Lo primero que usted debe saber, si quiere mejorar su tartamudez, es que Lionel le exigirá confianza absoluta. Y si usted es un rey, alguien poderoso o de alta alcurnia, él le pedirá “igualdad total” para lograr su cometido. El método que Lionel emplea es de las antípodas, no es un método ortodoxo; así que si le pide hacer algunas cosas que le resulten extrañas o poco serias, confíe en él y déjese llevar por este hombre cuya suficiencia no está validada por títulos, sino por haberle devuelto la voz a muchos soldados que la habían perdido después de estar en la guerra.
Por ningún motivo espere que él vaya a atenderlo en su casa. Para Lionel el consultorio donde trabaja, que no es más que una espaciosa sala, es lo que garantiza la seguridad del tratamiento. Esa habitación en la que usted debe entrar solo, sin esposa o alguien de su servicio, es el territorio donde va a acaecer la transformación de su afección vocal. Más de una vez le escuchará decir a él estas palabras: “este es mi juego, mi campo, mis reglas”. Sobre este punto, se lo aseguro, Lionel no hace excepciones, así usted tenga mucho dinero y tras de sí rancios linajes de nobleza. El salón donde da sus lecciones Lionel es su “castillo”; entonces, hágale caso. Por favor no vaya a fumar delante de él, así otros caballeros le hayan dicho que eso relaja la laringe y le ayuda a destrabar su lengua.
Seguramente él exigirá de usted que le permita intimar o saber asuntos de su vida privada. No se sienta amenazado por ello. Es mientras usted está en su salón de clase; es para lograr establecer una relación relajada o nada impositiva. No olvide que Lionel usará muchos recursos para romper los estereotipos de su conducta que ha arrastrado a lo largo de los años. Lionel no será como su padre, ese severo hombre que cuando lo veía tartamudear iba creciendo en impaciencia e iracundia desde el “inténtalo” hasta el “hazlo ya”. Este maestro de técnica vocal, amante de Shakespeare, no va a regañarlo ni amenazarlo; quizá emplee juegos de lenguaje para picarle la lengua y logre que fluyan esas palabras que se niegan a desbordarse por su boca. Deje la seriedad y empiece a repetirlos: “Tres tristes tigres tragaban trigo en un trigal…”
Es probable que su primer encuentro con él no sea el más afortunado. Tal vez usted ha pasado por tantos especialistas titulados que ya está harto de que le pongan siete canicas en la boca para ver si aprende, como Demóstenes, a mover la lengua con ese otro impedimento. Sin embargo, no deje de contestar las preguntas que le haga, así parezcan demasiado atrevidas o bordeen el espacio de lo más personal. Tampoco dude, si él quiere grabarle al inicio de su terapia una primera lectura del monólogo de Hamlet, ese que empieza “ser o no ser, esa es la cuestión”, y además de eso, pone a todo volumen la música de la obertura de Las Bodas de Fígaro de Mozart; no se preocupe, eso hace parte de su método. Lo más seguro es que usted sienta que está perdiendo el tiempo y deje aquel salón consultorio, llevándose un disco con su voz y la decepción en sus labios. Pero, más adelante, cuando esté completamente abrumado por su dolencia y escuche aquel disco regalo, usted se sorprenderá de que hubiera leído sin tartamudear a Shakespeare. Entonces querrá volver a encontrarse con Lionel.
Cuando retorne al salón consultorio, tal vez intente por todos los medios evitar que él se inmiscuya en su vida y busque establecer algún contrato que únicamente se centre en los aspectos técnicos de la dicción o en ejercicios clásicos para aflojar el habla. Lionel le dirá que eso es demasiado superficial y no solucionará de raíz su problema. Sin embargo, aceptará su propuesta, pero, eso sí, con una disciplina diaria en la que deberá descubrir las posibilidades de su cuerpo, de sus músculos, del diafragma y la riqueza que tiene su garganta para gritarle con todo pulmón a los vecinos la pronunciación repetida de las vocales. No olvide las recomendaciones de Lionel: “practique una hora cada día”.
Estoy seguro que él hará varios intentos para saber cuándo empezó su dolencia; más de una vez insistirá en ello. Déjese llevar, acepte ese vínculo. No tema, Lionel busca esencialmente que usted recupere la confianza en sí mismo, esa que su padre o su hermano le han mermado a partir de las burlas o cierto señalamiento de incapaz. De allí que, si Lionel le pide que cuando tartamudee al referir algo significativo de su padre o su hermano use las canciones que le gustan para contarle dicho acontecimiento, hágalo. Juegue un poco. Siga al pie de la letra esa consigna del terapeuta de guerra: “el sonido continuo de las canciones ayuda a dar fluidez”.
Tampoco se extrañe de que él emplee el lenguaje vulgar para sacarlo de esos aprietos de su boca que no lo dejan seguirle el hilo continuo a un discurso. Dígalas, póngalas como pausa de solemnidad o convierta la fuerza de sus emociones en un canal de su lengua amodorrada. Le advierto de una vez algo que puede pasar en este método de crear confianza: tal vez Lionel haga algún comentario tan familiar, tan íntimo, que usted sentirá que está metiéndose en un terreno que no le pertenece. Y si eso sucede, tenga presente que él lo hace porque siente que es su amigo o al menos alguien que sí puede decirle las cosas en su cara, y no como su padre que nunca tuvo el valor de elogiarlo en su presencia. En todo caso, le aseguro, que tendrá algunos choques con él, aunque en el fondo serán las peleas que usted tiene consigo mismo. Pero tarde que temprano tendrá que reconciliarse con Lionel, porque descubrirá que el método de este australiano humilde sí ha dado resultado, y ya usted siente que es dueño de su voz.
Lionel lo irá convenciendo poco a poco de que esa tartamudez está asociada a alguna marca de su infancia o a un hecho que le paralizó la voz. Quizá descubra que su lengua se porta como su terca mano derecha o como sus piernas arqueadas; de pronto ella, su lengua, fue frenada por los pellizcos de aquella criada que violentó su cuerpo y su alimentación; de pronto su lengua al igual que su estómago también tengan una mala digestión…, en fin. Al terminar Lionel le dirá que no hay que llevar ese lastre en sus bolsillos, que ya usted no es un niño, sino alguien con las suficientes agallas para dirigir su propia vida o el destino de otros. Este terapeuta del lenguaje corregirá su afección vocal, eso es seguro, además de devolverle una fe en sus talentos o en sus capacidades sepultadas.
Le reitero que el método de Lionel es muy eficaz especialmente por el acompañamiento que él lleva a cabo. No son lecciones dejadas al azar o al capricho de las circunstancias. El ensayará con usted las puestas en escena de sus presentaciones; él, aprenderá al lado suyo los discursos; él dispondrá el mejor de los espacios para que usted se sienta en confianza y pueda expresarse con total libertad. Parte de sus lecciones se darán en el mismo lugar en el que usted llevará a cabo sus elocuciones. Por lo mismo, no tome como una ofensa o una flagrante muestra de desconfianza, el que marque con lápiz rojo los textos que usted va a leer. Todo lo contrario, es el modo como Lionel ofrece su ayuda línea a línea: son sus manos y su voz convertidas en flechas y signos de alerta. Es tal su compromiso que, en ocasiones especiales y de gran relevancia para usted, él se convertirá en una especie de director de orquesta para dirigirlo con sus gestos y así lograr que no vaya a perder el ritmo de sus palabras o indicarle el énfasis o los matices verbales de su discurso. No lo olvide: la pronunciación de las palabras son para Lionel otra forma de la música.
Y cuando ya usted haya superado la mayoría de sus dificultades, cuando ya no tenga miedo de hablar en público, o cuando salga a recibir los aplausos por su dominio frente al micrófono, seguramente verá en la parte de atrás del escenario a Lionel, satisfecho de su labor, cómplice de sus triunfos. Aunque después de terminados los honores y los vítores, él le dirá en privado y con franqueza, que aún sigue teniendo ciertas dificultades con la pronunciación de una letra específica. Usted sonreirá agradecido, porque sabrá “para qué son, en verdad, los amigos”.
Jessica Garzon dijo:
Buenas tardes…
Apreciado Fernándo:
Debo confesar que en todos mis años de adolescencia y donde he tenido la oportunidad de estudiar sentía impotencia de leer algún texto y no poder comprender con totalidad lo que este nos enseña , al pasar del tiempo ya lo he podido manejar mejor ,y tal vez era algo que leía y no me llamaba la atención, ahora me encuentro estudiando una carrera que descubrí que amo y me apasiona pedagogía infantil y me alegra saber que he encontrado algo que por fin me ha encantado leer y experimentar nuevas cosas en mi vida , en lo poquito que he podido ver en estos días me he dado cuenta que me gusta la lectura gracias a los mágicos párrafos que escribe .
Fernando Vásquez Rodríguez dijo:
Jessica, gracias por tu comentario. Celebro y me alegra que continúes descubriendo el placer de leer.
Karen Montoya Moreno dijo:
Buen día, estimado Fernando.
En primer lugar quiero felicitarlo por estos textos tan enriquecedores y cautivadores. Su forma de escribir y conectar palabra con palabra me ha dejado fascinada. No conocía su trabajo hasta hace unos pocos días que comencé a leer “Educar con Maestría” por recomendación de una docente, sin duda alguna ella estaba en lo correcto al recomendarnos sus escritos.
En segundo lugar, me parece excelente recalcar el poder que tiene en muchos casos la música sobre nosotros, como esta nos puede ayudar a canalizar nuestras dificultades e incluso llevarnos a superarlas, una magnifica terapia.
Felicidades!!!
Fernando Vásquez Rodríguez dijo:
Karen, gracias por tu comentario. Me alegra que mis textos te resulten interesantes.
Johana Segura dijo:
Cordial saludo.
Estimado Fernando.
Debo confesar que hasta el día de hoy desconocía tan exquisitos escritos.
Soy estudiante de pregrado en pedagogía infantil y parece una revelación,la forma única en que Lionel genera confianza, interés y cambio de chip en la personas a las que ayuda.
“Mi juego,mi campo,mis reglas” seguramente lo pondré en práctica con mis futuros alumnos,con juego,amor y en especial confianza en ellos mismos.
Me despido,no sin antes agradecer su atención.
Fernando Vásquez Rodríguez dijo:
Johana, gracias por tu comentario.
Maria Juliana Pinzón Garzón dijo:
Maria juliana Pinzón Garzón
Buen día estimado Fernando Vásquez, acabo de leer esta lectura y me dejo muy sorprendida, ya que trasmite muchas cosas como superación personal y los miedos que puede tener una persona dependiendo mucho de su crianza.
También transmite algo muy grande e importante para mi y es el aprendizaje, conforme iba leyendo admiraba cada vez mas su escritura.
Saber también que la música nos puede ayudar con muchas cosas que no creemos, por ejemplo a relajarnos a expresarnos y a tener confianza de nosotros mismos.
Y por ultimo, lo que mas me gusto fue el trato a sus clientes que daba Lionel Logue, por ejemplo: que sin importar cual era su posición o rango tenia que haber una igualdad para todos.
Me despido muy satisfecha por lo leído y aprendido.
Lo agradezco.
Fernando Vásquez Rodríguez dijo:
María Juliana, gracias por tu comentario.
Karol Perez dijo:
Buen Dia Estimado Fernando Vásquez, me gustaría decirle que hace un excelente trabajo ya que eh ojeado su blog y lo encuentro muy enriquecedor y a gusto para mi lectura, no sabia que sumerced escribía y menos que tenia un blog, en mi primera clase universitaria mi profesora nubia elizabeth lo nombro y nos recomendó leer un libro también por su autoría llamado educar con maestría, dijo que nos serviría para toda nuestra carrera – Lic en educación infantil.
eh leído este articulo llamado – El método de Leonel Logue para curar la tartamudez, me llamo la atención ya que cuando era pequeña solía tartamudear y pues mis sobrinos lo estaban aprendiendo; corregí esto con la lectura, leyendo mentalmente y entendí que así puedo manejar mejor mi lengua. al leer en voz alta si entiendo mucho mejor lo que leo.
este australiano llamado Leonel tenia una ardua tarea que era ser el terapeuta de lenguaje de los hombres que venían de la guerra, me llamo la atención la frase “el sonido continuo de las canciones ayuda a dar fluidez” y es verdad esto, la música puede cambiar nuestro estado de animo y por ende nos incita a hablar. El hecho de marcar con lápiz rojo los textos a leer de los hombres me hace pensar que es como la forma en la que nos enseñan a leer en la escuela, y esto hacia este australiano.
Me despido satisfecha de haber leído sus líneas.
Que tenga usted un feliz día.
Fernando Vásquez Rodríguez dijo:
Karol, gracias por tu comentario. Te deseo el más rico y productivo aprendizaje en la carrera que empiezas. Confío en que Educar con Maestría sea tu compañero de camino.
Johana Segura dijo:
Cordial saludo.
Estimado Fernando.
Debo confesar que hasta el día de hoy,desconocía tan exquisitos escritos.
Inicio pregrado en pedagogía infantil en la Universidad del Tolima y esto más que una increíble lectura,fue una inspiradora idea.La maravillosa forma en que podría enseñar,guiar y ayudar a mis futuros alumnos.
Mi juego,mi campo,mis reglas.
Entendiendo sus miedos trabajar en estos y de forma distinta sembrar en su interior, confianza y amor propio.
Me despido,no sin antes agradecer por esta bella labor.
Fernando Vásquez Rodríguez dijo:
Johanna, gracias por tu comentario. Que sea rica e interesante tu travesía por este pregrado.
Fanory Marín dijo:
Fanory Marin Montoya
Apreciado Fernando Vasquez:
El discurso del rey asimismo es una película que enseña sobre el liderazgo, el coraje y la superación personal, así como también muestra miedos e inseguridades y ansiedad de las personas que sufren algún trastorno en la comunicación, trae a mi memoria un alumno cuya comunicación activa se le dificultaba esto creo en el un fantasma que hizo que se sintiera incapaz de seguir expresándose frente a las personas que lo rodean y me parece importante resaltar “el método de Lionel Logue para curar la tartamudez ” para que mi alumno retomara y pudiera establecer confianza nuevamente no fue nada fácil ya que su fantasma seguía ahí pero poco a poco fue desapareciendo haciéndolo ahora un niño mas seguro descubriendo palabras que ni el sabia que podría expresarlas.
Agradezco por tus enseñanzas
Fernando Vásquez Rodríguez dijo:
Fanory, gracias por tu comentario.
LUIS CARLOS VILLAMIL JIMÉNEZ dijo:
Apreciado Fernando:
Con tu escrito semanal, complementas las lecciones que impartes los martes en la mañana a los docentes del Grupo CLEO en la Universidad de la Salle. Gracias por tus enseñanzas de vida.
Las estrategias de un maestro
El discurso del rey, además de ser una excelente película, es una colección de lecciones sobre el método de Lionel Logue para enseñar a hablar en forma correcta. El protagonista, es un terapeuta del lenguaje, pero en esencia es un buen Maestro, no sólo por lo que tiene que ver con la terapia, sino también, por su acertado manejo del espacio (salón) y sus certeras estrategias de proxémica y kinésica.
Quiero subrayar la escena donde el Duque de York ingresa a la consulta, quien le da la bienvenida, es un niño tartamudo, recibiendo a un adulto también tartamudo; la sala de consulta (un salón austero), es el espacio donde Lionel se enfrenta a un alumno que se siente superior (es un noble), a quién le enseña, un plebeyo que lo supera porque tiene el método y el conocimiento. Lionel es un profesor que asume su rol y establece las reglas para la relación de un alumno y un docente: “mi castillo mis reglas”.
En resumidas cuentas, es un maestro que se aproxima de diversas maneras: “me dijeron que no me acerqué mucho”, pero se acerca; “no me diga doctor dígame, Lionel; yo lo llamaré Bertie”; lo anterior fue una ofensa pues un plebeyo no puede tratar de igual, ni mucho menos, llamar por su apodo al futuro Rey del imperio.
Hay más todavía, en los días previos a la coronación de su alumno, Lionel rompe todas las reglas del protocolo al sentarse en el trono de San Eduardo, un lugar en el que solo pueden estar los monarcas. En sus aproximaciones, Lionel trivializa la nobleza británica, para que su alumno proteste, se exprese, lo recrimine por ser un terapeuta sin certificado, pero que al final, reafirme la necesidad de seguir con las lecciones, porque el Maestro es quien tiene la autoridad epistemológica, la del conocimiento y lo puede ayudar.
Lionel logra la meta, su alumno adquiere la competencia y supera la prueba final con el discurso ante el pueblo británico. La película no se debía llamar El discurso del rey, sino Las estrategias de un maestro.
Fernando Vásquez Rodríguez dijo:
Estimado Luis Carlos, gracias por tu comentario. Aportas elementos valiosos para enriquecer la lectura de esta película.