Pintura de Alex Alemany.

Pintura de Alex Alemany.

Isabel: Hola, Clarita, ¿cómo te acabó de ir?

Clara María: Bien, cansada pero feliz.

Isabel: Lo mismo que yo.

Clara María: Estoy tan entusiasmada con el inicio de esta Maestría.  

Isabel: Yo también. Mi hijo me dijo que no me había visto tan feliz desde hace muchos años.

Clara María: Figúrate que mi hija, la menor, me hizo un jugo para que trajera para mis onces.

Isabel: Pero es intensa esa jornada del fin de semana, ¿no?

Clara María: Sí. Es duro. Aunque con tantas cosas por aprender y tantas lecturas y con eso del proyecto de investigación, pues uno apenas se da cuenta que ya pasaron esas catorce horas de trabajo.

Clara María: Yo ya estoy preparando la tarea que nos dejaron de hacer el autorretrato.

Isabel: La bendita etopeya, ¿cierto?

Clara María: Sabes, Chavelita, que ese término es nuevo para mí…

Isabel: Y para mí también…

Clara María: Por lo que entendí se trata de decir quién es uno en un párrafo. Pero no físicamente, sino dando cuenta de las virtudes y defectos, del temperamento, de las creencias y los valores más significativos que tenemos…

Isabel: Y usando las palabras más precisas…

Clara María: Sí, en eso insistió mucho el maestro. Que deberíamos hacer una descripción bastante precisa.

Isabel: Yo el sábado por la noche le pregunté a Otoniel, mi marido, que me hiciera una descripción sincera de cómo era yo…

Clara María: ¿Y qué te dijo?

Isabel: Sólo me dijo tres palabras: mandona, gritona y dormilona. Pero como le dije que se pusiera serio, me dijo que yo era una buena madre y que no sabía cocinar. Al final me dijo que a qué se debía el interrogatorio. Yo le conté lo de la Maestría y él, como para quedar bien, me definió como una persona consagrada al estudio y muy trabajadora.

Clara María: La que se tomó en serio la pregunta, fue Yessenia, la menor de mis hijas. Ella me dijo que yo era muy regañona y como intransigente. Que por cualquier cosa me ponía brava y que, y esto si me puso a pensar, que había días que me sentía como triste.

Isabel: No siempre es fácil aceptar lo que dicen de uno; sobre todo los seres que uno más quiere.

Clara María: Eso es verdad. Pero es inevitable. Los demás nos perciben de manera diferente. El mayor de mis hijos, el que empezó a estudiar ingeniería, me dijo por teléfono que yo era su ejemplo a seguir y que mi mayor problema era mi obsesión con el orden…

Isabel: Estuve tentada a hacerle caso al profesor y llamar a un exnovio, que tuve. A ver si mi carácter era diferente cuando yo tenía 20 años menos.

Clara María: Yo creo que a uno lo perciben distinto en cada época de la vida.

Isabel: Ojalá. Bueno, pero lo que me tiene un poco inquieta es hacer ese autorretrato en un párrafo. Y subirlo al blog. Me da como pena que todos se enteren de las cosas íntimas de uno.

Clara María: Pero para vencer ese temor está el libro álbum que nos presentó el profesor. ¿Cómo era que se llamaba?

Isabel: Una pesadilla… No. El monstruo en el armario.

Clara María: No. “Una pesadilla en mi armario”.

Isabel: A mí ese libro me puso a pensar. Porque no creas, Clarita, esto de volver a estudiar ya siendo uno veterano, pues no deja de producir cierta angustia. ¿Qué tal que uno no dé la talla? , ¿o que no pueda con tantas obligaciones académicas?

Clara María: A mi esa presentación del libro álbum lo que me produjo fue una mayor convicción. Que a los miedos no hay que huirles o sacarles el cuerpo. Que uno debe aceptarse con sus limitaciones. Y eso que dijo el profesor que me llegó al alma: “La masa con que se hace el pan de la educación, es el error”. No debemos tenerle miedo a nuestros errores; más bien tomarlos de la mano y meterlos en la cama, como vimos en la diapositiva.

Isabel: Voy a decirle a mi hermana, la que vive en Bogotá, que me lo busque en una librería. Sería muy chévere trabajarlo con mis niños del colegio.

Clara María: Pero volviendo al asunto, yo he hecho varios borradores de mi autorretrato. Empecé un cuaderno nuevo.

Isabel: Y cómo sabe uno lo de las líneas; porque el párrafo debe tener de extensión entre 8 y 12 líneas, según recuerdo.

Clara María: Lo que he pensado es lo siguiente: primero hago mi texto a mano. Lo corrijo hasta que me satisfaga. Y después lo paso al computador y, allí, iré contando las líneas.

Isabel:¿En qué letra fue que dijo?

Clara María: En Times new roman de 12 puntos…

Isabel: Sabes que sí, esa puede ser una buena estrategia. Y las lecturas previas, ¿ya las hiciste?

Clara María: Ya me leí la primera. ¿Qué tal el ejercicio de esa profesora con el tomate? Una dura esa maestra. Yo voy a copiar ese ejercicio con mis estudiantes. Me pareció impactante.

Isabel:¿Dónde está ese ejercicio?

Clara María: En la primera lectura sugerida por el maestro. Esa que se llama: “Escribir: dibujar con palabras”.

Isabel: Es que yo me metí de una a la lectura de la etopeya…

Clara María: El profe aconsejó seguir una ruta de lecturas. Alguna intención debe tener para darnos ese recorrido.

Isabel: Pero tú sabes, Clarita, que yo soy impaciente y acelerada.

Clara María: Eso, entonces, hay que ponerlo en tu autorretrato.

Isabel: Sí. Eso será lo mejor. Pero por mi acelere me puse a mirar fotos viejas. Yo tengo varios álbumes de pastas grandes, de esos que uno usaba para guardar fotografías de fechas especiales. Me puse a revisarlos con mi hermana, que vino a “chismosear” cómo me había ido en el inicio de mi posgrado y, como le conté lo de la tarea, al final no sé por qué terminamos revisando esos álbumes. Nos reímos y lloramos un rato. Especialmente con las fotos de mi mamá, que murió hace dos años. Y entre charla y charla ella me fue relatando cosas de cómo era yo de niña y cómo era de “fregada” en el colegio.

Clara María: Uno no acaba de conocerse, Isabelita. Uno es una especie de laberinto.

Isabel: Uy, te inspiraste compañera. Ya esa Maestría te está haciendo efecto.

Clara María: Y con solo un fin de semana… Espera a ver cuando llegue al último semestre.

Isabel: Se me ocurrió hacer un cuadro de mis defectos y mis virtudes, para empezar por algún lado.

Clara María: Puede ser bueno. Aunque el maestro dijo que la etopeya no era presentar un listado de defectos o cualidades. Que era más un conjunto de oraciones en las que describíamos nuestro carácter. “Un dibujo moral de nuestra interioridad”. Eso fue lo que repitió.

Isabel: Voy a hacer un mapa de ideas a ver si ordeno tantas cosas que tengo en la cabeza.

Clara María: Sabes que sí. Esa puede ser una estrategia para organizar las diferentes partes del párrafo. Y después viene lo de hallar las palabras más precisas para describir un comportamiento, un temperamento o una forma de ser.

Isabel: Qué interesantes esas referencias bibliográficas que nos compartió el maestro…

Clara María: Yo no tenía ni idea de que había diccionarios de dudas del idioma y mucho menos esos otros de ideas afines…

Isabel: Y qué tal ese diccionario razonado de sinónimos y antónimos.

Clara María: Qué cantidad de ayudas y de cosas nuevas estamos recibiendo.

Isabel: Y lecturas en cantidad.

María Clara: Yo a raticos he estado leyendo lo de investigación acción…

Isabel: Sabes que me puse a mirar lo de aprender a resumir. Un artículo del libro del profesor.

Clara María: Sí, sí… Lo tengo en capilla para leerlo esta noche. Es que me puede servir para ajustar y mejorar una tarea que les había puesto a mis alumnos.

Isabel: Bueno. Nos toca cortar la conversación, o no logramos hacer todas esas tareas.

Clara María:¿Y ya miraste el blog? Acuérdate que es domingo. Y el profe nos dijo que los comentarios había que hacerlos en la entrada de este día. Pero desde mañana hasta el jueves.

Isabel: Eso lo haré más tardecito. Por ahora, voy a ver qué le hago de comida a mi familia. Chao.

Clara María: Que descanses. Buenas noches.