La écfrasis era uno de los ejercicios de la retórica clásica. Una práctica para adiestrarse en la descripción de cuadros u objetos artísticos. Lo que se pretendía era que los estudiantes lograran transmitir con palabras la experiencia de haber visto o mirado con detalle una obra real o ficticia. El ejemplo canónico de dicha tarea era la descripción del escudo de Aquiles, elaborada por Homero en el canto XVIII de la Ilíada o las Imágenes de Filóstrato el Viejo. Pero más allá de una larga historia de la écfrasis lo importante es subrayar el valor de dicho tipo de descripción para aprender a vincular la palabra escrita con las formas pictóricas. Un tema que, por lo demás, fue profusamente estudiado en el Renacimiento.
Dicho lo anterior, ahondemos en algunas particularidades de esta modalidad de descripción. La primera característica está relacionada con el aspecto de la composición inherente a la écfrasis. Luz Aurora Pimentel, estudiosa mexicana del tema, ha escrito que este objeto plástico pone en juego “la selección, jerarquización y organización de los detalles”. Quien hace este tipo de descripción debe saber que, como el pintor, necesita antes de cualquier cosa organizar el espacio; después, deberá saber qué objetos o elementos van a entrar en ella y cómo están jerarquizados. Esa organización del espacio es la que logra que el espectador dimensione o vislumbre lo que, por supuesto, está ausente. Pero, además, con esta disposición espacial se pretende llamar la atención o direccionar la mirada del espectador. La écfrasis pone en alto relieve aspectos que a primera vista serían inadvertidos o tendrían muy baja significación visual.
La segunda particularidad es ésta: la écfrasis invita al escritor a hacer vívido aquello que desea describir. No es un listado de cosas o un inventario de personas o situaciones. Más bien es un “montaje” animado por el lenguaje; una oportunidad para revivir con palabras lo que está fijo en dos dimensiones o que se muestra inerte ante nuestros ojos. El que hace una buena écfrasis vivifica lo silente y quieto; elabora una especie de “reconstrucción” de lo que fue en algún momento móvil y parlante. Tal vez por eso este tipo de descripción fue privilegiado por la épica y de igual modo capitalizado por la narrativa. La descripción, así entendida, no es un decorado inánime sino una verdadera puesta en escena, una obra de teatro en la que las palabras son los actores de tal representación. Quien lee una excelente écfrasis puede reanimar dicho espectáculo. En este sentido, la écfrasis es una forma de la hipotiposis.
Una tercera peculiaridad, que es también la principal función didáctica de la écfrasis, es la de afinar la agudeza visual y la competencia lexical del escritor. Describir escenarios, objetos, implica cualificar la observación y proveerse de un buen repertorio de términos (especialmente sustantivos) que logren comunicar de manera precisa tal ambiente. La pintura u obra artística servirá de referente, pero dependerá del escritor tener a la mano la palabra precisa para distinguir un color, una textura, una proporción, un movimiento o la estructura de un cuadro. Desde luego, también necesitará una gama de adverbios y un adecuado uso de las preposiciones. En síntesis, cuando se hace un ejercicio de écfrasis no solo se agudiza la mirada para dar cuenta de los detalles sino que, a la par, se muestra un dominio en la precisión de los términos.
Con estos referentes en mente, ahora sí es oportuno explicar el nuevo reto que les he propuesto a los estudiantes de primer semestre de la Maestría en Docencia de la Universidad de La Salle. El ejercicio consiste en escribir una écfrasis teniendo como modelo el cuadro “Ulises y las Sirenas” del pintor John William Waterhouse. La extensión de la descripción debe ser entre 15 y 20 líneas. Sobra decir que no se trata de hacer una interpretación o comentario de la obra sino una detallada y vivaz descripción de la misma. La invitación, entonces, es a inspeccionar con minucia la obra del pintor británico y a representar con palabras esa otra representación elaborada con óleos.
Claudia Milena Delgadillo Ríos dijo:
Cuarto intento con otra versión de écfrasis.
El lienzo de Jhon William Waterhouse de su pintura “Ulises y las Sirenas” muestran las azules aguas del mar Tirreno parte del mar Mediterráneo que se extiende al oeste de la península itálica, las cuales llevan acuestas la embarcación de Ulises y su tripulación. La embarcación una galera construida en madera y hierro, la popa con forma de gancho tiene la apariencia de cola de pez por sus azules escamas y su punta de aleta, la parte de la proa que se alcanza a divisar muestra una especie de ojo amarillo que significa la protección de los marineros en combate, la galera se encuentra pintada de color azul claro, amarillo, rojo y dorado. La vela de color rojo ayuda a ganar velocidad con el viento que atrapa, la aleta del casco a estribor muestra seis caras de leones por donde salen los remos que impulsan la embarcación. La tripulación costa de 13 hombres, uno representa a Ulises amarrado de pies y manos al mástil; vestido con una túnica blanca con un bordado en la parte inferior. Los 12 hombres encargados de remar, están divididos 6 a estribor y 6 a babor, estos hombres dirigen la embarcación, dos de ellos se encuentran a estribor al lado de la popa, uno no está remando, ésta acurrucado tapándose los oídos con las manos y el otro de pie vestido con una túnica azul da la impresión que él rema para el lado contrario. A estos hombres los rodean 7 criaturas místicas llamadas arpías con cara de bellas mujeres, cabello negro o castaño, largo y lacio y cuerpo de aves de rapiña gigantes, las plumas no denotan belleza alguna, debido al color que es opaco entre negro y marrón. Esta pintura plasma una de las aventuras que tuvo que pasar Ulises para llegar a Ítaca al lado de su esposa Penélope.
fernandovasquezrodriguez dijo:
Claudia Milena, gracias por tu comentario. Muy buen logro. Felicitaciones.
Harold Ricardo Godoy Montoya - maestria docencia - primer semestre dijo:
Écfrasis primer intento
Saliendo de la Morada de Hades, despuntando el alba, recorriendo la ruta que la diosa circe le describió la noche anterior para regresar Itaca, se encuentra Ulises, navegando el mar en una Galera, acompañado por su leal tripulación, con el viento a favor, y siguiendo al pie de la letra la instrucción que los protegería de caer en el hechizo mortal del canto de las arpías, la recomendación consistía en llenar de cera los oídos de la tripulación, para después cubrirlos con vendas. Por su parte Ulises, no desea perderse la oportunidad de vivir la experiencia de escuchar esas hermosas voces con su sonoro canto, y pide que lo aten de pies y manos al mástil mayor.
El momento previsto ha llegado, las arpías se acercan a la galera, tratan de seducir a los remeros con su belleza y con su voz. Ulises se encuentra hipnotizado con la magia del canto, y aunque su corazón sucumbe a los deseos de las arpías, su cuerpo se encuentra impedido para llevarlos acabo.
fernandovasquezrodriguez dijo:
Harold Ricardo, gracias por tu comentario. Haces más un comentario que una descripción del cuadro. Detalla, precisa, expresa con palabras lo que ves en la obra.
Sandra Yamile Bogotá dijo:
Profesor Fernando: este es el tercer intento que hago para publicar mi écfrasis. Espero que la tercera sea la vencida.
Las aguas embravecidas del mar Mediterráneo rompen contra los acantilados que forman el estrecho que Ulises y sus hombres esperan atravesar, camino a su destino iluminado por el sol. Una galera de envejecidos tonos azules y dorados, de proa curvada que simula la cola de un pez, con un único mástil de vela carmesí sostenida por tensas relingas, es el navío que incursiona en aquel paraje plagado de peligros.
Atado de manos y pies al mástil de la galera está el barbado Ulises, de blanca vestimenta, asediado por seis sirenas. Estos seres mitológicos -que con un canto hipnótico y seductor procuran apartar a los hombres de mar de la ruta trazada- con su bello rostro, largos cabellos y cuerpo de pájaro, planean alrededor de la embarcación y concentran su atención en aquel héroe que valientemente lleva sus oídos al descubierto. Su cuerpo está inclinado hacia delante y su mirada fija en el horizonte.
Maniobran la embarcación doce remeros, seis a estribor y seis a babor; diez de ellos reman ávidamente. Todos usan vendajes que ciñen sus cabezas y, sobre todo, cubren sus oídos para protegerse del embrujo del canto. Una séptima sirena se apoya en la galera, a babor, dedicando su hechizo musical a uno de los marineros que con tenacidad se aferra al remo. Dos de sus compañeros no mantienen la misma compostura: uno está sentado en la amura de babor, apartado, tapando con fuerza sus oídos y con la cabeza gacha. El otro está de pie, un poco más hacia la proa; de su cuerpo oculto tras una de las sirenas, sólo se ven sus piernas y su cara atemorizada. Todos, intrépidos marinos y malévolas sirenas, componen la valerosa escena.
fernandovasquezrodriguez dijo:
Sandra Yamile, gracias por tu comentario. Valió la pena el esfuerzo. Excelente logro. Felicitaciones.
Germán Romero Otero dijo:
Écfrasis (Tercer intento)
En el fondo de la pintura pueden verse los grandes acantilados que se depliegan como grandes cascadas de rocas formando la isla habitada por las sirenas. El agua del Mediterráneo está embravecida y, bajo la sombra de esa especie de pasadizo en forma de canal, en donde en ambos lados se observa tierra, el cuadro adquiere un aspecto sombrío, de advertencia y demasiado peligro en la lejanía puede verse cómo sigue el camino, en el que el cielo totalmente abierto y la luz del sol, con un tono de claridad, representan el fin de una larga aventura peligrosa. En el primer plano, se observa a Ulises como capitán de la galera atado al mástil por brazos y piernas para poder escuchar el canto de las sirenas y no correr el riesgo de caer al mar con ellas; las sirenas que vuelan a su alrededor trasmiten la imagen de un híbrido entre mujer y ave, todas muestran un rostro muy parecido pelo largo, nariz fina y mantienen la boca entreabierta. Los compañeros de Ulises se encuentran con los oídos tapados y en sus rostros reflejan terror. La galera presenta una gran obra de ingeniería de la época, la cuál muestra en detalle su gran capacidad de maniobra y una vela de gran tamaño, a babor y estribor de la embarcación hay una línea de remos de seis a cada lado con caras de leones hechos de metal que demuestran poder en su tripulación.
Cordial saludo,
Germán Romero Otero
fernandovasquezrodriguez dijo:
Germán, gracias por tu comentario. Celebro tu tercer intento. Muy buen logro. Felicitaciones.
Oscar David García Moya dijo:
A través de las La frialdad, fuerza, dominio por territorios hacen parte de esta imagen enmarcada a través de los indicios de obra del gran Homero; Ulises, como centro de inspiración enmarca a un mortal dentro de lo inmortal cuyo corazón brota desde el sacrificio frente a la audacia de las sirenas como seres inanimados, se encuentran formadas por amplias alas que envuelven y abren claridad al destino de un hombre frágil, impotente, en una situación de riesgo. Por otro lado, una Grecia enriquecedora de sapiencia entre rocas y mar esperando el ocaso, seres vivientes esperando una respuesta inmediata a la similitud de la valentía de Ulises. El hermoso contraste entre el azul de las aguas frente al cielo y el infinito, un nuevo estilo de narrativa que nos envuelve una y otra vez a través de su misticismo que caracteriza la edad antigua.
fernandovasquezrodriguez dijo:
Oscar David, gracias por tu comentario. Amplía tu texto (tienes 10 líneas; lo mínimo es 15). Revisa “de las La frialdad”. En tu texto se nota más un comentario que una descripción pormenorizada del cuadro. Ve de lo general a lo particular. Analiza y mejora el uso de los signos de puntuación.
Carlos A. González S. dijo:
Hace mucho tiempo leí la obra pero para construir mí écfrasis me olvidare por completo de aquella apasionante lectura. Un barco cruza entre acantilados al atardecer, así lo manifiesta el color rojizo del risco más alejado; sobre un mar algo agitado veo navegar un barco antiguo (parecido a un trirreme), aunque con solo una fila de remeros, es movido por la fuerza dual del viento que tiene extendida su única vela y la fuerza de once remeros. El barco parece militar ya que en sus costados se encuentran los escudos de los remeros y no se nota sobre él ningún tipo de carga o espacio para bodegas y por lo delgado y la forma como se impulsa se denota que debe ser rápido.
El barco parece ser en gran parte de madera, al lado de los remeros se ven las líneas de la unión de las tablas al igual que en los costados. Posee una hermosa terminación en su proa no solamente por su forma ascendente si no también por la colorida pintura y el adorno central que asemeja un diminuto tejado, en los costados por donde salen los remos hay unas cabezas de león con la boca abierta que haciendo juego con la época y los escudos deben ser de bronce.
En su interior se ve a varios hombres: uno alejado de los otros en actitud temerosa se tapa con sus manos y trapos los oídos, once (los remeros) sujetados fuertemente a los propulsores con sus brazos extendidos cumplen con su trabajo, al igual que el otro se cubren sus oídos con diversos trapos y un último hombre se encuentra firmemente amarrado de pies y manos al mástil, a diferencia de sus compañeros sus oídos se encuentran descubiertos. Son atacados por siete seres mitológicos conformados por: cabezas de mujer y cuerpo de ave que se concluye con su actitud les generan gran temor.
fernandovasquezrodriguez dijo:
Carlos, gracias por tu comentario. Muy buen logro. Felicitaciones. No es un “trirreme”.
ASTRID FONSECA COELLO dijo:
El gran Ulises, una vez más, libra una batalla desde su embarcación. Desafía los encantos de las siete sirenas que desesperadas escogen uno a uno el caballero navegante, para entonar a sus oídos la encantadora pero maléfica melodía.
Ellos resisten tales encantos, han tapado sus oídos y reman con fuerza para salir avante de la malvada trampa disfrazada de melodía.
Por su parte Ulises, como buen Capitán da ejemplo de valor a sus subalternos y para ello ordenó que lo ataran vertical y fuertemente de pies y manos al mástil, con el fin de no correr tras los encantos de tan extraños seres, pues de ello depende vivir o morir.
Y mirando fijamente hacia el canal que los sacará de la tenebrosa isla, desatiende el seductor sonido de la sirena que tiene justo en frente con sus alas abiertas como esperando el momento para atraparlo por completo.
El agua por su parte, aunque azulosa, parece estar de acuerdo con las sirenas, levantándose en turbulentas olas, que poco a poco van cediendo ante la fuerza de los remeros con aspecto salvaje que no paran ni un instante.
¡Qué buena idea la de Ulises!, salvó su vida y la de sus tripulantes. Continuó entonces adelante con el fin de llegar al lugar rocoso y soleado que se divisaba a lo lejos.
fernandovasquezrodriguez dijo:
Astrid, gracias por tu comentario. Buen logro. Revisa “hacia el canal”.
Libardo dijo:
El óleo de Waterhouse plasmado en el lienzo representa cómo el alba nace con los primeros rayos del sol reflejados en la parte superior izquierda; al intentar ingresar por el mar se describe una esfera llena de hermosos colores que destila un ambiente tranquilo y sereno cercado por enormes rocas en el que despliega un tono seductor, que hacen a la vista de cualquier hombre un mundo mágico.
El desplazamiento de la galera diseñado con la más alta precisión se ve interrumpido por aguas embravecidas y fuertes vientos de sotavento y barlovento; la proa y la popa adornan la embarcación con dos figuras muy características de la época. Doce fuertes y valientes hombres reman sin cesar. Cuatro a babor y seis a estribor, otro hombre toma con las manos su cabeza como sinónimo de angustia y otro ubicado frente a los demás expresa su mayor zozobra. El lugar, está custodiado por siete fieles arpías que llevan en sus largas y amplias alas la fuerza de su creador.
Se aprecia un hombre atado de pies y manos al mástil, sus vestimentas blancas reviven la pureza y valentía de un guerrero e indican la fuerza con la que debe enfrentar el peligro. De esta forma, las arpías perderían su poder cayendo al agua convirtiéndose en el mayor infausto, sirenas.
fernandovasquezrodriguez dijo:
Libardo, gracias por tu comentario. Muy buen logro. Felicitaciones.
Luz Dary Castillo Fernández dijo:
Luz Dary Castillo Fernández
Écfrasis II
“Ulises y las sirenas” de John William Waterhouse
Florece el atardecer en un inmenso mar rodeado de acantilados y a lo lejos si vislumbra el horizonte a seguir por una galera color azul desteñido, que se puede confundir con el color del agua que baila de un lado para el otro como si quisiera atrapar aquella embarcación ligera. Construida en madera y hierro con su popa en forma de pez desafiando la fuerza de la naturaleza, su proa con un escoben en forma de ojo vigilando cualquier movimiento sospechoso, con incrustaciones de bronce en forma de cabeza de león de donde se desbordan los remos triangulados, finos y ligeros para remar mejor, pintando de blanco las olas que vienen y van sin cesar.
Vuelan sobre la embarcación siete sirenas con cara de mujer angelical y cuerpo de ave de rapiña negro, que parecía querer tomar el alma de toda aquella tripulación con su hermoso cantar. Tripulación que costa de trece valientes hombres, doce de ellos con su cabeza envuelta y oídos tapados con trapos viejos para no dejarse conquistar por los canticos de aquellas ninfas, reman sin descanso para alcanzar la salvación; el otro hombre es Ulises de espesa barba evidenciando sus grandes travesías por altamar, vestido con túnica blanca con sus oídos y cabeza destapados para admirar los bellos trinos de aquellas aves, atado de pies y manos al mástil, para evitar la destrucción y desaparición de sus marineros y él. El héroe de Troya.
Gracias.
fernandovasquezrodriguez dijo:
Luz Dary, gracias por tu comentario. Buen logro. Felicitaciones. Sigue trabajando en el su apropiado de la puntuación.
camilo sarmiento barajas dijo:
La pintura “Ulises y las Sirenas” pintado por Jhon William Waterhouse
Vemos la lucha épica entre el hombre y sus demonios que quieren poseer su ser para llevarlos a su mundo de maldad.
En la pintura observamos un Ulises atormentado, atado a la verga que soporta la vela al parecer cuadrada, por su paso por las islas de las sirenas, pero al hacer las descripción el maestro jhon William se atreve a pintarlas como arpías aladas que buscan el alma de los hombres, lo podemos ver en el tormento del marino de proa que no aguanta la presión de las 6 arpías voladoras, también se observa una arpía seductora, remero de la parte izquierda del kebenit, observamos que el kebenit guarda la costumbre de los griegos tallados y con dibujos, al parecer de batallas épicas como lo es al parecer el leviatán pintado en proa, y los listones tallados en forma de león que son los soportes de los remos.
Así es mi percepción del paso de Ulises por la isla de las sirenas, tan peligroso tal como se lo advirtió circe a Ulises.
fernandovasquezrodriguez dijo:
Camilo, gracias por tu comentario. Amplía un poco el texto (tienes 12 líneas; lo mínimo es 15). Ve de lo general a lo particular. Falta precisar detalles.
Clara María Vega dijo:
Mi segundo intento de Écfrasis:
John Waterhouse, en su lienzo plasmó en un mágico y pictórico escenario, un acontecimiento que revela peligro y advertencia. Muestra una galera, con doce tripulantes en una travesía en medio de un acantilado sobre el mar bravío, diez de ellos son remeros que impulsan la galera en sincronía. Cerca de la proa, otro marinero se tapa con fuerza sus oídos como evitando escuchar lo que pasa a su alrededor. En el centro de la galera, amarrado de pies y manos al mástil, como evitando ser arrancado, está Ulises, perplejo, quien se destaca entre los demás por sus vestimentas blancas y bordadas. En su postura se advierte el terrorífico encantamiento promovido por unas misteriosas criaturas con cuerpo de ave y cabeza de mujer que planean sobre la barca. Son siete enigmáticas sirenas aladas, seis de ellas revolotean sobre la nave observando con mucha atención a Ulises con un fascinante pero peligroso encanto, esperando de él algún movimiento y estremeciendo a los demás navegantes; ellos, con sus cabezas bien envueltas, las observan pasmados y perturbados con su presencia. La séptima sirena, posada sobre el babor de la barca, observa de cerca un marino quien responde perplejo a su mirada, como hipnotizado. La embarcación se ve asechada y rodeada por éstas féminas misteriosas. El panorama es sombrío, como si ellas les hubieran preparado una siniestra emboscada a estos mortales. Todas las sirenas poseen un rostro semejante, con cabellos largos, dos de ellas lo llevan recogido, sus bocas están entreabiertas como interpretando sus seductores cánticos. Al fondo del acantilado, a lo lejos, en medio de dos enormes rocas, puede vislumbrarse el cielo despejado y claro, abierto a la luz del sol que posa sobre una gran montaña con matiz rosado, quizás sea esta, la puerta de escape a la libertad.
fernandovasquezrodriguez dijo:
Clara María, gracias por tu comentario. Valoro tu segundo intento. Buen logro. Algunas comas son, en verdad, puntos y comas (por ejemplo: la coma puesta después de “cabellos largos”). Revisa “posada sobre el babor”. Corrige la ortografía de “asechar”.
Nelsi Romero dijo:
Segunda versión.
Mágica escena plasmada en el lienzo por William Waterhouse. Permite apreciar la escena de Ulises y las Sirenas. Ambiente enigmático donde enormes paredes de roca color gris se levantan como delimitando un sendero del inmenso y enfurecido mar mediterráneo, el cual conduce hacia un horizonte radiante y limpio.
En el centro una gran galera hecha de rústicos maderos y piezas de metal, exhibe en la proa un gran pez tallado. Tiene escamas plateadas y grandes ojos cuadrados cual centinela pendiente de su tripulación. Este espacio fue el elegido por un aturdido hombre que tapa sus oídos queriendo aislarse de lo que pasa a su alrededor. En los laterales internos se pueden apreciar redondos y enormes escudos que acompañan a cada remero ubicados de forma estratégica para su protección. La vela maestra tensionada por el viento, sostenida por unos fuertes templetes.
La nave ha sido rodeada por seres alados con lánguidas figuras, de rostros femeninos que se aprecian un poco pálidos e inexpresivos. Extendiendo sus alas en un ligero vuelo, sus labios entreabiertos parecen susurrar y captar la atención de un fornido hombre, quien se mantiene inmóvil atado de pies y manos al mástil de su nave. Contempla extasiado estas bellas figuras. Sus manos crispadas revelando la lucha que se desata dentro entre encanto y razón.
fernandovasquezrodriguez dijo:
Nelsi, gracias por tu comentario. Muy buen logro. Felicitaciones. Precisa “en los laterales”.
Carolina Castellanos dijo:
Las sirenas sobrevuelan el barco, a lo mejor un Trirreme, las naves usadas, según los historiadores, en la guerra de Troya. En el palo mayor fuertemente atado se encuentra Ulises, quien, cuenta la Odisea, quería escuchar el canto de las sirenas sin ser llevado al naufragio; y con él, los marinos, algunos que con terror miran, otros más expectantes y también los hay indiferentes. Mientras tanto el Trirreme surca el azul profundo del mar, que navega en los acantilados por la hermosa geografía del mediterráneo griego. Se nota que vienen de la guerra, hay escudos dorados con la figura de un león al lado de los hombres que reman. Sobresale de la embarcación uno de los ojos que comúnmente le pintaban a estas naves, pues se creía que con ellos podían ver y dirigir a buen puerto la travesía. Hay también una serpiente de mar pintada en la popa del barco, símbolo de la fuerza de los marinos, símbolo de la valentía y de estar listos a enfrentar cualquier cosa que Poseidón envíe. A babor, y supongo que también a estribor (así no sea posible verlo), de la parte posterior del Trirreme, resaltan cabezas de leones, de sus bocas los remos se escapan y luchan contra las olas del mar, buscando huir de estos seres y de su canto, que atrae y da muerte a los navegantes. Solo Ulises luce tranquilo, solo Ulises disfruta el canto, mientras las mujeres impacientes quisieran que este hombre lograra soltarse, más por la historia sabemos que no fue así, que al final la nave llegará a Ítaca y que solo será esta una más de las aventuras en la vuelta de Odiseo a casa.
fernandovasquezrodriguez dijo:
Carolina, gracias por tu comentario. Hay elementos valiosos pero algo desarticulados. Esto se debe al uso inadecuado de la puntuación.Revisa. No es un “trirreme”.
Emilce Beltrán dijo:
La pintura “Ulises y las Sirenas” pintado por Jhon William Waterhouse, muestra la atmósfera de un paisaje armonioso reflejado en la mezcla de diferentes tonalidades de colores, la mezcla de azules muestran la tranquilidad de las olas y la inmensidad del mar. A lo lejos se observa una luz tenue rojiza sobre una roca que transmite una sensación de albor radiante que invita a imaginar el punto de llegada. En el estribor de la embarcación existen seis leones tallados en madera que evoca la fuerza de ésta, sin embargo a su vez el color de la madera da apariencia de envejecida mostrando un navío con varios años de uso. La aparición de las siete sirenas, mitad mujer, mitad ave, con plumas de colores, mezcladas con diferentes tonalidades de grises y negro, da impresión de perturbación. Estas mujeres poseen rostros hermosos y angelicales que a primera vista no develan sus maléficas intenciones. Los marineros fuertes y heroicos no se dejan sucumbir ante el inconmensurable despliegue de belleza, han decidido cerrar sus oídos, por esto se han puesto gorros hechos con trozos de tela que cubren sus cabezas dando doble vuelta en sus orejas. A pesar de la precaución uno de los navegantes ha sucumbido a los deseos una sirena ha quedado impregnado de su belleza, fijando su mirada en el rostro de aquella radiante ninfa; otro ubicado cerca a la proa refleja angustia en su rostro, sus manos aprietan fuertemente sus oídos y el remo reposa sobre sus piernas. Por otra parte, el capitán del barco, muestra en las líneas de su rostro una ansiedad profunda, deseos de liberación, por ello su postura inclinada hacia adelante, como si quisiera escapar pero se encuentra atado de pies y manos al mástil de su embarcación.
fernandovasquezrodriguez dijo:
Emilce, gracias por tu comentario. Buen logro. Sigue trabajando en el uso de la puntuación. Te sugiero cambiar la coma puesta en “la fuerza de ésta,” por un punto y coma.
John Galvis dijo:
Con Ítaca aún a muchas leguas de distancia, Ulises sigue al pie las indicaciones de Circe. Atado con las amarras al mástil de la nave, de pie sobre la carlinga y en dirección a la popa, su mirada se clava en las tres sirenas que en frente tiene. Ellas, de bellos rostros y plumosos cuerpos, ansían atraerlos con sus divinos cánticos y devorarlos con su mortuorio aliento. A babor, seis remeros mueven con ahínco sus remos de abeto para escapar del lugar. Sin embargo, el último de ellos, aunque en su ejercicio, parece entregado a la magia de la tonada. Casi tirado sobre el castillo de popa hay un hombre, de azules túnicas, que mira aterrado la parte posterior de las sirenas; ignorado, tal vez, por ellas que esmeran su atención en aquel que está atado. A estribor otros seis navegantes. El último de ellos ha dejado de remar para tapar sus oídos con la palma de sus manos; no le es suficiente la cera que Ulises puso en ellos porque lo agobia la idea de saberse entregado a las garras de la melódica muerte. Otros cuatro reman, aunque sin el mismo talante de sus compañeros de babor, con la vista prendida en aquellas alas que los surcan. Pero es el tercero, el de la mitad, quien parece estar condenado. Una de ellas se ha postrado a su lado estando tan ceca sus rostros que la frivolidad e impasividad de uno rasga la mirada piadosa del otro. Han de ser cuidadosos aquellos hombres que, si logran escapar a la seducción de las sirenas, encontrarán en Escila y Caribdis la muerte en su expresión mínima de sutileza.
fernandovasquezrodriguez dijo:
John, gracias por tu comentario. Excelente logro. Felicitaciones.
Edith Marcela Estrada A. dijo:
Intento N.2
La pintura de John William Waterhouse, realizado en 1.891 representa un episodio de la antigua Grecia más exactamente un suceso de la Odisea donde Ulises topa con las sirenas. Al fondo pueden verse los acantilados, las rocas de la isla habitada por las sirenas, el agua del Mediterráneo está embravecida.
En medio del mar en su curso ligero contra las olas se encuentra una tripulación de remeros asustados, temerosos pero muy valientes con sus orejas tapadas con cera de para no dejarse seducir por las sirenas.
Se ven unas sirenas, todas muestran un rostro muy parecido (pelo largo, nariz fina…) y mantienen la boca entreabierta, una de ellas muy cerca de un remador, a primera vista lucen como mujeres con cuerpo de ave, son doncellas marinas, todas cantando y volando van seduciendo a los navegantes con su gran belleza y dulzura de su canto mágico engañándolos para poderlos llevar hasta la costa buscando que el barco estalle contra los arrecifes y poderlos devorar.
Ulises con vestimenta blanca escucha el canto de las sirenas pero no se rinde a ellas y como estrategia pide que lo aten de piernas y manos fuertemente con nudos al mástil del navío para poder escuchar el canto de las sirenas y no tirarse al mar con ellas, evidenciándose como hombre fuerte, valiente y retador, oyendo el canto tenía que apretar más y más fuerte para no caer en el embrujo de las sirenas, así fue el único sobreviviente que venció a las sirenas.
fernandovasquezrodriguez dijo:
Edith Marcela, gracias por tu comentario. Hay mejoría en el texto. Menciona cuántas sirenas, cuántos remeros presenta el cuadro. ¿Qué tipo de navío nos muestra la obra? Revisa “tapadas con cera de para”.
karina gamez dijo:
karina gamez
Ulises y las sirenas
En este cuadro podemos ver como se encuentra ulises atado de pies y manos al mástil del barco, con pose de estar crucificado permaneciendo fijo al atravesar las sirenas, pudiéndolas ver y escuchar.
se puede ver que todas se parecen, tiene largas alas, piel blanca y delgadas,
seis de las sirenas se encuentran rodeando la nave y tripulación, la séptima se apoya sobre ella observando a uno de los hombres que sigue remando sin caer a su embrujo, toda la tripulación se encuentra con los oídos tapados, rodeando la cabeza con vendas para evitar escuchar su dulce cantar.
Uno de los marinos no rema, si no que tapa fuertemente sus oídos, mirando hacia abajo, intentando librarse y no ser devorado por ellas.
El paisaje se convierte en complemento de la pintura, se ven los acantilados al fondo, el mar azul embravecido, haciendo mas difícil el desplazamiento de la nave,
la sombra es presente, las rocas invaden la parte superior del cuadro, en la lejanía se puede ver un camino, donde el cielo se encuentra con mucha luz dando la ilusión que el camino a casa se encuentra cerca.
fernandovasquezrodriguez dijo:
Karina, gracias por tu comentario. Aunque tienes elementos interesantes no están articulados. Ve de lo general a lo particular. Ten cuidado y ajusta el uso de la puntuación (en especial la coma). Revisa el uso de la ortografía: “como”, “mas” Analiza el problema de concordancia: “se puede ver que todas se parecen, tiene”.
Claudia Milena Delgadillo Ríos dijo:
Tercer intento con otra versión de écfrasis.
El lienzo de Jhon William Waterhouse de su pintura “Ulises y las Sirenas” muestra las azules aguas del mar Tirreno, parte del mar Mediterráneo que se extiende al oeste de la península itálica, llevan sobre su inmensa superficie la embarcación de Ulises y su tripulación. La embarcación una galera construida en madera y hierro. La popa con forma de gancho tiene la apariencia de cola de pez por sus azules escamas y su punta de aleta. La parte de la proa que se alcanza a divisar muestra una especie de ojo amarillo que significa la protección de los marineros en combate. La galera se encuentra pintada de color azul claro, amarillo, rojo y dorado. La vela de color rojo ayuda a ganar velocidad con el viento que atrapa. La aleta del casco a estribor muestra seis caras de leones por donde salen los remos que impulsan la embarcación. La tripulación costa de 13 hombres, uno representa a Ulises amarrado de pies y manos al mástil luce con barba, una túnica blanca con un bordado en la parte inferior. Los 12 hombres encargados de remar, están divididos 6 a estribor y 6 a babor, estos hombres dirigen la embarcación, dos de ellos se encuentran a estribor al lado de la popa, uno no están remando, ésta acurrucado tapándose los oídos con las manos y el otro de pie vestido con una túnica azul da la impresión que él rema para el lado contrario. A estos hombres los rodean 7 criaturas místicas llamadas arpías con cara de bellas mujeres, cabello negro o castaño, largo y lacio y cuerpo de aves de rapiña gigantes, las plumas no denotan belleza alguna, debido al color que es opaco entre negro y marrón. Esta pintura plasma una de las aventuras que tuvo que pasar Ulises para llegar a Ítaca al lado de su esposa Penélope.
fernandovasquezrodriguez dijo:
Claudia Milena, gracias por tu comentario. Valoro tu tercer intento. Sigue trabajando en el uso adecuado de la puntuación. Mira la concordancia:”muestra las”… “llevan sobre”. Analiza la construcción: “Ulises amarrado de pies y manos al mástil luce con barba”. Corrige: “uno no están remando”.
Adriana Inés dijo:
Cordial saludo Maestro. Comparto mi texto.
En medio de la imponencia de dos montañas se visualiza una tercera, resaltando los colores rojizos como efecto de los destellos de un sol, en donde el amanecer o atardecer es posible. Mientras tanto, el mar mítico mediterráneo, contundente, azulado, temible, de olas que con forma rítmica van y vienen, golpean con su blanco burbujeante la galera que se dirige hacia este resplandor. Como si ésta embarcación quisiera salir del desasosiego. En ella se divisa una construcción que ha sido un instrumento de lucha y guerra. Con sus leones incrustados a babor y estribor aparentan permitir esputar las pértigas de madera. Estas varas llenas de la fuerza transmitida desde los brazos fuertes y bien tornados que se denotan en los remeros. Los doce marinos, siete sirenas y Ulises, no son más que un conjunto de seres con vida propia, que se ven atrapados en esta embarcación. Ulises por su parte, atado de pies y manos al mástil y con sus vestiduras blancas que alude a la pureza, parece ser la ofrenda o desafío a tan bellas mujeres. A pesar de que sus navegantes fueran con los ojos tapiados y odios encubiertos, para no caer en el canto mágico que los haría enloquecer de estos seres mitológicos: mitad aves, con el rostro de mujer bella y el cuerpo de pájaro, uno de ellos se deja seducir, dejando deslumbrar lo evitable como inevitable.
fernandovasquezrodriguez dijo:
Adriana Inés, gracias por tu comentario. Buen logro. Sigue trabajando en el uso adecuado de la puntuación. Revisa “ojos tapiados”.
Marisol Yanett Solórzano Gómez dijo:
Segundo intento, ya que el primero me excedí, en el número de líneas…
Ulises, joven intrépido, quien después de la guerra de Troya, decide regresar a Ítaca, dirige a su tripulación por el estrecho de Escila y Caribdis, por la temida Isla de las Sirenas, ordena a sus hombres taparse los oídos con cera, para evitar escuchar el bello, cautivador y embrujador canto de las sirenas. Ya el atardecer luchaba con las primeras sombras de la noche, aparecen de manera sorpresiva siete figuras de difícil descripción, su apariencia misteriosa, pero rara a la vez, sus rostros hermosos, casi perfectos, pero impactantes cuerpos de aves, los navegantes no dejan de observarlas, pero no dejan de remar valientemente, mientras Ulises amarado al mástil de su barco, pretendiendo ser el blanco perfecto, pero a la vez sirviendo de distracción, para las maravillosas sirenas, quienes tratan de seducir a estos doce valientes hombres, cautivandolos con sus hermosos cantos.
Ulises, alienta a su tripulación para que continúen remando, haciendo caso omiso de lo que ocurre a su alrededor, pero una de las sirenas logra seducir a uno de los marinos, quien cae sumiso ante sus encantos. Desesperado observa como otro de sus hombres, el que está sentado en el mascaron de la proa, ha dejado de remar, protege sus oídos con sus manos, dando indicios que él también está siendo débil ante el canto de las fascinantes sirenas. ¿Cuál será la suerte de nuestro intrépido amigo y su valiente tripulación? ¿Llegaran al final de su recorrido? ¿Será su última batalla? ¿Todos llegaran a su destino final?
fernandovasquezrodriguez dijo:
Marisol, gracias por tu comentario. Buen logro. Revisa el uso de la coma (en algunos casos debería cambiarse por punto y coma y, en otros, por punto seguido). Ajusta la ortografía de algunas palabras: “cautivandolos”, “mascaron”
Wilson Jair Hernández García dijo:
2 escrito
DE REGRESO A ÍTACA
Posterior a la guerra de troya, Ulises decide regresar a Ítaca teniendo como alusión la anunciación que le había hecho el adivino ciego Tiresias sobre la difícil ruta que debería recorrer.
En la isla de las Sirenas pasando por el estrecho de Escila y Caribdis, y presenciando el hermoso crepúsculo que colorea los majestuosos acantilados, las sirenas salen al encuentro de la galera egipcia, que comandaba Ulises, adornada a babor con incrustaciones en madera que dibujaban las fauces de un león el cual abria su boca y de allí salían por cada una un remo cuya terminación era en forma de flecha, los cuales eran manejados por trece corpulentos navegantes, que a un solo ritmo cortaban las olas que el mar azul profundo desarrollaba en ese atadecer.
Esbeltas con su imagen hibrida de mujer y ave, las sirenas tratan de seducir a los navegantes mediante su belleza encantadora y la dulzura de su canto; ellos para no caer en tan peligrosa tentación, el único recurso que les queda es encasquetar sus sentidos de la vista y de la escucha, sin utilizar sus escudos de acero que descansaban a babor y a estribor de la galera.
Ulises, aguerrido como siempre, atado al mástil que sostenía la vela roja que se zarandeaba al ritmo del viento, se les enfrenta mediante una mirada firme y valerosa, mientras tanto los navegantes seguían remando ante un mar que empezaba a subir su oleaje como haciendo eco al canto de las sirenas.
En la proa, un navegante de pie era quien dirigía el compas de los remos y junto a él, un dragón pintado que reflejaba la fuerza y la entereza de estos hombres.
fernandovasquezrodriguez dijo:
Wilson Jair, gracias por tu comentario. Se nota un avance. Suprime el primer párrafo. Ajusta el uso de la puntuación. ¿Será “encasquetar” lo más indicado? Revisa la ortografía de “abria”, “atadecer”, “hibrida”, “compas”.
Glenis Guevara dijo:
El cuadro “Ulises y las Sirenas” del pintor John William Waterhouse, muestra un paisaje oscuro y sombrío lleno de montañas rodeadas por fuertes olas que en su vaivén llevan un barco tripulado por trece marinos; de los cuales, once reman sin cesar con un vendaje particular alrededor de su cabeza. En este sentido, dos de ellos no están remando y reflejan en sus caras el temor que les produce este pasadizo funesto, y que a pesar de las vendas, aferran sus manos a sus orejas.
Es así como, se analiza la intensión de frenar algún tipo de sonido, con el que quizás estos siete seres voladores con cara de mujer, cabello largo, hermosas facciones y plumaje negro, caracterizan o dan la idea de maldad, de acecho. Su finalidad es la de hacer caer todas las miradas sobre las de ellas. De esta forma, se observa como una de ellas se acerca y mira fijamente a uno de los marinos, más él, deja ver su terror y sufrimiento ante la presencia de esta “sirena”.
Finalmente, tal vez como idea central, se resalta en la pintura la imagen del que se cree es “Ulises”, notorio capitán de este barco, atado de pies y manos al mástil; con un atuendo blanco, facciones finas, frondosa barba y mirando fijamente hacia el horizonte como para no perder su ruta, su objetivo. De aquí, la diferencia entre él y el resto radica en que no lleva vendadas sus orejas, revelando una posición firme y desafiante.
fernandovasquezrodriguez dijo:
Glenis, gracias por tu comentario. El tono es el indicado. Reorganiza los elementos. Ve de lo general a lo particular. Revisa el uso del conector “Es así como” y el signo de puntuación que sigue. Analiza en general el uso de la puntuación. Ajusta la ortografía de “se observa como”.
Amparo Torres Vásquez - Primer semestre - Maestría en Docencia dijo:
En el viaje de regreso Ítaca, Ulises y sus marinos se ven afectados por las fuertes mareas, deben pasar por la isla de las sirenas. Estas criaturas contrariamente a la actual versión de ser mujeres con colas de peces, en la Ilíada se muestran como seres malvados de cuerpo de ave y cabeza de mujer. Una de sus principales características es que tienen una voz melodiosa, pero esta hace que los hombres pierdan la razón.
Ulises y sus hombres van viajando en su nave bellamente decorada, pintada con colores ocres y azul turquesa, además ilustrada con diferentes escenas de sus viajes. Como complemento a la decoración se observan unas cabezas de león por donde salen sus remos.
La tripulación está constituida por doce marinos, a quienes Ulises les ordena amarrarlo de pies y manos al mástil. De igual manera para impedir que ellos escuchen el canto de las sirenas les tapa los oídos con cera, para así no sucumbir a sus embrujos. Esta es una de las escenas más famosas de la Ilíada da como lección que a veces las palabras bellas, las promesas o los halagos son “cantos de sirena” porque agradan al oído pero son engaño.
fernandovasquezrodriguez dijo:
Amparo, gracias por tu comentario. Haces más un comentario que una descripción pormenorizada del cuadro. Ve lo general a lo particular. Amplía un poco tu texto (tienes 13 líneas; lo mínimo es 15).
Alejandro Labrador Mancilla dijo:
Atado a la arboladura del trirreme, Ulises observa embelesado el canto mágico de las Sirenas. Los marinos de babor concentran sus fuerzas en mantener en marcha la embarcación mientras que a estribor los hombres luchan contra la tentación de aquel canto mágico que significa la muerte. Un marino, casi invisible, en el πρυνᾕ ναῦς de la nave, observa aterrado mientras se aferra con fuerza a la πηδαάλια. El otro timonel no ha logrado cubrir su escucha con éxito y asustado parece orar por su suerte mientras agarra con fuerza su cabeza, impidiendo que la agónica melodía le penetre en el espíritu. Pero es en el hombre atado a la ἱστός μέγας en quien la mayoría de las sirenas concentran su atención. A lo mejor esperan que se suelte; que se una a su ejército de cuerpos sin vida; que lleve a su embarcación al naufragio; que olvide Ítaca y que olvide a Penélope. Pero ha sido bien abadernado. Tendrán entonces que conformarse con el remero de estribor, aquel a quien de cerca coqueta le mira una sirena, como ha de hacerlo con un condenado.
fernandovasquezrodriguez dijo:
Alejandro, gracias por tu comentario. El tono es el indicado. ¿Estará atado Ulises a la arboladura? Revisa. ¿Será un trirreme? Analiza hasta qué punto es conveniente utilizar los términos griegos. Te sugiero ampliar el texto (Tienes 12 líneas; lo mínimo es 15).
Germán Romero Otero dijo:
Écfrasis (Segundo intento)
En el fondo de la pintura pueden verse los grandes acantilados que se depliegan como grandes cascadas de rocas formando la isla habitada por las sirenas, aquella de la que Circe advirtió a Ulises. El agua del Mediterráneo está embravecida y, bajo la sombra de esa especie de pasadizo en forma de canal, en donde en ambos lados se observa tierra, el cuadro adquiere un aspecto sombrío, de advertencia y demasiado peligro, en la lejanía puede verse cómo sigue el camino, en el que el cielo totalmente abierto y la luz del sol, con un tono de claridad, representan el fin de una larga aventura peligrosa. En el primer plano, se observa a Ulises como capitán de la galera atado al mástil por brazos y piernas para poder escuchar el canto de las sirenas y no correr el riesgo de caer al mar con ellas; las sirenas que vuelan a su alrededor trasmiten la imagen de un híbrido entre mujer y ave, todas muestran un rostro muy parecido pelo largo, nariz fina y mantienen la boca entreabierta. Los compañeros de Ulises se encuentran con los oídos tapados y en sus rostros reflejan terror. La galera irradia una gran obra de ingeniería de la época, la cuál muestra en detalle su gran capacidad de maniobra por sus 24 metros de largo, una manga máxima de 3 metros y una una vela de gran tamaño, a babor y estribor de la embarcación hay una línea de remos de seis a cada lado con caras de leones hechos de metal que demuestran poder en su tripulación.
Cordial saludo,
Germán Romero Otero
fernandovasquezrodriguez dijo:
Germán, gracias por tu comentario. Bien por el avance. Ajusta la coma después de “peligro”. Revisa la concordancia: “por las sirenas, aquella”. Si analizas la información desde “sus 24 metros” hasta “3 metros” puede resultar innecesaria. ¿Será “irradia” el verbo más apropiado?
Kenier Iván Tellez Lopez dijo:
tercer intento…
Las pinceladas en el óleo sobre el lienzo llenas de colorido muestran lo esplendido de la obra; al fondo se encuentran los grandes acantilados, las rocas del borde de una isla por donde la embarcación ya paso. El cielo es azul y rosados son los destellos del sol que pegan sobre las rocas; las velas de la embarcación de matices granate indican la dirección del viento, de barlovento a sotavento. El azul marino del agua embravecida acentúa las sombras de la travesía. Son siete arpías, mitad pájaro y rostro de mujer, rodean la galera, en vuelo seis de ellas, la séptima se posa al lado de un marinero al que no le quita la mirada, pero éste no puede escuchar ya que tiene un vendaje que rodea toda su cabeza y así puede continuar. Diez marineros deben remar, cuatro a babor y seis a estribor, dos más en la proa del navío se encuentran, incapaces de remar, uno de ellos postrado en el piso se toma la cabeza con las manos, el otro está de pie junto al primero. En el mástil del barco yace amarrado de pies y manos un hombre vestido de blanco, de grandes barbas, inclinado hacia adelante, indica que es atraído por tan abrumador momento, sus manos de puños cerrados muestran la fuerza que hace para soltarse de sus ataduras y liberarse así de tan desdichado tormento.
fernandovasquezrodriguez dijo:
Kenier Iván, gracias por tu comentario. Muy buen logro. Revisa la ortografía de “esplendido”, “paso”.
Sandra Janet Villalobos dijo:
Sandra Janet Villalobos
Ulises y las Sirenas de John William Waterhouse
Oleo sobre lienzo
La obra realizada por John William Waterhouse se remonta al año 1891 bajo la influencia del romanticismo y del Prerrafaelismo es de tema mitológico, basado en el mito de Ulises.
Ulises es atado de pies y manos al mástil del barco para evitar el embrujo por parte de la sirenas, aves mitológicas que forman parte de las mas antiguas leyendas de Grecia. Angustioso viaje de Ulises donde su tripulación formada por doce hombres fuertes con el torso desnudo que usan turbantes y cera en los oídos buscan alcanzar su travesía, por el mar Egeo a pesar de las sirenas que los acechan incisivas sobre la embarcación, qué gracias a sus marineros navega con velocidad para superar este impase. El mar mediterráneo de un azul profundo termina en un acantilado rocoso, enorme donde no se visualiza su cumbre, al fondo del cuadro sobresalen una cadena de montañas rocosas de color carmesí ,presentes en la geografía de grandes paisajes donde yacen volcanes dormidos, en su recorrido por la faz de la tierra forman esos acantilados erguidos como enormes muros de contención donde el océano choca con la fuerza propia del poder que el viento y la profundidad le otorgan, como la maravilla del mundo natural que es. La vela de la embarcación es de tela color vino tinto, con detalles en sus bordes de figuras geométricas solo se aprecia una pequeña parte de ella. Los marineros rema con fuerza y ganas de superar las dificultades del viaje y cumplir con su travesia,por eso agitan con energía los largos remos que salen de las cabezas de los leones ubicados a los costados de la embarcación. Desean llegar pronto a puerto y poder celebrar el éxito de su viaje.
El cuadro recrea las mas antiguas leyendas de Grecia y los hombres deben tapar sus oídos para no caer en el embrujo del canto emitido por las sirenas.
Es importante destacar la precisión de trazos y colores de la obra que parece una fotografía, al mirarla se transporta a lugar de los hechos haciéndolo participe de la situación vivida por Ulises y su tripulación.
fernandovasquezrodriguez dijo:
Sandra Janet, gracias por tu comentario. Hay elementos valiosos pero desordenados. Ve de lo general a lo particular. Revisa: “los marineros rema”. Ajusta la ortografía de: “travesia”, “participe”. ¿Qué tipo de embarcación muestra el cuadro?,¿serán turbantes?
karina gamez dijo:
Karina gamez
Ulises y las sirenas
Ulises atado de pies y manos al mástil del barco con gruesas cuerdas, con pose de estar crucificado, vestido blanco y barba larga, escuchando el canto de las siete sirenas, mirándolas fijamente, deleitándose de su dulce cantar, seis de ellas se encuentran rodeando la nave y tripulación, la séptima se apoya sobre ella, observando a uno de los hombres que sigue remando sin caer en el embrujo de su hermoso cantar, todos tienen tapados sus oídos con vendajes que rodea la cabeza.
Uno de los marinos no rema, si no que tapa fuertemente sus oídos, mirando hacia abajo, intentando librarse y no ser devorados por ellas, todas se parecen largas alas, piel blanca, y delgadas.
El paisaje convirtiéndose en un complemento de la pintura, viéndose los acantilados al fondo, el mar azul embravecido, haciendo mas difícil su desplazamiento, la sombra es presente en casi toda la pintura, rocas que invaden una parte superior del cuadro, en la lejanía puede verse un camino donde el cielo se encuentra abierto y con mucha luz, dando una ilusión que el camino a casa se encuentra cerca.
fernandovasquezrodriguez dijo:
Karina, gracias por tu comentario. Cuentas con elementos valiosos pero están dispersos. Tus ideas quedan como fracturadas. Ve lo general a lo particular. Revisa el uso incorrecto de la coma (analiza, por ejemplo, el párrafo que empieza: “uno de los marineros…”). Emplea el punto seguido. Amplía tu texto: son 15 líneas, como mínimo.
Amparo Neira Amaya dijo:
La écfrasis en el análisis del cuadro de John Willian Waterhouse “Ulises y las Sirenas”
Por: AMPARO NEIRA AMAYA
Me parece importante referirme a la écfrasis en la perspectiva helenística y latinista cuya definición se debe remontar al poeta Quinto Horacio Flaco, que expresaba reflexión en sus análisis de una manera casi perfecta. Afirmaba que la poesía era como la pintura describiéndola de una manera bella como lo establece en su Epístola a los Pisones que hace referencia además a la moral y a la filosofía. Uno de sus referentes fue Aristóteles en el mundo de la sensibilidad, de la belleza.
Si miramos la écfrasis en el espectro del arte contemporáneo, deja fuera de su campo de estudio lo esencial que es la descripción poética de objetos, paisajes y personas. Se afirma además que en nuestros días la ecfrasis, es la descripción literaria de una obra de arte visual.
De acuerdo a las definiciones anteriores la obra de Willian Waterhouse “Ulises y las Sirenas”, fue creada en el año de 1891, bajo las influencias del Romanticismo y del Prerrafaelismo y el lienzo más conocido de toda su obra es precisamente este. Como debo ser rigurosa en la mirada al mundo de la écfrasis, en donde se conjugue poesía, belleza, armonía, sensibilidad, etc, es de anotar que el tema ha sido recurrente para ser plasmado por distintos artistas pero concretamente esta obra de Waterhouse, es la que reúne una serie de elementos sustanciales para hacer una écfrasis en el marco de Horacio, Platón y Aristóteles.
Lo primero que hay que afirmar es que la obra pictórica está referida a los poemas épicos de Homero: La Ilíada y La Odisea. Particularmente sobre el segundo libro La Odisea, cuyo personaje central es Odiseo nombre griego más conocido como Ulises, nombre dado por los romanos, quien se convierte en el héroe de la Guerra de Troya. Precisamente la idea del Caballo de Troya es suya, que al regreso a la ciudad de Ítaca su país natal, se presenta una serie de aventuras que son el tema central del poema de Homero.
De una de esas tantas aventuras de regreso de Troya a Ítaca, Waterhouse, plasma en el lienzo a Ulises atado al mástil del barco, asediado por las sirenas aladas, que eran las encargadas de embrujar con sus cantos y voces a los marineros que surcaban la isla de estas figuras mitológicas, hasta hacerlos estrellar contra los arrecifes y naufragar para quedar desprotegidos y de esta manera devorarlos.
El maestro John Willian, muestra a las sirenas con cuerpo de pájaro y rostro de mujeres hermosas tratando de intimidar a toda la tripulación, ordenando Ulises a sus marineros que lo aten al mástil para evitar que por el sonido de las sirenas provocara lanzarse al mar. Además debe decirse que Cirse que es la bruja que aconseja a Ulises, que para evitar una catástrofe sus marineros deben taparse los oídos con cera, para evitar escuchar esos sonidos emitidos por las sirenas aladas.
En el episodio narrado por Homero dice lo siguiente sobre este encuentro con las sirenas por parte de Ulises: “Vamos, famoso Odiseo, gran honra de los aqueos, ven aquí y haz detener tu nave para que puedas oír nuestra voz. Que nadie ha pasado de largo con su negra nave sin escuchar la dulce voz de nuestras bocas, sino que ha regresado después de gozar con ella y saber más cosas. Pues sabemos todo cuanto los argivos y troyanos trajinaron en la vasta Troya por voluntad de los dioses. Sabemos cuánto sucede sobre la tierra fecunda”.
Sobre esta leyenda de las sirenas y al no poder vencer a Ulises o Odiseo, se les cae sus alas cayendo al mar y surgiéndoles de inmediato la cola de pez. Esta pintura muestra a las mujeres aves, distrayendo a los marineros para sus propósitos macabros, pero estos se observan mirando hacia arriba y remando con decisión, menos dos de ellos que se encuentran uno con las manos tapando los oídos y el otro con el rostro temeroso. Su simbología es la de no permitir que sean embelesados por los cantos para no caer en la tentación y en la oscuridad del mal.
Los peligros que asechan al hombre deben ser vencidos con decisión y el sacrificio de verse atado Ulises al mástil, demuestra la necesidad de alejarse de las diferentes expresiones de la maldad. De encontrar el sol radiante como lo muestra la pintura en el firmamento con un color rosado de la esperanza de vida. La nave navega por el mediterráneo entre dos acantilados, que son los peligros que todo hombre encuentra en el devenir de la existencia, pero la madurez y experiencia demuestran que la inteligencia, la esperanza, el propósito, la reflexión, conllevan a encontrar tierra firme y llegar a la meta de sus sueños.
La imaginación, la inteligencia, la transformación, el arte, la poesía, pues la misma vida es poesía, donde se encuentra el drama, el dolor, la alegría y el amor, aspectos imprescindibles de la naturaleza humana.
Termino este trabajo con una bella definición del poeta Octavio Paz: ¿Qué pretende el poeta cuando expresa su experiencia? Paz contesta: “La poesía ha dicho Rimbaud, quiere cambiar la vida. No piensa embellecerla como piensan los estetas y los literatos, ni hacerla más justa o buena, como sueñan los moralistas. Mediante la palabra, mediante la expresión de su experiencia, procura hacer sagrado al mundo; con la palabra consagra la experiencia de los hombres y las relaciones entre el hombre y el mundo, entre el hombre y la mujer, entre el hombre y su propia conciencia. No pretende hermosear, santificar o idealizar lo que toca, sino volverlo sagrado. Por eso no es moral o inmoral; justa o injusta; falsa o verdadera, hermosa o fea. Es simplemente poesía de soledad o de comunión. Porque la poesía que es un testimonio del éxtasis, del amor dichoso, también lo es de la desesperación. Y tanto como un ruego puede ser una blasfemia”.
fernandovasquezrodriguez dijo:
Amparo, gracias por tu comentario. Valiosas tus reflexiones sobre la écfrasis. La extensión máxima prevista era de 20 líneas. Prima más en tu texto el comentario que la descripción. Ve lo general a lo particular. Revisa la ortografía de “Cirse”, “asechan”. ¿Qué tipo de embarcación nos muestra el cuadro?
Amparo Neira Amaya dijo:
Respetado doctor Fernando:
Gracias por su deferente comentario a mi écfrasis del cuadro de John Willian Waterhouse. Sobre su pregunta del tipo de barco que plasma el pintor en el lienzo, debo decirle que en la época helenística eran conocidos como barcos “largos” cuya característica era su rapidez, para la maniobra. Eran muy poco marineros lo que los hacía muy fáciles presa de las tempestades y la costumbre era no hacer uso de los mismos en las temporadas malas. También se conocieron con el nombre de “negros navíos”. Esos buques eran propulsados por 20 o 30 (triacónteras) o 50 remeros (pentecónteras), repartidos en dos bancos a babor y otros dos a estribor.
La palabra asechan la empleo para referirme a el engaño o artificio para hacer daño a alguien, en el caso específico de la pintura de Waterhouse, estoy refiriéndome a la manera como las sirenas con sus sonidos trataban de llevar a Ulises y a su tripulación al cometido de estas mujeres aladas que no era otra cosa que a la destrucción y desaparición de el héroe de la batalla de Troya.
Un afectuoso abrazo y muchos éxitos en sus importantes tareas.
Amparo Neira Amaya
Juan Camilo Cuesta Redondo dijo:
De espesa barba crecida con meses de aventuras y victorias. Alejado una y otra vez de Ítaca está sometido Ulises, atado de pies y manos por fuertes amarras en el mástil de su galera azul envejecido. Con viento prospero del este, dentro de la nave se impone una vela roja decorada en su margen con estilizadas figuras doradas. Fuera de ella, un paisaje de atardecer. Con vista de acantilados superpuestos al mar azul, de fuertes y espumosas olas que alivian al remar.
No obstante, en la galera Ulises no se encuentra solo. Le sirven trece remeros sentados en fila, seis en babor y seis en estribor. Cada uno de ellos con la cabeza y los oídos cubiertos, sentados, llevando a la mano grandes escudos de bronce y cogiendo fuertemente los remos que sobresalen de la nave por bocas de leones de metal. El decimotercero, es un marinero ubicado en dirección de la proa, en función de maniobrar la vela.
En la popa, un escobén representado por uno ojo con pupila, parpados y ceja.
Con el riesgo ya advertido por Circe. La escena en óleo de John Waterhouse está interrumpida por el sobrevuelo de siete arpías: parte inferior, alas y garras de buitre; torso y cara de mujer; pelo grueso, duro y enmarañado. Una de ellas agarrada del borde de babor, encantando sutilmente a uno de los remeros. Otra, al acecho de Ulises que a diferencia de los de su tripulación no quiso proteger sus oídos con cera de los cantos mágicos capaces de hechizar a quien los escuche. Pretensión del héroe como estrategia para sortear y resolver tan hostil encuentro.
fernandovasquezrodriguez dijo:
Juan Camilo, gracias por tu comentario. Buen logro. Busca alternativas al uso repetido del “con” (“Con viento”, “con vista”, “con el riesgo”). Analiza bien la primera línea (queda como inconclusa). Revisa la ortografía de: “prospero”, “parpados”. ¿Trece remeros?
Juan Camilo Cuesta Redondo dijo:
Segundo intento:
De espesa barba crecida con meses de aventuras y victorias; alejado una y otra vez de Ítaca está sometido Úlises. Atado de pies y manos por fuertes amarras en el mástil de su galera azul envejecido. Con viento próspero del este, dentro de la nave se impone una vela roja decorada en su margen con estilizadas figuras doradas. Fuera de ella, un paisaje de atardecer en el que se visualizan acantilados superpuestos al mar azul, de fuertes y espumosas olas que alivian al remar.
No obstante, en la galera Úlises no se encuentra solo. Le sirven doce remeros sentados en fila, seis en babor y seis en estribor. Cada uno de ellos con la cabeza y los oídos cubiertos, sentados, llevando a la mano grandes escudos de bronce y cogiendo fuertemente los remos que sobresalen de la nave por bocas de leones de metal. El decimotercero, es un marinero ubicado en dirección de la proa, en función de maniobrar la vela.
En la popa, un escobén representado por uno ojo con pupila, párpados y ceja.
Navegando en medio del riesgo advertido por Circe. La escena en óleo de Jhon Waterhouse está interrumpida por el sobrevuelo de siete arpías: parte inferior, alas y garras de buitre; torso y cara de mujer; pelo grueso, duro y enmarañado. Una de ellas agarrada del borde de babor, encantando sutilmente a uno de los remeros. Otra, al acecho de Úlises que a diferencia de los de su tripulación no quiso proteger sus oídos con cera de los cantos mágicos capaces de hechizar a quien los escuche. Pretensión del héroe como estrategia para sortear y resolver tan hostil encuentro.
Luz Dary Castillo fernandez dijo:
Écfrasis
“Ulises y las sirenas” de John William Waterhouse
Florece la aurora y una galera en altamar de color azul desteñido en su exterior que se confunde con el azul del mar, con incrustaciones de bronce en forma de cabeza de león de donde se desbordan los remos triangulados, finos y ligeros para remar mejor, pintando de blanco las olas que vienen y van sin cesar.
Este inmenso mar rodeado de acantilados, que resuenan el eco del hermoso cantar de siete sirenas con cara de mujer angelical y cuerpo de ave de rapiña negro, que parecía querer tomar el alma de toda aquella tripulación. En donde doce hombres con sus oídos tapados reman por aquel mar y Ulises vestido con una túnica blanca atado de pies y manos al mástil para no seguir a las sirenas; escuchado el bello canto el cual se mese entre los vientos que adormecen la vela color rojo carmesí de la galera. Embarcación ligera construida en madera y algo de hierro, con una popa en forma de acola de pez de colores azul, amarillo y dorado como si quisiera mostrarse más grande y fuerte que la tempestad, más rápida que las ninfas que rodean la embarcación esperando el fallir de este grupo de navegadores.
Luz Dary Castillo Fernandez
fernandovasquezrodriguez dijo:
Luz Dary, gracias por tu comentario. Hay elementos valiosos pero desorganizados. Ve de lo general a lo particular. Busca alternativas al uso repetido del “que” (“que se confunde”, “que resuenan”, “que parecía”). ¿Cuál es el nombre de la parte delantera de las galeras? Revisa; “acola”, “mese”, “fallir”.
Wilson Jair Hernández García dijo:
DE REGRESO A ÍTACA
Posteriormente a la guerra de troya y teniendo como alusión la anunciación que le había hecho el adivino ciego Tiresias, sobre la difícil ruta que debería recorrer, Ulises decide regresar a ítaca.
En la isla de las Sirenas, pasando por el estrecho de Escila y Caribdis, y teníendo como referente el precioso crepúsculo que colorea los majestuosos acantilados, las sirenas salen al encuentro de la galera egipcia, que Ulises comandaba junto a trece musculosos navegantes, quienes aún mismo ritmo remaban sin parar y que a babor de la galera, de las incrustaciones de las fauces de los leones, salían sus remos cuya terminación era en forma de flecha, los cuales cortaban el gran oleaje que el mar azul profundo desrrollaba, en ese atardecer.
Esbeltas con su imagen hidrida de mujer y ave, las sirenas tratan de seducir a los navegantes mediante su belleza encantadora, con sus largas cabelleras rubias, que el oleaje las hace más sensuales y con la dulzura de canto; ellos para no caer en tan peligrosa tentación, el único recurso que les queda es encasquetar sus sentidos de la vista y de la escuha, sin utilizar sus escudos de acero que descansaban a babor y a estribor de la galera.
Ulises, aguerrido como siempre, atado al mástil, que sostenía la vela roja que se zarandeaba al ritmo del viento, se les enfrenta mediante una mirada firme y valerosa, mientras tanto los navegantes seguína remando ante un mar que empezaba a subir su oleaje como haciendo eco al canto de las sirenas y en la proa la galera, un navegante de pie era quien dirigia el compas de los remos y junto a él, un dragon pintado que reflejaba la fuerza y la entereza de estos hombres.
fernandovasquezrodriguez dijo:
Wilson Jair, gracias por tu comentario. La extensión es la indicada. Cuentas con elementos interesantes pero están desordenados. Ve de lo general a lo particular. Te invito a revisar el uso de la puntuación (las comas mal ubicadas fracturan tus ideas). ¿Son trece navegantes? Ajusta la ortografía de: “hibrida”, “escuha”, “dirigia”, “compas”, “dragon”.
Maria Lucila Salamanca dijo:
SEGUNDO INTENTO
ECFRASIS a la pintura “Ulises y las Sirenas”
Un barco atraviesa el mar y esquiva torpemente las rocas con remeros que no conocen la fatiga ni el miedo, pero parecen no tener rumbo; amarrado al mástil puede observar el rumbo, pero pronto llama la atención de las sirenas, las bestias ya se han dado cuenta que sus cantos no parecen afectar a los demás marineros, solo este que parece su líder les presta atención y él indica a derecha y a izquierda pero nunca lo escuchan. El tormento del canto de estas bestias voladoras con cabeza de mujer, le hacía perder la fuerza y debilitaba sus ilusiones de volver a casa; solo el movimiento firme de los brazos de sus hombres y el chasqueo de los remos frente al mar lo mantienen alerta. Sin embargo pierde la cordura y maldice, ríe, llora y grita esperando que las sirenas se vayan. Mientras sus incansables hombres ilusionados pero a la vez fatigados que esquivan las rocas sin mucha precisión, caen presos de la confusión y el miedo; aun sin oír sus cantos, la figura de estos seres mitad mujer y mitad pájaro, sus garras en el aire y sus aletazos que soplan las velas los atemorizan, pero Ulises amarrado al mástil les recuerda el deber de llegar a casa y no morir contra los arrecifes.
María Lucila Salamanca Rodríguez
fernandovasquezrodriguez dijo:
María Lucila, gracias por tu comentario. Mucho mejor tu segundo intento. Ve de lo general a lo particular. Busca alternativas al uso repetido del “parece”. Emplea el punto seguido. ¿Chasqueo de los remos? Intenta cambiar el repetitivo “su”.
Cristian C. Penagos T dijo:
Hola Fernando, Ahí va mi primer intento, mil gracias
Seis Sirenas con cuerpos de pájaros, pelo largo, nariz fina, tez blanca y belleza olvidada rodean a Ulises con su boca entreabierta entonando su maligna melodía para seducirlo. Ulises como capitán del barco se encuentra amarrado de pies y manos al mástil de la Galera -con sus ojos y oídos bien abiertos – evita que el canto lo incite a tirarse por las caudalosas aguas del mediterráneo. Una Séptima sirena yace sobre la Galera mirando fijamente a un marinero, quien contesta a esa mirada con ojos de terror, sin embargo, no cae en el embrujo de la sirena pues él como los demás marineros se encuentran con los oídos bien tapados con vendajes que cubren su cabeza para evitar caer en el canto de las sirenas.
Los marinos reman por un acantilado mirando hacia arriba para observar el encanto de las sirenas, mientras un marino aprieta fuertemente sus manos contra su cabeza -a pesar del vendaje que cubre su cabeza- mirando hacia abajo para evitar que el sonido y el embrujo de las sirena logren arrojarlo a las aguas.
Ulises como capitán se encuentra amarrado de pies y manos al mástil de barco como ya se había comentado, se destaca sobre los demás marineros por su vestimenta totalmente blanca y su enorme barba, puede ser por símbolo de pureza evocando a Jesucristo, echado hacia adelante atraído profundamente por los sirenas que lo observan.
fernandovasquezrodriguez dijo:
Cristina, gracias por tu comentario. Tienes elementos valiosos pero desarticulados. Ve de lo general a lo particular. Algunas comas deberían ser puntos y comas o puntos seguidos. Ajusta: “las sirena”.
ASTRID FONSECA COELLO dijo:
El gran Ulises, una vez más, libra una batalla desde su embarcación. Desafía los encantos de las siete sirenas que desesperadas escogen uno a uno el caballero navegante, para entonar a sus oídos la encantadora pero maléfica melodía.
Ellos resisten tales encantos, han tapado sus oídos y reman con fuerza para salir avante de la malvada trampa disfrazada de melodía.
Por su parte Ulises, como buen Capitán da ejemplo a sus subalternos y para ello decidió atarse fuertemente de pies y manos a la vela con el fin de no correr tras los encantos de tan extraños seres, pues de ello depende vivir o morir. Mirando fijamente hacia el corredor que los sacará de la tenebrosa isla, trata de desatender el seductor sonido de la sirena que tiene justo en frente con sus alas abiertas como esperando el momento para atraparlo por completo. El agua por su parte aunque azulada, parece estar de acuerdo con las musas, levantando turbulentas olas, que poco a poco van cediendo ante la fuerza de los remeros con aspecto salvaje que no paran ni un instante.
¡Qué buena idea la de Ulises!, atarse tan fuerte en sentido vertical a la vela y tapar los oídos de sus subalternos, pues así no pudo desatarse cuando llegó el momento. Y los tripulantes tampoco pudieron escuchar sus gritos de auxilio para que lo desatasen ante la sensualidad de las musas. Ahora sanos y salvos llegarán al lugar rocoso y soleado que se ve a lo lejos.
fernandovasquezrodriguez dijo:
Astrid, gracias por tu comentario. Hay momentos en que logras una buena descripción pero falta organizar mejor los elementos. Ve de lo general a lo particular. Revisa: ¿Atarse a la vela?, ¿mirar hacia el corredor?, ¿las Musas?
Luis Alberto Niño González dijo:
ÉCFRASIS
La barca tiene cuerpo de sirena, una cola inclinada de color azul y café, tiene canaletes de color café claro, donde se siente la suavidad de la brisa, que contempla a la inmensidad de unos muros grises, que retiene el sonido de las aguas azulejas que en las lejanías se parecen a cristales. En esa barca insensata del pensamiento de los que reman, el pobre Ulises indefenso atado al botalón, de aspecto triste y mirada melancólica, queriendo gritar auxilio, sin que nadie lo escuche en sus lamentos,porque los que reman son hombres fuertes y robustos que se dirigen al objetivo, sin interesarles lo que sienta el hombre atado, que a su vez le cubre su quijada una espesa barba que se asemeja alas golondrinas, de pronto aparecen unas sirenas transformadas en águilas que quieren salvar al hombre atado, se quedan observándolo a él, mientras la tripulación las observa también, ellas quedad en sus pensó en el aire, con miradas angustiosas de querer ayudar, pero no saben qué hacer; con sus alas esplendidas, de pronto una de ellas aterriza en los bordes y se inclina con su cabello tapa su rostro izquierdo e inicia a dialogar con un señor que rema, su espaldar es luminoso, sin saber que se comunican, continúan dialogando, mientras las otras águilas sirenas quedan quietas en la atmósfera, Ulises trata de entablar un dialogo con ellas para tratar de buscar su liberación, ellas lo escuchan con paciencia pero la fuerte brisa las trata de desequilibrar, pero ahí se mantienen analizando que pueden hacer para que él no desfallezca y puedaver otros horizontes diferentes, estas sirenas están interesadas en bridarles compañía, además sus colores son opacos que les permite darle sombra como queriéndolos proteger.
fernandovasquezrodriguez dijo:
Luis Alberto, gracias por tu comentario. Hay elementos valiosos pero desarticulados. Revisa con cuidado el uso de la puntuación (el uso incorrecto de la coma fractura tus ideas). Revisa la ortografía de: “bridarles”, “esplendidas”, “sus pensó”, “dialogo”, “puedaver”… Busca alternativas al uso repetido del “que” (“que contempla”, “que retiene”, “que a su vez”, “que se asemeja”…). ¿Botalón?
Claudia Milena Delgadillo Ríos dijo:
Segundo intento con otra versión de écfrasis.
El lienzo de Jhon William Water house de su pintura “Ulises y las Sirenas” muestras Las azules aguas del mar Tirreno, parte del mar Mediterráneo que se extiende al oeste de la península itálica, llevan sobre su inmensa superficie la embarcación de Ulises y su tripulación. La embarcación una galera construida en madera y hierro. La popa con forma de gancho tiene la apariencia de cola de pez por sus azules escamas y su punta de aleta. La parte de la proa que se alcanza a divisar muestra una especie de ojo amarillo que significa la protección de los marineros en combate. La galera se encuentra pintada de color azul claro, amarillo, rojo y dorado. La vela de color rojo ayuda a ganar velocidad con el viento que atrapa. La aleta del casco a estribor muestra seis caras de leones por donde salen los remos que impulsan la embarcación. La tripulación costa de 13 hombres, uno representa a Ulises a marrado de pies y manos al mástil. Ulises luce con barba, una túnica blanca con un bordado en la parte inferior. Los 12 talamitas están divididos 6 a estribor y 6 a babor, estos hombres dirigen la embarcación, aunque uno de ellos que se encuentra acurrucado hacia el lado de la popa, tapa sus oídos con sus manos, a su lado se encuentra una mujer vestida de azul. A estos hombres los rodean 7 criaturas místicas, las llamadas arpías con cara de bellas mujeres, cabello negro, largo y lacio y cuerpo de aves de rapiña gigantes, las plumas no denotan belleza alguna, debido al color que es opaco casi negro. Esta pintura plasma una de las aventuras que tuvo que pasar Ulises para llegar a Ítaca al lado de su esposa Penélope.
fernandovasquezrodriguez dijo:
Claudia Milena, gracias por tu comentario. Valoro tu segunda versión. Muy buen avance. Ajusta la escritura del apellido del pintor. Revisa: “muestras”, “a marrado”. Ten cuidado con el uso de las mayúsculas. ¿Serán talamitas”. ¿Mujer vestida de azul? Ten presente el uso de la puntuación (mira, por ejemplo, la última parte de tu escrito).
Hildefonso dijo:
Segundo intento
“Ulises y las Sirenas” de Jhon William Waterhouse
Óleo sobre lienzo
En aquella gigantesca galera decorada con pinturas y esculturas mitológicas navegando sobre las azules y turbulentas aguas del mar bajo los radiantes rayos del sol, rodeada de inmensas rocas, impulsada por el continuo e incansable remar de doce corpulentos y ensordecidos hombres de su tripulación y con la ayuda de la vela empujada por el viento a su favor, va Ulises. Hombre fuerte, de gran corpulencia, vestido con suaves prendas blancas, de imaginación sorprendente e inteligencia admirable, fuertemente amarrado al mástil del barco para no caer bajo el hechizo de las encantadoras sirenas y poder escuchar la melodía de sus cantos. Ulises permanece inmóvil mirando y escuchando los cánticos de las aves con rostro de mujer que volando en semicírculo a su alrededor tratan de seducirlo peligrosamente para lograr su nefasto objetivo de hacer que se lance a las inquietas aguas del Mediterráneo. La fuerza que Ulises hace a las ataduras tratándose de liberar indica que las sirenas lo han encantado y siente unos inmensos deseos de lanzarse al fondo del mar, pero la inteligente estrategia de permanecer amarrado al mástil del barco y taponar los oídos de los galeotes, permiten que el barco siga su rumbo a su destino superando el peligroso paso por las sirenas encantadoras.
fernandovasquezrodriguez dijo:
Hildefonso, gracias por tu comentario. Buen logro. Procura usar el punto seguido.
Libardo dijo:
Segundo intento
El óleo de Waterhouse plasmado en el lienzo, representa cómo el alba nace con los primeros rayos del sol reflejados en la parte superior izquierda; al intentar ingresar por el mar se describe una esfera llena de hermosos colores que destila un ambiente tranquilo y sereno cercado por enormes rocas en el que despliega un tono seductor, que hacen a la vista de cualquier hombre un mundo mágico.
El desplazamiento del galeón diseñado con la más alta precisión se ve interrumpido por aguas embravecidas y fuertes vientos de sotavento y barlovento; la proa y la popa adornan la embarcación con dos figuras muy características de la época. Doce fuertes y valientes hombres reman sin cesar. Cuatro a babor y seis a estribor, otro hombre toma su cabeza como sinónimo de angustia y otro ubicado frente a los demás expresa su mayor zozobra. El lugar, está custodiado por siete fieles arpías que llevan en sus largas y amplias alas la fuerza de su creador.
Se aprecia un hombre atado de pies y manos al mástil, sus vestimentas blancas reviven la pureza y valentía e indican la fuerza con la que debe enfrentar el peligro. De esta forma, las arpías perderían su poder cayendo al agua convirtiéndose en el mayor infausto, sirenas.
fernandovasquezrodriguez dijo:
Libardo, gracias por tu comentario. Mucho mejor. Ten cuidado con el uso de la coma (suprime, por ejemplo, la primera que pones en la primera línea) ¿Será un galeón? Revisa las dos líneas finales.
RICARDO GUTIERREZ PEREZ dijo:
ECFRACIS
El óleo refleja
el azul profundo del mar,
que azota los acantilados grises y pétreos.
Ulises, atado al mástil del barco,
parado sobre la katastroma
observa abismado las figuras de fulgurantes sirenas
que cantan, Mientras los talamitas reman
pareciera que se pintaran vientos de guerra,
en este mar, de expectantes aventuras;
queriendo alejarse de aquellas pérfidas figuras.
Que suelen perseguir a los hombres,
que osan caminar por sus lares.
En esa galera de denominación griega
donde las figuras de leones son los escalamos
revolotean amenazantes las sirenas
con sus cantos, que solo oye Ulises, circundan la galera
de aquellos forasteros que vienen con el viento.
Mientras Eolo empuja la vela
que hace veloz a aquel navío.
Las alas de color café opacadas por el sol de la mañana,
fuertes puntiagudas, cual de las águilas;
Aletean incesantes en rededor de la galera;
Mientras que una de ellas, la más osada,
descansa en el barandal de estribor
mirando, con tono amenazante, a un remero,
que rema sin cesar,
para alejarse de aquel lugar de grises acantilados
y preso de temor cierra los ojos, no sin seguir remando
mientras que Ulises encantado por aquellas voces marinantes.
que aletean en torno de aquella galera
y por las cuales es encantado.
RICARDO GUTIERREZ PEREZ
fernandovasquezrodriguez dijo:
Ricardo, gracias por tu comentario. Muy buen logro. Insisto: ¿son talamitas?
Edith Marcela Estrada A. dijo:
ÉCFRASIS ULISES Y LAS SIRENAS:
La pintura nos representada un episodio de la antigua Grecia más exactamente un suceso de la Odisea donde en medio del mar se encuentra una tripulación de doce remeros atemorizados con sus orejas tapadas con cera para no dejarse seducir por las sirenas.
Se ven seis sirenas en la pintura, una de ellas muy cerca de un remador, a primera vista lucen como mujeres con cuerpo de ave, son doncellas marinas, les gusta seducir a los navegantes con su gran belleza y dulzura de su canto engañándolos hasta llevarlos a la costa para que el barco estallará contra los arrecifes y devorarlos.
Como estrategia, en el mástil del navío se ve Ulises, el cual está atado para retar a las sirenas oyendo su canto tenía que apretar más y más fuerte para no caer en el embrujo de las sirenas, así fue el único sobreviviente.
fernandovasquezrodriguez dijo:
Edith Marcela, gracias por tu comentario. Te invito a trabajar más en esta descripción. No das cuenta de los elementos de la composición. Ve de lo general a lo particular. Revisa: “representada”. Amplía tu texto (15 líneas, es lo mínimo). ¿Seis sirenas?
Camilo Goyeneche dijo:
Ulises y las sirenas. Por Camilo Goyeneche.
Es una pintura que refleja algunos seres mitológicos famosos de la cultura griega. La pintura nos recuerda una de las leyendas más representativas de la literatura de la antigua Grecia: las sirenas. Estos seres imaginarios fueron representados como aves con rostro de mujeres muy bellas, quienes atraían a los navegantes del mar mediterráneo con su música con la intención de devorarlos. Las sirenas poseían poderes mágicos que utilizaban con su voz y canto, cualquier mortal que escuchara sus melodiosas voces quedaba aturdido bajo hipnosis, perdía el control, resultando vulnerable y presto a la voluntad de las sirenas.
“Ulises y las sirenas”, es un lienzo que muestra en detalle un pasaje de la obra literaria “La Odisea” de Homero, en donde uno de sus personajes, Ulises, un hombre valeroso, pone en juego su honor al enfrentar el canto de las sirenas. Éste hombre aventurero es atado voluntariamente al mástil de un barco, mientras el resto de la tripulación tapa sus oídos con cera y telas para no caer en el embrujo del canto de las sirenas.
La tripulación trabaja a toda marcha por el azul profundo del mar. Los hombres de la tripulación se notan angustiados, temerosos pero fuertes; uno cubre con las manos sus oídos, otros miran fijamente a las sirenas y parecen haber caído ya en la trampa de ellas. Las sirenas se ven con la boca entre abierta, todas cantando y volando sobre el desprotegido Ulises, quien permanece de pie, atado y atento al canto mágico que intenta someterlo a los deseos malignos de las sirenas. Al fondo se notan los rayos del sol, pintados sobre las montañas como símbolo de liberación y esperanza de salvación, la seducción de la mujer es señalada como algo maligno y de lo cual se debe tener cuidado, mientras que Ulises simboliza la inteligencia, la valentía y el honor.
fernandovasquezrodriguez dijo:
Camilo, gracias por tu comentario. El tercer párrafo cumple con las características propias de una écfrasis. Ajusta los dos anteriores, para que no parezcan comentarios al cuadro.
Camilo Goyeneche dijo:
Ulises y las sirenas
Segundo ajuste:
Podemos ver reflejados algunos seres mitológicos famosos de la cultura griega. Recordemos pues, una de las leyendas más representativas de la literatura de la antigua Grecia: las sirenas. Estos seres imaginarios fueron representados como aves con rostro de mujeres muy bellas, atraían a los navegantes del mar mediterráneo con su música con la intención de devorarlos. Las sirenas poseían poderes mágicos que utilizaban con su voz y canto, cualquier mortal que escuchara sus melodiosas voces quedaba aturdido bajo hipnosis, perdía el control, resultando vulnerable y presto a la voluntad de las sirenas.
“Ulises y las sirenas”, muestra en detalle un pasaje de la obra literaria “la odisea” de Homero, en donde uno de sus personajes, Ulises, un hombre valeroso, pone en juego su honor al enfrentar el canto de las sirenas. Éste hombre aventurero es atado voluntariamente al mástil de un barco, mientras el resto de la tripulación tapa sus oídos con cera y telas para no caer en el embrujo del canto de las sirenas.
La tripulación trabaja a toda marcha por el azules profundos del mar. Los hombres de la tripulación se notan angustiados, temerosos pero fuertes; uno cubre con las manos sus oídos, otros miran fijamente a las sirenas y parecen haber caído ya en la trampa de ellas. Las sirenas se ven con la boca entre abierta, todas cantando y volando sobre el desprotegido Ulises, quien permanece de pie, atado y atento al canto mágico que intenta someterlo a los deseos malignos de las sirenas. Al fondo se notan los rayos del sol, pintados sobre las montañas como símbolo de liberación y esperanza de salvación, la seducción de la mujer es señalada como algo maligno y de lo cual se deben tener cuidado, mientras que Ulises simboliza la inteligencia, la valentía y el honor.
Camilo Goyeneche.
kenier Iván Tellez Lopez dijo:
segundo intento…
Las pinceladas en el óleo sobre el lienzo se pueden apreciar; al fondo se encuentran los grandes acantilados, las rocas del borde de una isla por donde se debe pasar, a la izquierda la salida de este lugar. Es azul el cielo y rosados son los destellos del sol que pegan sobre las rocas indicando el curso que la nave debe tomar. Las velas de la embarcación de matices granate indican la dirección del viento, de barlovento a sotavento. El azul marino del agua embravecida acentúa las sombras de tan perversa travesía. Son siete arpías, mitad pájaro y rostro de mujer, rodean el galeón, en vuelo seis de ellas, la otra se posa al lado de un marinero al que no le quita la mirada, pero éste no puede escuchar ya que tiene un vendaje que rodea toda su cabeza y así puede continuar. Diez marineros deben remar, cuatro a babor y seis a estribor, dos más en la proa del navío se encuentran, incapaces de remar, uno de ellos postrado en el piso se toma la cabeza con las manos, el otro está de pie junto al primero. En el mástil del barco yace amarrado de pies y manos un hombre vestido de blanco, de grandes barbas, inclinado hacia adelante, indica que es atraído por tan abrumador momento, sus manos de puños cerrados muestran la fuerza que hace para soltarse de sus ataduras y liberarse así de tan desdichado tormento.
fernandovasquezrodriguez dijo:
Kenier Iván, gracias por tu comentario. Hay ganancia en tu segundo intento. Analiza y busca alternativas a la estructura de rima continua en tus ideas (“apreciar” – “pasar” – “lugar”). Revisa el uso del punto y coma. ¿Qué tipo de barco es?
sandra rocio gomez pulido dijo:
Buen dia Dr Fernando Vásques, en estos dias he estado al pendiente de sus correcciones para mis escritos, primer intento de écfrasis y quinto del aurorretrarto, pero no me encuentro dentro del listado de comentarios, yo los envie el dia jueves.
Me disculpa la imprudencia si le estoy generando algun inconveniente Dr. Fernando, nuevamente se los envio.
Buenas noches maestro Fernando, como es usual sus magníficos escritos han enriquecido mí labor docente, espero haber estado atenta a sus recomendaciones en mis escritos, envió el primer intento de Ecfrasis, Ulises y las Sirenas y como no hay quinto malo espero que este sea el mío en el autorretrato.
A lo lejos se contempla el alisar de las olas del dios Océano, cuando golpean con su delicadeza el más misterioso de los acantilados y ahí está sobre el mar en calma profunda, la proa de la embarcación con cola de sirena, como queriendo hacerle honor a la hermosa diosa de la luna Atargatis. En ella doce aguerridos, expertos marineros que tiran de ella con sus remos, aclaran el profundo mar con sus alisadas palas; cada uno tiene un lugar de siento dispuesto en la cubierta. En los innumerables viajes realizados con Ulises, atravesando los mares, han torneado sus brazos y espalda. En su piel un prolongado bronceado adquirido por las inclemencias del clima y en la cabeza, una prenda que el gloriosísimo Ulises, ha dispuesto de esa manera para no descuidar su labor al escuchar el canto célebre de las sirenas y evitar que la cera, con la cual había tapado sus oídos por consejo de Circe, no cumpliera con su objetivo. A su lado sobre el costado de la embarcación cada marino tiene el más valioso de los instrumentos: su escudo de batalla. Este fue forjado en el más tenaz de los aceros, pieza valiosa para todo guerrero, puesto que de ella depende su vida en combate. Sobre el mástil mayor derecho, se encuentra sujeto con fuertes maromas de pies y manos el valiente Ulises. Todo estaba dispuesto para atravesar la costa; cuando Ulises percibe el canto dulce de los labios de las sirenas pide en desespero a sus marinos que lo suelten, ya que quiere irse con ellas, ellos concentrados en su labor no lo escuchan porque sus oídos estaban taponados. Al contrario Perimedes y Euríloco sus hombres de confianza depositaban sobre él nuevas sogas, con las cuales apretaban más sus nudos. Luego de un tiempo al no escuchar y percibir la presencia de ellas el barco llega a su destino.
Sandra R. Gómez, soy oriunda de Sogamoso-Boyacá. De padres y familia campesina, que gracias a Gustavo (mi abuelo paterno) permanentemente se labraba la tierra con tesón. Él siempre le repetía a mi progenitor “mire mijo: si la tierra no se cultiva, se entristece y muere.” Ahora a través del espejo que tengo al frente, ahondo en el profundo abismo de mi alma y viene hacia mi memoria, apartes del pasado. Así, por ejemplo, aquellos recuerdos del colegio en los grados 2° y 3° que custodio en el baúl de mis remembranzas, tal como los conservó celosísimamente mi querida viejita Nieves (abuela paterna). Allí los mantuve, para no generar en mis padres más culpa y especialmente en mi querida madre, mujer abnegada y entrañable. Con el transcurrir de las experiencias que me dio la carreta de la vida aprendí a batallar, encontrando siempre la mejor solución a mis dilemas. Soy noble y emprendedora; una mujer de carácter fuerte y obstinado ante la adversidad. Por esto me he ganado el respeto de los que considero son mis compinches
fernandovasquezrodriguez dijo:
Sandra Rocío, gracias por tu comentario. La extensión de la écfrasis es la indicada. Un buen logro. Algunos aspectos de tu texto son valoraciones más que descripciones. Ajusta. Muy bien tu etopeya. Felicitaciones.
Germán Romero Otero dijo:
Écfrasis (Primer intento)
El episodio de Ulises y las sirenas es muy representado en el arte desde la antigüedad. En el fondo pueden verse los grandes acantilados que se depliegan como grandes cascadas de rocas formando la isla habitada por las sirenas, aquella de la que Circe advirtió a Ulises. El agua del Mediterráneo está embravecida y, bajo la sombra de esa especie de pasadizo en forma de canal, en donde en ambos lados se observa tierra, el cuadro adquiere un aspecto sombrío, de advertencia y demasiado peligro, en la lejanía puede verse cómo sigue el camino, en el que el cielo totalmente abierto y la luz del sol, con un tono de claridad, representan el fin de una larga aventura peligrosa. En el primer plano, se observa a Ulises como capitán del barco atado al mástil por brazos y piernas para poder escuchar el canto de las sirenas y no correr el riesgo de caer al mar con ellas; las sirenas que vuelan a su alrededor trasmiten la imagen de un híbrido entre mujer y ave, todas muestran un rostro muy parecido pelo largo, nariz fina y mantienen la boca entreabierta. Los compañeros de Ulises se encuentran con los oídos tapados, dirigen el barco y en sus rostros reflejan terror.
La galera irradia una gran obra de ingeniería de la época, la cuál muestra en detalle su gran capacidad de maniobra por sus 24 metros de largo, una manga máxima de 3 metros y una una vela de gran tamaño, a babor y estribor de la embarcación hay una línea de remos de seis a cada lado con caras de leones hechos de metal que demuestran poder.
Cordial saludo,
Germán Romero Otero
fernandovasquezrodriguez dijo:
Germán, gracias por tu comentario. Vas por buen camino. El tono de la primera parte no armoniza con el del segundo párrafo. Unifica. Usa el punto seguido. ¿Qué tipo de embarcación es?
Miguel Alonso Puentes López dijo:
Buenas noches al gran escritor Dr. Fernando Vásquez
Intento totalmente nuevo.
Hermoso lienzo donde el artista con su fino pincel ha plasmado una conmovedora escena: allá a lo lejos se divisa el opaco firmamento y el rojizo sol se ha hundido en los lejanos acantilados; cerca están a lado y lado dos montañas de color ocre como fieles testigas de lo que sobre las aguas cristalinas y azules del gran océano está pasando. Una galera de rústica madera es dirigida hacia el horizonte por once corpulentos hombres que muestran su templanza para llevar el galeón a feliz término, es una barca decorada a cada costado con media docena de bravos leones que parecieran escupir los remos movidos con fuerza por once remeros y guerreros que llevan sus sencillas armaduras, son hombres del poderoso Odiseo o más conocido como Ulises, rey de Ítaca, es él quien está en el centro de su embarcación atado de pies y manos al mástil del navío, hombre de vestidura blanca acorde con su serena mirada y que fijamente observa a tres sirenas que se posan sobre la proa de la embarcación. Al costado derecho del gran rey sobrevuelan otras tres creaturas mitológicas con cuerpo de águila y cabezas de mujer; sobre el costado izquierdo del galeón reposa inclinada la séptima sirena plasmada en la obra magnífica del pintor, uno de los trece hombres representados aquí tapa sus oídos para no ser perturbado por el sonido de las ninfas del océano, mientras que sus compañeros de aventura siguen adelante muy seguros de su hazaña demostrando a su rey que la valentía vence hasta lo más temible.
fernandovasquezrodriguez dijo:
Miguel Alonso, gracias por tu comentario. La extensión es la indicada. Muy buen logro. Unifica el nombre de la embarcación.
Henry Pabón Gomez dijo:
El sol muestra su reflejo a lo lejos en una de las grandes montañas que forman el canal, indicando el destino al que será llevado Ulises. La sombra que se genera por la montaña que oculta el sol y el ciclo de las olas tranquilas del mar, hacen que la mañana ofrezca un clima fresco. Mientras allí en la barca mediana y en el silencio de los hombres se escuchan once remos simultáneamente golpear el agua al son del canto de las sirenas; son once remos que salen de las bocas de los leones tallados en la madera, pues uno de los doce encargados no puede continuar; al parecer es por su voluntad. El hombre que dirige el destino del barco, sostiene el remo del anciano cansado y observa a Ulises que se encuentra atado en pié al gran tronco de las manos y pies, pero su interés está en saber lo que Ulises está viendo y que para ellos es totalmente inadvertido; pues sabe que Ulises con sus movimientos y dirección de su mirada está observando algo que se mueve alrededor de él. Grandes aves con cabeza de mujer y cuerpo de águila empiezan a llegar, su presencia y encanto musical es advertida únicamente por Ulises, pues ellas lo rodean y lo ven fijamente, sabiendo que él desde sus vestiduras es diferente a los demás.
fernandovasquezrodriguez dijo:
Henry, gracias por tu comentario. Buen logro. Por momentos interpretas y, en otros, describes. Unifica. ¿De qué tipo de embarcación hablamos?, ¿cómo están distribuidos los remeros?, ¿cómo tienen cubiertas sus cabezas?, ¿hay escudos?, ¿cómo se llaman las partes de esa embarcación?
Wilson Arturo Gómez Becerra dijo:
Atravesando un mar relativamente calmado y rodeado de altos acantilados (el estrecho de Mesina) se encuentra una nave antigua del tipo fenicio, con propulsión mixta, es decir a vela y remo, en su mástil central se encuentra un hombre atado de pies y manos, (Ulises) es un hombre barbado con una vestidura blanca y un gorro de lana verde, sobre la nave maniobrando los remos se encuentran doce hombres, todos tienen en sus cabezas velos viejos que cubren especialmente los oídos, (tienen la orden de Ulises de no escuchar a las sirenas), alrededor de la embarcación se encuentran volando seis sirenas que son representadas como monstruos marinos con la cabeza de mujer, largos cabellos y el cuerpo de águila (algunos nombres de las sirenas según la mitología griega son Aglaope, Telxiope, Teles, Redne, Molpe, Pisinoe, Parténope), seis de las sirenas revolotean alrededor de Ulises y un séptimo monstruo se encuentra sobre el borde de la embarcación, como susurrándole a un marinero, quien ya parece adormecido por el canto de las sirena, otro marinero se tapa con sus manos los oídos dejando de maniobrar el remo y finalmente otro se encuentra de pie sobre la proa desplazado por los monstruos que asechan a Ulises, en los brazos de los marineros se refleja el esfuerzo que están realizando para desplazar la embarcación, además la vela triangular de color rojo sostenida por el mástil y la tensión de los aparejos representan el fuerte viento en el mar.
fernandovasquezrodriguez dijo:
Wilson Arturo, gracias por tu comentario. Muy buen logro. Ajusta el uso de la puntuación. ¿Qué tipo de embarcación será la que se representa en el cuadro?
hamelith dijo:
Doctor: FERNANDO VÁSQUEZ RODRÍGUEZ
Director: Maestría en Docencia
Universidad de la Salle-Yopal
Estudiante Maestría Docencia: Sandra Yamile Garzón Páramo
Universidad de la Salle – Yopal, Viernes 6 de Marzo del 2.015
ÉCFRASIS
Explicar hasta el final
Representación verbal de una representación visual
Se trataba de una descripción extendida, detallada, vívida, que permitía ‘presentar el objeto ante los ojos;’
una descripción que tenía la virtud de la energeia
“Ulises y las Sirenas” de John William Waterhouse
Siete sirenas… de la mitología griega;
Criaturas de una simbiosis de pájaros y mujeres, libres como el viento;
libres con su dulce cantar, tan profundos son sus cantos,
que invitan al despertar de consciencia, a la libertad del alma humana
y de la tripulación de Ulises y Cirse,
¡Oh! Mujer con sabiduría del cosmos, de las leyes naturales y del mar;
hasta tal punto generando el cuestionamiento de la autodestrucción marinera.
¡Oh Ulises y Cirse!, HOMBRE Y MUJER QUE EN MEDIO DEL CAOS;
propician soluciones; para proteger sus vidas y la de su tripulación;
tapando con cera los oídos de ellos…su amada tripulación.
¡Oh!, valiente Ulises; que te haces amarrar, sacrificas tu libertad al mástil,
para dirigir tu nave y en sincronía visual con Cirse;
no abandonar la directriz de su curso
para encontrar allí tierra firme.
fernandovasquezrodriguez dijo:
Sandra Yamile, gracias por tu comentario. Valoro tu expresión lírica. Te invito, para este ejercicio, a escribir en prosa. Revisa la ortografía de “Cirse”.
Nayarith Bueno Rojas dijo:
En este cuadro se ve reflejada la angustia y miedo de estos hombres por querer salir vivos de esta escena terrorífica donde corrían peligro sus vidas al querer ser atrapados por estas bestias pero que gracias a este hombre que aparece con vestimenta blanca atado de manos y pies al mástil del barco para no dejarse llevar y así impedir que su viaje llegara a la meta, en la mirada de nuestro héroe se ve reflejada la gallardía de su tripulación por querer sobrepasar todos los impedimentos que coloquen los dioses en su camino sin importar b que sus vidas estén en peligro no descansaran hasta cumplir su misión, siempre con la mirada en alto y logrando entrelazar sus ideas con acciones aun cuando los miedos quieran invadir sus mentes.
fernandovasquezrodriguez dijo:
Nayarith, gracias por tu comentario. El ejercicio consiste en hacer una descripción y no una valoración de la obra. Te invito a dar cuenta de los elementos del cuadro. Ve de lo general a lo particular. Revisa el uso de la puntuación. Tienes hasta ahora 8 líneas (lo mínimo es 15).
LIDA CASTILLO dijo:
Esplendoroso mares, misteriosos, mitológicos
De agua cristalinas, mansas, inestables.
Espejismo latente de aventura.
Intensos Acantilados arrebatando
Navíos encubierto como peces,
Con velas escarlata, resistidas sogas
Invulnerables a tempestades y torbellinos.
Ulises dios, de dioses, héroe troyano
De avanzada, convincente
Señuelo atado al mástil de su navío
Para la bandada de brujas, grises,
Endriagos de Mujeres con parte de aves de
Garras afiladas que funcionan como arpones,
Fieras ambientas de carne y de almas
Intimidantes, lujuriosas.
Arpías vigilases, al asecho y acechaban
Gladiadores, remeros robustos, fuertes, sin rumbo.
Desorientados en la inmensidad azul
Decididos hasta la muerte
No dejasen embelesar de
Mostros ocultos de tras de doncellas con
Caras pálidas y cabellera largas.
Pero en fin hombres débiles, aterrorizados, atónitos
Tratando de alejasen de su realidad
fernandovasquezrodriguez dijo:
Lida, gracias por tu comentario. Valoro tu recreación lírica. Te invito a poner esas ideas es prosa. Revisa la indicaciones.
Andrés Fernando Monroy González dijo:
Andrés Fernando Monroy González
Esta pintura trata de la época griega, está reflejada en la obra de Homero, en ella podemos observar un navío de guerra, con un casco largo y curvado, una popa elevada y un mástil con una vela rectangular de color rojo en el centro. Tiene 11 remos; el navío se encuentra a la orilla de un acantilado, donde el mar salpica. También miramos al fondo en la parte izquierda de la pintura un ocaso o un alba, en ese navío se ve un una tripulación de 14 guerreros, ya que portan sus escudos. El cual 11 de ellos reman incansablemente hacia la playa y dos de ellos se ven temerosos, uno de ellos se tapan los oídos, como si le afectara algún ruido, y el otro queda paralizado con una mirada de miedo, y el último de los hombres está con una mirada retadora atado a la vela mayor del navío, Como si fuera un sacrificio para siete endriagos; un monstruo fabuloso con facciones humana y miembros de varias especies; en este caso en un águila con cabeza de mujer que gritan y revolotean alrededor del navío como si lo quisiera hundirlo, excepto una que se fija en uno de los guerreros que está remando.
fernandovasquezrodriguez dijo:
Andrés Fernando, gracias por tu comentario. Tienes elementos valiosos pero desperdigados. Ve lo general a lo particular. Amplía el texto; apenas tienes 12 líneas (lo mínimo es 15). ¿Serán 14 guerreros? Trabaja en el uso correcto de la puntuación (especialmente el punto y coma).
Indira Yelena Rodriguez Salamanca dijo:
El lienzo de John William Waterhouse nos transporta a la mitología griega, vemos la representación de las sirenas de la época; como seres mitad mujeres mitad aves, con el rostro de mujer bella y el cuerpo de pájaro; que con sus finos y melodiosos cantos pretenden aturdir a los marinos y a su capitán, que atado al mástil las observa fijamente. Seis de ellas tratan de mantenerse cerca a los tripulantes, la séptima se para en la nave y observa muy atentamente a uno de los marineros, quien contesta a esa mirada con ojos llenos de miedo. Sin embargo, ninguno puede caer en el embrujo de la música, pues, tienen los oídos tapados con un vendaje que rodea toda la cabeza. Los marinos siguen remando en ese mar azul de oleaje fuerte y mirando hacia arriba para observar las sirenas. Hay un marino sentado cerca de la proa que ha dejado de remar, se tapa los oídos con fuerza y viendo hacia abajo, parece estar con miedo de caer en el embrujo de las sirenas. Parece que Ulises no les teme a estas malvadas sirenas.
fernandovasquezrodriguez dijo:
Indira Yelena, gracias por tu comentario. Hay elementos interesantes. Ve lo general a lo particular para que no te queden desvertebradas las ideas. Corrige el uso de la puntuación, especialmente el punto y coma. Tienes apenas 12 líneas (lo mínimo son 15).
Claudia Milena Delgadillo Ríos dijo:
Écfrasis de la obra “Ulises y las Sirenas “del artista John William Waterhouse.
El cuadro da muestra de una nave tipo Birreme, embarcación de madera utilizada en la antigüedad para explorar nuevas tierras, con un solo mástil y una vela, la proa que tiene la embarcación da la apariencia de imponencia y elegancia. Se puede apreciar en la pintura que el barco esta finamente tallado y decorado, con 12 cabezas de león, 6 de cada lado que de sus bocas salen los remos los cuales son maniobrados por doce arriesgados hombre que dirigen con mucha fuerza la embarcación, uno de los tripulantes se encuentra agachado al lado derecho tapando sus oídos, como negándose a escuchar. Los demás hombres tienen cascos de diferentes colores y formas, diez de los doce hombres se encuentran sin camisa. En el centro de la nave se encuentra Ulises atado de pies y manos al mástil, luce con una especie de casco o gorro en su cabeza de color gris, tiene barba de varios mes sin arreglar y un vestuario tipo túnica de color blanco decorado en la parte baja con una especie de encaje. A estos hombres los rodean 7 criaturas místicas, con cara de bellas mujeres, cabello negro, largo y lacio y cuerpo de aves de rapiña gigantes, las plumas no denotan belleza alguna, debido al color que es opaco casi negro, las criaturas cantan a los tripulantes y ellos se niegan a escuchar su canto. Las aguas son muestran tranquilas a pesar que están siendo cortas por la remos.
fernandovasquezrodriguez dijo:
Claudia Milena, gracias por tu comentario. Vas por buen camino. El tono corresponde a una écfrasis. ¿Será un birreme? Revisa la construcción: “cuerpo de aves de rapiña gigantes”. Ajusta el uso de la puntuación (especialmente la coma). Corrige: “las aguas son muestran”.
Clara María Vega dijo:
Écfrasis sobre Ulises y la Sirenas
John Waterhouse, en su lienzo plasmó un mágico y pictórico escenario, un acontecimiento que revela peligro y advertencia. En una travesía en medio de un acantilado sobre el mar bravío, se visualiza una embarcación con doce tripulantes, once de ellos, marinos remando en sincronía. Cerca de la proa, uno de ellos se tapa con fuerza sus oídos como evitando escuchar lo que pasa a su alrededor. En el centro de la góndola, amarrado de pies y manos al mástil, como evitando ser arrancado, está Ulises, quien se diferencia de los demás por sus vestimentas blancas y bordadas. En su postura se advierte el terrorífico encantamiento promovido por unas misteriosas criaturas con cuerpo de ave y cabeza de mujer, que planean sobre la barca. Son siete enigmáticas sirenas aladas, seis de ellas planean sobre la nave observando con mucha atención a Ulises con un fascinante pero peligroso encanto, esperando de él algún movimiento y asechando a los demás marinos; ellos, con sus cabezas bien envueltas, revelan impresión y aspaviento con su presencia. La séptima sirena, posada sobre el lado izquierdo de la barca, observa de cerca un marino quien responde perplejo a su mirada, como hipnotizado. La góndola se ve asechada y rodeada por éstas féminas misteriosas. El panorama es sombrío, como si ellas les hubieran preparado una siniestra emboscada a estos mortales. Todas las sirenas poseen un rostro semejante, con cabellos largos, dos de ellas lo llevan recogido, sus bocas están entreabiertas como interpretando sus seductores cánticos. Al fondo del acantilado, a lo lejos, en medio de dos enormes rocas, puede vislumbrarse el cielo despejado y claro, abierto a la luz del sol que posa sobre una montaña con un resplandor rosado, quizás sea esta, la puerta de escape a la libertad.
fernandovasquezrodriguez dijo:
Clara María, gracias por tu comentario. La extensión es la indicada. Revisa la ortografía de “asechando”. ¿El término “aspaviento” es el más indicado en la frase? ¿Será una góndola? ¿Cómo se llaman los lados de las embarcaciones? Algunas comas son puntos y comas.
ZULAIMA MEDINA dijo:
Buenas tardes Doc. Fernando
En los arrecifes del azul profundo y del ancho mar, se encuentra navegando una embarcación con un espectacular navío de hombres fuertes y valerosos, cuyo afán al escuchar el cantar de las sirenas, con una sutil y melodiosa voz, para encantar y atrapar a los marineros que cruzan por su paraje; aquellos hombres robustos de aquel sin igual navío, tratan de no escuchar las pero la belleza de tan hermosas musas los atrapa; pero llaman con gran temor a Ulises que sabe el peligro que les acecha, él les dice a su tripulación que lo aten al mástil de su barco para evitar ser encantado. Ulises un hombre con un cuerpo esbelto con vestiduras blancas y doradas que resaltan su valentía al enfrentarse aquellas diosas que quieren acabar con su tripulación con un cantico de amor. Agitan con gran temor las velas para tratar de dejar atrás a tan peligrosas musas, tapando sus oídos y remando cada vez con más precisión para salvar sus propias vidas .Vienen de concluir heroicamente una guerra donde salen victoriosos y quieren regresar con afán al lado de sus seres amados y caen en una tormentosa trampa, pero a Ulises los dioses del Olimpo lo protegen y le ayudan a salir de este peligro y continúa su aventura por las aguas inmensas del ancho mar. Con una mirada a las rusticas montañas que se alcanzan al ver a lo lejos de sus gloriosas travesías dispuestos a enfrentar los peligros que los acecha.
LUZ DARY GUZMÁN B. dijo:
En la mezcla del óleo con el lienzo se deslumbra la estética del arte bajo la influencia del romanticismo y el prerrafaelismo, siendo un pasaje de la odisea la musa de inspiración para el pintor, quien se deja seducir por tan fascinante historia, la cual recopila esa mitología de la Antigüedad griega.
Se aprecia a Eulises en una de sus peripecias para llegar a Itaca navegando por las densas aguas del océano que se reflejan tranquilas de apariencia azul cobalto golpeando los arrecifes, junto con sus doce marineros que reman sin parar seis a la derecha y cinco a la izquierda, luciendo en los costados el escudo de protección para la guerra mientras que el primero de la fila a la izquierda toca el tambor. La maga Circe quizás es la mujer de sombrero que viste de azul, frente al mástil del barco donde Eulises está atado, quien ordena a sus hombres que se tapen los oídos con cera, de esta manera solo él puede escuchar el canto de las sirenas sin caer en su embrujo. Se reflejan alrededor de la embarcación siete sirenas en su forma original, como genios marinos híbridos de mujer con cara bella y el cuerpo de ave, buscando seducir a los tripulantes que finalmente logran no caer en su hechizo. Más que una gigantesca embarcación con una gran popa, decorados de la época, caras de león y unos guerreros debatiéndose entre el valor, la hombría y el temor a lo sobrenatural, es un reflejo del bien y el mal, una fusión entre la realidad de la condición humana con la hechicería, la mitología el contraste del brillo y el color.
fernandovasquezrodriguez dijo:
Luz Dary, gracias por tu comentario. Por momentos comentas y en otros describes la obra. ¿Será Circe? ¿Será la popa? Analiza el uso de la puntuación (el empleo inadecuado de la coma fractura tus ideas). Busca alternativas al repetitivo uso del “que”. La extensión es la indicada.
fernandovasquezrodriguez dijo:
Zulaima, gracias por tu comentario. A veces no describes el cuadro sino que lo comentas. Analiza cómo el uso inadecuado de la puntuación fractura tus ideas. Revisa la construcción: “se encuentra navegando una embarcación con un espectacular navío”. Ajusta: “no escuchar las”, “rusticas”. La extensión es la indicada.
Leonel Fernández dijo:
Buenas tardes Dr. Fernando
Utilizando gamas de nombres en mi paleta del lenguaje, me dispuse a pintar.
La inclemente furia de Neptuno, los hizo buscar refugio, al abrigo de aquellos farallones. A medida que caía la tarde el sol matizaba con su pincel las abruptas montañas, colores siena, borgoña y ocre teñían el paisaje. Ulises amarrado al mástil de aquella pequeña galera y sus captores luchando por defenderse de siete engendros con cuerpo de águila y cabeza de bellas mujeres. Era magnifico contemplar su plumaje color marrón, tan intenso como el ojo del tigre y sus cabellos tan brillantes como el ámbar y sus cantos melodiosos, capaces de hacer perder a cualquier hombre de su intelecto y sucumbir ante los más bajos instintos. No había palabras para describir el instante, aquel viejo birreme, decorado con cabezas de león a los lados, de cuyas bocas descendían los remos, como largas lenguas queriendo devorar el océano; ese mar azul zafiro, atrapado entre aquellos acantilados tinturados de ocre, daban una armonía al momento. Era sorprendente percibir el temor de aquellos corpulentos hombres a sucumbir en un mundo, de donde no regresarían jamás.
fernandovasquezrodriguez dijo:
Leonel, gracias por tu comentario. Hay aspecto rescatables en tu texto. La primera parte está más lograda que la segunda. Revisa: “magnifico”. ¿Cómo se llaman los lados de las embarcaciones? ¿Será un birreme? Te invito a ampliar tu texto. Tienes 12 líneas (lo mínimo es 15).
Marta Ligia dijo:
A sabiendas de la difícil travesía por aguas misteriosas de un mar inopinado, a Ulises el deseo profundo de reunirse con su amada de vuelta a su nación, le ha hecho enfrentar sus propios temores. Trascendiendo lo profundo de sus sentimientos, pide a su tripulación de doce remeros, amarrarlo al mástil, donde permanece atado de pies y manos. Demanda no soltarlo aún cuando les suplicase con gritos desesperados, al pasar por la isla de las sirenas, que con sus dulces canticos atraían a los navegantes para llevarlos a los confines de su perdición. Ellas, seres mitológicos representados como un híbrido entre mujer y ave que personifican el óbito al que se exponían los aventureros arriesgados que osaban desafiar las enfurecidas y turbulentas aguas de aquellos mares. Los navegantes revisten sus cabezas con trapos untados de cera que les vedaban la antífona a la que se encaraban. Ellas se muestran atraídas por la hermosura de sus figuras corpulentas y seducen una y otra vez a los desvalidos guerreros, que no sucumben ante su asedio. Alguno es casi arrebatado pero transige sus cantares. Es necesario que uno de los tripulantes eleve las velas del imponente navío, que detallaba en su complexión la figura de leones en la camareta, y en la proa la estampa de un dragón. Ya se aproximan al estrecho final de su travesía por los temibles arrecifes; están a punto de consumar su lance, pronto se vislumbra Itaca.
fernandovasquezrodriguez dijo:
Marta Ligia, gracias por tu comentario. Tienes elementos pero están desarticulados. Por momentos comentas el cuadro; recuerda que el objetivo es describirlo de manera pormenorizada. Ve de lo general a lo particular. ¿Mar “inopinado”?
José Alberto Pérez dijo:
Alea jacta est…
El mar con su fiereza mueve de lado a lado la galera y sus doce remeros; les recuerda su insignificancia en medio de tanto poder. Las montañas inertes e imponentes se alzan paralelas al océano; sus olas mueren al intentar derribarlas y en su final, se divisa el golpe blanco de la ola en su deceso. La embarcación, clásico instrumento de guerra y navegación griego, ataca al océano con sus remos, con su pala. Los leones insertos a babor y estribor parecen escupir los remos que se hunden en el mar. Atado de pies y manos, al mástil de la galera, Ulises con su vestidura blanca, como parte de la ofrenda a los dioses, divisa el horizonte a donde es dirigido por los valientes remeros, con su cabeza cubierta con telas oscuras, opacas y rendidas a los designios de la naturaleza. La fuerza con que toman las largas varas o pértigas como las conocen los griegos, dan cuenta de sus fuertes y musculosos brazos, que parecen palidecer ante la mirada fija, fría y perversa de las sirenas, seres míticos mitad águila y mitad mujer, que buscan encantar y hechizar con su voz a los marinos por el mítico mediterráneo. El azul de la galera griega se funde con el océano que no cesa de golpearla con sus fuertes olas; parece querer expulsarla de sus dominios pues la eleva con su fuerza y al caer la hunde queriendo destruirla.
fernandovasquezrodriguez dijo:
José Alberto, gracias por tu comentario. Muy bien este primer intento. Se nota el esfuerzo por describir en detalle el cuadro. Fuiste de lo general a lo particular. Veo un cuidado en la puntuación. Analiza la construcción “con sus remos, su pala”. Busca alternativas al repetitivo “su”.
José Alberto Pérez dijo:
El mar con su fiereza mueve de lado a lado la galera y los doce remeros; les recuerda su insignificancia en medio de tanto poder. Las montañas inertes e imponentes se alzan paralelas al océano; sus olas mueren al intentar derribarlas y en su final, se divisa el golpe blanco de la ola al fenecer. La embarcación, clásico instrumento de guerra y navegación griego, hiere al océano e inserta los poderosos remos movidos por esos valientes marineros. Los leones insertos a babor y estribor parecen escupir los remos que se hunden en el mar. Atado de pies y manos, al mástil de la galera, Ulises con su vestidura blanca, como parte de la ofrenda a los dioses, divisa el horizonte a donde es dirigido por los valientes remeros, con su cabeza cubierta con telas oscuras, opacas y rendidas a los designios de la naturaleza. La fuerza con que toman las largas varas o pértigas como las conocen los griegos, dan cuenta de sus fuertes y musculosos brazos, que parecen palidecer ante la mirada fija, fría y perversa de las sirenas, seres míticos mitad águila y mitad mujer, que buscan encantar y hechizar con su voz a los marinos por el mítico mediterráneo. El azul de la galera griega se funde con el océano que no cesa de golpearla con sus fuertes olas; parece querer expulsarla de sus dominios pues la eleva con su fuerza y al caer la hunde queriendo destruirla.
Deisy Caicedo dijo:
Es un día soleado, entre rocas gigantescas, llegando el atardecer, en un navío semejante a una góndola, ancho y majestuoso, con doce orificios bien dispuestos adornados cada uno con la figura de un león, para los remos pasar, y una proa tupida de escamas cual si fuera un pez gigante. Inmóvil y despreocupado, se encuentra un hombre en el mástil, es un héroe un tanto alto, de contextura fornido, tez blanca, cabeza ovalada, cabello ensortijado, que casi no se vislumbra, por un gorro que lo oculta, de nariz aguileña, barba larga y puntiaguda. Su vestimenta refleja la frescura del otoño; luce camisa blanca, ancha y falda de igual forma con un bordado que la rodea en la parte inferior. Atado de sus extremidades en el mástil, no manifiesta cansancio, solo se haya pensativo en sus doce guerreros fieles y firmes, que siempre lo acompañan hasta el final; de cuerpos semidesnudos, también son muy fornidos, cuya única riqueza son la valentía, su casco y un gran escudo radial, macizo, de color oro o plata con un león grabado en el centro, signo de poder; reman incansablemente pese a las inclemencias del tiempo, ante la turbulencia de las aguas, para huir de las sirenas. Oh legendarios seres híbridos, entre cabeza y cuello de mujer, con cuerpo completo de aves, arriban siete de ellas, deseosas de calor varonil, rodean la embarcación y cual gallinazos al acecho, pretenden atemorizar y confundir a los navegantes, con sus ruidosos cantos, que a algunos guerreros hacen padecer y pensar a esos lugares nunca más volver.
fernandovasquezrodriguez dijo:
Deisy, gracias por tu comentario. Aunque tienes buenas descripciones la puntuación incorrecta fractura las ideas, Revisa. Ve de lo general a lo particular. Analiza la frase: “solo se haya pensativo en sus doce”. Te invito a usar el punto seguido. ¿Será una góndola la embarcación? La extensión es la indicada.
Alfredo Cardenas Rodriguez dijo:
Dr. Fernando Cordial Saludo
A continuación la écfrasis sobre la obra artistica de Ulises y las Sirenas
En la obra Ulises vestido con túnica blanca se encuentra amarrado de brazos y piernas al mástil del barco, seguramente para no echarse al mar con ellas, escuchando el canto de siete sirenas, quienes lo quieren encantar con sus sonidos, pues no tiene vendaje en su cabeza, una se encuentra postrada sobre el lado izquierdo del barco, las otras seis volando muy bajo cercanas a la embarcación, todas y en especial la que se encuentra en la embarcación miran fijamente a los marineros; catorce marineros se encuentran remando, completamente vendados toda la cabeza seguramente para no oir los cantos de las sirenas, que según la leyenda estos seres alados emiten un sonido o canto que embrujan al que los oye y terminan por acabar con sus vidas, seguramente por eso también la expresión de terror de sus rostros al sentirlas cerca. Se observa que dos de los marineros se encuentran alejados de los demás sobre la parte izquierda del barco al parecer mas afectados que los demás por el canto de las sirenas, uno de ellos sentado tapándose los oídos con fuerza y el otro de pie con una expresión de terror. Si observamos las sirenas todas se parecen en la conformación de su cuerpo en general: alas, plumas, rostro, garras, etc. Por ultimo se puede también observar el panorama oscuro y desolador entre mar y rocas, y al fondo una tenue esperanza, un panorama iluminado también entre rocas, pareciera que Ulises se quisiera ponerse a prueba y poder demostrar la tenacidad y perseverancia que lo caracteriza, al querer atravesar este sendero tan peligroso
fernandovasquezrodriguez dijo:
Alfredo, gracias por tu comentario. Hay elementos pertinentes; sin embargo, la puntuación equívoca fractura las ideas. Revisa. Ajusta las frases: “seguramente para no echarse al mar con ellas” y “Ulises se quisiera ponerse”. ¿Son catorce marineros? Mira la ortografía de “ultimo”. La extensión es la indicada.
Hildefonso dijo:
“Ulises y las Sirenas”
Óleo sobre lienzo
En aquella gigantesca embarcación de madera, decorada con pinturas y esculturas mitológicas, que navega sobre las azules y turbulentas aguas del mar, bajo los radiantes rayos del sol, rodeada de inmensas rocas, impulsada por el continuo e incansable remar de doce corpulentos y ensordecidos hombres de su tripulación y con la ayuda de la vela empujada por el viento a su favor, va Ulises, hombre fuerte, de gran corpulencia, vestido con suaves prendas blancas, de una imaginación sorprendente e inteligencia admirable, fuertemente amarrado al mástil del barco para no caer bajo el hechizo de las encantadoras sirenas y poder escuchar la melodía de sus cantos. Ulises permanece inmóvil, con la mirada hacia el cielo azul que se divisa en el horizonte, escuchando los cánticos de las aves de rostro de mujer que vuelan en semicírculo a su alrededor, tratando de seducirlo peligrosamente para lograr su nefasto objetivo de hacer que se lance a las inquietas aguas del mar. La fuerza que Ulises hace a las ataduras tratándose de liberar indica que las sirenas lo han encantado y siente unos inmensos deseos de lanzarse a las furiosas aguas, pero la inteligente estrategia de permanecer amarrado al mástil del barco, y taponar los oídos de los miembros de la tripulación permiten que el barco siga su rumbo a su destino superando el paso por las sirenas encantadoras.
fernandovasquezrodriguez dijo:
Hildefonso, gracias por tu comentario. Hay apartados precisos en tu texto; sin embargo, la puntuación incorrecta produce un efecto de desarticulación. Te invito a usar el punto seguido. Busca alternativas al repetido uso del “que” (“que se divisa”, “que vuelan”, “que se lance”). La extensión es la indicada.
Virginia Rodriguez dijo:
Buenas tardes, Doctor Fernando Vasquez
Desde un plano panorámico se observa en el fondo una amalgama de arrecifes inmensos y desafiantes, un resquicio entre ellos permite asomar los rayos del sol del atardecer. Sobre la alfombra azul emerge la enorme embarcación; el babor de la nave luce atestado de remos que simulan vipéreas lenguas de leones. En el centro de la nave pende atado de manos y pies al mástil un hombre. El hombre de la sagacidad envidiado por los dioses, el que con astucia se libró de las garras de circe, el de la invención del caballo de Troya: el guerrero Ulises. Suspendidas en el aire, volando muy bajo sobre la proa y el estribor, el grupo de sirenas que vaticinó Tiresías, son ninfas, cuello cerviz de gacela, vestidas de negro, color que contrasta perfectamente con una franja blanca sobre las alas y la cola, sus bocas emulan un concierto seductor ; una de ellas se apoya en el borde de la nave y se inclina muy de cerca sobre uno de los hombres que acompañan al héroe troyano en la embarcación, la oceánida embaucadora le canta al marinero, pero el hombre no puede oírle la lisonja , pues lleva amarrada una pieza de ropa en la cabeza, al igual que los otros once guerreros, quienes alertados por Ulises, que ha recibido auxilio de Atenea, diosa de la sabiduría y de la guerra, una vez más ha dispuesto la estrategia perfecta para vencer otro obstáculo en su odisea.
fernandovasquezrodriguez dijo:
Virginia, gracias por tu comentario. Tienes buen material. Se nota tu deseo por describir la obra. La extensión es la indicada. La puntuación indebida sigue siendo la causa de la que las ideas no fluyan. Revisa “el babor”, “Tiresías”. ¿Será “pende atado”? ¿Qué tipo de embarcación muestra el óleo?
SONY PINEDA dijo:
ÉCFRASIS: UN NUEVO HORIZONTE, TE ESPERA.
¡Hércules, Hércules! Escucha, no te hagas el sordo soy la voz de tu conciencia, si me atiendes con sapiencia encontraras descanso a tus penas. O acaso, no te has dado de cuenta que estas parado en frente de tus mascaras que no dudan en arrebatarte la tranquilidad. La verdad es que aun no comprendo porque te ahogas en tu dolor y les sirves a las aves que como rapiñas absorben tu pensamiento y hacen que tu liderazgo sea cada vez más débil ligado a tus emociones. Eres el esclavo de tus miedos e inseguridades, prisionero de tu pasado y presente, de tus propios impulsos…
¡Yo quiero ayudarte! si bien lo deseas, para que no sigas estancado en el océano y la tempestad de la cólera, para que tu horizonte cambie y tengas el mañana que mereces: claro y abierto de posibilidades, para ello debes alimentar el alma y las fuerzas mentales que gobierna el batallón de tus ideas; por otra parte debes recordar que si dominas tu orgullo y te doblegas ante el dolor ajeno, puedes superar el ahora y transformarlo en un poderoso futuro.
Ser capaz de entender al otro cuando no vivimos la misma situación es una tarea difícil, aunque no es imposible y más aún; cuando no la hemos experimentado. La sed de justicia puede convertirse con el paso del tiempo en una barrera que impide ver el lado amable del odio y la venganza.
Solo pocos conocen tu dolor y el que lo reconoce puede encontrar la cura para sanarlo ya que podrán ver en ti la otra cara de bondad y sencillez humana.
SONIA PINEDA
fernandovasquezrodriguez dijo:
Sony, gracias por tu comentario. Haces más un comentario al cuadro que una descripción. Revisa. La extensión es la indicada. ¿Se tratará de Hércules? La puntuación indebida fractura tus ideas. Ajusta la ortografía de “mascaras”.
SHIRLEY NARANJO dijo:
ECFRASIS:
ACANTILADO PROFUNDO
En un azul profundo como la inmersidad del mismo mar, de ropas blancas y suaves movidas por el viento, navega Ulises,héroe,valiente,fuerte y errante como las torbellinas y ondulantes olas que vienen y van.
Su embarcación de madera rustica y labrada por los golpes chispeantes de las aguas, avanza incansablemente entre gigantescos y grisáceos mundos de roca dura y erguida, moldeada por el incansable movimiento de corrientes salubres marinas, dando paso a la flota mística que lleva en su vientre navegantes que descubren su dorado cuerpo a los fuertes y torrentosos vientos, cubriendo solamente sus ásperos y negros cabellos al astro solar, que desde el cielo ilumina su camino sin intensión de dejar descansar sus fuertes, sudorosos y musculosos brazos que empujan sin cesar los doce remos que los han de llevar a las deseadas y recordadas tierras donde nació. Pero lo inimaginable es saber como llegar a salvo de las bellas, coquetas y perspicaces sirenas que con dulces y embriagadores cantos los quieren atrapar.
fernandovasquezrodriguez dijo:
Shirley, gracias por tu comentario. Hay momentos en que el tono descriptivo es el indicado pero la indebida puntuación fractura las ideas. Ve de lo general a lo particular. Revisa la ortografía de “rustica”. Analiza la frase: “corrientes salubres marinas”. Te invito a ampliar el texto. Tienes 12 líneas (lo mínimo es 15).
omaira dijo:
Ulises y las sirenas
Óleo sobre lienzo
El oleaje, no muy tranquilo, del agua azul intenso, empuja bruscamente y sin ganar espacio, a las montañas rocosas, que limitan su forma y extensión. Una carraca, rosa su superficie, tomando una dirección bien definida, por los timones de remo, dirigidos por los navegantes sentados en dos filas de proa a popa, y cubiertos la cabeza. Sus fuertes músculos, dominan exitosamente los remos. Ulises, atado de pies y manos, al mástil del barco, y con la mirada hacia el horizonte, percibe, a las seis sirenas abriendo sus extensas alas, y luciendo resplandecientes rostros, ubicándose en forma de media circunferencia, frente a él. Escucha, atentamente su cantar, la séptima criatura, decide, acercarse a uno de los marinos e intenta susurrarle al oído, pero ni Ulises, ni alguno de los navegantes reaccionan de manera diferente ante las extrañas criaturas, permanecen en su posición inicial, atendiendo, el movimiento de los remos, solo una de ellos, suelta el remo para truncar le sonido que traspasa su vendaje e intenta llegar a sus oídos.
fernandovasquezrodriguez dijo:
Omaira, gracias por tu comentario. Por momentos hay frases significativas. El uso incorrecto de la puntuación hace que se fracturen tus ideas (este aspecto merece revisarse en todo el texto). Analiza. Te invito a ampliar el texto: tienes 12 líneas (lo mínimo es 15).
nelsi romero dijo:
Aquella gran galera de rústicos maderos, de frente a sus tripulantes en la imponente popa tiene tallado de forma minuciosa un gran pez . De escamas plateadas y grandes ojos cuadrados cual centinela pendiente de su tripulación. Este espacio fue el elegido por un aturdido hombre que tapa sus oídos queriendo aislarse de lo que pasa a su alrededor. En los laterales internos se pueden apreciar redondos y enormes escudos que acompañan a cada remero ubicados de forma estratégica para su protección. Exhibe su vela maestra tensionada por el viento, sostenida por unos fuertes templetes cual si evitar quisieran que pudiera volar.
Ha sido rodeada por seres misteriosos…de lánguidas figuras con rostros femeninos pálidos e inexpresivos. Extendiendo sus alas en un ligero vuelo, sus labios entreabiertos parecen susurrar y captar la atención de aquel fornido hombre, quien se mantiene inmóvil atado de pies y manos al mástil de su nave; da la impresión que es contra su voluntad. Pues contempla extasiado estas bellas figuras y su cuerpo presenta un movimiento al frente, parece que deseara poder unirse a ellas pero hay ataduras difíciles de vencer. Sus manos crispadas revelando la lucha que se desata dentro entre encanto y razón.
La nave impulsada por un grupo de remeros que cumplen su labor, sin detener la marcha, ignorando estos seres y evidenciando en sus músculos templanza y vigor.
fernandovasquezrodriguez dijo:
Nelsi, gracias por tu comentario. Hay elementos valiosos en tu texto. Ve de lo general a lo particular. ¿Cómo se llaman los laterales de esta embarcación? Te invito a revisar, en general, la puntuación. Busca alternativas a la repetitiva construcción “de rústicos”, “de escamas”, “de su tripulación”, “de lánguidas”
JOSE ARMANDO SIMBAQUEBA G dijo:
Después de finalizada la guerra, con el anhelo de volver a la tierra que lo vio crecer y al encuentro de su esposa, su tesoro más deseable; Ulises, ese héroe, ese hombre valiente, aquel rey de la puntería casi perfecta, vestido de blanco como símbolo de pureza, se representa en el óleo atado al mástil de su embarcación con el fin de escuchar los fascinantes y seductores cantos de las sirenas, (híbrido de mujer y ave, embrujadoras por su canto) que embelesaban a los tripulantes con el ánimo de hechizarlos y hacer que ellos se arrojaran al mar. Él, al encontrarse en esas circunstancias y con la ayuda de sus hombres no caería en el embrujo, aunque se vea con el cuerpo hacia adelante sinónimo de estar escuchando atento el canto de las sirenas y con la perspectiva de querer soltarse, pero es más fuerte el deseo de querer escuchar su melodía y permanece allí hasta que desaparecieran. Aquellos hombres encargados de remar el trirreme, se observan con sus oídos cubiertos, con el fin de no escuchar el canto de las sirenas, (En la mitología se decía que ellos se les ordenaba echarse cera en los oídos para no escuchar) aunque una de ellas se acerca a un hombre y él la mira con asombro, pero consiente, que no iba a ser embrujado. Una embarcación propia de la época, adornada y pintada con rostros de la mitología, navegando por el azul inconfundible que nos brinda el inmenso mar, con un oleaje bajo, indicio de la cercanía a los majestuosos acantilados que podrían ser la guarida de las sirenas, símbolo de peligro, de incertidumbre, de oscuridad, pero a su vez, y en sus puntos más altos, se divisa el resplandor del sol, que era la ilusión y la esperanzad del protagonista para ver a su amada Penélope.
fernandovasquezrodriguez dijo:
José Armando, gracias por tu comentario. La extensión es la indicada. La puntuación sigue fracturando tus ideas (analiza, por ejemplo, ese punto y coma después de “más deseable”). ¿Será un trirreme? Mira la ortografía de la palabra “consiente”. Ve de lo general a lo particular.
ROSA EDILMA GUTIERREZ MEDINA dijo:
Doctor mi segundo intento
Ulises y su tripulación se desplazan por el mar en un navío construido de madera gruesa, que tiene forma de sirena, su proa era la cola, en la cual se podían ver una a una las escamas, además un dibujo de un dragón que el pintor quiso plasmar allí, también al lado y lado seis (6) cabezas de león por donde entraban los remos que los hombres de Ulises los impulsaran para mover la embarcación que flotaba sobre las azules y tranquilas aguas; en el centro del navío se divisa el mástil del barco, en el cual se ve un hombre de contextura mediana, atado de pies y manos con una soga muy gruesa, este hombre es rodeado por unos seres misteriosos; su cuerpo está cubierto de plumas tienen alas grandes y fuertes que les permiten sobre volar, con una cara hermosa intentando seducir a Ulises y su tripulación, sin embargo se siente el esfuerzo que ellos hacen por no caer en su canto, algunos individuos se tapan los oídos con sus manos, otros eran asediados por aquellos seres angelicales, al parecer les intentan cantarles al oído para hechizarlos, sin que ellos accedieran a sus seducciones. Aunque los hombres de Ulises llevaban armaduras y escudos potentes no lograban escaparse de este episodio tenebroso, sus esfuerzos se ven reducidos pues el navío trata de chocar con unas inmensa rocas, lo que les facilita el trabajo de estos seres.
fernandovasquezrodriguez dijo:
Rosa Edilma, gracias por tu comentario. Valoro tu segundo intento. Se nota un esfuerzo por describir el cuadro. Tienes problemas con la puntuación y, por eso, las frases quedan como fracturadas. Revisa. Te invito a usar el punto seguido.
Germán Rodríguez dijo:
Mortales con corazones robustos erguidos ante el descomunal hálito de la muerte segura quien observa paciente amparada ante la compañía de aquellos matices oscuros y pálidos arrugados como el ser más antiguo del universo, reclama su laurel fantasmal ubicado en el centro del infierno para dar cuenta voraz de quien ha osado retarla en su escenario tétrico de respingada belleza y soluble forma insensible ante lo inevitable, ante lo funesto, goza, masacra encerrando la fe, hiere hasta los tuétanos, atemoriza sin razón, oscurece el espíritu en su vago y álgido transcurrir; sin contar que a un extremo de su lúgubre y perecedero destino, yace la vida sostenida en lo sosegado y suave de la esperanza, en lo excelso del color romántico para aquellas almas que soslayan con energía dantesca hacia la paz de sus aventuras y reconocimientos al triunfar sobre un mundo lleno de horrendos castigos y feroces peligros, ídolos que ante mil batallas enfilan su sangre y las dolorosas ampollas de su expectante futuro hacia un grito de libertad anhelando percibir en el horizonte la más bella sinfonía para deleitarse con el más fastuoso de los bailes con sus seres amados, esperando beber la copa más dulce de un añejo y perfumado vino que saciara su inmensa sed pero no calmara su espíritu para poder volar en su bastión corroído por las penurias y la sal ardiente, visibles en los pasajes de la existencia para hacer frente a la adversidad de lo profano y sombrío de la vida terrenal.
fernandovasquezrodriguez dijo:
Germán, gracias por tu comentario. Analiza que tienes frases como cortadas. Faltan conectores. Haces más un comentario que una descripción del cuadro. Revisa.
kenier Iván Tellez Lopez dijo:
Primer intento…
Que óleo sobre el lienzo se puede observar, que tragedia de estos marineros podemos contar, de fondo se encuentran los grandes acantilados, las rocas del borde de una isla por donde se debe pasar, a la izquierda, la salida de este lugar, de azul en el cielo y rosados son los destellos del sol que pegan sobre las rocas indicando el curso que la nave debe tomar. Las velas de la embarcación de matices granate indican la dirección del viento, de popa hacia proa. El azul marino del agua embravecida acentúa las sombras de tan perversa travesía. Son siete sirenas, mitad pájaro y rostro de mujer; rodean la nave en vuelo seis de ellas, la otra se posa al lado de un marinero al que no le quita la mirada; pero este no puede escuchar ya que tiene un vendaje que rodea toda su cabeza y así puede continuar. Diez marineros deben remar cuatro a babor y seis a estribor, dos más en la proa del navío están, incapaces de remar; uno de ellos postrado en el piso se toma la cabeza con las manos, el otro de pie frente a él se encuentra. En el mástil del barco yace amarrado de pies y manos un hombre vestido de blanco, de grandes barbas inclinado hacia adelante, indica que es atraído por tan especial momento, sus manos de puños serrados muestran la fuerza que hace para soltarse de sus ataduras.
fernandovasquezrodriguez dijo:
Kenier Iván, gracias por tu comentario. Hay apartados valiosos. La puntuación sigue fracturando tus ideas. Revisa. Te invito a mirar con detalle la terminación de las diversas ideas. No se trata de hacer rimar las frases. Ve de lo general a lo particular. Ajusta la ortografía de “serrados”. ¿Qué tipo de embarcación presenta el cuadro?
RICARDO GUTIERREZ PEREZ dijo:
ECFRACIS
El óleo refleja
el azul profundo del mar,
Que azota los acantilados grises y pétreos.
Ulises, atado al mástil del barco,
parado sobre la katastroma
Observa abismado las figuras de fulgurantes sirenas
Que cantan, Mientras los talamitas reman
Pareciera que se pintaran vientos de guerra,
en este mar, de expectantes aventuras;
queriendo alejarse de aquellas pérfidas figuras.
Que suelen perseguir a los hombres,
Que osan caminar por sus lares.
En esa trirremes de denominación griega
Donde las figuras de leones sostienen los kopai
Revolotean amenazantes las sirenas
Con sus cantos, que solo oye Ulises, circundan al trirreme
De aquellos forasteros que vienen con el viento.
Mientras Eolo empuja la vela
Que hace veloz a aquel navío.
Las alas de color café opacadas por el sol de la mañana,
Fuertes puntiagudas, cual de las águilas;
Aletean incesantes en rededor del trirreme;
Mientras que una de ellas, la más osada,
Descansa en el barandal de estribor
Mirando, con tono amenazante, a un talamita,
Que rema sin cesar,
Para alejarse de aquel lugar de grises acantilados
Y preso de temor cierra los ojos, no sin seguir remando
Mientras que Ulises encantado por aquellas voces marinantes.
Que aletean en torno de aquel barco
Y por las cuales es encantado.
RICARDO GUTIERREZ PEREZ
fernandovasquezrodriguez dijo:
Ricardo, gracias por tu comentario. Me parece interesante tu propuesta. Revisa si el nombre de la embarcación es “trirreme” y el de los remeros “talamita”. Ajusta algunas mayúsculas al comienzo de los versos.
Yenny Rocio Sanabria - Grupo 02 dijo:
Coridal saludo Dr. Fernando: quiero presentarle mi primera versión de la écfrasis Ulises y las Sirenas:
En un apocalíptico y torrencial paisaje marino se sortea una situación espeluznante. En su embarcación con forma de sirena, Ulises, héroe implacable, errante por impetuosas aguas italianas enfrenta con valor y perspicacia a las sirenas encarnadas en temerosos monstruos marinos vagantes que buscan atemorizarlo y abatirlo con su fatídico aspecto. Él se muestra indefenso, expuesto al ataque, sin más protección que su propia vestimenta, sin más arma que la de estar sujeto al mástil para no ser derribado. Las horrendas y temerosas criaturas rodean e invaden su tripulación, tomando una postura agresiva e imponente, despliegan murmullos penetrantes y demuestran una gran avidez por devorar. La marinería, compuesta por más de una decena de hombres corpulentos, enfrentando el frío porque se han despojado de sus ropas para proteger sus oídos. Algunos de ellos con más tesón que otros, navegan apresuradamente procurando abandonar el lugar y salir de aquella pesadilla tan abrumadora, sin embargo, parece como si bogaran contra la corriente, se nota desmedido esfuerzo que debían hacer, luchando contra la fuerza indestructible de las sirenas.
fernandovasquezrodriguez dijo:
Yenni Rocío, gracias por tu comentario. El tono de tu texto en algunas apartados es más de comentario que de descripción. Ve de lo general a lo particular. Precisa los términos: ¿qué tipo de embarcación es?, ¿cómo son los “monstruos marinos”? La extensión es la indicada.
Libardo dijo:
Primer intento
La dueña del alba ha sido testigo de entrañables y numerosas situaciones que suceden en medio de un escenario bastante difícil, donde el transitar por esas aguas agitadas presencia momentos de desgracia y dolor.
Yacuruna, dueño del mar, es custodiado por siete fieles arpías que despliegan en sus largas y amplias alas la fuerza de su creador; además de su cuerpo se desprenden enormes garras que devoran todo lo que intenta cruzar por aquella zona inexplicable. Al intentar ingresar se describe una esfera llena de hermosos colores que destila un ambiente tranquilo y sereno cercado por grandes rocas que con el resplandor del sol despliega un tono bastante seductor a la vista de cualquier hombre que hace de aquel lugar mágico, un paisaje aún más interesante.
Eso es lo que precisamente descubrió Ulises, un hombre osado cubierto de gallardía y coraje que lo llevaron a retar a las protectoras de aquel espacio; las guardianas ante la insistencia de aquel hombre que iba acompañado de doce valientes hombres y una embarcación diseñada con la más alta precisión, al que ningún hombre sobre la faz de la tierra había logrado incorporar, decidieron atacar.
Ulises para lograr su cometido reclutó a los doce mejores hombres entrenados para viajar, prometiendo el lugar ideal pero que tenía un precio muy alto; y era perder para siempre sus oídos. Esto sin duda alguna era el arma más poderosa que hubiese podido tener un hombre, ya que eran inmunes a los cánticos seductores de las guardianas; mientras tanto Ulises estaba fuertemente amarrado al palo mayor de la embarcación y de frente a la proa con el fin de recibir los rayos del sol que lo harían inmune, así las arpías perderían su poder cayendo al agua convirtiéndose en el mayor infausto, sirenas.
fernandovasquezrodriguez dijo:
Libardo, gracias por tu comentario. Tu texto por momentos es más un comentario que una descripción de la obra. Ve de lo general a lo particular. Precisa los términos: ¿cómo se llama el “palo mayor de la embarcación?, ¿qué tipo de embarcación es?, ¿será Yacuruna?, ¿cuál era el dios de los mares en la mitología griega? Ajusta la extensión: tienes 21 líneas; el límite es 15.
ROSA EDILMA GUTIERREZ MEDINA dijo:
Ulises y su tripulación se desplazan por el mar en un barco que tiene forma de sirena, su proa era la cola, en la cual se podían ver las escamas que el pintor quiso plasmar allí, pero sabiendo por el lugar que debían pasar era la isla de las sirenas, que encantaban con su canto. Ulises le pide a sus hombres que se tapen los oídos con algo fuerte de tal manera que no pudieran escuchar las hermosas melodías, que los enloquecía, además les ordeno que fuese atado al mástil del barco para que cuando las escuchara no se fuera lanzar al agua, estando el atado como se lo había ordenado a sus hombres llegaron las sirenas al navío, para reforzar su táctica y así llevar a cabo su cometido, sus hombres que tenían sus oídos tapados, no escuchaban nada y sacaban fuerza para resistir, sin embargo ellas insistían, a tal punto que iban a buscar más sirenas, para hacer que ellos perdieran la cabeza por aquellas melodías tan hermosas, aunque cada vez los marinos de Ulises tiraban de sus remos que estaban anclados a unas cabezas de leones que sobre salían del barco, pero aun así las sirenas no se daban por vencidas, se posaban o aleteaban sobre sobre la cabeza de los tripulantes y el desespero de Ulises era tan grande que pedía o mejor ordenaba que lo soltaran, no lo soltaron.
fernandovasquezrodriguez dijo:
Rosa Edilma, gracias por tu comentario. Tienes apartes que son descripciones y, otras, que son comentarios al cuadro. Ve de lo general a lo particular. Reordena las ideas. Precisa el nombre de algunos elementos de la obra: ¿qué tipo de embarcación es?, ¿cómo son las sirenas? Ajusta la ortografía de palabras como: “ordeno”, “el atado”, “sobre salían” Busca alternativas al uso del repetitivo del “su” y del “que”. La extensión es la indicada.
Gloria Esperanza Medina Grupo 1-2015 Yopal dijo:
El óleo evoca un acontecimiento de aventura en la Grecia antigua. En el fondo del plano en diagonal a la izquierda, el azul revela un sol en el ocaso; por su parte el plano medio deja entrever el final de un estrecho marino sitiado por acantilados, única salida concedida al pequeño navío. Aguas tranquilas de apariencia azul cobalto semejan una alfombra lisa y suave; despejada, sin asomo de vientos agitados. En el primer plano, se observa a Ulises desafiante ante las sirenas que se muestran como híbrido entre mujer y ave; mira fijamente seguro de la protección de las cuerdas que le atan al mástil para evitar su embeleso engañoso, inspiración literaria que imagina un mundo encantado, fantasmagórico, heroico, espontáneo; el artista crea una impresionante estética en el color; expresión y brillo; y una textura mansa en la que se disimula con gran perspicacia el ingenio de los hombres de mar en épocas de guerra. El birreme construido con detalle y a la vez resistente para la defensa exhibe su pequeña cubierta con el puente de mando como complemento en una extensión de unos 20 metros; además posee una manga que podría estar en unos dos metros facilitando que en un momento dado el salto al agua no fuese doloroso. La popa encorvada de forma majestuosa llena por completo el plano izquierdo arriba; y sobre el casco se ubica la carpa, aderezo para los privilegiados, que en este caso, deleita la vista con una superficie de amarillo fuerte decorada con alguna imagen de la época. A los lados de la embarcación, en el lugar previsto para los remeros se forman dos filas de seis hombres, pero sólo 11 la cadencia del tambor que toca el primero de la fila a la izquierda. Se alcanza a observar en cada puesto el escudo dorado que protege a su ocupante durante las batallas, cuando no hay forma de acceder a las estrategias de abordaje y se debe continuar con el compás del remo. El escalmo al que se sujeta este último se encuentra decorado por fieros leones hechos de metal. Los marinos tienen sus cabezas protegidas cumpliendo la orden de Ulises para evitar dejarse encantar al escuchar a las sirenas. Sostienen el estrobo con semblante inexorable, producto del silencio ambientado por la inteligente táctica.
fernandovasquezrodriguez dijo:
Gloria Esperanza, gracias por tu comentario. El tono es el indicado. Muy buen texto, siendo la primera versión. Se nota que has buscado los términos precisos para dar cuenta de la obra. ¿Será un birreme? Ajusta la extensión: tienes 25 líneas; el límite es 15.
María Lucila Salamanca Rodríguez dijo:
ECFRASIS
Varios atardeceres llaneros con comparaciones mentales y figuras mitológicas griegas, pero también, la llorona la patasola y muchas otras figuras del contexto, me transportaron a dar vida al cuadro “Ulises y las Sirenas”, para revivir este episodio de la odisea, en cuyo protagonista se detalla. Que las figuras de mujeres hermosas que se presentaban como personajes híbridos mitad mujer mitad ave, destacando que el quería resistirse al embrujo, por eso, ordeno a sus hombres que lo amarraron para que no cayera en la tentación. El tormento de sirenas rodeaban sus oídos y pensamientos, ilusiones de Ulises, quien para que sus hombres no se contagiaran por las voces melodiosas, se observan estos tapándose los oídos con cera para privarse y cumplir el mandato del protagonista.
El fondo azul de los cielos atravesada por un barco y remeros incansables ilusionados pero a la vez fatigados y cansados por la fuerza que hacían y el cortejo de estos seres mitológicos llenos de belleza y colorido, un mástil fuerte sosteniendo un hombre, las jarcias y vela atrapados por la confusión de sentimiento y miedo, las calaveras y lanzas que expresaban una protección débil ante el monstruoso esplendor de la belleza, la desnudes de sus cuerpos donde se aprecia su fortaleza física y su musculatura contrastan con el colorido y matices que hacían ver las olas, golpear contra los arrecifes. Los vientos incoloros ayudaban a la movilidad de la embarcación para continuar, en la isla de las alabanzas, Ulises en su querer conocer todo, muchas veces estuvo tentado de acercarse a ellas.
María Lucila Salamanca Rodríguez
fernandovasquezrodriguez dijo:
María Lucila, gracias por tu comentario. Cuentas con varios elementos valiosos pero desordenados. Por momentos comentas el cuadro y no lo describes con precisión. Ve de lo general a lo particular. Ten en cuenta los colores. Revisa la ortografía de algunas palabras:”ordeno”, “desnudes”. Busca alternativas al repetitivo uso del “que”. Ajusta la extensión: tienes 18 líneas; el límite es 15.
Wilson Lòpez Moreno dijo:
Buena tarde Dr. Fernando
Una disputa en el agua y el aire, el barco de madera pintado en su exterior de color azul y por dentro de amarillo, su vela roja mostrando viento a favor, símbolos de leones aparecen en la base donde se colocan los remos y en uno de los escudos de un tripulante. Hay tres ojos pintados en amarillo, dos pequeños y uno grande en el costado izquierdo. La tripulación lucha navegando en aguas agitadas, cerca hay acantilados muy altos, en el más lejano se reflejan los rayos del sol, llevan escudos de bronce pero en esta oportunidad no servirán para su lucha. Cubren sus cabezas pero no su rostro, tapando sus oídos para no escuchar, adelante fuera de su posición asignada para remar este angustiado hombre tapa con sus manos los oídos, quien dirige el barco permanece con los ojos cerrados, inmóvil y sereno. Amarrado de pies y manos al palo de madera que sostiene la vela está el último de los tripulantes, vestido con una túnica blanca, un gorro verde en la cabeza y barbado, es el único que tiene la posibilidad de escuchar lo que sucede. Alrededor del barco hay siete águilas con cabeza de mujer, tres de estas observan directamente al hombre amarrado, otras tres están ubicadas en la parte derecha observando a los remeros y la otra águila está en el borde del barco muy cercana a uno de éstos, se observan el uno al otro, los remeros ubicados en la parte izquierda mantienen la mirada en las águilas y uno de estos mantiene su mirada al hombre amarrado.
fernandovasquezrodriguez dijo:
Wilson, gracias por tu comentario. Vas por buen camino; se nota el deseo de describir el cuadro. Ve de lo general a lo particular. Precisa: ¿qué tipo de embarcación es ésta?, ¿cómo es el nombre de los “costados” de la misma?, ¿cuál el término del “palo de madera”?, ¿cómo se llaman esas “águilas”?
Wilson Lòpez Moreno dijo:
Una disputa en el agua y el aire, Ulises y su tripulación luchan contra las sirenas, seres híbridos entre mujer y ave, quienes intentan desviarlos de su camino, la galera pintada de color azul, en la que viajan estos hombres intenta confundirse con el océano. La tripulación lucha navegando en aguas agitadas, cerca de acantilados muy peligrosos, en el más lejano de estos se reflejan los rayos del sol mostrando el fin del atardecer. Un fuerte viento en la vela facilita el paso de estos valientes hombres, símbolos de leones aparecen en la base donde se colocan los remos y en uno de los escudos de un tripulante. Las armas que llevan no les servirán en esta oportunidad para su lucha, deben utilizar su voluntad en contra de un enemigo diferente. Los marineros cubren sus cabezas, pero no su rostro, tapando sus oídos para no escuchar, en la proa quien dirige el barco permanece con los ojos cerrados, inmóvil y sereno. Amarrado de pies y manos al mástil que sostiene la vela está Ulises, vestido con una túnica blanca, es el único que tiene la posibilidad de escuchar los cantos seductores de estas criaturas, lucha permaneciendo inmóvil, manteniendo su mirada adelante, debe vencer a las sirenas de acuerdo a lo planeado, para continuar su recorrido de regreso a su hogar.
Harold A. Vasquez P. dijo:
Buenas tardes Dr. Fernando.
Entre sirenas, con angustia en la basta inmensidad del mar, hombres demostrando su resistencia y valor a través de sus fuertes brazos que expulsan su grandeza por entre los feroces leones. Un poco angustiados y en soledad, con miedo de no llegar, tal vez demuestran la pérdida de su valentía con su rostro temeroso los dos en aquella orilla. Y Ulises, aunque atado y solitario, evidencia el valor con su mirada llena de esperanza de lograr el objetivo que se observa en la distancia, entre grandes acantilados y en la amplitud del cielo que domina aquellos encantos. Las sirenas, con rostros majestuosos y dulces melodías en sus cantos, están unas despeinadas arruinando un poco su belleza, pero con gran insistencia de entonar su canto. Gran envergadura en sus alas con las que intimidan a aquellos hombres que no saben su destino, al estar cubierto parte de sus rostros como estrategia en contra de la maldad y sin poder oír sus dulces pero perversas voces para culminar su tragedia. Aquel hombre con sus vestiduras rojas sobre su cabeza, en aquella orilla, experimenta la mayor confusión de su vida. Mostrando con su rostro el miedo y angustia al tener muy de cerca una diosa de la divinidad, pero a la vez tener de frente el demonio en realidad. Con su insistencia en el canto, trata de desboronar la gran fortaleza de la humanidad, no solo ellas con su plan malvado, también ayuda a la maldad, el inmenso mar enojado que exige la mayor destreza de aquellos trece hombres en la tarea de proteger a su líder. Halla en la proa esos inmensos ojos que evidencian la lucha entre el bien y el mal, soportando la desgracia de evidenciar una probable derrota de sus guerreros.
fernandovasquezrodriguez dijo:
Harold, gracias por tu comentario. Tienes líneas que son buenas descripciones y, otras, que son comentarios o interpretaciones del cuadro. Ten presente los nombres precisos de lo objetos de la escena: el tipo de embarcación, la indumentaria de los remeros… Revisa el repetitivo “que”. Ajusta la ortografía de: “basta”, “desboronar”. Busca alternativas al uso continuado del “su”. Tienes 19 líneas; el límite es 15.
Angélica Zuleta dijo:
Un cordial saludo Dr. Fernando.
Con la certeza que le da el exiguo resplandor lejano de montañas rosas y cielo despejado, camino a su hogar, se enfrenta Ulises a aquellos híbridos con la osadía y el denuedo que deja el haber ganado una guerra que dejó atrás. Tres de ellas, con canto vacilante lo observan sin lograr cautivarlo, debido a las ataduras que le hicieron dos de sus leales guerreros. Su cuerpo inclinado refleja el deseo incontrolable de dejarse llevar, capricho momentáneo que ha sido y seguirá siendo infortunio de muchos hombres. Ellas, con hambre, y especialmente conscientes que les puede ser arrebatado el regocijo que da el volar, si aquel hombre de vestidura blanca, que pareciera santo, no respondía a sus encantos. Los demás, concentrados en su labor sólida, dan remadas fuertes para salir rápido de aquel callejón oscuro, tenebroso y de mar embravecido. Temerosos, por sentirse atrapados navegando en medio de altos y macizos acantilados que hacían que ese pasaje se acercara a su imagen de muerte. Inconcebible, ser triunfadores de una guerra y perder otra con mujeres contra las que ningún arma daba efecto. Pero sabían que existe la indiferencia como la más dolorosa y capaz de producir cambios, representada en las bandas alrededor de sus oídos. Una de ellas se acerca lo suficiente para ver directamente a sus ojos e intentar lograr lo que con su voz no ha podido. Su aliento, su olor a miedo y mirada profunda como último recurso para hacer que desista de la huida .Pero el barco, a pesar de todo, continúa con ritmo constante bajo la vigilancia y dirección de los Dioses.
fernandovasquezrodriguez dijo:
Angélica, gracias por tu comentario. Ciertas líneas son precisas descripciones; otras, comentarios al cuadro. Ve de lo general a lo particular. Busca los nombres precisos para cada elemento: el tipo de embarcación, los rasgos de “aquellos híbridos”, las particularidades de los remeros. Tienes 18 líneas; el límite es 15.
Angélica Zuleta dijo:
Gracias Dr. Fernando por sus consejos para poder hacer una buena descripción. Este es mi segundo intento:
Con la certeza que le da el exiguo resplandor lejano de montañas rosas y cielo despejado, camino a su hogar, se enfrenta Ulises en un lugar cercano a la isla de Capri, a aquellas sirenas mitad ave mitad mujeres, con la osadía y el denuedo que deja el haber ganado una guerra que dejó atrás. Tres de ellas, con canto vacilante lo observan sin lograr cautivarlo, debido a las ataduras que le hicieron al mástil dos de sus leales cómitres ubicados en la proa de aquella embarcación con forma de pez. Su cuerpo inclinado refleja el deseo incontrolable de dejarse llevar y ellas, conscientes que les puede ser arrebatado el regocijo que da el volar y caer al agua, si aquel hombre de vestidura blanca, que pareciera santo, no respondía a sus encantos. Una de estas sirenas se acerca lo suficiente para ver directamente a los ojos de un remero e intenta lograr lo que con su voz no pudo. Con su aliento, su olor a miedo y mirada profunda; como último recurso para hacer que desista de la huida Los demás, remeros concentrados en su labor sólida de boga arrancada, ubicados en dos mamparos longitudinales y con vendas en sus oídos para evitar caer en el encanto, dan remadas fuertes para salir rápido de aquel callejón oscuro, tenebroso y de mar embravecido. Pero la galera, a pesar de todo, continúa con ritmo constante con la ayuda de su vela cuadra y la perseverancia de sus remeros.
Miguel Alonso Puentes López dijo:
Muy buenas tardes Dr. Fernando
Reconocer el interés de su parte para hacer crecer la capacidad escritora en nosotros.
A lo lejos se divisa el opaco firmamento con poca luz de ilusión, parece ser fiel testigo de lo que en el mar de la Esperanza está pasando, las montañas inmutables creen presagiar un triste desenlace de lo que para ellas es una odisea en aquella conmovedora escena; media docena de seres mitológicos terminan de emerger de las profundas y celestes aguas, acaban de irrumpir el silencio y la tranquilidad en aquella potente y majestuosa embarcación del gran rey de Ítaca: el poderoso, el noble y el fuerte guerrero Odiseo, más conocido como Ulises, yace inmóvil atado al mástil de su barca, tal vez indefenso o solo esperando cuando debe ordenar desde su mismo interior su propia libertad; esa mirada fija y penetrante es como lanza que traspasa hasta la más fuerte armadura, ésa le garantiza su defensa ante aquellas creaturas que su trono pretenden arrebatar, él sabe con razón que por algo es el gran rey, está seguro que su poder no será vencido ni por el mismo Zeus. Hay más todavía en esa acometedora escena: uno de los que hasta ahora hiciera parte de sus doce valientes remeros se ha dejado perturbar del embrujo de aquellas raras creaturas con apariencia feroz en su cuerpo, pero con una belleza indescriptible en sus rostros, son ellas las que pretenden acallarlos uno a uno y al final destronar de su trono al gran Odiseo. Mientras tanto Ulises sin dejarse perturbar, sigue escuchando desde el silencio de su alma el dulce sonido de las olas y se deja acariciar de la fresca brisa que de la mar se va emanando. Solo queda por pensar si la barca se irá a detener poco a poco o por el contrario la fuerza de estos guerreros se mantiene y no permiten que su rey sea destronado manteniendo su poder, su gallardía y la esperanza hacia la propia eternidad.
fernandovasquezrodriguez dijo:
Miguel Alonso, gracias por tu comentario. Por momentos hay descripción y, en otros, interpretación del cuadro. ¿Qué tipo de barco es éste?, ¿cómo se llaman esos “seres mitológicos” y qué características tienen? Los “valientes remeros” ¿cómo están vestidos? Describe cada uno de los elementos. Ve de lo general a lo particular. Ajusta la extensión del texto (tienes 20 líneas; el límite era 15).
sandra rocio gomez pulido dijo:
Un repetuoso saludoMaestro, le envio para su correccion mi cuarto intento la etopeya, espero haber acertado con sus indicaciones
Sandra R. Gómez, soy oriunda de Sogamoso-Boyacá de padres y familia campesina, que gracias a Gustavo, (abuelo paterno) labraba la tierra con tesón; él repetía a mi progenitor “mire mijo, que si la tierra no se cultiva se entristece y muere.” Ahora a través del espejo que tengo en frente, ahondo en el profundo abismo de mi alma y viene hacia mi memoria, apartes del pasado del colegio en los grados 2° y 3° que custodio en el baúl de mis remembranzas, así como conservo muy celosa sus recuerdos, mi querida viejita Nieves (abuela paterna). Allí los mantuve, para no generar en mis padres más culpa, especialmente mi querida madre, mujer abnegada y entrañable. Con el transcurrir de las experiencias que me dio la carreta de la vida aprendí a batallar, encontrando siempre la mejor solución a mis dilemas. Soy noble y emprendedora; una mujer de carácter fuerte y obstinada ante la adversidad, por esto me he ganado el respeto de los que considero son mis compinches
fernandovasquezrodriguez dijo:
Sandra Rocío, gracias por tu comentario. Te sugiero hacer el comentario en la entrada respectiva al “retrato interior”. Valoro tu cuarto intento. Te falta muy poco para obtener una buena etopeya. Revisa la puntuación; sigue siendo un problema. Analiza, por ejemplo, las dos primeras líneas de tu texto (ese “que gracias” deja a la idea en suspenso). Ajusta la frase “así como conservo muy celosa sus recuerdos, mi” (fíjate en la ambigüedad de “conservo”).
yamilegp1421 dijo:
Saludándolo Respetuosamente Doctor FERNANDO VASQUEZ RODRIGUEZ Director Maestria Docencia Yopal Deseándole un buen día y mes laboral He recibido el mensaje de la écfrasis y me disculpa el atrevimiento de compartirle la siguiente fotografía de un lugar cercano a Yopal: La Calaboza Hasta pronto Amablemente, sandra yamile g.p.a
fernandovasquezrodriguez dijo:
Yamile, gracias por tu comentario.
Roberto Carlos Barragán dijo:
Fernando excelente trabajo como siempre, me podrías recomendar algunas imgenes para hacerlo con chicos de secundaria. Recibo tus recomendaciones con mucho agrado, GRACIAS MAESTRO
fernandovasquezrodriguez dijo:
Roberto Carlos, gracias por tu comentario. No sé si has visto en detalle la obra de Edward Hopper. Creo que allí hay motivos interesantes para trabajar con los estudiantes de secundaria. También considero valiosas las pinturas de Remedios Varo (especialmente si lo que deseas explorar es el componente fantástico).
Marta Elena dijo:
El trabajo de la écfrasis, me parece fascinante. Nada menos hicimos varios trabajos verbales y escritos, sobre diferentes obras en un curso que tuvimos el año pasado en el Programa de Desarrollo Pedagógico Docente.
Abre el pensamiento, el corazón, la dimensión, la observación, el conocimiento y la capacidad de relatar, un buen ejercicio para informarle por ejemplo a un invidente, qué hay es un espacio plano que se vuelve tridimensional. Me encanta ese trabajo maestro Fernando!
fernandovasquezrodriguez dijo:
Marta Elena, gracias por tu comentario.