Escultura de Lorenzo Perrone.

Escultura de Lorenzo Perrone.

La poesía toma la realidad más conocida, la transforma en versos y nos la restituye para que podamos, de nuevo, admirarla.

*

La poesía es una escuela de la sensibilidad. A través de ella, aprendemos a pasar de la inmediatez de la emoción a la mediación de los símbolos. La metáfora es un cambio de lugar de nuestras emociones: la mano pierde su pesadez para convertirse en una leve caricia.

*

La poesía es el lenguaje añejado. La palabra cuidadosamente destilada. Por eso, hay que beberlo a pequeños sorbos, paladeando cada línea, disfrutando el aroma de sus imágenes.

*

El poeta prefiere, como el aforista, el trabajo en miniatura. Y al igual que los orfebres más experimentados, deja ver su calidad en el terminado de los detalles. Poeta y orfebre son artesanos de la sutileza.

*

El poeta es un cazador de instantes. Es decir, debe –con su red de palabras– atrapar el evanescente futuro antes de que se convierta en un sólido pasado.

*

Las metáforas son una construcción del poeta para darles una nueva identidad a las cosas. Las nominaciones del poeta son, en verdad, una réplica del mundo y de la vida.

*

A veces, nos resultan extrañas o incomprensibles algunas imágenes empleadas por los poetas. Es normal: el poeta nos pide cambiar de diccionario. En el mundo en clave de las relaciones, esto puede ser aquello, lo otro es asimilable a otra cosa; nada está suelto, todo se encuentra infinitamente entrelazado.

*

Los poetas sufren por lo mismo que es su virtud más desarrollada: la sensibilidad. Tal delicadeza les permite gozar de muchas cosas, pero también es la causa de atípicos pesares.

*

Sea como canto o elegía, celebrando la vida o la muerte, la poesía siempre ha sido una exaltación. Nada deja de conmover al poeta: todo lo que sucede o está ante sus ojos continúa siendo digno de alabanza. Los poemas son el testimonio de ese incesante asombro.

*

La poesía y la música han mantenido desde siempre una estrecha relación. No solo porque han hecho del ritmo su recurso emocional, sino porque el ritmo es el mejor conductor del fluir de la vida.

*

Coleridge dijo que la poesía era la emoción recordada en tranquilidad. Eso parece razonable. La mera pasión o el intenso sentimiento no producen poesía; es necesario que los briosos corceles del frenesí abreven primero en las aguas amargas del río Mnemósine. La rememoración es la genuina inspiración de los poetas.

*

Las palabras para el poeta tienen peso, forma, color. Además del significado, él entrevé en ellas texturas y sonoridades, filiaciones y resistencias. Para el poeta, las palabras son su laboratorio y su taller, su paraje de caza y su porfiada aspiración alquímica.

*

Observados de manera vertical, los versos parecen un listado de palabras; puestos de forma horizontal, se asemejan a la silueta de un encefalograma. Así las cosas, lo largo o lo corto de los versos tiene que ver con las alteraciones sensibles del corazón del poeta.

*

Hay cosas que, por ser tan cotidianas, ni siquiera nos percatamos de su existencia. Ese es el caso del aire que respiramos. La poesía es la encargada de ayudarnos a entrever esas realidades inadvertidas. Eso que Rainer María Rilke llamaba las “presencias angélicas”.

*

La poesía es un espejo para reconocernos. Y también es una especie de escudo para proteger nuestro espíritu de la desesperanza y el simplismo existencial.

*

A veces, la poesía cumple el papel de ser traductora de los mudos sentimientos. En otros casos, es el heraldo de algunas de nuestras certezas.

*

La poesía se asemeja a esa literatura sapiencial que se hace más necesaria cuantos más años tenemos. La poesía es un refugio para el alma; un murmullo sonoro capaz de aconsejarnos en circunstancias esenciales o determinantes de nuestra vida.

*

La poesía es más que palabras bonitas o rimadas; es mucho más que los mensajes provocados por los amores adolescentes. La poesía es otra forma de conocimiento. Otra manera de entender y comprender lo que somos.

*

Algunas metáforas tienen un ciclo de vida interesante. Primero, son términos extraños, usados por una minoría; después, con el trajín del habla, van convirtiéndose en palabras corrientes, utilizadas por gente común en situaciones cotidianas: “la pata de la mesa”, “el ojo de agua”, “un cielo raso”, “la primavera de la vida”…

*

La aparición del amor –con su exaltada alegría– despierta en las personas el deseo de expresarse poéticamente. Es tan avasallador e inexplicable este sentimiento que no queda otro recurso que decirlo mediante símiles o imágenes. Hablar en metáforas es la forma como se comunican los poseídos por las lenguas de fuego de la pasión amorosa.

*

Poema: instantánea de nuestro paisaje emocional.

*

Los poemas necesitan ser leídos en voz alta para recuperar la música oculta entre los vacíos de cada verso.

*

Los poetas de cabecera –esos que leemos con frecuencia– se parecen mucho a los amigos de toda la vida: no son muchos y están ahí cuando más los necesitamos. Tales poetas son, en propiedad, los amigos del alma.

*

La manera como se organizan las palabras y se atiende el ritmo de la frase, la precisión en los términos, la concreción de una idea en cortos enunciados, la corrección permanente en pos de lo esencial y necesario… Todo eso, que es lo propio del aforismo, puede aplicarse también a la escritura de un poema. Con una salvedad: el primero desea zaherir nuestra mente; el segundo, despertar nuestro corazón.

*

En muchos casos, lo único que el poeta tiene al inicio de su labor es una desazón, un malestar interior que no lo deja estar tranquilo. La escritura del poema es su manera de buscar una explicación a esa profunda inquietud. El resultado no es un objetivo establecido, sino un lento hallazgo.

*

¿La inspiración es la caprichosa bondad de los dioses? Es posible. Mejor creer que es la concentración suprema de las facultades creativas del poeta.

*

Hay algo intraducible en la poesía; algo que se niega a ser transferido a otro idioma. La razón: la música del lenguaje es tan particular que termina volviéndose un mensaje secreto.

*

Los poetas son fieles seguidores de las religiones animistas: descubren un alma en cosas aparentemente inanimadas.

*

Los poetas fueron expulsados de la República de Platón porque habían anunciado un mundo menos perfecto que las utopías y más hermoso que las ideas incorpóreas.

*

¿Para qué poesía en tiempos de penuria?, se preguntaba Hörderlin. Para tener un testimonio de la herida, dirán algunos; para calmar un poco ese sufrimiento, afirmarán otros. Para conmover a los insensibles, confesará el poeta sobreviviente del holocausto.

(De mi libro Pensar en aforismos. Meditaciones para estimular el espíritu, Kimpres, Bogotá, 2015, pp. 217-223).