
Ruinas de la ciudad maya de Tikal.
I
Eres un tiempo hecho de tiempos
un Cristo doloroso, adolorido.
Eres la tierra antigua
la de campesinos de colores vivos.
Eres humo, aromas, infinidad de inciensos.
En cada calle guardas una leyenda
en cada lago un misterio
en cada aldea un santo.
Nada huye de ti, nada se escapa
eres el gran regazo de la piedra
la genital permanencia de los nombres.
Todo en ti suena a procesiones de palabras
Chichicastenango, Chiquimula, Atitlán.
Todo en ti suena a ritmo de pirámide
Subes o caes a la par de la obsidiana
Eres el jade, el tejido, la acuciosa mano
No hay nada en ti que no sea un altar
una promesa
Todo en ti se guarda, todo en ti pervive.
Guatemala, no sabes nada del olvido.
II
Y tus campos, tus hombres, tus caminos
se elevan sobre la omnipotencia del volcán
de los volcanes.
Eres la resguardada por la lava
la íntima, la del rubor eterno
Tardas en dar tu miel, eres pudor
Y cuando extiendes tu abrazo, al abrirlo,
das el mejor manjar, das tus secretos.
Cómo sabes, cómo hueles, cómo gustas.
Picante, picante
Eres también la reunión de lo diverso
la conjunción, el resplandor, el choque
Tus pobres, tus mercaderes de calle
Tus niños que siempre cuidan cualquier cosa
Todos ellos se aúnan, se agolpan, se refunden.
Guatemala, en ti conviven
la riqueza del más pobre y la pobreza del más rico.
III
Eres muchos espacios, varias formas
arquitectura dispersa en una urbe loca
El indio te soñó, el militar te hizo
por eso tus palacios son verdes, con cañones
y tus iglesias doradas, sin ventanas
por eso tienes calles donde toros enormes
imponen su ley de bronce, su silencio.
Eres todos los tiempos y ninguno
Fijeza, presente ebrio
vértigo del instante memorioso
abismo del que todo se acuerda por momentos.
Guatemala, en ti las madres y los hijos se hacen uno
En ti la sangre es también la roca.
(De mi libro Ese vuelo de palabras, Kimpres, Bogotá, 2011, pp. 33-35).
aída de león dijo:
Gracias Maestro por este hermoso poema a mi querida Guatemala, que a pesar de todas las berraqueras es maravilloso.
Fernando Vásquez Rodríguez dijo:
Aída, gracias por tu comentario. Un fuerte abrazo.