de sombras, de Capiras.
fernandovasquezrodriguez dijo:
Rodolfo Alberto, gracias por tu comentario. Retomo tus palabras como una manera de rubricar nuestra pasión común por la literatura.