Alberto Durero: Artista y desnudo (1525).

Alberto Durero: Artista y desnudo (1525).

El segundo momento al elaborar una reseña tiene que ver con la valoración crítica del texto u obra en cuestión. Es decir, es un juicio que el lector hace del objeto de su interés. Y cuando se habla de crítica es para resaltar el tono de juicio (evaluación de las calidades, aciertos y falencias) y no tanto de la mera consignación del gusto negativo de una obra.

Por lo mismo, debe entenderse que la crítica es una opinión razonada. Un discernimiento derivado de la lectura atenta del texto; una interpretación de la obra derivada del proceso consignado en el resumen. La crítica, por lo general, tiene un estilo analítico y está soportada en argumentos. Si se entiende bien este aspecto, se evitará que la reseña termine en el comentario gratuito, el elogio o los defectos infundados o, lo que es más común, convirtiendo la obra en un pretexto para decir cualquier cosa.

Personalmente recomiendo para la valoración crítica tener presente las notas o los subrayados hechos durante la lectura del texto. Esos subrayados, junto al resumen, son la brújula para la tarea de valoración crítica. Nuestro juicio deberá tenerlos siempre presente. Después hay que captar el significado general del texto; sopesar la totalidad de la obra. Es mal consejo querer abarcar todos los senderos del bosque visto o leído. Lo mejor, en consecuencia, es hacer la crítica del conjunto. Puede que dediquemos un párrafo o algunas líneas a un aspecto particular o a un capítulo en especial pero, y esa es una observación ineludible, la valoración es del texto en su totalidad.

Sobra advertir que no es fácil determinar esa valoración si no se tiene un conocimiento o alguna familiaridad con el tema o motivo presentado en la obra. Nuestro deber, entonces, es documentarnos. Darnos a la tarea de investigar y enriquecer la mirada. Aunque el texto es el yunque sobre el cual forjamos el resumen; no resulta suficiente para la parte de la valoración. ¿Qué sabemos de los autores que menciona?, ¿cuál es nuestra comprensión de términos, categorías o disciplinas expuestas a lo largo de sus páginas?, ¿qué más conocemos de ese autor?, ¿con qué otros autores o corrientes de pensamiento podemos relacionarlo?, ¿hemos revisado o tenido a la mano algunas obras especializadas de referencia? La respuesta a estos interrogantes es lo que le da a la crítica consistencia, riqueza y credibilidad. Porque no olvidemos una cosa: la reseña anhela servir de orientación a otros; es una tipología textual idónea para informarnos del contenido de una obra pero también para ayudarnos a sopesar sus alcances o limitaciones.

A veces, cuando no se tiene demasiada experiencia en un campo del saber, la valoración puede echar mano de otros autores considerados especialistas en el tema. Por supuesto, dándoles el crédito respectivo. También resulta conveniente retomar citas del propio texto para reforzar una argumentación o mostrar una evidencia del análisis. Esas frases deben, de igual modo, entrecomillarse y ponerse como notas a pie de página. Pero lo fundamental es el análisis elaborado por el reseñista. Si ha habido una relectura juiciosa de la obra más fácil podrán establecerse las relaciones, las contradicciones o aquellas recurrencias temáticas expuestas en el texto. Así sea reducida la valoración crítica debe explicitar las razones que llevan a determinado juicio. Dicho de manera sencilla, el tono de la valoración debe acercarse al propio de los textos argumentativos.  

Entre las muchas cosas que podemos valorar en un texto está la cohesión y la coherencia entre sus partes; la consistencia en la exposición; el rigor en el uso de fuentes; la pertinencia de los ejemplos; la vigencia o caducidad de los planteamientos; la aplicación de determinadas propuestas; el alcance de determinada propuesta… De igual modo puede enfocarse la valoración crítica de una reseña a la novedad de un planteamiento, la inconsistencia de ciertos argumentos o la vigencia de un orden de ideas. Con esto quiero subrayar la necesidad de tener algunos filtros o criterios a partir de los cuales hacer el balance transversal de la obra. Esos miradores ayudan a darle enfoque y profundidad a la reseña. La recomendación, por lo mismo, es no desperdigarse o tratar de abarcar demasiados aspectos.

Las anteriores reflexiones pueden servir de ayuda al novato hacedor de reseñas. Desde luego, cada texto exige la adecuación y afinamiento de algunos de los aspectos mencionados. Sin embargo, y ahí está la clave si se desea alcanzar un excelente resultado, lo primero y fundamental es la relectura del texto fijado para dicha tarea. Porque si se salta ese paso, si el lector se conforma con una hojeada al libro, lo más seguro es que termine criticando asuntos de los que no habla la obra o tomando por esenciales informaciones que son ancilares o de poco calado. La relectura del texto, hecha de subrayados y glosas, además de arrojar material suficiente para elaborar el resumen también pone al descubierto la estructura de base de la obra, las columnas principales sobre las cuales se construye la valoración crítica.