Nadie podría negar hoy que la televisión es una de las mediaciones más potentes de socialización de nuestro tiempo. La televisión es referente obligado de muchos eventos de nuestra vida cotidiana, hace parte de nuestra intimidad y, en muchos casos, ofrece valoraciones tan potentes como las propuestas por la familia o la escuela. Además, la televisión tiene una alta influencia en la consolidación de ideologías, comportamientos, estilos de vida e imaginarios sociales.
Frente a este contexto, se pueden tomar dos posturas, al menos como lo entiende Umberto Eco: unos (los apocalípticos) que consideran que este medio debe alejarse de los espacios educativos. Que la televisión es un vicio que embrutece y sirve de circo para olvidarnos de los problemas esenciales de nuestra humanidad. Más aún, que la televisión es poco lo que puede decirle a la educación; que es su opuesto y la principal causa del bajo rendimiento escolar.
También están los que piensan que la televisión es una ayuda importante para el trabajo del maestro. Este otro grupo (los integrados) hablan de la televisión como un medio productor de cultura, tan importante como el libro, la ciudad o el espacio familiar. Para ellos, lo importante es saber aprovechar lo que la televisión ofrece, aprender sus lenguajes y sus modos de proceder.
Situados en esta última posición hay un tercer grupo (los críticos) que, además de considerar a la televisión como un bien cultural, consideran que hay que desarrollar tanto las estrategias de lectura de la misma, como los procesos de análisis y recepción crítica. A este grupo pertenecen los analistas de la semiótica y los didactas de los medios.
Pero hay otra mediación vigorosa de la cultura; una mediación capaz de objetivar la conciencia, propiciar el análisis y jalonar el desarrollo tanto personal como colectivo. Esa mediación es la escritura. Y dada su importancia para la escuela, podemos valernos de la televisión para convocar o provocar la producción escrita.
Para lograr tal fin necesitamos actuar de manera estratégica: es decir, usando la didáctica. Preocupándonos por apropiar un saber sobre la televisión y, a la vez, un aprender a hacer algo con ella. De otra parte, los aportes conceptuales y los métodos propios de la semiótica y la narratología pueden sernos de gran utilidad para afinar estas estrategias escriturales derivadas de ese seductor ojo sin párpados.
Esbocemos, entonces, algunas estrategias para usar la televisión y propiciar la producción textual:
RECONSTRUIR: Una primera estrategia sería la de usar las telenovelas para aprender los elementos básicos del relato. ¿Cómo construir un personaje?, ¿cómo hacerlo verosímil?, ¿cómo presentar los diálogos? Al reconstruir esos aspectos se descubren las lógicas de la ficción: se aprende a narrar.
RECICLAR: Una segunda estrategia sería la de emplear diversos materiales de la televisión (frases de un telediario, fragmentos de un diálogo en una telenovela, pedazos de tele-entrevistas…) para elaborar otro tipo de mensajes, otra “obra”, otro texto. El collage, los acrósticos, los caligramas ofrecen la oportunidad de entender que la escritura, además de un significado, también comporta un espacio.
SUBSTITUIR: Una tercera estrategia, en donde puede retomarse la agenda televisiva en general, es la de proponer substituciones de todo tipo: cambiar un título por otro menos obvio, llamar de otra manera una telenovela, ponerle otro nombre a una sección de cierto programa; en fin, volverse hábil en el pensamiento relacional. El uso de las analogías y de las metáforas son un ejemplo y propósito de esta otra estrategia escritural.
REFLEXIONAR: Los telenoticieros o los programas de opinión pueden servir para propiciar la reflexión y sopesar los juicios. Porque donde hay puntos de vista, donde hay ideas que se defiendan o refuten, se ofrece una oportunidad para la escritura argumentativa. El ensayo puede ser el género ideal para ejercitar al estudiante en aprender a ofrecer argumentos para apoyar o contrarrestar una tesis presentada en algún espacio televisivo.
ANALIZAR: Aunque esta estrategia puede emplearse con cualquier tipo de programa, la veo propicia retomando la oferta publicitaria. La idea es escribir como lo hace el copy de una agencia de publicidad; ese personaje que convierte una larga conversación con un cliente en una o dos líneas para un aviso. Podría explotarse, entonces, la escritura de avisos clasificados, de banners, de eslóganes o consignas capaces de recoger en pocas palabras aquella pieza publicitaria televisiva de treinta segundos o de algunos minutos.
COMPLETAR: Esta estrategia busca desarrollar el pensamiento abductivo o la lectura inferencial. Se trata de optimizar la información: con muy poca, atreverse a imaginar un avance, un desarrollo o un desenlace. La escritura de sinopsis imaginadas para el otro día, de resúmenes de lo que va a pasar, de síntesis futuras, puede convertirse en un reto de escritura y, a la vez, en un acicate para la imaginación.
IRONIZAR: Esta otra estrategia tiene que ver con el uso del humor, con la imitación que busca la caricatura, la burla o la inversión de sentido. Esta estrategia tiene un amplio espacio de trabajo en las llamadas figuras retóricas. Además de la ironía, la parodia puede ser un género beneficiado con esta estrategia, al igual que la sátira y los juegos de lenguaje de doble sentido… Entrar en el simulacro aguza la atención y la perspicacia.
Bibliografía esencial
José Ignacio Aguaded, (1999), Convivir con la televisión, Barcelona, Paidós.
Umberto Eco, (1984), Apocalípticos e integrados, Barcelona, Lumen.
Neil Postman, (1991), Divertirse hasta morir. El discurso público en la era del “show business”, Barcelona: De la Tempestad.
Francesco Casetti y Federico Di Chio, (1999), Análisis de la televisión, Barcelona: Paidós.
Joan Ferrés, (1994), Televisión y educación, Barcelona, Paidós.
Fernando Vásquez Rodríguez, (2004), La cultura como texto. Lectura, semiótica y educación, Bogotá: Javegraf.
Fernando Vásquez Rodríguez, (2005), Rostros y máscaras de la comunicación, Bogotá: Kimpres.
Sandra Yamile Garzon Paramo dijo:
No existe verdad absoluta frente al sentido mágico y el libre albedrío al tomar la decisión de oír, escuchar, mirar u observar a la caja de imágenes en movimiento es decir la televisión; porque la mayoría de mensajes que transmiten es para engendrar necesidades comerciales, adoctrinamientos en el pensamiento de los seres humanos, en la forma de vivir la cotidianidad, cimentando bases de imaginarios sociales y culturales por medio de didácticas o metodologías utilizadas en los medios comunicativos. Por otra parte, la escritura construye el pensamiento hábil, relacional; dándole un significado y espacio a los argumentos que pueden ser imaginarios o humorísticos; generando en nuestra psiquis cerebral análisis reflexivos para una mejor comprensión de nuestra realidad en un contexto determinado. La escritura es un tejido simbólico del pensamiento, plasmado en la realidad y ahora recuerdo, lo que un gran maestro me expresaba: “el que no escribe…no existe”.
Ojalá la televisión didáctica, junto con la escritura se unificaran para iniciar una Colombia mejor, una Colombia libre de pensamiento y consciente.
fernandovasquezrodriguez dijo:
Sandra Yamile, gracias por tu comentario.
Jhennifer Ramirez dijo:
Buen Día Sr. Vásquez me dirijo a través de este medio para preguntarle cómo podría adquirir su libro “Pregúntele al ensayista” en Perú. He buscado diferentes medios y solo he encontrado uno el cual no es muy factible debido al costo y al tiempo de adquisición. El motivo principal por el cual requiero este libro se debe a que actualmente, junto a un grupo de investigación, nos encontramos realizando un proyecto de tesis el cual tiene como variable dependiente al ensayo, y en este proceso de búsqueda de información se ha visto conveniente el uso del marco teórico que usted expone en su libro (sabemos de su contenido por ciertas citas en internet). Agradecería de antemano poder obtener una respuesta de su parte. Muchas gracias por su tiempo y por su trabajo.
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fernandovasquezrodriguez dijo:
Jhennifer, gracias por tu comentario. No sé si ya intentaste adquirirlo por la Librería de la U? Puedes buscarla en internet… Cuéntame, para saber si buscamos otra alternativa.
jhennifer Ramirez dijo:
Muchas gracias por su respuesta, con respecto a la búsqueda del libro en diferentes bibliotecas, sí se hizo la búsqueda, sin embargo no hayamos su libro aquí en Lima – Perú. Por otra parte, también lo buscamos en Internet, mas no encontramos un archivo donde se encuentre su trabajo completo, lo mucho que se ha llegado a encontrar son citas hechas por otros autores. Si usted conociera alguna otra manera de poder adquirir su libro se le agradecería muchísimo.
Muchas gracias por su atención
fernandovasquezrodriguez dijo:
Jhennifer, gracias por tu comentario. Mira en este blog la pestaña “libros” y, hacia el final señala “Adquirir mis libros”. Esto te llevará a la “librería de la U”. Ellos te pueden enviar el libro a Lima. En el enlace se explica el modo de hacerlo. Te pido el favor de confirmarme si tienes éxito en este proceso.
jhennifer Ramirez dijo:
Sí, esa es la única página en donde podemos adquirir su libro. El libro aquí nos cuesta $30 pero el envío es el doble $60 … lo cual hace un total de $90,, y deseábamos saber si existe otro medio que sea más cómodo. Muchas gracias
fernandovasquezrodriguez dijo:
Jhennifer, gracias por tu comentario. Habría qué mirar el costo de correo aéreo. Déjame pensar otra alternativa.
Alfredo Cárdenas R. dijo:
Definitivamente la televisión es un medio que llega a muchas personas y más aun que debido a la tecnología satelital cada día más se globaliza. Que importante las estrategias que nos menciona, para la producción textual; pues es evidente que el hecho de “apagar la tele” o impedir que nuestros chicos la vean, no es la solución; importante entonces que con este tipo de estrategias, los estudiantes se puedan adentrar en el interesante mundo de la escritura.
fernandovasquezrodriguez dijo:
Alfredo, gracias por tu comentario.