Empecemos diciendo que la analogía, siendo fieles a su origen, es una forma de pensamiento que busca recoger una “semejanza entre cosas distintas”. Es un pensamiento que busca recolectar, reunir en lo aparentemente extraño, algún rasgo de familiaridad. La analogía es una función del pensamiento relacional, una capacidad de nuestra imaginación para establecer puentes, juntar diferencias, establecer correspondencias entre cosas, situaciones o hechos aparentemente diferentes, lejanos o desiguales.
Recoger lo semejante. Aproximarse, atreverse a formular maridajes, paralelos, equivalencias, correlaciones. La analogía anda en pos de lo parecido, de lo afín; de los secretos lazos de hermandad entre los seres o las cosas. La analogía es un recurso de la imaginación para tejer o imbricar el universo que, de otra manera, se le presentaría al hombre como un infinito repertorio de fragmentos disímiles.
La analogía es un recurso de nuestra inteligencia para ir más allá de lo inmediato. Con la analogía vencemos nuestra inmediatez, nos saltamos los dispositivos de lo obvio, lo concreto, lo directo, lo contiguo. La analogía nos permite salir de nuestras limitaciones, de esa condición finita y constreñida para sondear en lo distante, en lo retirado. Cuando establecemos analogías nos colocamos de una vez en lo ultramontano, lo ultramarino, lo transalpino, lo hiperbóreo, lo inaccesible. Nos convertimos en buscadores de antípodas.
La analogía, escribió Octavio Paz, “es la operación por medio de la que, gracias al juego de las semejanzas, aceptamos las diferencias”. Y continúa diciéndonos que “precisamente porque eso no es aquello, es posible tender un puente entre esto y aquello”. No es que el pensamiento analógico desconozca el papel de las diferencias; al contrario, es porque cree en esas diferencias que logra ver sus semejanzas. La analogía sabe que el ser se dice de muchas maneras, y que eso que llamamos identidad tiene más de un rostro, más de un avatar. Las diferencias entrevistas por el pensamiento analógico son punto de partida, pero no punto de llegada. La analogía tiene a la diferencia como catapulta, como arco para lanzarse en pos de “lo otro”. Y en lo otro está el prójimo, lo trascendente, lo axiológico, lo estético. La analogía, y otra vez cito a Octavio Paz, “es el recurso de la poesía para enfrentarse a la alteridad”.
La utilidad del razonamiento analógico es, como pensaba Quintiliano, posibilitar el descubrimiento de lo desconocido a partir de lo conocido. Otro tanto decía San Isidoro de Sevilla: la eficacia de la analogía consiste en “comparar lo dudoso con algo semejante que no ofrece duda, y clarificar cosas que ofrecen dudas mediante otras totalmente seguras”. La analogía es una forma de investigar, una manera de proveerse de hipótesis, una estrategia para ampliar el radio de acción de nuestros sentidos o nuestras ideas. El pensamiento analógico nos permite predecir, hacer inferencias vigorosas a partir de pequeños indicios. La analogía, teniendo como base la experiencia que tenemos como ya conocida, logra jalonarnos hasta otras zonas inéditas de desarrollo. Quien conoce analógicamente puede convertirse en proyecto, en pregunta. En síntesis, la analogía es un método de descubrimiento.
Para ilustrar lo que hasta aquí he venido diciendo, voy a proponerle al lector una travesía analógica. Para tal fin echaré mano de la poesía y de las metáforas que, al decir de Perelman, no son más que analogías condensadas.
Quien haya leído o tenga en su memoria algunas de las “Coplas por la muerte de su padre” de Jorge Manrique, recordará esos versos que dicen:
“Nuestras vidas son los ríos que van a dar en la mar, que es el morir…”
La analogía salta a la vista. La vida como un río; el mar como la muerte. Pero al establecer esta relación, al ver la vida como un río, inmediatamente nuestro entendimiento tiende otros puentes. La vida como algo que tiene un inicio, un recorrido y un final. Y el mar como punto definitivo, como escenario donde confluyen muchas aguas. La vida como tránsito, como peregrinaje. Precisamente, más adelante, Jorge Manrique ya no asocia la vida con un río sino con un camino:
“Partimos cuando nacemos andamos mientras vivimos y llegamos al tiempo que fenecemos; así que cuando morimos descansamos”.
La analogía ahora nos lleva a otro lugar. Vivir es tanto como caminar. Empezar a vivir es iniciar el camino; morir, descansar de haber caminado. La muerte, entonces, no es algo indeseable sino todo lo contrario, lo deseado. La analogía nos lleva a entender el morir como una posada, como una hostería donde podemos calmar el cansancio después de muchas jornadas, de ires y venires. La vida se nos torna un errante movimiento y la muerte un descanso necesario
Pienso ahora en Salvatore Quasimodo. Tengo frescos aquellos otros versos en mi memoria:
“Cada uno está solo sobre el corazón de la tierra, traspasado por un rayo de sol: y enseguida atardece”.
La analogía emparenta la vida del hombre con la luz, con un rayo de luz. Y la muerte: algo así como si al ser humano, súbitamente, le apagaran la linterna. La vida y la luz. El hombre y las etapas de luz del día. Amanecer, cenit, ocaso. Despuntar del sol, estrella en plenitud, ocultamiento del astro…
Analogías sobre la vida: Algunos han semejado la vida con un vino precioso o con un juego de dados, y otros con una cuesta empinada de una montaña cimera. Bernard Shaw analogaba la vida con una antorcha; San Juan Crisóstomo y Quevedo con una representación teatral. Eduardo Marquina escribió que “Los años de nuestra vida son las páginas de un libro que nos da en blanco el Señor y nosotros escribimos”. Y Shakespeare dijo que “La vida no es más que una sombra que cruza; un pobre comediante que se pavonea y revuelve durante su hora en la escena del mundo, y que pasa luego al olvido; es un cuento referido por un idiota con gran ruido y pasión y que no significa nada”.
Valgan otras analogías: “la vida es como un relato: no importa su longitud, sino su valor”; “la vida es como un teatro: se entra, se mira y se sale”… La vida es “como un campo de carreras donde debe volver uno sobre sus pasos cuando ha llegado a su extremo”. Analogías: “La vida humana es como un fuego, que no se conserva más que con la condición de propagarse”; “la vida es un estrecho valle en medio de dos eternidades”. “¿Qué es la vida? Un frenesí. ¿Qué es la vida? Una ilusión, una sombra, una ficción, y el mayor bien es pequeño, que toda la vida es sueño, y los sueños sueños son…”
(De mi libro Oficio de maestro, Javegraf, Bogotá, pp. 197-199).
edinson dijo:
ola profe es que quiero hacer una analogía acerca de la importancia de los puentes pero no se e podido de desarrollar bien
Fernando Vásquez Rodríguez dijo:
Edinson, gracias por tu comentario. Pero vas a relacionar el puente, con qué? O el puente la misma analogía?
Luz Esmeralda Bastidas dijo:
Buen dia Doctor Fernando: Este nuevo intento trata de retomar sus ajustes a la tesis presentada en dos ocaciones y como dijo Usted, si no se la tiene clara, lo siguiente tambien resultara con detalles que no convienen.
Tesis: La expresión artística en los niños potencia la sensibilización con el mundo que lo rodea.
Argumentos de autoridad:
“La expresión artística y el proceso de la creación le sirven al niño como un medio para expresar sus sentimientos, sus pensamientos y sus intereses, mediante una actividad creadora. Además, favorecen su autoconocimiento y la interrelación con el medio natural en que se desenvuelven.”
Rollano V, David (2004). Educación Plástica y Artística en Educación Infantil. Una Metodología para el Desarrollo de la creatividad. Ideas propias editorial. Vigo. 1ed.
“los saberes propios del campo de la Educación Artística y Cultural permiten a los
estudiantes identificar procesos de construcción e interacción de significados a través de prácticas artísticas y culturales; apropiarse del conocimiento teórico, técnico y práctico involucrado en las prácticas artísticas y culturales; y vincular experiencias comunicativas, con el medio natural, social e intercultural en el que se encuentran”
Ministerio de Educación Nacional (2008). Arte, Cultura y Patrimonio. Orientaciones Pedagógicas para la Educación Artística y Cultural. Educación Preescolar, Básica y Media. Revolución Educativa, Colombia Aprende. Primera edición.
fernandovasquezrodriguez dijo:
Luz Esmeralda, gracias por tu comentario.
Onury Serrato Pérez dijo:
Buenos días profesor Fernando : Argumento mi tesis con la siguiente analogía.
.
Mi tesis : Acercar a los niños y niñas a la cultura del arte en los primeros años de su formación es de gran importancia para potenciar sus habilidades creativas y desarrollar su sensibilidad.
Mi tesis argumentada:
Acercar a los niños y niñas a la cultura del arte en los primeros años de su formación es de gran importancia para potenciar sus habilidades creativas y desarrollar su sensibilidad así como la lluvia nutre la semilla para luego abrirse ante la luz del sol.
fernandovasquezrodriguez dijo:
Onury, gracias por tu comentario.
alexandraacuna1 dijo:
Buenos días profesor Fernando, envio nuevamente mi tesis para su consideración ya que usted me sugirió precisar la anterior. Gracias
Un buen maestro puede descubrir e impulsar capacidades artísticas en sus estudiantes, de manera que éstas lo acerquen a una nueva forma de comunicación con su entorno social.
fernandovasquezrodriguez dijo:
Alexandra, gracias por tu comentario. Bien el ajuste a tu tesis.
Joham becerra dijo:
Buenos días Fernando, quise aventurarme con una analogía según lo expresado en clase y lo entendido en la lectura de Perelman de quien a propósito de la lectura cito esta analogía que personalmente me encantó:
“En medio de las fatigas de la penitencia pensad, hermanos, que dais a luz y que el ser que dais a luz sois vosotros mismos. Si es un consuelo tan grande haber dado a luz y haber dado vida a otro ser que borra en un momento todos los males pasados. ¡que alegría tendríamos que sentir al darnos a luz nosotros mismos y al habernos engendrado para una vida inmortal!” CH. PERELMAN y L. OLBRECHTS-TYTECA TRATADO DE LA ARGUMENTACION. Efectos de la Analogía, p.583
Bueno aquí vamos con mi analogía
“Como la gota de agua que horada la dura piedra dándole una nueva forma , así el arte forma al ser humano para que exprese su creatividad, sensibilidad e ingenio”
Un abrazo virtual y bendiciones, Cordialmente,
Joham Becerra
fernandovasquezrodriguez dijo:
Joham, gracias por tu comentario. Para que el ejercicio te quede completo pon primero la tesis y después tu argumento por analogía. No sólo se trata de enunciar la analogía sino de procurar desarrollarla.
Joham becerra dijo:
Buenas noches Fernando, aquí va de nuevo mi analogía con las correcciones y sugerencias que me hiciste quedo atento a tus comentarios.
un abrazo virtual y bendiciones
“El arte constantemente forma al niño para que pueda expresar su creatividad, así como la gota de agua horada la dura piedra, dandole una nueva forma”
fernandovasquezrodriguez dijo:
Joham, gracias por tu comentario. Tu tesis es: ¿”El arte constantemente forma al niño para que pueda expresar su creatividad”? Creo más conveniente el desarrollo de la sensibilidad. Si es así, desarrolla aparte tu argumento por analogía. Hoy mismo subiré un ensayo al respecto que te puede ser de utilidad.
Rodolfo Alberto López dijo:
Leyendo tu texto, pienso ahora que la poesía, al ser arquitectura suprema del lenguaje que representa al mundo, es, entonces, analogía de una analogía, es decir, analogía pura. Y acercarse a la poesía vendría a ser, paradójicamente, enfrentarse no con la duplicidad del mundo sino el intento por deshacer esa duplicidad.
fernandovasquezrodriguez dijo:
Rodolfo, gracias por tu comentario. De eso, precisamente, les hablaba a los estudiantes de posgrado el pasado viernes. De esa “arquitectura suprema”. Del súmmun del pensamiento relacional.