Ilustración de Douglas Smith.

Ya van a ser cinco años desde cuando empecé a llevar este blog. La experiencia ha sido gratificante y me ha permitido descubrir las posibilidades de este medio al igual que sus demandas. Aprovechemos, entonces, el quinquenio de existencia para hacer un balance y reflexionemos un poco sobre esta bitácora virtual.

Creo que si no hubiera tenido con anterioridad el hábito de escribir en mi diario habría sido muy difícil mantener el rito de “subir” por lo menos un texto cada semana. Tal constancia, además de obligarme a tener durante siete días un tema dando vueltas en mi cabeza, ha hecho que los lectores (lo noto por el reporte de visitas) busquen con regularidad qué hay de nuevo en este espacio virtual. Insisto en ello: el contar con el hábito de escribir ha sido garantía para que este blog mantenga su vigencia y garantice cierta sorpresa para los posibles lectores.

De igual modo, el haber adquirido el compromiso de responder todos los comentarios, el no dejar de contestar lo que a bien dicen o preguntan los visitantes, ha hecho que se cree una comunidad de diálogo o una tertulia de tiempos discontinuos. Dicha circunstancia, a diferencia de la escritura íntima (esa que se engaveta o permanece inédita para los lectores) es una de las grandes ventajas de esta bitácora en el universo de la web. Es como si la escritura tuviera de forma casi inmediata un reflejo o una réplica a través de los comentarios o las inquietudes de una audiencia no necesariamente cercana a los amigos o conocidos.

Precisamente, al observar que este blog tiene lectores en países latinoamericanos, norteamericanos o europeos es una evidencia de que la virtualidad crea otros escenarios para nuestra escritura. Noto, por ejemplo, que en México, Argentina, Chile, Ecuador, Brasil, Perú, Guatemala, Costa Rica y Venezuela hay lectores asiduos. Descubro también que en España, Francia, Estados Unidos o  Suiza aparecen otros internautas interesados o curiosos por lo que aquí se publica. Es probable que este múltiple interés provenga de muchas cosas: de las temáticas, de las ilustraciones (sobre las cuales hablaré más adelante), de la propuesta de mostrar varias páginas en un mismo sitio, o de las propias lógicas de los intertextos que vuelven a la internet un juego infinito de vasos comunicantes.

Decía que las ilustraciones (fotografías, pinturas, grabados, caricaturas) son una intencionada manera de presentar cada entrada. Pienso que, y esto es importante recalcarlo, cualquier ilustración puesta en el blog es un homenaje a cada uno de los artistas gráficos que ha logrado a través de líneas y colores, o mediante los nuevos recursos de la imagen digital, elaborar obras artísticas interesantes, fantásticas, provocadoras o altamente cuestionadoras. Considero fascinantes, por ejemplo, las ilustraciones de Christoph Niemann, Craig Frazier, Brad Holland, Nicolette Ceccoli, Chris Gall, Toni De Muro, Michael Marsicano o Tang Yau Hoong; la ironía de Pawel Kuczinski o los mundos fantásticos de Yacek Yerka, Quint Buchlolz y Rafal Olbinski; el surrealismo de Rob Gonsalves, Alessandro Gottardo, Vladimir Kush, Jim Tsinganos, o los fotomontajes de Jimmy Lawlor o Igor Morski. Así que, no uso dichas ilustraciones como un relleno o una parte vicaria de mis artículos, sino como otro lenguaje que ilumina, contrasta, amplía o genera una zona colateral de sugerencia. Encontrar esas ilustraciones, buscarlas, escanearlas o hallar la mejor resolución, forma parte esencial de cada entrada a este diario virtual.

Una parte de este blog ha servido para ayudar a otros a escribir. El pretexto ha sido el curso o los talleres de escritura que oriento en la Universidad de La Salle. En este caso, el blog se ha vuelto una genuina práctica de acompañamiento personalizado en la que, poco a poco, se va perfeccionando un texto hasta lograr la mejor forma posible. He aprendido mediante este blog que no se puede corregir todo a la vez, que es mejor ir afinando un aspecto en particular, bien sea en la precisión semántica, la sintaxis de un párrafo o en un signo de puntuación específico. De allí que a veces se necesite de ocho o más versiones para lograr plantear correctamente una tesis, desarrollar una analogía o utilizar de manera precisa los conectores lógicos. Sobra decir que mantener esta retroalimentación individualizada y constante me ha llevado a disponer de muchas horas para atender cada caso. Pero al mirar los resultados, me he dado cuenta de que es de esta manera  como realmente se mejora o se cualifica la escritura. Solo mediante ese acompañamiento es que cada aprendiz de escritor encuentra las claves o las técnicas apropiadas para expresar sus propias ideas.

Un asunto adicional es el haber incluido en este blog diversas tipologías textuales. De un lado porque forman parte de mi interés investigativo; de otra, porque son diversas formas de acceso a este mismo espacio. A veces es el cuento el que mejor dice un estado de ánimo o una preocupación literaria; en otros casos, es el diálogo platónico la mejor ayuda para hacer comprender un tema o un problema determinado. De igual modo el aforismo, con su lógica esencial y precisa, puede ser el medio para desentrañar un concepto, una pasión o una práctica cotidiana. Otro tanto podría decirse del poema, esa destilación del pensamiento, o del ensayo, que ha sido el principal actor en esta palestra virtual. Sea con uno u otro recurso, he logrado una diversidad en los contenidos y una posibilidad múltiple de producción que hace más lúdica y creativa esta página.

Mirado en retrospectiva, y anclado en mi propia experiencia durante estos cinco años, considero que el blog tiene grandes posibilidades para ejercitar y caldear la escritura y es un medio eficaz para divulgar nuestras ideas. El mantener atizada la mente y los mecanismos de la producción escrita, el forjarse esa meta o ese propósito semanal, permite que las operaciones del pensamiento se mantengan alertas y que la imaginación halle su clima más propicio. Además, el recibir comentarios o contrapuntos a lo expresado, pone nuestras ideas en un lugar dialógico menos encerrado y más abierto a las opiniones de los receptores. Me anima saber que algunas de estas reflexiones o varios de los artículos sirven a otras personas; me alegra comprobar cómo otros colegas usan estos textos para debatir con sus alumnos o de referencia para indagaciones de distinto tipo; me compromete enormemente la confianza que los lectores depositan en sus comentarios e inquietudes. Quizá por todas esas cosas es que continúo con gusto llevando este blog y asumo alegremente la tarea de escribir semana tras semana.