Oscar: ¿No te he visto en el blog?
Johana: No. Estoy, como dice el maestro, dejando en salmuera mis dos párrafos.
Oscar: Recuerda que él nos solicitó enviar cuanto antes el ejercicio para alcanzar un mayor número de correcciones.
Johana: Sí, de eso me acuerdo. Lo que pasa es que no me gusta mucho lo que tengo.
Oscar: No importa. Tenemos que lanzarnos. O si no, ¿cómo podemos mejorar nuestros escritos?
Johana: Razón tienes… pero…
Oscar: Mejor envía lo que escribiste así no esté perfecto.
Johana: Bueno. Pero, vi en el blog que el maestro te dijo que tu tarea estaba muy bien.
Oscar: Aunque me falta lo de la puntuación. Casi no uso el punto seguido. Tengo mucha coma, mucha coma…
Johana: Ese problema también yo lo tengo.
Oscar: Sin embargo, me siento contento con mis párrafos.
Johana: ¿Y cómo lo lograste?
Oscar: Primero que todo me leí y releí los textos que el maestro nos recomendó. En el orden sugerido.
Johana: A mí me faltó leer dos de los textos.
Oscar: Eso te pasa por no haber asistido a la última sesión del Nivelatorio.
Johana: Quería venir pero se me presentó una cosa en el colegio. Ni modo. Pero, no me respondiste del todo…
Oscar: Bueno. Después de eso me gasté un buen tiempo revisando las seis citas que nos entregó el maestro. Busqué la forma de agruparlas, de reunirlas alrededor de un aspecto o una situación. Ahí me gasté mis minutos largos; pero ya con eso tuve como una idea de lo que podía hacer.
Johana: O sea que no empezaste como yo….
Oscar: ¿Y cómo lo hiciste tú?
Johana: Pues, primero pensé en lo que era la felicidad y después miraba dónde podía ir metiendo algunas de las citas.
Oscar: Me parece que así es más difícil. A lo mejor los escritores con experiencia logren hacerlo. Pero a mí me funcionó de la manera como te cuento.
Johana: Y después, ¿qué?
Oscar: Con las citas ya agrupadas me puse a meditar sobre la felicidad. Lo que trataba era de hallar una tesis a la cual pudiera irle anexando mis grupos de citas. En esa tarea me gasté mi buen tiempo.
Johana: ¿Y cómo supiste que ya tenías una tesis?
Oscar: Miré los apuntes de la clase pasada del profe y me ayudé con el libro del maestro, Pregúntele al ensayista.
Johana: Sí, me dijeron que debería adquirirlo. Que es muy útil.
Oscar: Es un libro que sirve como un tutor, cuando uno está escribiendo un ensayo.
Johana: ¿Dónde lo conseguiste?
Oscar: Fui a la Panamericana, pero otros lo han conseguido en la Librería Lerner.
Johana: Y después, ¿qué hiciste?
Oscar: Me fijé un pequeño plan para cada párrafo. Me decía: voy a hablar de esto primero y, enseguida, meteré esta cita y cerraré con una reflexión centrada en este asunto.
Johana: ¿Tú, todo lo haces así?
Oscar: Algunas cosas…
Johana: ¿Y entonces?
Oscar: Me puse a redactar mi primer párrafo. Me acordé de lo que había dicho el maestro: la escritura es un trabajo artesanal. Por eso mismo fui por etapas, por pedazos. Siempre leyendo lo anterior antes de lanzarme con la nueva idea.
Johana: ¿Parece fácil? Pero a mí me ha resultado complicado.
Oscar: ¿Y no será que, por el afán, esperas que el texto te salga de una?
Johana: De pronto es por eso… Lo que pasa es yo no tengo paciencia. Soy como mi mamá…
Oscar: Mala cosa, para esto del escribir.
Johana: En la escuela yo me desesperaba en las manualidades.
Oscar: Yo era bueno para dibujar. Me encantaba colorear figuritas de animales.
Johana: No. Yo sí soy negada para dibujar. Bueno… Pero nos fuimos por las ramas. Oscarito, cuéntame tu secreto.
Oscar: No hay secreto. Es puro cuidado. Fíjate que el maestro subió al blog la ilustración de una mano tejiendo… Me parece que es un buen símbolo del ejercicio. Mejor dicho, es coger una voz de un autor y tejerla con nuestra propia voz.
Johana: ¿Y los conectores serían como la aguja?
Oscar: Brillante has estado, mi coequipera de investigación. Los conectores son el puente, las bisagras de que uno se vale para zurcir esos hilos del pensamiento. En la primera corrección que me hizo el maestro me sugirió cambiar dos de ellos.
Johana: Entonces, ni para qué le envío mis desconectados párrafos.
Oscar: Ya te dije que lo mejor es lanzarse al agua.
Johana: Ya veo que necesito salvavidas… Me estoy ahogando.
Oscar: Y fíjate que hay diferentes familias de conectores; se usan para distintas cosas.
Johana: ¿Y dónde encontraste eso?
Oscar: En el libro del maestro.
Johana: Dichoso tú que ya saliste del problema.
Oscar: Aún sigo luchando con una cita que, según la última respuesta del maestro, desarmoniza con mis planteamientos.
Johana: Sabes una cosa, Oscar, en todos los años que llevo estudiando es la primera vez que alguien me lee con tanto cuidado. Recibí cinco correcciones en el pasado ejercicio del contrapunto.
Oscar: Eso es lo que me tiene más contento. Y me he dado cuenta de lo mucho que he avanzado.
Johana: Pues yo también he crecido un poquito. Al menos ahora me fijo en por qué pongo donde pongo los signos de puntuación.
Oscar: A mí me da mucha brega el punto seguido. Y todavía no sé cómo emplear correctamente los dos puntos.
Johana: A mí el signo de puntuación que más me gusta es el punto final.
Oscar: Bueno, compañera, menos risa y más trabajo. ¿Qué esperas para enviar tus dos párrafos?
Johana: Espero que tú me ayudes. Oscarito, ¿por qué no me colaboras con uno de los textos? No seas malito. Al menos ayúdame con el primer párrafo.
Oscar: Muestra a ver… porque o si no quién te aguanta.
Johana: Mira, aquí están mis pequeñas producciones. Léelos, pero sé benigno con el garrote.
Oscar: Voy a leer en voz alta porque el maestro nos dio ese consejo para saber qué tan acertada era nuestra puntuación.
Johana: Lee, de una vez.
Oscar: “Filósofos, psicólogos y otros intelectuales han escrito sobre la felicidad. Cada uno ha dado una visión diferente como el pensador Fontenelle que decía que ‘un gran obstáculo para alcanzar la felicidad es el prometerse una felicidad demasiado grande’ …”
Johana: No, mejor no. Presta mi cuaderno. Me arrepentí de que me ayudes. Yo solita voy a ver cómo me las arreglo. Ni bruta que fuera.
Oscar: Esa es la actitud. Así habla mi coequipera de proyecto.
Johana: Búrlate. Ya verás cuando aparezca mi texto en el blog con un “excelente”… Envidia te va a dar…
noruan dijo:
Mi profe, que sabio, efectivamente en esas últimas lineas se diluia mi intención de hablar de la dualidad, veamos si lo logré…
La dualidad es una constante que define el fenómeno de la felicidad. La búsqueda de ésta pone a prueba la capacidad de raciocinio del ser humano, es decir la habilidad de descubrir el verdadero sentido de las cosas. Ahondemos más. Con la afirmación de Jacson Pollock “la felicidad es una estación de parada entre lo poco y lo demasiado”, es inevitable pensar al individuo en una actitud reflexiva tratando de encontrar el punto intermedio entre dos extremos, antagónicos por naturaleza, para alcanzar la tan anhelada presea. Aunque hasta aquí podría encontrarse un aspecto clave, en términos de decisión, Romain Rolland adiciona un elemento importante a la afirmación que hace el pintor, la actitud; por eso menciona que “la felicidad es una manera de conocer y amar nuestros propios límites” puesto que asumir una determinada actitud nos puede llevar al éxito o fracaso en estas lides; ya lo decía la nobel de literatura Pearl Buck “muchas personas se pierden las pequeñas alegrías mientras aguardan la gran felicidad”,por navegar entre lo épico y sublime, no se valora lo real y cotidiano.
Benjamín franklin define la felicidad en términos del dualismo, al comparar dos esencias totalmente distintas presentes en el mismo fenómeno “la felicidad humana se forma no tanto con acontecimientos extraordinarios de buena suerte, que raras veces ocurren, como con pequeñas adquisiciones que puedan lograrse todos los días”, existe la posibilidad de estar en el posible allá o en el aquí real. Algo similar se visualiza en la expresión de Miguel de Cervantes Saavedra “gozar de esta ventura cuando a uno le viene y así no quejarse si le pasa”, la dicotomía manifiesta se encuentra entre los términos gozar y quejarse, la cual podría resolverse con ayuda del pensamiento juicioso y estructurado en torno a estos dos estados. Entonces, apelar a la razón es un mecanismo que permite develar lo que subyace a esos momentos que rodean la vida del hombre y que pueden tornarse imperceptibles, en este sentido podríamos encontrar “un gran obstáculo, al prometernos una felicidad demasiado grande”, tal y como lo afirmó Fontenelle. El ejercicio del raciocinio es fundamental para desarrollar un conocimiento que medie entre la idea que tenemos de la felicidad y lo que ella en el mundo real es, de manera que esto se traduzca en encontrar su esencia y entender ese carácter esquivo y concomitante que le es propio.
fernandovasquezrodriguez dijo:
Noruan, gracias por tu comentario. Muy bien.
Constanza Guzmán Duque dijo:
Un saludo Profesor Fernando, envío ejercicio, para corrección. Muchas Gracias.
Es interesante advertir como la sociedad de consumo, nos impone un límite de felicidad inalcanzable, una idea de felicidad que está asociada a la adquisición de bienes materiales, un consumismo ilimitado que genera insatisfacción permanente, ya que siempre se está deseando más, por lo tanto, “Un gran obstáculo para alcanzar la felicidad es el prometerse una felicidad demasiado grande” (Fontenelle). Se es esclavo de renovar la tecnología, el carro, el vestuario, el “look”, el título profesional, la posición social, se vive para el futuro, olvidando disfrutar las vivencias de cada día, las cuales conforman la vida misma, por esto puede afirmarse que, “Muchas personas se pierden las pequeñas alegrías mientras aguardan la gran felicidad”. (Pearl Buck).
Por consiguiente, es de vital importancia comprender que “La felicidad es una estación de parada entre lo poco y lo demasiado” (Jackson Pollock), suspender la carrera por un momento y detenerse a reflexionar, ¿Qué es lo más importante de nuestro corto paso por la tierra? No se trata de tenerlo todo, alcanzarlo todo, ser todo, en una competencia sin fin, sin sosiego, es preciso interiorizar que “La felicidad es una manera de conocer y amar nuestros propios límites”. (Romain Rolland), conocer y amarme a mí mismo, confiar en sí mismo, encontrar la paz interior, aceptar que “La felicidad humana se forma no tanto con acontecimientos extraordinarios de buena suerte, que raras veces ocurren, como en pequeñas adquisiciones que pueden logarse todos los días” (Benjamín Franklin), la verdadera felicidad está en las cosas sencillas, en poder extasiarse con un amanecer, con el verdor de las montañas, el olor de las flores, compartir suficiente tiempo con los seres queridos, que nunca será suficiente cuando hayan partido, y cuando pase el tiempo y el final se acerque, que no sea demasiado tarde para comprender que vivimos en una carrera loca por alcanzar lo que nunca tenía fin y que perdimos el tiempo más valioso de la vida, porque, “El que no sabe gozar la ventura cuando le viene, no debe quejarse si se le pasa”. (Miguel de Cervantes Saavedra).
fernandovasquezrodriguez dijo:
Constanza, gracias por tu comentario. Empiezas bien pero luego te pones a aglomerar citas sin que armonicen con tus planteamientos. Revisa. Si no tienes una cita de base las citas te quedarán desarticuladas.
noruan dijo:
Hola profe. Ajustando, te presento:
La dualidad es una constante que define el fenómeno de la felicidad. La búsqueda de ésta pone a prueba la capacidad de raciocinio del ser humano, es decir la habilidad de descubrir el verdadero sentido de las cosas. Ahondemos más. Con la afirmación de Jacson Pollock “la felicidad es una estación de parada entre lo poco y lo demasiado”, es inevitable pensar al individuo en una actitud reflexiva tratando de encontrar el punto intermedio entre dos extremos, antagónicos por naturaleza, para alcanzar la tan anhelada presea. Aunque hasta aquí podría encontrarse un aspecto clave, en términos de decisión, Romain Rolland adiciona un elemento importante a la afirmación que hace el pintor, la actitud; por eso menciona que “la felicidad es una manera de conocer y amar nuestros propios límites” puesto que asumir una determinada actitud nos puede llevar al éxito o fracaso en estas lides; ya lo decía la nobel de literatura Pearl Buck “muchas personas se pierden las pequeñas alegrías mientras aguardan la gran felicidad”,por navegar entre lo épico y sublime, no se valora lo real y cotidiano.
Benjamín franklin define la felicidad en términos del dualismo, al comparar dos esencias totalmente distintas presentes en el mismo fenómeno “la felicidad humana se forma no tanto con acontecimientos extraordinarios de buena suerte, que raras veces ocurren, como con pequeñas adquisiciones que puedan lograrse todos los días”, existe la posibilidad de estar en el posible allá o en el aquí real. Algo similar se visualiza en la expresión de Miguel de Cervantes Saavedra “gozar de esta ventura cuando a uno le viene y así no quejarse si le pasa”, la dicotomía manifiesta se encuentra entre los términos gozar y quejarse, la cual podría resolverse con ayuda del pensamiento juicioso y estructurado en torno a estos dos estados. Entonces, apelar a la razón es un mecanismo que ayuda a develar lo que subyace a esos momentos que rodean la vida del hombre y que pueden pasar casi que imperceptibles, en este sentido podríamos encontrar “un gran obstáculo, al prometernos una felicidad demasiado grande”, tal y como lo afirmó Fontenelle. Por lo anterior el ejercicio del raciocinio potencia la capacidad de tomar de decisiones que conducen a saborear el triunfo de alcanzar la tan esquiva felicidad.
fernandovasquezrodriguez dijo:
Noruan, gracias por tu comentario. Muy bien. No pierdas hacia el final del segundo párrafo tu tesis de la dualidad de la felicidad.
oscar perez dijo:
Buenas Noches espabilado maestro Fernando, tal vez muy sobre el tiempo para la revisión, de todos modos envío tercer intento del ejercicio escritural.
La felicidad es incierta, en la medida que depende de las emociones positivas de cada ser humano. Esto equivale a decir que la felicidad está sujeta al grado de satisfacción de cada persona frente a los circunstancias de la vida.
Cuando una persona es feliz, bien podríamos preguntáramos ¿porque está feliz?, y tal vez encontremos que es gracias a la satisfacción que le produjo el alcanzar un logro, un placer corporal, la alegría del orgullo u otra causa semejante, por lo tanto, podemos asumir que cada ser humano es consciente de sus posibilidades o limitaciones para llegar a este estado de ánimo “la felicidad”, y es que tal como lo asegura el Nobel de Literatura Romain Rolland. “La felicidad es una manera de conocer y amar nuestros propios límites”, solo así proyectaremos un suelo firme, pavimentado con una conciencia realista de nuestra vida. Por estas razones, es bueno que no pretendamos poseer bienes materiales lujosos y hasta mundanos o queramos vivir situaciones casi utópicas para sentirnos satisfechos y palpar así felicidad, pues claramente no será fácil llegar cumplir tales metas, aún mejor lo diría Bernard Le Bovier de Fontenelle escritor y filósofo francés “Un gran obstáculo para alcanzar la felicidad es el prometerse una felicidad demasiado grande”. Ahora bien, esas personas que viven en busca de esa “gran” felicidad, asumen un accionar cotidiano insensible a los detalles, esclavizados por ese fin, caminando con antojeras, sometidos a trabajos agotadores y rutinas aburridas, todo para empeñar la vida entera por un capricho disfrazado de felicidad, entonces, privarse de esplendidos y fugaces momentos que si los lograran percibir y vivenciar, sabrían que es posible ser feliz, como lo expresa la diciente cita de Pearl Buck “Muchas personas se pierden las pequeñas alegrías mientras aguardan la gran felicidad”.
Y es que seguramente, dentro de tu cotidianidad, efectuaras acciones que están llenas de valor anímico, que generan sonrisas, que dan llanto de alegría, que mueven la compasión y servicio por los demás, y es todo esto la muestra de que la felicidad está en los acontecimientos sencillos en su forma pero granes en su esencia, bien lo dice la afirmación hecha por el político, científico e inventor estadounidense Benjamín Franklin “La felicidad humana se forma no tanto con acontecimientos extraordinarios de buena suerte, que raras veces ocurren, como con pequeñas adquisiciones que pueden lograrse todos los días” . Pero no pensemos entonces, que no debemos pretender cosas o plantearnos objetivos que al hacerse realidad nos consagraran en dicha, lo que hay que pensar es en no descuidar la riqueza del diario vivir y lo mesurable de un objetivo magno pero alcanzable para lograr la felicidad como resultado, tal como Jackson Pollock señalaba: “La felicidad es una estación de parada entre lo poco y lo demasiado”. Lo dicho hasta aquí, nos invita a reflexionar sobre la posibilidad de ser felices sin tanta exigencia a la vida, llenos de humildad y esfuerzo, atentos a los detalles que devendrán en dicha, alegría y felicidad, ya lo decía Miguel de Cervantes Saavedra “El que no sabe gozar de la ventura cuando le viene, no debe quejarse si se le pasa”.
fernandovasquezrodriguez dijo:
Oscar, gracias por tu comentario. Muy bien. Revisa la escritura de “antojera”.
oscar perez dijo:
Recordar estos ejercicios, es despertar la fuerza para dejar la actitud pamposada que, tal vez por el cansancio, comienza a abordarnos en el arduo camino de la maestría.
fernandovasquezrodriguez dijo:
Oscar, gracias por tu comentario.
Elkin Ballesteros dijo:
Elkin Ballesteros Guerrero
Segundo intento
La felicidad de las pequeñas cosas
La felicidad no es el resultado de hacer cosas grandes, sino cosas pequeñas pero con amor que al final se transcriben en felicidad. Bajo esta perspectiva, Pearl Buck asegura: “Muchas personas se pierden las pequeñas alegrías mientras aguardan la gran felicidad” a mi modo de ver, cada persona debe regocijarse de los diferentes espacios en la vida por pequeños que sean estos. De parecido modo el ilustre escritor Cervantes Saavedra afirma “El que no sabe gozar de la ventura cuando le viene, no debe quejarse si se le pasa” una vez más se certifica, como debe ser fructífero los distintos momentos. Parece sin embargo, como si “La felicidad es una manera de conocer y armar nuestros propios límites” (Romain Rolland) por consiguiente, es evidente como la persona fácilmente es infeliz porque no conoce sus limitaciones, es decir, desconoce cómo amar lo limitado. Por ende, al final la limitación podría aparecer como un obstáculo ante la felicidad.
Conviene observar, sin embargo, que “Un gran obstáculo para alcanzar la felicidad es el prometerse una felicidad demasiado grande” (Fontenelle) desde este punto de vista, el autor pone a la vista que nunca se podría pensar en cosas demasiado grandes porque están lejos del entorno. No obstante, se puede decir que “La felicidad es una estación de parada entre lo poco y lo demasiado” (Jackson Pollock). En otras palabras, aquello que llamamos felicidad necesita hacer un alto en el camino y pensarse en sí mismo, es decir, entre lo poco o mucho que se tiene, desde luego esta estación de parada es un auto análisis de lo que se quiere o desea. Por otra parte “La felicidad humana se forma no tanto con acontecimientos extraordinarios de buena suerte, que raras veces ocurren, como con pequeñas adquisiciones que pueden lograrse todos los días” (Benjamín Franklin). Para condensar lo anteriormente dicho, la felicidad no se establece de grandes vicisitudes, sino de pequeñas sucesos hechos con amor, cosas o acontecimientos que pueden adquirirse todos los días y allí encontrar verdadera la felicidad.
fernandovasquezrodriguez dijo:
Elkin, gracias por tu comentario. Valoro tu segundo intento. Todavía no logras incorporar las citas de manera fluida con tus planteamientos. Tampoco se trata de hacer perífrasis o comentarios a cada cita.Revisa. Si no tienes una tesis de fondo las citas te van a quedar fracturadas.
nelson Gonzalez Chisco dijo:
MI FELICIDAD
Considero que la felicidad en la mayoría de los casos va estrechamente unida y ligada a una experiencia de vida personal, desde el mismo momento de la concepción y más aun entre lazada con todos esos carmas que traemos desde nuestros ancestros; es algo cultural y hasta de tradición, como dice (Pearl Buck) “muchas personas se pierden las pequeñas alegrías mientras aguardan la gran felicidad”, esperándola le llega la vejez y la muerte. En el día a día dejamos pasar lo bonito de las situaciones sencillas por esperar el gran día…
“un gran obstáculo para alcanzar la felicidad es el prometerse una felicidad demasiado grande “(Fontenelle).
Retomando mi idea original debo agregar que aunque la felicidad debe nacer y proyectarse del interior de cada ser, no deja de estar condicionada por el contexto y lo que esto socialmente implica ,como dijera Miguel de Cervantes Saavedra” El que no sabe gozar de la ventura cuando le viene , no debe quejarse si se le pasa”
En mi condición particular no relaciono felicidad con yates, cruceros y zafarís… “La felicidad es una manera de conocer y amar nuestros propios límites “(Romain Rolland)…mi felicidad al igual que lo dice el señor Romain no está en el marco de lo material y se claramente en qué contexto y situación particular se puede dar. Pero en esta filosofía personal de sentir la felicidad me identifico mas con Benjamin Franklin cuando dice “la felicidad humana se forma no tanto con acontecimientos extraordinarios de buena suerte, que raras veces ocurren, como con pequeñas adquisiciones que pueden lograrse todos los días”; la cuestión es saberlas identificar…algo así como cuando se come un postre a cucharaditas…cada día habrá algo que degustar. En la frase de Jackson Pollock “la felicidad es una estación de parada entre lo poco y lo demasiado “me quedo mas con lo” poco “, consciente de que muchos pocos lograran en ultimas mi felicidad.
Nelson González
fernandovasquezrodriguez dijo:
Nelson, gracias por tu comentario. Las citas aún no se incorporan fluidamente con tus planteamientos. Más que hacer una perífrasis a las citas de lo que se trata es de articularlas con tu tesis. Revisa el uso de la puntuación. Por lo general, se cita a los autores usando el apellido y no el nombre (Rolland y no Romain). Analiza y ajusta.
Ramiro Rico Martínez dijo:
saludos profe Fernando, una más. gracias por sus comentarios.
La felicidad no es un fin en sí misma aunque se le concedió tal imposible en la vida humana. Por mucho tiempo se pensó que habría un lugar o estado lleno de dicha y felicidad, y, ese pensamiento era la meta del hombre. Sin embargo, la felicidad es transitoria y se alimenta de alegrías ocasionales. La razón se pone de mi lado si tomamos en cuenta la afirmación de la escritora Pearl Buck, premio nobel de literatura: “Muchas personas se pierden las pequeñas alegrías mientras aguardan la gran felicidad”. Fontanelle, el gran pensador, se acerca a esta idea y la refuerza: “Un gran obstáculo para alcanzar la felicidad es el prometerse una felicidad demasiado grande”. De acuerdo a esto, la felicidad tiene que ver con alcanzar sueños posibles, deseos viables, miradas factibles. Romain Rolland historiador y premio nobel lo expresa notablemente: “La felicidad es una manera de conocer y amar nuestros propios límites”.
Debo agregar que la felicidad se relaciona con el equilibrio que como seres humanos atribuimos a las cosas, a las vivencias. Estos asuntos también están condicionados por límites. Jackson Pollock , versátil pintor del siglo XX, lo expresa de la siguiente manera: “La felicidad es una estación de parada entre lo poco y lo demasiado”. Esta última frase se relaciona con lo que logramos, con lo que somos capaces de hacer como seres potenciales, como lo dijo Benjamin Franklin, eminente político del siglo XX: “La felicidad humana se forma no tanto con acontecimientos extraordinarios de buena suerte, que raras veces ocurren, como con pequeñas adquisiciones que pueden lograrse todos los días”. Pero vale recalcar que estos límites materiales siguen perteneciendo a la esfera de lo transitorio, lo que llega a ser, y luego pasa. Miguel De Cervantes Saavedra, creador de la novela moderna, conocía la brevedad de la felicidad: “El que no sabe gozar de la ventura cuando le viene, no debe quejarse si se le pasa”. Al parecer, Saavedra también destaca la condición momentánea de la felicidad.
fernandovasquezrodriguez dijo:
Ramiro, gracias por tu comentario.Hay un buen avance. No aglomeres las citas; búscales una apropiación con el flujo de tus ideas. Si pierdes la tesis base de tu texto las citas quedarán desarticuladas.
LUZ DARY VALENCIA PINZÓN dijo:
Buenas noche profe: acogiendome a sus comentarios intente con mucho esfuerzo generar cambios y voy por mi segundo intento
¿DE QUE DEPENDE MI FELICIDAD?
Hago una introspección y comprendo a través de mis propias vivencias y del reflejo de las experiencias de otras personas, y deduzco que: la felicidad depende de lo que cada individuo quiera o espere de la vida; con esta afirmación quiero decir que, para una madre la felicidad puede estar en el disfrute de los pequeños momentos con sus hijos, y no le pasaría lo que nos enuncia la maestra y escritora Pearl Buck la cual nos dice que “muchas personas se pierden las pequeñas alegrías mientras aguardan la mayor felicidad”. Cabe oponer a esto que también existen personas que sustentan la felicidad en la aventura, en los deportes extremos buscándola en la adrenalina que estos producen; esto nos conduce a tener en cuenta las palabras de Romain Rollan, escritor Francés cuando asevera que “la felicidad es una manera de conocer y amar nuestros propios límites”. Límites que debemos hacer conscientes porque buscamos someter en muchas ocasiones a la felicidad en proyectos inalcanzables que nos absorben y nos desgastan por largo tiempo. Al final pasa lo que fontenelle con acierto nos dice, que “Un gran obstáculo para alcanzar la felicidad es el prometerse una felicidad demasiado grande”.
Al comenzar esta reflexión señale que la felicidad depende de mi perspectiva de vida por eso lo que para mí es causa de felicidad es posible que para otros no lo sea. Si ahondamos en la vida de un Artista; es muy posible que para él sea poco relevante el aspecto material ya que por sus niveles de sensibilidad lo importante en sí: es el equilibrio de su Arte. Y esto lo sabe el pintor Jackson Pollock cuando afirma que “la felicidad es una estación de parada entre lo poco y lo demasiado”. Por el contrario para muchos; lo anterior, no tendrá ni valor, ni trascendencia por que para ellos lo importante será obtener riquezas, fama y prestigio que también es muy válido; solo que es diferente. Son estas disertaciones lo que hacen fundamental saber definir de qué depende mi felicidad, y cuando lo tenga claro debo asumir las acciones que me lleven a este estado; ya que si no lo hago, estaré en camino de sufrir la que dice nuestro dramaturgo y novelista Miguel de Cervantes Saavedra cuando afirma que “el que no sabe gozar de la aventura cuando le viene, no debe quejarse si se le pasa” , en otras palabras sería; si no tenemos claro lo que queremos, lo más posible, es que cuando lo tengamos no lo veamos y en este momento pienso que es muy fácil ser feliz ya que depende únicamente de mí. Para finalizar mi reflexión es muy conveniente tener en cuenta que “la felicidad humana se forma no tanto con acontecimientos extraordinarios de buena suerte, que raras veces ocurren, como con pequeñas adquisiciones que pueden lograrse todos los días” frase célebre que nació del sentir de Benjamín Franklin.
fernandovasquezrodriguez dijo:
Luz Dary, gracias por tu comentario. Valoro tu segundo intento. Tienes una tesis que vas desarrollando a lo largo de los dos párrafos; sin embargo, no todas las citas armonizan con tu escrito (analiza, por ejemplo, la de Pearl Buck, Romain Rolland o Jackson Pollok). Te recuerdo que las citas deben armonizar con tus planteamientos.
Wilson Avendaño Amézquita dijo:
Buenos días maestro, envío mi escrito, aguardando sus nobles comentarios.
La felicidad, destino final.
El devenir incesante del ser humano en sus costumbres, deseos, ideales, etc., y la percepción que este ha tenido sobre el sentido de la vida en lo corrido de la historia, indiscutiblemente han sido una gran fuente de tensión en cada época, por lo que surge la imperiosa necesidad de establecer ¿qué es eso de la felicidad? No con el ánimo de agotar el tema o redactar un manual que conduzca hacia ella, sino con el noble propósito de generar, tal vez, otro criterio de tensión más allá de la subjetividad o el relativismo que si bien es cierto avalan formas de pensar como las expuestas por Pearl Buck cuando sostiene que “muchas personas se pierden las pequeñas alegrías mientras aguardan la gran felicidad” o la de Cervantes cuando señala que “el que no sabe gozar de la ventura cuando le viene, no debe quejarse si se le pasa”, no es menos cierto que no responden a un criterio racional y universalmente válido sobre el tema sub-examine.
En este sentido, es importante precisar que la felicidad tiene que ver directamente con la naturaleza del ser humano, esto es, con aquello que lo hace ser lo que realmente es, un ser único y diferente de los demás seres que ocupan el orbe. Tal diferencia está cimentada en dos aspectos esenciales: la razón y el amor, los cuales son el fin último de hombres y mujeres, la felicidad, que en palabras del escritor francés Romain Rollan no es otra cosa que “una manera de conocer y amar nuestros propios límites”; entonces la razón y el amor son la fuente de la felicidad humana, que nada tiene que ver con las vicisitudes del diario vivir, de sus venturas o alegrías, sino con el encuentro personal e íntimo que le advierte a cada individuo que sus límites son una autoimposición, porque el ser humano está destinado a llegar a la felicidad desde la infinitud de sus posibilidades.
fernandovasquezrodriguez dijo:
Wilson, gracias por tu comentario. Relee bien las citas para no perder su sentido. Trabaja más los textos para que las citas se incorporen mejor con tus propias ideas. ¿Cuál es la tesis de fondo de tu texto?