"Justa literaria". Ilustración de Jonathan Wolstenholme.

“Justa literaria”. Ilustración de Jonathan Wolstenholme.

Es frecuente el problema de los estudiantes o investigadores al momento de citar autores o usar argumentos de autoridad. Muchas veces ni siquiera se referencian esas fuentes, o no se sabe bien cómo poner a dialogar la información de la tradición con la propia voz. Por haber constatado ese problema de manera repetitiva en mis estudiantes de posgrado es que he venido proponiendo la escritura de contrapuntos.

Dicha estrategia lo que busca esencialmente es ejercitar al estudiante en esa tarea académica de reconocer lo que otros han dicho pero, al mismo tiempo, dándole cabida e importancia a las propias reflexiones. Lo que está en el fondo de este recurso es no seguir alcahueteando el “copy paste” indiscriminado, las inconexas “colchas de retazos” de los marcos teóricos o el encuentro despersonalizado con autores o investigaciones precedentes. Recordémoslo: el contrapunto es la conjugación de la escucha activa y la presencia o resonancia de lo particular. Un recurso, por lo demás, muy útil para ir fogueando nuestra escritura con formas de pensamiento diferente y una estrategia poderosa para desentrañar los planteamientos vertebrales de determinada fuente teórica.

En esta oportunidad les he propuesto a mis estudiantes hacer dos contrapuntos –usando técnicas distintas– teniendo como base las citas de tres pensadores de distinto origen y filiación intelectual. Presento aquí los textos inspiradores para los contrapuntos:

CITA BASE 1:

“En un mundo en que cada vez más se comprende cuán equivocado es tener la ilusión de una educación que entregue respuestas hechas, el contacto con el arte en general (y con las narraciones históricas y de ficción, en particular) nos obliga a lidiar con la falta de certezas, nos recuerda que no existe sólo un significado único para las cosas y nos despierta a la elaboración de nuestras propias ideas”. (Ana María Machado: “Por el humanismo en la educación”, en Sentidos de la Educación y la cultura: cultivar la humanidad, Lom ediciones, Santiago de Chile, 2006, p. 67).

CITA BASE 2:

“La tradición es cosa distinta del hábito, por excelente que sea éste, puesto que el hábito es, por definición, una adquisición inconsciente que tiende a convertirse en una actitud maquinal, mientras que la tradición resulta de una aceptación consciente y deliberada”. (Igor Stravinsky: Poética musical,  Taurus, Madrid, 1983, p. 60).

CITA BASE 3:

“Para producir estudiantes verdaderamente socráticos debemos alentarlos a leer con espíritu crítico; no sólo a identificarse empáticamente y experimentar emociones, sino también a formular preguntas críticas sobre esa experiencia. Esto significa cultivar una actitud hacia los textos conocidos que no sea ese distanciamiento y desapego que algunas veces asociamos con la contemplación del arte”. (Martha C. Nussbaum: “La imaginación narrativa”, en El cultivo de la humanidad. Una defensa clásica de la reforma en la educación liberal,  Paidós, Barcelona, 2005, pp. 134-135).

Cuatro sugerencias podrían ser de utilidad al momento de redactar los contrapuntos: la primera, evitar a todas luces el “parafraseo”; es decir, repetir lo mismo del autor sin aportar nada personal. La segunda, no tomar la cita como un mero “pretexto” para decir cosas muy ajenas a lo planteado en el texto motivo; lo fundamental es captar lo “medular” de la cita para, desde allí, proponer nuestra derivación, contrastación o cualquier otra técnica de las propuestas por mí en otras entradas de este blog y en otros de mis libros. La tercera sugerencia es la de intentar asimilar el tono de la cita para no “desentonar” cuando entremos en diálogo con ella; es valioso en el contrapunto imitar el género o las particularidades sintácticas y semánticas evidentes en el texto base de nuestro interés. Finalmente, y este es un consejo capital, hay que leer la cita varias veces, releerla comprensivamente, buscando en cada lectura ponerla en relación con nuestra experiencia, nuestro trabajo, nuestro “capital cultural”. La relectura deberá llevarnos a meditar, a reflexionar. Sólo así descubriremos los genuinos alcances de una fuente y también sus posibles fisuras, aquellos intersticios en los que podemos insertar nuestro aporte particular.

No sobra insistir en la importancia de redactar este tipo de textos. El contrapunto es un buen entrenamiento para la escritura de ensayos, especialmente al emplear los argumentos de autoridad, con el fin de darle soporte o garantía a nuestra tesis.  De igual modo es un ejercicio valioso en los proyectos de investigación, en la etapa correspondiente a la elaboración del marco teórico o cuando se desea hacer el esquema de fundamentos. También sirve de “calistenia” para saber usar las fuentes teóricas como respaldo al análisis y la interpretación de los resultados. En todo caso, si se adquiere esta destreza de dialogar activamente con las voces del pasado más fácil nos resultará asumir una postura crítica con la tradición y lograremos poner en alto –sin falsas humildades– los productos de nuestro pensamiento.