Paul Cézanne: Mont Sainte-Victoire.

Paul Cézanne: Mont Sainte-Victoire.

Para ayudar a mis estudiantes del primer semestre de la Maestría en Docencia de la Universidad de La Salle a realizar el resumen del texto El ojo y el espíritu de Maurice Merleau-Ponty voy a mostrar un paso a paso del primero de los cinco capítulos constitutivos del texto.

Este capítulo está conformado por cuatro párrafos. Iré, entonces, aplicando las cuatro macrorreglas (omitir, seleccionar, reconstruir, generalizar) propuestas por Van Dijk a cada uno de ellos. Empecemos por mostrar qué se puede omitir en el primer párrafo:

  1. ¿Podemos omitir que “la ciencia manipula las cosas y renuncia a habitarlas”? No. Es el eje del planteamiento del capítulo. Más tarde, en la parte de generalización, deberemos sintetizas este planteamiento. Sigamos: ¿podemos omitir “saca de ella sus modelos internos, y operando con esos índices o variables las transformaciones que su definición le permite, no se confronta sino de tarde en tarde con el mundo actual”? Sí. Es una ampliación del planteamiento inicial. ¿Podemos omitir lo que sigue: “ella es, siempre ha sido, ese pensamiento admirablemente activo, ingenioso, desenvuelto, ese prejuicio de tratar a todo ser como ‘objeto en general’, es decir, a la vez como si no fuera nada para nosotros y sin embargo estuviese predestinado para nuestros artificios”? No. Aquí se dan razones de peso para soportar el planteamiento inicial.

Ahora, miremos qué podemos seleccionar. De la parte “la ciencia manipula las cosas y renuncia a habitarlas” retomaré todo el texto; y de “ella es, siempre ha sido, ese pensamiento admirablemente activo, ingenioso, desenvuelto, ese prejuicio de tratar a todo ser como ‘objeto en general’, es decir, a la vez como si no fuera nada para nosotros y sin embargo estuviese predestinado para nuestros artificios”, podría seleccionar: “ella es (…) ese pensamiento admirablemente activo (…) , ese prejuicio de tratar a todo ser como ‘objeto en general’”.

La otra macrorregla consiste en reconstruir; es decir, tenemos que reagrupar lo que hemos seleccionado. Tentativamente podría quedar así: La ciencia es un pensamiento activo que  manipula las cosas, que las vuelve objetos, pero renunciando a habitarlas.

La última macrorregla es la de generalización. Se trata de substituir el texto original por otro más conciso. Mi propuesta sería: El pensamiento científico por privilegiar la objetividad pierde el encuentro con las cosas.

  1. El segundo párrafo es más extenso. No obstante, puede aplicarse el mismo procedimiento. Lancémonos, pues, a aplicar la macrorregla de omisión. ¿Podemos omitir que “pero la ciencia clásica conservaba el sentimiento de opacidad del mundo, al que pretendía alcanzar con sus construcciones”? Sí, no obstante, debemos guardar para la generalización aquello del “sentimiento de opacidad del mundo”. Continuemos. ¿Podemos omitir “he aquí por qué se creía obligada a buscar un fundamento trascendente o trascendental para sus operaciones”? Sí. Es una explicación de lo anterior. No obstante, no podemos perder eso de “buscar un fundamento trascendental”. ¿Podemos omitir que “ahora hay esto completamente nuevo –no en la ciencia, en una filosofía de las ciencias bastante extendida– de que la práctica constructiva se considera autónoma y como tal se da, y que el pensamiento se reduce deliberadamente al conjunto de las técnicas de aprehensión que inventa”? No. Aquí está el quid del reduccionismo del pensamiento a las técnicas inventadas por la ciencia. ¿Podemos omitir “pensar es ensayar, operar, transformar, con la única reserva de un control experimental en el que no intervienen sino los fenómenos altamente ‘trabajados’, y que nuestros aparatos más bien producen que registran”? Sí. Es una ampliación de la idea anterior. Avancemos. ¿Podemos omitir que “nunca como hoy la ciencia ha sido tan sensible a los modos intelectuales”? No. Aporta una información nueva: la de los modelos. ¿Podemos omitir que “cuando un modelo tiene éxito en un orden de problema, ella lo ensaya en todas partes”? No. Es una explicación de lo dicho anteriormente. ¿Podemos omitir “nuestra embriología, nuestra biología, están llenas de gradientes, sin que se vea con justeza cómo se distinguen de lo que llamaban los clásicos orden o totalidad, pero la cuestión no se plantea, ni debe serlo”? Sí. Son ejemplos de lo que ha dicho anteriormente el autor. ¿Podemos omitir “el gradiente es una red que se tira al mar sin saber qué recogerá”? Sí. ¿Podemos omitir “o también la delgada rama en la que se harán cristalizaciones imprevisibles”? Sí. Continuemos con nuestro ejercicio. ¿Podemos omitir “esta libertad de operación está ciertamente en camino de superar muchos dilemas vanos, siempre que de cuando en cuando se haga un alto, preguntándose por qué la herramienta funciona aquí y fracasa allí; en una palabra, que esta ciencia fluyente se comprende a sí misma, se ve como una construcción sobre la base de un mundo en bruto o existente, y no reivindica para sus operaciones ciegas el valor constituyente que los ‘conceptos de la naturaleza’ podían tener en una filosofía idealista”? En parte sí. Debemos recuperar después el asunto de porqué ciertas herramientas de la ciencia funcionan en un caso y fracasan en otros. ¿Podemos omitir “decir que el mundo es el objeto X de nuestras operaciones, por definición nominal, es llevar a lo absoluto la situación de conocimiento del sabio, como si todo lo que fue o es siempre hubiera sido para entrar en el laboratorio”? Sí. Aunque no podemos olvidar el punto de “no todo entra al laboratorio”. Sigamos adelante. ¿Podemos omitir “el pensamiento ‘operacional’ viene a ser una especie de artificialismo absoluto, como se ve en la ideología cibernética, en que las creaciones humanas son derivadas de un proceso natural de información, pero él mismo concebido conforme al modelo de las máquinas humanas”? Sí. Es un ejemplo de lo que venía exponiendo. ¿Podemos omitir “si este género de pensamiento se hace cargo del hombre y la historia, y fingiendo ignorar lo que sabemos de ellos por contacto y posición, trata de construirlos a partir de algunos índices abstractos, como lo han hecho en Estados Unidos un psicoanálisis y un culturalismo decadentes, pues el hombre llega a ser verdaderamente el manipulandum que cree ser”? Sí. Vale la pena rescatar acá el sentido de manipulación de este género de pensamiento. Concluyamos el párrafo. ¿Podemos omitir que “si esto ocurre, se entrará en un régimen de cultura donde no hay más verdad o falsedad respecto al hombre y a la historia, un sueño o una pesadilla de los que nada podría despertarlos”? Sí. Es una conclusión de lo ya expuesto.

La información útil para la selección sería, entonces, la siguiente: “Ahora hay esto completamente nuevo –no en la ciencia, en una filosofía de las ciencias bastante extendida– de que la práctica constructiva se considera autónoma y como tal se da, y que el pensamiento se reduce deliberadamente al conjunto de las técnicas de aprehensión que inventa”. De igual modo: “Nunca como hoy la ciencia ha sido tan sensible a los modos intelectuales” y “cuando un modelo tiene éxito en un orden de problema, ella lo ensaya en todas partes”. También la primera parte del que empieza “esta libertad de operación está ciertamente en camino de superar muchos dilemas vanos, siempre que de cuando en cuando se haga un alto, preguntándose por qué la herramienta funciona aquí y fracasa allí”.

Con estos apartados seleccionados ya podemos escribir la reconstrucción. Un primer intento podría quedar así: Hay una práctica nueva de la ciencia en la que construye para sí sus propias técnicas. Esto se convierte en un modo intelectual que tiende a aplicarse en todas partes. Sin embargo, hay que preguntarse por qué algunas de esas técnicas funcionan y otras no.

La generalización, en consecuencia, bien podría tomar este camino: La ciencia construye autónomamente sus propias técnicas que procura modelizar para todos los casos. Esta manipulación de la realidad deja por fuera la “opacidad del mundo”.

  1. Vayamos ahora al tercer párrafo. ¿Se puede omitir el inicio: “es necesario que el pensamiento de ciencia –pensamiento de sobrevuelo, pensamiento del objeto en general– se vuelva a situar en un ‘hay’ previo, en el sitio, en el suelo del mundo sensible y del mundo trabajado, tal como está en nuestra vida, para nuestro cuerpo”? No. Este es un de los planteamientos fuertes del autor. ¿Se puede omitir, ¿”no ese cuerpo posible del que fácilmente se puede sostener que es una máquina de información, sino este cuerpo actual que llamo mío, el centinela que asiste silenciosamente a mis palabras y mis actos”? Sí. Es una ampliación de lo ya dicho; valdría la pena, sin embargo, retener la idea del cuerpo como “centinela silencioso de las palabras y los actos”. Podría omitirse lo que sigue: “¿Es necesario que con mi cuerpo se despierten los cuerpos asociados, los ‘otros’, que no son mis congéneres como dice la zoología, pero me acechan y a los que acecho, con los que acecho un solo Ser actual, presente, como nunca un animal ha acechado a los de su especie, a su territorio su medio”? Sí. También es una ampliación del cuerpo; podría ser valioso guardar la idea escrita en itálica, la de los “cuerpos asociados”. Enfoquémonos en el cierre del párrafo. ¿Podría omitirse: “en esta historicidad primordial el pensamiento alegre e improvisador de la ciencia aprenderá a posarse en las cosas mismas y en sí mismo, llegará a ser filosofía”? Sí. Es una reiteración de lo ya expuesto.

Para la parte de selección, entonces, guardaremos la necesidad de “que el pensamiento de ciencia se vuelva a situar en un ‘hay’ previo, en el suelo del mundo sensible y del mundo trabajado, tal como está en nuestra vida, para nuestro cuerpo”.

La reconstrucción estaría muy cerca de la misma selección: el pensamiento de ciencia necesita situarse en el suelo del mundo sensible y del mundo trabajado, tal como está el cuerpo en nuestra vida.

La generalización, en consecuencia quedaría así: el pensamiento científico necesita situarse en el mundo sensible, al igual que cuerpo lo está en nuestra vida.

  1. Observemos el cuarto y último párrafo de este primer capítulo del libro El ojo y el espíritu de Merleau-Ponty. Podemos omitir: ¿“Pues bien, el arte y especialmente la pintura abrevan en esa napa primaria, con la que nada quiere saber el activismo”? No. Aquí está otra afirmación esencial del autor. Continuemos. ¿Podemos omitir: “todavía los pintores son los únicos que pueden hacerlo con toda inocencia. Al escritor, al filósofo, se les pide consejo u opinión, no se admite que tengan el mundo en suspenso, se quiere que tomen posición, no pueden declinar las responsabilidades del hombre que habla?” Sí. Son ilustraciones del planteamiento ya señalado. Rescatable será lo de “la inocencia”. ¿Podría omitirse, “a la inversa, la música está en demasía de este lado del mundo y de lo designable para figurar otra cosa que las depuraciones del Ser, su flujo y reflujo, su crecimiento, sus rupturas, sus torbellinos”? Sí. El autor prosigue ejemplificando su tesis. Adentrémonos más en el cuarto párrafo. ¿Es posible omitir “sólo el pintor tiene derecho de mirar todas las cosas sin algún deber de apreciación. Se diría que para él las palabras de orden del conocimiento y de la acción pierden su virtud”? No. Es otra idea vertebral del párrafo. Sigamos. ¿Puede omitirse: “Los regímenes que declaman contra la pintura ‘degenerada’ destruyen raramente los cuadros: los esconden y hay allí un ‘nunca se sabe’ que es casi un reconocimiento; el reproche de evasión se dirige pocas veces a un pintor”? Sí. Aunque es una objeción, corrobora lo ya expuesto. ¿Se puede omitir: “no se malquiere a Cézanne por haber vivido escondido en l’Estaque durante la guerra de 1870, todo el mundo cita con respeto su ‘es escalofriante, la vida’, cuando cualquier estudiante después de Nietzsche, repudiaría redondamente a la filosofía si dijera que ella no nos enseña más que a estar vivos”? Sí. Es una ejemplificación. ¿Se puede omitir “como si hubiera en la ocupación del pintor una urgencia que pasa por alto cualquier otra urgencia”? No. Habla del verdadero impulso del pintor. Encaminémonos hacia la última parte. ¿Puede omitirse “el pintor está ahí, fuerte o débil en la vida pero soberano evidentemente en su modo de rumiar el mundo, sin otra ‘técnica’ que la que sus ojos y sus manos se dan a fuerza de ver, a fuerza de pintar, empeñado en sacar de este mundo, en el que suenan los escándalos y las glorias de la historia, telas que nada agregarán a la cólera de los espectadores”? No. Habla del modo o la manera de operar el pintor y del objetivo de su tarea. Concluyamos. ¿Se puede omitir: “entonces, ¿qué es esta ciencia secreta que tiene o que busca el pintor? ¿La dimensión conforme a la cual Van Gogh quiere ir ‘más lejos’? ¿Eso fundamental de la pintura y quizá de toda la cultura”? Sí. Siempre y cuando tengamos presente que esta pregunta servirá de motivo a los siguientes capítulos del libro.

Para la operación de selección retomaremos, entonces, la siguiente información: “El arte y especialmente la pintura abrevan en esa napa primaria, con la que nada quiere saber el activismo”; “sólo el pintor tiene derecho de mirar todas las cosas sin algún deber de apreciación”; “como si hubiera en la ocupación del pintor una urgencia que pasa por alto cualquier otra urgencia”; “el pintor está ahí, fuerte o débil en la vida pero soberano evidentemente en su modo de rumiar el mundo, sin otra ‘técnica’ que la que sus ojos y sus manos, empeñado en sacar de este mundo telas que nada agregarán a la cólera de los espectadores”.

La reconstrucción de este párrafo podría ser el siguiente: El arte, y en especial la pintura, abreva en una piel primaria que nada tiene que ver con la ciencia. El pintor tiene sólo el deber de rumiar el mundo usando sus ojos y sus manos para sacar al mundo sus íntimas urgencias.

La generalización podríamos redactarla de esta forma: La pintura se nutre de una piel primaria diferente a la ciencia. El pintor, especialmente, usa los ojos y las manos para sacar al mundo sus urgencias particulares. 

Hasta aquí el paso a paso. Una vez finalizado este desmonte apartado por apartado es factible retomar las generalizaciones de cada uno de ellos, con el fin de redactar el resumen del primer capítulo. Recordemos, en este momento, las cuatro generalizaciones:

1) El pensamiento científico por privilegiar la objetividad pierde el encuentro con las cosas. 2) La ciencia construye autónomamente sus propias técnicas que procura modelizar para todos los casos. Esta manipulación de la realidad deja por fuera la “opacidad del mundo”. 3) El pensamiento científico necesita situarse en el mundo sensible, al igual que cuerpo lo está en nuestra vida. 4) La pintura se nutre de una piel primaria diferente a la ciencia. El pintor, especialmente, usa los ojos y las manos para sacar al mundo sus urgencias particulares.

Aquí es recomendable, de manera rápida, volver a aplicar las cuatro macrorreglas. Pero, para no fatigar a los lectores, bien podemos presentar la siguiente alternativa de resumen al primer capítulo del libro de Merleau-Ponty:

El pensamiento científico, por privilegiar la objetividad, deja de lado el encuentro directo con la realidad. El pintor, por el contrario, se nutre del mundo sensible con el fin de expresar las urgencias particulares del artista.