El que describe es, en verdad, un miniaturista. Pero no por reproducir a escala una realidad sino por su prolija exactitud.
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Describir es pintar con palabras. Allí, un objeto: los sustantivos; allá, un ambiente: el adverbio. Al fondo, un colorido: los adjetivos.
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Cuando alguien nos dice que describamos algo con “lujo de detalles” lo que nos advierte es de no caer en lo superfluo y más bien que lo hagamos con desmedida y deslumbrante minuciosidad.
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El escritor de descripciones es un policía de la realidad: “¡A ver, objeto, muéstreme sus signos de identidad!”.
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Hay descripciones que son cuadros impresionistas: de tanto amor por el detalle se va perdiendo la preocupación por el conjunto.
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El que describe hace las mismas preguntas de un detective criminalista: ¿Cómo es?, ¿dónde está ubicado?, ¿qué señales particulares tiene?, ¿cómo es su color?, ¿presenta signos de maltrato o violencia?
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Quien describe un objeto lo convierte en un personaje dramático. Lo dibuja para ser representado. El que describe objetos redacta pequeñas obras de teatro.
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Hay dos escuelas en el arte de la descripción: los de estilo deductivo y los seguidores del movimiento inductivo. O bien se va del conjunto a los detalles o se comienza en los detalles hasta dar cuenta del conjunto.
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Observar primero, seleccionar luego, organizar después: esta es la fórmula de las buenas descripciones.
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La retórica ha previsto una gama de posibilidades para la descripción: etopeya, si se describen la virtudes de una persona; prosopografía, si es un recuento de los rasgos físicos de un personaje. Pero es la hipotiposis ―esa que da los pormenores precisos― la única que puede usarse como evidencia en un proceso judicial.
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“Quiero que me des la evidencia de una ausencia”, dice el lector al autor de descripciones. El escritor le responde: “Seré fidedigno, pero necesito de ti que leas con viva imaginación”.
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Los objetos esconden en sus rasgos evidentes la verdadera fisonomía de su esencia. Describirlos es develar el envés de lo tangible y manifiesto.
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El científico hace descripciones buscando exactitudes; el literato, anhela comunicar además una emoción.
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El que hace una descripción aspira a que su obra sea como el testimonio fidedigno de un testigo presencial.
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Los objetos van perdiendo la riqueza de sus minucias en la misma medida en que se tornan cotidianos. Al describirlos recuperan, de alguna manera, su valía y su novedad.
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Los adverbios son para el que describe lo que la perspectiva para el pintor: un útil para el manejo de distancias.
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La hipotiposis es una forma del sistema Braille. Se trata de convertir lo abstracto de las cosas en un lenguaje legible a los sentidos.
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La descriptiva de los geómetras confirma que los objetos tienen más de una cara. El que los describe, en consecuencia, debería hacer suyo este vocabulario: vista inferior, posterior, lateral, frontal o alzado, superior o planta.
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Los maestros de la descripción japonesa han seguido siempre estos dos principios: precisión en los pormenores y una intensa claridad.
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No basta con enumerar las partes de un objeto. Lo importante en una descripción es presentar los detalles en una unidad articulada. Las buenas descripciones siguen este principio gestáltico: el todo es más que la suma de las partes.
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A quien hace una descripción se le exige caracterizar los pormenores y distinguir con claridad las cualidades. En este sentido, se asemeja al naturalista que descubre una nueva especie.
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La descripción puede ir desde el inventario hasta el retrato. El que describe, entonces, se mueve en la gama que empieza en el reseñar y calificar y se extiende hasta el explicar y representar.
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El que describe pinta o representa. Cuando describe: delinea, figura, traza; cuando representa: compone, personifica, testimonia.
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El lexicógrafo es un maestro de la descripción. Pero sus definiciones, que consisten en determinar los límites de una palabra, deben por regla omitir las emociones y la subjetividad.
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El escritor experto sabe que la descripción es una aliada de la narración; y que el detenimiento momentáneo al que somete a la acción es una de las estrategias favoritas para aumentar la intriga en el relato.
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Nuestra pobreza de vocablos para describir las cosas ―y la dificultad para lograrlo― amerita recordar los consejos del gran poeta Lucrecio: “pasa en vela las noches, buscando las palabras y los versos para inundar la mente del lector de una brillante luz con la que él pueda escudriñar hasta el fondo de las cosas más ocultas”.
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Un fenomenólogo es un filósofo de la descripción. Su labor consiste en purificar los hechos o los objetos hasta dejarlos en su pura esencia.
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Los seres humanos van donde el pintor a que les haga su retrato; las cosas, posan ante él para obtener su más precisa naturaleza muerta.
Harry Rentería Rodríguez dijo:
describir es desnudar el alma del objeto
Fernando Vásquez Rodríguez dijo:
Harry, gracias por tu comentario.
Luis F. Valbuena dijo:
Maestro Fernando: le comparto ejemplos de aforismos que pude realizar.
Aforismos sobre el tiempo:
Despertar a tiempo, salir a tiempo, llegar a tiempo; elegantes maneras de empezar el día.
El tiempo planeado, a favor estará; el tiempo desorganizado, al caos llevara.
Aforismos sobre la tranquilidad:
Aplacar el espíritu, apaciguar al corazón, serenar la mente; recompensan sosiego y tranquilidad.
fernandovasquezrodriguez dijo:
Luis F, gracias por tu comentario. Muy bueno el tono y la estructura del primero de tus aforismos. El segundo merece redactarse mejor; recuerda que el aforismo no es un verso rimado. En el último de tus textos está planteada la idea pero falta tensarla o desarrollarla. Medita un poco más.
Carman Julia Izquierdo Castro dijo:
Buena noche, maestro Fernando
Envío mi descripción con la esperanza de poder tener la claridad para transmitirles lo que siento por un lápiz que perdí, pero que por conocidas circunstancias todavía deambula muy cerca de mi.
Vas de mano en mano, como la verdad. Mi espigado, alto y abnegado autor material de ese inolvidable “callo de estudiante”. Al acercarte me atrapas con ese delicioso, alucinante y amaderado olor. ¿Otros poseen el domino sobre ti? Tú delineas, escribes, dibujas. Ellos imaginan, copian, crean; reflejando a través de ti sus sueños e ilusiones; sus debilidades y fortalezas; sus aciertos e imprecisiones. A veces te percibo muy tenue, otras grisáceo, pero la mayor parte del tiempo te muestras oscuro. Así, pasas de la tímida sutileza del murmullo, al claroscuro de una indefinible indecisión para llegar a una indudable pero relativa certidumbre. ¿Fuiste mi lápiz?
Carmen Julia Izquierdo Castro
fernandovasquezrodriguez dijo:
Carmen Julia, gracias por tu comentario. Aunque has animado a tu objeto, el ejercicio consiste en describirlo parte a parte. Ve de lo macro a lo micro. No generalices. Indaga en los nombres propios de cada uno de los elementos que lo componen.
Maria Belén Redondo Plazas dijo:
Profesor Fernando nuevamente intentando a ver si por fin salgo de la olla.
Objeto de aluminio o acero, apetecido por el ama de casa ya que simplifica la labor al momento de cocinar. La redondeada figura se encuentra golpeada dando fe de la ardua labor del recipiente; el regulador de presión expele los olores de la comida hecha por las madres y abuelas. EL caucho de goma que rodea la tapa esta teñido de mil colores, impregnados por los alimentos allí preparados; el mango de acero tiene huellas, ya no ajusta, hay que ingeniarse diferentes maneras de hacerlo funcionar como cuando era nuevo .EL ama de casa se resiste a cambiarla por una moderna.
fernandovasquezrodriguez dijo:
María Belén. Muy bien. Felicitaciones.
Maria Belén Redondo Plazas dijo:
Nuevamente insistiendo, a ver si salgo de la olla, pues me tiene. a punto de la de.. presión.
Objeto de aluminio o acero, ágil, apetecido por el ama de casa ya que simplifica la labor al cocinar. La redondeada figura se encuentra golpeada dando fe de la ardua labor del recipiente, el regulador de presión expele los olores de la comida hecha por las madres y abuelas. EL caucho de goma que rodea la tapa esta teñido de mil colores, impregnados por los alimentos allí preparados, el mango de acero tiene huellas, ya no ajusta, hay que ingeniarse diferentes maneras de hacerlo funcionar como cuando era nuevo .EL ama de casa se resiste a cambiarla por una moderna.
fernandovasquezrodriguez dijo:
María Belén, gracias por tu comentario. Vas por buen camino. Bien por las cien palabras. Revisa si el término más apropiada para un objeto sea “ágil”. Después de “del recipiente” debería ir un punto y coma y no una coma; igual sucede en la línea que dice “allí preparados”. Toma aire… y redacta otra versión.
Beatriz Vergara dijo:
Acariciarlo es perderse en su cuerpo. Sus grandes ojos amarillos y redondos me hacen confundir, entonces prefiero fijarme en sus pequeños labios para ver como asoma su tris de lengua roja para no ahogarse. No, no tiene mal genio, tan sólo es su rostro malhumorado y serio. En su frente hay arrugas, tal vez las heredó de mi.
Le encanta sentarse en la ventana para sentir así esa libertad que le fue robada desde que nació.
Bueno maestro… tan sólo un intento de describir ésto que tanto amo.
fernandovasquezrodriguez dijo:
Beatriz, gracias por tu comentario. Vas por buen camino en tu descripción. La extensión es entre 70 y 100 palabras. Revisa el uso repetitivo del “su” (“su cuerpo”, “sus grandes, “sus pequeños”, “su rostro”). Analiza el “mí”.
Maria Belén Redondo Plazas dijo:
Objeto que ayuda a simplificar la vida de las amas de casa. Cuando esta en el fogón, su silbido recuerda esos exquisitos olores de las comidas hechas por las madres y abuelas. Su redondeada estructura ya ajada por el uso de tantos años, muestra su fidelidad de servicio. Que decir de su tapa, rodeada por el caucho de goma, teñido de mil colores por el sin numero de alimentos allí cocinados, sus mangos de acero dejan entrever los años ya pasados por ella, pues para que continúe prestando su servicio de optima calidad se deben ingeniar muchas maneras de hacerla funcionar. Toda ama de casa se amaña tanto con ella que resiste cambiarla por una moderna.
fernandovasquezrodriguez dijo:
María Belén, gracias por tu comentario. Tienes 116 palabras. Te recomiendo eliminar 16 de ellas. Omite el uso repetitivo del “su” (“su silbido”, “Su redondeada”, “su fidelidad”…) . Revisa la ortografía de: “está”, “óptima”, “sin número”… Tal vez es “su mango” y no “sus mangos”. Te invito a redactar una nueva versión..
Marilyn González Mahecha dijo:
En las noches nos reunimos un tiempo para compartir y para comer. Cuando la veo pienso en el momento de ese encuentro que nos lleva a recordar las cosas que realizamos durante el día, y como si fuera testigo, nos escucha y acompaña. Siempre está ahí, inmóvil, sin decir una sola palabra, sólo dibujada de su color oscuro y vidrio sostenido que espera cada noche ser testigo de una narración, de una experiencia o acontecimiento que guarda sin pensar ser alguna vez escuchada.
fernandovasquezrodriguez dijo:
Marilyn, gracias por tu comentario. El tono de esta descripción es bastante sugerente. Mis comentarios son semejantes a los del biberón. No se entiende bien “sólo dibujada de su color oscuro….”
fernandovasquezrodriguez dijo:
Diego, gracias por tu comentario. Efectivamente, por exceso o por defecto de detalles puede arruinarse la descripción.
Diego Beltrán Alvarado dijo:
Maestro Fernando:
Excelentes aforismos de la descripción, sin embargo me embarga la preocupación sobre el nivel de detalle, me parece una delgada línea, que habrá que descubrir para no estropear la descripción.