La navidad es una estación ideal para enaltecer la riqueza y magnitud de la infancia. Un tiempo presente de celebrar la alegría y las travesuras de los más pequeños o de rememorar la pretérita niñez, llena de regalos, golosinas y aventuras imborrables. Aprovechemos unos minutos, entonces, para descifrar un poco esta época consagrada a los zagales y chiquitines.
Para comenzar recordemos que la niñez corresponde a esos primeros años de vida en que construimos nuestro ser y en los que, poco a poco, vamos aprendiendo un lenguaje, unos valores, unos hábitos, una personalidad. Esos años de nuestra vida son determinantes para lo que seremos después. Lo que experimentemos o padezcamos se convertirá en un mapa de cicatrices profundas. La infancia es el subsuelo, las raíces que soportarán en el mañana nuestro desarrollo afectivo, intelectual y moral. Dadas las particularidades de esta etapa de nuestro ciclo vital es que resulta definitivo atender esta edad con el cariño necesario y proveer las condiciones óptimas para su plena evolución.
Decir infancia, de otro lado, es resaltar los aportes del juego y el ocio creativo a la constitución de una libertad potente y una imaginación vigorosa. Y allí es que son fundamentales los juguetes para ayudar a multiplicar las aptitudes y los talentos de los pequeños. La navidad se convierte en una aliada para que la diversión y el esparcimiento de los niños tengan ambientes y objetos que les permitan dar rienda suelta a su fantasía, al inagotable y variado mundo del deporte o a los juegos entre amigos y compañeros que tanto contribuyen a fortalecer la convivencia pacífica y la socialización fraterna.
Pero enaltecer la infancia es también una manera de llamar la atención sobre su cuidado. No es justo que, especialmente en estas festividades, haya niños en el abandono, la mendicidad o la desesperanza. Valorar la infancia es pensar qué podemos hacer para mejorar las condiciones de los pequeños o compartir algo de nuestros haberes con ellos. Todos estamos en la obligación de contribuir de alguna manera para que lleguen a las manos de los niños empobrecidos un regalo, una prenda, un alimento que tengan el sabor y el color de la época decembrina. Lejos de las obligaciones de un credo religioso o de una política gubernamental, la atención a la infancia debe hacer parte de nuestra agenda personal. Digamos que la navidad nos hace corresponsables de la suerte de los niños propios y ajenos.
Cabe agregar otra cosa que muestra la relevancia de la infancia y su incidencia en la edad adulta. Por ejemplo, la permeable piel de esta edad para influencias de todo tipo. En la niñez estamos expuestos a radiaciones y asedios diversos; son muchas las potestades que se pelean un lugar o un sitio preferido. De allí que debemos estar alertas para saber elegir, dosificar o descartar ciertas sugestiones o creencias que en lugar de favorecer a los párvulos terminan afectando negativamente su autoestima, el libre desarrollo de su personalidad o las potencialidades de esas tiernas personas. Por eso la crianza fue y sigue siendo un arte supremo del cuidado.
Concluyamos estas meditaciones subrayando la reserva afectiva que podemos dar a los niños si en estas navidades –aunque ojalá fuera siempre– estamos con ellos, compartimos sus bromas y locuras, los incluimos en los quehaceres cotidianos, estamos prestos a responder su curiosidad permanente. Creo que todos sabemos que si en nuestro corazón hemos tenido una infancia amorosa y apuntalada por una crianza responsable, somos menos proclives a dejarnos vencer por la adversidad y más aptos para mantener en vilo la esperanza. Y esa provisión en nuestra alma es una riqueza más valiosa que cualquier herencia hecha de bienes materiales.
Harry Rentería Rodríguez dijo:
excelente articulo
Fernando Vásquez Rodríguez dijo:
Harry, gracias por tu comentario.
luz dijo:
Todo cuanto sucede en la infancia será el principio Y el desenlace Del hombre del mañana. Tan importante Es la infancia Que forja el Ciudadano y el hombre comprometido con la sociedad. Si ;hay que empezat a construir conciencia.
fernandovasquezrodriguez dijo:
Luz, gracias por tu comentario.