Calidad

Mauricio: Te noto con cara de preocupación. ¿O son suposiciones mías?

Edith: Esa bendita tesis para el ensayo…

Mauricio: ¿Tú también andas desvelada como yo?

Edith: Y piense y piense, pero no se me ocurre nada.

Mauricio: Yo ando igual, aunque ahí voy como teniendo algunas luces sobre el tema de la calidad educativa.

Edith: Te invito a un cafecito y me compartes lo que llevas hecho a ver si eso me sirve de motivación para mi ensayo.

Mauricio: Vale.

Edith: Estuve recordando lo que nos dijo el maestro sobre la tesis. Que debía ser medianamente original o al menos llamativa, interesante.

Mauricio: Sí, sí. Y que debía formularse en una frase con un tono afirmativo, que no fuera una pregunta, sino una oración en la que uno tomara postura frente al tema.

Edith: Todo eso lo he tenido presente y he releído varios de sus textos y de los ejemplos consignados en su libro Las claves del ensayo.

Mauricio: A mí ese libro me ha ayudado mucho…

Edith: ¿Qué vas a tomar?

Mauricio: ¿Tengo alternativas?

Edith: Por ser mi salvador en esta tarea, tienes derecho a elegir.

Mauricio: Bueno. Entonces, un capuchino.

Edith: Pues ya que me provocaste… Que sean dos…

Mauricio: Yo me he dedicado a poner en práctica el ejercicio que hicimos sobre los aforismos. Todos los días he dedicado un tiempo a pensar en qué es la calidad. A ver si de esa manera se me ocurre algo sobre la calidad educativa.

Edith: ¿Y qué has concluido?

Mauricio: Pues, no tanto como quisiera, pero me ha servido el ejercicio en la libretica de notas para ir perfilando mi tesis.

Edith: Cuéntame en detalle a ver si te imito…

Mauricio: Por ejemplo, me puse a pensar en la calidad de la ropa. Uno dice que es de calidad porque los materiales empleados son los mejores, y eso hace que la ropa dure. No como esas prendas chinas de hoy, que son de muy mala calidad. Al emplear materias primas ordinarias, pues el resultado no es el mejor.

Edith: ¿Con o sin azúcar?

Mauricio: Con una bolsita. Gracias.

Edith: Pero no son solo los materiales, pienso yo. Porque influye de igual modo el diseño de la ropa. Hay diseños de calidad, ropa de marca. La marca es un signo de calidad.

Mauricio: Sí, pero no siempre. Hay ropa que aunque no es de marca, es de muy buena calidad.

Edith: No obstante, casi siempre hay una relación entre la calidad y el precio. Las cosas muy baratas no son de buena calidad.

Mauricio: Depende. Yo he conseguido prendas baraticas que duran mucho. No tienen marca, pero son, como dicen, para toda la vida.

Edith: Mira, allí hay una mesa desocupada.

Mauricio: Eso es un milagro en esta cafetería.

Edith: Lo del precio alto en todo caso dice algo de la calidad de las cosas. Un carro barato, como el que consiguió mi hermano Cristóbal, ha sido una estafa, no hace sino llevarlo  cada rato al taller.

Mauricio: Es posible. Las grandes empresas tienen, según he leído, control de calidad. Si no hay alguien que haga ese control, pues cualquier cosa sale al mercado.

Edith: Sí. Vi la otra tarde un programa por tv cable, creo se llama Megafábricas, en el que mostraban cómo se fabrica un carro Ferrari, y de todos los controles que tienen en cada etapa del proceso. Hay inspectores para que la pintura no tenga ni un rasguño, para que cada tornillo esté donde tiene que estar. Cuidan excesivamente los detalles.

Mauricio: Ese punto me parece fundamental. Para que las cosas sean de calidad requieren  un cuidado en todos los detalles. Volviendo a la ropa, pienso en los acabados, en la terminación de los ojales, en el botón de repuesto… Todo eso influye al final para que una prenda sea reconocida de buena calidad.

Edith: De acuerdo. Son varias cosas las que se combinan para lograr el sello de calidad.

Mauricio: Y ahora que lo digo, ese reconocimiento va pasando de boca en boca, y por eso la gente recomienda esa marca o ese tipo de prendas. Hay cosas que uno compra por el reconocimiento que la misma gente les da.

Edith: Sí, uno va como a la segura.

Mauricio: Yo creo que por eso hay instituciones que certifican la calidad. Y obtener esa distinción, pues le da prestigio al producto.

Edith: Por eso fue que yo elegí esta Maestría. Por ser una de las tres maestrías en educación acreditadas de alta calidad en el país.

Mauricio: Esa razón influyó de igual manera en mi opción por esta universidad. Es decir, me inscribí en una Maestría y una universidad acreditadas de alta calidad.

Edith: Y mirándolo bien valió la pena… aquí todo está organizado, todo está programado, los maestros son excelentes, el plan de estudios, el proyecto de investigación tiene tutores idóneos…

Mauricio: Ahora que lo dices, fíjate que no todas las universidades ni todas las maestrías tienen esa distinción. Funcionan, cumplen con el registro de ley, pero no tienen ese “plus”, esos rasgos adicionales que las diferencia o las distingue de la mayoría.

Edith: Se diferencian del común… y son pocas las excelentes.

Mauricio: Esa parece ser otra clave de la calidad: es escasa. O al menos eso me parece.

Edith: De pronto la calidad es como algo deseable, una especie de ideal…

Mauricio: Sabes que ese es un buen punto. Porque en la medida en que se logra un nivel de calidad, siempre habrá otro peldaño, algún asunto por mejorar. Me parece que la calidad es como una meta siempre lejana.

Edith: Una aspiración.

Mauricio: Sí. Es luchar para alcanzar esa distinción. Y a pesar de que las cosas se hagan muy bien, siempre es posible perfeccionarse en algo, cualificar un proceso, un acabado.

Edith: En ese programa que vi sobre la Ferrari cada operario está especializado. No es cualquiera el que pinta, el que pone las puertas… son empleados con mucha experiencia.

Mauricio: Ese parece ser otro punto, el de la experiencia. Recuerdo un comentarista de ciclismo, Julio Arrastía Bricca, que decía precisamente eso: “la experiencia no se improvisa”.

Edith: Se requiere trayectoria… práctica. Dominio en el oficio.

Mauricio: Parece que no se puede lograr la calidad de cualquier forma. No es un asunto de improvisación o de suerte. Me he fijado que la planeación, la gestión, juega un papel fundamental en esto de la calidad. Al igual que la especialización en las tareas.

Edith: Considero que es muy importante, de igual forma, la persona que lidera una empresa, una institución, un programa.

Mauricio: Claro. Quizá el que dirige sea quien mejor debe entender el asunto de la calidad. Los buenos líderes deberían velar para que no baje el nivel, para que su organización no flaquee o se hagan las cosas de cualquier manera.

Edith: Entonces, todo termina dependiendo de las personas.

Mauricio: No cabe duda. Son los seres humanos los que le imprimen a sus acciones ese sello de calidad. Mi padre me decía eso a cada rato: “no se trata de hacer las cosas a las patadas. Si va a hacer algo, hágalo bien. Un Martínez, se distingue por eso”.

Edith: Pienso que a esta cafetería le falta, entonces, alguien que haga control de calidad de este capuchino. ¿No?

Mauricio: Pensé que era yo el que estaba hoy muy exigente, porque en verdad estaba muy regularcito el café.

Edith: A lo mejor el café no era de calidad.

Mauricio: Eso es seguro, el mejor siempre es de exportación. El de consumo interno es pura “pasilla”.

Edith: Pero tú, con todo lo que me has dicho, ya tienes la tesis de tu ensayo casi terminada.

Mauricio: Sin embargo, no he hallado la mejor manera de redactarla. No me gusta del todo como sale.

Edith: Le estás haciendo control de calidad a la escritura.

Mauricio: Sabes que sí. Y aunque parezca poco, ahora pienso más en cada palabra que utilizo, y leo y releo cada línea redactada antes de la nueva que voy a incluir. Me ocupo en serio de la tarea, más allá del cumplimiento…

Edith: Estás siguiendo al pie de la letra las indicaciones del maestro.

Mauricio: Sí. Ese ha sido mi propósito. Uno logra mejorar en algo si tiene buenos ejemplos, ¿no? De pronto esa es otra clave de la calidad: contar con personas idóneas que transmitan un saber, un oficio, un arte. Porque si esas personas no son las más competentes, las más cualificadas, o no saben lo que en verdad deben enseñar, pues el resultado es deplorable.

Edith: Y uno, por más que no quiera, poca calidad tendrá en sus productos.

Mauricio: O necesitará hacer un recorrido muy largo, darse golpes con la inexperiencia, y tener una fuerza de voluntad a toda prueba.

Edith: ¿Y qué otras cosas has pensado?

Mauricio: He reflexionado sobre lo que dice la gente, aquello de que la cantidad no es necesariamente sinónimo de calidad. A veces pocas cosas son suficientes para lograr un alto índice de calidad. Por eso las empresas se especializan. Tal vez la calidad consista en una cuidadosa selección de los elementos necesarios para algo. Piensa no más en la cocina, los chefs afirman que lo más importante son los productos de calidad que compran para sus recetas.

Edith: Y hablan de tener a la mano unos útiles de calidad. Un excelente cuchillo para ellos es definitivo.

Mauricio: Claro. Por eso el maestro habló en clase de las herramientas del escritor. Yo pienso que por no tener unos buenos útiles de estudio es que no alcanzamos producciones de calidad.

Edith: De eso me he dado cuenta.

Mauricio: Si supieras lo que me ha servido el Diccionario de ideas afines del que nos habló el maestro. Allí encontré que calidad se relaciona con perfección pero de igual modo con un tipo de rango…

Edith: He sido un poco desaplicada y no le he puesto la suficiente atención a esa bibliografía entregada en clase.

Mauricio: Te lo cuento porque a mí esa fuente de consulta me ha ayudado cantidades…

Edith: Oye, ha sido provechoso este tiempo. Gracias por compartirme tus procesos de pensamiento.

Mauricio: No. Gracias a ti por el capuchino, que parecía elaborado con café chino.

Edith: Espero pronto ver en el blog del maestro tu primer párrafo aprobado.

Mauricio: Confío en que pase ese control de calidad. Lograr un “excelente” sigue siendo mi mayor aspiración.

Edith: Yo con un bien, me sentiría satisfecha.

Mauricio: Es mejor ponerse metas bien altas, así como les pedía el Papa Francisco a los jóvenes, en su reciente visita a Bogotá.

Edith: Sabes que sí, aunque para mí escribir es un reto tenaz. No sabes la cantidad de tiempo que empleo en cada una de esas tareas del Nivelatorio.

Mauricio: Claro, no se alcanza la calidad si uno no le invierte tiempo… Si no dispone suficientes minutos para perfeccionarse en algo.

Edith: Tiempo es lo que no tengo. Ya es jueves y tenemos plazo hasta el sábado, ¿no?

Mauricio: Sí.

Edith: Entonces chao, salgo para tutoría. Y ojalá esta noche me visite la inspiración.

Mauricio: Suerte. Saludes a las Musas…