Pintura de Henriette Browne.

Pintura de Henriette Browne.

Oscar: ¿No te he visto en el blog?

Johana: No. Estoy, como dice el maestro, dejando en salmuera mis dos párrafos.

Oscar: Recuerda que él nos solicitó enviar cuanto antes el ejercicio para alcanzar un mayor número de correcciones.

Johana: Sí, de eso me acuerdo. Lo que pasa es que no me gusta mucho lo que tengo.

Oscar: No importa. Tenemos que lanzarnos. O si no, ¿cómo podemos mejorar nuestros escritos?

Johana: Razón tienes… pero…

Oscar: Mejor envía lo que escribiste así no esté perfecto.

Johana: Bueno. Pero, vi en el blog que el maestro te dijo que tu tarea estaba muy bien.

Oscar: Aunque me falta lo de la puntuación. Casi no uso el punto seguido. Tengo mucha coma, mucha coma…

Johana: Ese problema también yo lo tengo.

Oscar: Sin embargo, me siento contento con mis párrafos.

Johana: ¿Y cómo lo lograste?

Oscar: Primero que todo me leí y releí los textos que el maestro nos recomendó. En el orden sugerido.

Johana: A mí me faltó leer dos de los textos.

Oscar: Eso te pasa por no haber asistido a la última sesión del Nivelatorio.

Johana: Quería venir pero se me presentó una cosa en el colegio. Ni modo. Pero, no me respondiste del todo…

Oscar: Bueno. Después de eso me gasté un buen tiempo revisando las seis citas que nos entregó el maestro. Busqué la forma de agruparlas, de reunirlas alrededor de un aspecto o una situación. Ahí me gasté mis minutos largos; pero ya con eso tuve como una idea de lo que podía hacer.

Johana: O sea que no empezaste como yo….

Oscar: ¿Y cómo lo hiciste tú?

Johana: Pues, primero pensé en lo que era la felicidad y después miraba dónde podía ir metiendo algunas de las citas.

Oscar: Me parece que así es más difícil. A lo mejor los escritores con experiencia logren hacerlo. Pero a mí me funcionó de la manera como te cuento.

Johana: Y después, ¿qué?

Oscar: Con las citas ya agrupadas me puse a meditar sobre la felicidad. Lo que trataba era de hallar una tesis a la cual pudiera irle anexando mis grupos de citas. En esa tarea me gasté mi buen tiempo.

Johana: ¿Y cómo supiste que ya tenías una tesis?

Oscar: Miré los apuntes de la clase pasada del profe y me ayudé con el libro del maestro, Pregúntele al ensayista.

Johana: Sí, me dijeron que debería adquirirlo. Que es muy útil.

Oscar: Es un libro que sirve como un tutor, cuando uno está escribiendo un ensayo.

Johana: ¿Dónde lo conseguiste?

Oscar: Fui a la Panamericana, pero otros lo han conseguido en la Librería Lerner.

Johana: Y después, ¿qué hiciste?

Oscar: Me fijé un pequeño plan para cada párrafo. Me decía: voy a hablar de esto primero y, enseguida, meteré esta cita y cerraré con una reflexión centrada en este asunto.

Johana: ¿Tú, todo lo haces así?

Oscar: Algunas cosas…

Johana: ¿Y entonces?

Oscar: Me puse a redactar mi primer párrafo. Me acordé de lo que había dicho el maestro: la escritura es un trabajo artesanal. Por eso mismo fui por etapas, por pedazos. Siempre leyendo lo anterior antes de lanzarme con la nueva idea.

Johana: ¿Parece fácil? Pero a mí me ha resultado complicado.

Oscar: ¿Y no será que, por el afán, esperas que el texto te salga de una?

Johana: De pronto es por eso… Lo que pasa es yo no tengo paciencia. Soy como mi mamá…

Oscar: Mala cosa, para esto del escribir.

Johana: En la escuela yo me desesperaba en las manualidades.

Oscar: Yo era bueno para dibujar. Me encantaba colorear figuritas de animales.

Johana: No. Yo sí soy negada para dibujar. Bueno… Pero nos fuimos por las ramas. Oscarito, cuéntame tu secreto.

Oscar: No hay secreto. Es puro cuidado. Fíjate que el maestro subió al blog la ilustración de una mano tejiendo… Me parece que es un buen símbolo del ejercicio. Mejor dicho, es coger una voz de un autor y tejerla con nuestra propia voz.

Johana: ¿Y los conectores serían como la aguja?

Oscar: Brillante has estado, mi coequipera de investigación. Los conectores son el puente, las bisagras de que uno se vale para zurcir esos hilos del pensamiento. En la primera corrección que me hizo el maestro me sugirió cambiar dos de ellos.

Johana: Entonces, ni para qué le envío mis desconectados párrafos.

Oscar: Ya te dije que lo mejor es lanzarse al agua.

Johana: Ya veo que necesito salvavidas… Me estoy ahogando.

Oscar: Y fíjate que hay diferentes familias de conectores; se usan para distintas cosas.

Johana: ¿Y dónde encontraste eso?

Oscar: En el libro del maestro.

Johana: Dichoso tú que ya saliste del problema.

Oscar: Aún sigo luchando con una cita que, según la última respuesta del maestro, desarmoniza con mis planteamientos.

Johana: Sabes una cosa, Oscar, en todos los años que llevo estudiando es la primera vez que alguien me lee con tanto cuidado. Recibí cinco correcciones en el pasado ejercicio del contrapunto.

Oscar: Eso es lo que me tiene más contento. Y me he dado cuenta de lo mucho que he avanzado.

Johana: Pues yo también he crecido un poquito. Al menos ahora me fijo en por qué pongo donde pongo los signos de puntuación.

Oscar: A mí me da mucha brega el punto seguido. Y todavía no sé cómo emplear correctamente los dos puntos.

Johana: A mí el signo de puntuación que más me gusta es el punto final.

Oscar: Bueno, compañera, menos risa y más trabajo. ¿Qué esperas para enviar tus dos párrafos?

Johana: Espero que tú me ayudes. Oscarito, ¿por qué  no me colaboras con uno de los textos? No seas malito. Al menos ayúdame con el primer párrafo.

Oscar: Muestra a ver… porque o si no quién te aguanta.

Johana: Mira, aquí están mis pequeñas producciones. Léelos, pero sé benigno con el garrote.

Oscar: Voy a leer en voz alta porque el maestro nos dio ese consejo para saber qué tan acertada era nuestra puntuación.

Johana: Lee, de una vez.

Oscar: “Filósofos, psicólogos y otros intelectuales han escrito sobre la felicidad. Cada uno ha dado una visión diferente como el pensador Fontenelle que decía que ‘un gran obstáculo para alcanzar la felicidad es el prometerse una felicidad demasiado grande’ …”

Johana: No, mejor no. Presta mi cuaderno. Me arrepentí de que me ayudes. Yo solita voy a ver cómo me las arreglo. Ni bruta que fuera.

Oscar: Esa es la actitud. Así habla mi coequipera de proyecto.

Johana: Búrlate. Ya verás cuando aparezca mi texto en el blog con un “excelente”… Envidia te va a dar…