La narrativa es consustancial al ser humano. El gestar la tribu y el relatar van de la mano. Al hombre le gusta oír y contar historias. Siempre me ha gustado especular sobre la figura del primer narrador. Alguien que sale de lo conocido, traspasa lo desconocido y vuelve a lo conocido, para hacer lo desconocido familiar. Subrayo de una vez, la última parte: hacer lo desconocido familiar. No se trata sólo de salir, sino de retornar. La narración es, en esencia, el viaje recordado. O si se quiere, un seguir viajando pero en la memoria, en la recordación. La narración comienza con el nomadismo: y el hecho de salir de un lugar familiar, ese evento de romper las propias fronteras es el que motiva la emergencia del relato. Cuando se retorna, cuando se vuelve a la patria, los que se han quedado en casa, los que no han traspasado el umbral de lo conocido, le reclaman al viajero, al comerciante, que les cuente qué había en esos lugares, cómo eran sus gentes, qué se comía, cómo eran sus atuendos…, y el primer narrador, al lado del fuego tribal, viendo a su alrededor a la tribu en círculo reunida, se pone de pie y empieza a relatar. Pero no son suficientes sus palabras, acude a sus manos, a sus gestos, a un repertorio de sonidos, para acercar aquellas tierras, aquellos hombres, aquellas acciones suyas tan lejanas, para hacer visible lo que en principio es desconocido para sus oyentes. La gente de la tribu lo sigue embebida. El narrador, agiganta algunos rasgos, subsana con su imaginación ciertos vados de la memoria, se anima a multiplicar los hechos, a dotarlos de esa aura particular que tienen los acontecimientos. La tribu sigue expectante. El narrador cambia las tonalidades de su voz para tratar de reproducir la voz genuina con la que estuvo dialogando en esas tierras, allá, mucho más allá de los mares. Los oyentes ríen, se deleitan. Los más chiquillos, adormilados entre los brazos de sus padres, continúan el hilo de la historia, dejándose atrapar por esos mundos, por esos monstruos, por esas palabras vueltas más fascinantes con el crujir de las chispas de la hoguera y el frío de la noche. Una vez más el narrador prosigue con sus relatos. Ahora dibuja en la arena, en la tierra, un mapa rústico para darle una ambientación a sus palabras. Las gentes se inclinan ligeramente para ver cómo una rama seca sirve de punzón para producir aquellas líneas. El narrador se pone de pie. «Allí, dice, en medio de esas montañas, sucedió mi encuentro con la fiera más rara, más peligrosa y más grande que ustedes se puedan imaginar»… El narrador hace una pausa. Un silencio tan denso como la oscuridad que le sirve de telón. Luego agrega: «mañana continuaremos». Y aunque algunos de los miembros de la tribu alegan o piden continuar con el relato, el narrador se niega a proseguir con su historia. El círculo de personas empieza a disolverse. Varios niños siguen alrededor del narrador, implorándole que les adelante algo de aquellas fieras. «Eso será mañana, mañana seguimos con la historia», dice el narrador, empezando a caminar hacia el discreto lugar en donde duerme.
El primer narrador
22 sábado Sep 2012
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Adriana Rangel dijo:
Es interesante como el papel del narrador es la de estructurar un discurso que vaya conectando al publico en los andares de sus narrativas, y como genera tal motivación que hace que el publico quiera seguir escuchándole. Cuando se generan en los estudiantes la motivación por el conocimientos estos se conectaran con los temas a tratar, de tal forma, que siempre estarán motivados en seguir escuchando.
Fernando Vásquez Rodríguez dijo:
Adriana, gracias por tu comentario.
Pedro Martín Gómez dijo:
Definitivamente la narración va de la mano con mantener las tradiciones. Algo que lamentablemente se está perdiendo. Por un lado, por los cambios de vida actuales, dejando atrás la vida pasada para dar paso a la modernidad y la moda entre otros. Por otro lado, por las afugias y el estrés del día a día con la vida a las carreras y muchas veces, sin tiempo para vivir y recordar las experiencias vividas. Y finalmente, en ese mantener la tradición, considero que es muy importante para el narrador esa expectativa creada en el ambiente, la captación de la atención de los oyentes y cómo se despierta el interés en lo narrado a partir de gestos, acciones, pausas, risas, movimientos y sin lugar a dudas ese inesperado… continuará…
Fernando Vásquez Rodríguez dijo:
Pedro Martín, gracias por tu comentario.
LUIS CARLOS VILLAMIL JIMÉNEZ dijo:
Apreciado Fernando:
Tu reflexión sobre “Convertir lo desconocido en algo familiar” nos lleva a pensar que narrar es una actividad milenaria fruto de una vivencia familiar o cuando realiza un viaje, esos recuerdos se mantienen y comunicarlos constitute es el antiguo oficio del narrados, del contador de historias. El narrador en esencia recrea, complementa, su relato, emplea el lenguaje corporal, modula la voz, se apoya a veces en objetos, gráficos o dibujos mantiene la atención y la expectativa, espera evidencias para contar con la próxima sesión; el narrador siente pasión por una oportunidad para retomar su aventura, y sentir de nuevo las manifestaciones del colectivo porque el narrador es también un actor.
Fernando Vásquez Rodríguez dijo:
Estimado Luis Carlos, gracias por tu comentario.
Marilyn González dijo:
Lo narrado, en cierta medida, podría relacionarse con la oralitura. Un concepto indigenista que, aunque es dependiente de la literatura y la oralidad, su objetivo es la narración para mantener vivas las costumbres. Es una palabra viva que narra el mundo en sí. En este sentido, veo una relación entre narración y oralitura como un viaje a la memoria.
Fernando Vásquez Rodríguez dijo:
Estimada Marilyn, gracias por tu comentario.
Sebastián Ortiz dijo:
El texto hace un énfasis en el proceso de síntesis que implica la narración. Aquí la síntesis está planteada como viaje de ida y vuelta entre lo conocido y lo desconocido que, necesariamente, requiere de un narrador. Esto corresponde con lo que Genette llama “narración”, que es la materialización de una historia por medio de un relato concreto. Así, narrar es producir, construir y dotar de sentido.
Con esto, puede ser provechoso preguntarse por la relación planteada entre el nomadismo, las fronteras y la narración a través de la idea de la narración como “hacer lo desconocido familiar”. Entonces si “…ese evento de romper las propias fronteras es el que motiva la emergencia del relato”, ¿Qué se puede decir sobre la relación entre la narración y la construcción de esas fronteras? La imagen del “primer narrador” podría cargarse de un doble sentido, pues este es quien rompe las fronteras hacia lo desconocido, pero al mismo tiempo construye, materializa y permite los relatos en los que se fundará el sentido y las fronteras mismas de lo conocido.
Fernando Vásquez Rodríguez dijo:
Sebastián, gracias por tu comentario.
José Luis Rubiano Fernández. dijo:
Considero al narrador como es persona que se adentra en lo desconocido, ya sea en el mundo que le rodea, en su interior o en ambos elementos a la vez; con ansiedad, angustia, anhelo de ver que hay detrás de las cortinas que lo ocultan, y trae algo de información de lo observado. Al ser esta información parcializada, por no poder ver todo el horizonte de eventos, el narrador aprovecha a eliminar aquellos aspectos que no le agradan, a narrar lo que considera que es fiel a la observación, y en aquellos puntos en los que no hay información clara, o definitivamente no hay información, como es el único observador, aprovecha a llenar los vacíos narrando eventos de su propia cosecha, enriqueciendo lo observado en su visita a lo desconocido, de tal forma que lo enfrenta, lo mira de frente, lo tienta y lo configura según sus propias percepciones, creencias y gustos.
Fernando Vásquez Rodríguez dijo:
José Luis, gracias por tui comentario.
Camilo dijo:
Me llama la atención la idea del mundo de “afuera” como el más interesante y vibrante, mientras que el mundo de “adentro”, el del hogar, parece no vestir ningún interés para la acción narrativa. Y como el mundo de afuera, en general, era contado por hombres que vivían las aventuras, cazaban, ya que eran los que tenían más fuerzas, entonces las mujeres, quienes permanecían en casa, al cuidado de las criaturas, de los cultivos… ¿no tendrían algo por narrar? Me pregunto si, en términos generales, el concepto del narrador, el aventurero, el héroe, se concibe como un artificio muy “masculino”.
Fernando Vásquez Rodríguez dijo:
Camilo, gracias por tu comentario.
Diana Ocampo dijo:
Dr. Vásquez, este escrito me hace reflexionar y pensar, que cada ser humano tiene sus historias, que siempre seran narradas entre dos o más personas expresando anécdotas de acontesimientos extraños, divertidos de contar vivencias, de acciones desconocidas para los receptores.
El ejemplo de comentar la pericia de un viaje es tan claro para demostrar la narrativa, el tener la capacidad de contar el paso a paso de todo lo acontesido, de explicarlo, el tener cambios de entonación y utilizar el lenguaje corporal para poder describir toda la situación vivida en este, va a generar que el vocero siga narrando esta experiencia, dejando el interes de los que escuchan, porque persiban este mismo conocimiento.
También importante para dar continuidad y trasender en las narraciones de las experiencias, formando una cadena de comunicación, que genere expectativas por vivir esta misma situación, de viajar al sitio de la historia narrada.
Fernando Vásquez Rodríguez dijo:
Estimada Diana, gracias por tu comentario.
Alba Pérez Ibarra dijo:
Del texto percibo que el ejercicio de narrar está al alcance de cualquier persona porque plantea la necesidad humana, “demasiado humana” de intercambiar experiencias aprovechando el lenguaje oral o escrito. El texto deja ver los relatos cotidianos como esos espacios donde es necesario tanto el narrador como aquel que escucha y valora lo narrado. Otro aspecto que viene a mi mente después de leer el texto es que el ejercicio de narrar lleva consigo una buena dosis de emoción y lo muestra como un factor consustancial a las personas. El ser humano necesita expresarse y cuando lo hace, afloran emociones como tristeza, alegría, ira, el miedo, dependiendo de aquello que se esté narrando. De hecho, cuando nos encontramos con las personas en lo cotidiano, parte de nuestro saludo es algo así como: hola, ¿Cómo está?, ¿Qué hay de nuevo? ¿Cómo están todos por su casa? Y evidentemente se da el diálogo narrativo, se trata pues de un ir y venir, un intercambio. Todo ello indica, evidentemente que hay unas condiciones particulares, quizás mínimas, para que suceda el relato: los hechos, las palabras, los escenarios, el paso a paso de la narración, los detalles, en últimas, dar cuenta del acontecimiento objeto de la narración.
Fernando Vásquez Rodríguez dijo:
Estimada Alba, gracias por tu comentario.
Adriana Goyes Morán dijo:
Me llama la atención la idea “la narración es el viaje recordado…un seguir viajando en la memoria” porque en los recuerdos de las vivencias está el insumo, vuelto acontecimiento, lo que nos permite recrear historias. Vargas Llosa (1997) dice: “La raíz de todas las historias es la experiencia de quien las inventa, lo vivido es la fuente que irriga las ficciones”, claro esa “realidad” que retiene la memoria de aquello que ya fue, es transformado. Por otro lado, la magia de narrar no solamente está en las palabras, sino en todo un repertorio de elementos que aviva la palabra, por ello es tan importante el “continuará”, como una manera de mantener y prolongar el viaje.
Fernando Vásquez Rodríguez dijo:
Estimada Adriana, gracias por tu comentario.
Rosa Amparo dijo:
Relatar historias (vivencias) reales o imaginarias, escucharlas, presentarlas en: imagen, voz, movimientos, sonidos y símbolos; despertar el interés por lo que se recuerda y narra, mantener la expectativa del lector (receptor). La narración es la manifestación infinita de la creatividad en el discurso oral y escrito.
Fernando Vásquez Rodríguez dijo:
Rosa Amparo, gracias por tu comentario.
Edwin Rodríguez Trochez dijo:
Maestro decidí leer este texto sin conocer el género del mismo haber si lograba descubrirlo. Desafortunadamente no lo logré, pero reconocí en su ensayo la viva muestra de ese apartado de su libro “Voces en búsqueda de una definición del ensayo” Donde evoca parte del ensayo de José Luis Martinez en el cuál el menciona que: “El ensayo es un género híbrido (…) es didáctico y lógico en la exposición de las nociones e ideas; pero además, por su flexibilidad efusiva, por su libertad ideológica y formal, en suma, por su calidad subjetiva a, suele tener también un relieve literario.”
Maestro ahora tengo una nueva noción del ensayo que viene por la experiencia recogida de esta lectura, ya que usted hace de una especulación del primer narrador un texto fascinante exponiendo de esta manera lo encantador de la narrativa y algunas cosas que le subyacen. Además maestro estoy trabajando en reconocer las tesis de sus ensayos ¿Me gustaría saber si a tesis de su ensayo es: “hacer lo desconocido familiar” o “La narrativa es consustancial al ser humano? Muchas gracias por su ayuda y por compartir sus conocimientos.
Fernando Vásquez Rodríguez dijo:
Edwin, gracias por tu comentario. Mejor lo segundo que lo primero.
Ulpiano Ulloa Fernández dijo:
La claridad de la narración tiene la fuerza en la palabra bien usada. Esto me hace acordar de un párrafo que me dijo mi profesor en el pre-grado y que me gustaría compartir con usted y sus lectores profesor Fernando, la cual nos dice respecto de esa fuerza de cada palabra:
” Si la cosa está en la palabra, y,
la palabra está en la cosa,
en la palabra rosa, está la ROSA,
y todo el NILO en la palabra Nilo”.
Lo que nos permite ratificar que un buen narrador nos puede traer el mundo con las palabras precisas en una diáfana narración.
fernandovasquezrodriguez dijo:
Ulpiano, gracias por tu comentario. El párrafo del que seguramente te habló tu profesor de pregrado es la primera estrofa de un poema de Jorge Luis Borges, “El golem” y dice así: ”
Si (como el griego afirma en el Cratilo)
el nombre es arquetipo de la cosa,
en las letras de rosa está la rosa
y todo el Nilo en la palabra Nilo.
Rodolfo Alberto López D dijo:
Fernando, además de tu texto tan esclarecedor, hermosaaaaa la ilustración de Terpning: condensa todo lo que es y pretende el círculo narrativo. Alguien , con la adultez que da la edad y los caminos recorridos, habla del mundo -mirada y voz lanzadas al horizonte-; alguien sospecha, alguien se maravilla -con cierta dosis de temor- y alguien testimonia desde su propio silencio.Y claro, en este círculo narrativo, no podían faltar el sinuoso bosque y la vieja mochila. ¡Ah, por supuesto! SÍ, lo más importante: esa mano, ese dedo impulsando el relato para ese otro escucha que no está allá sino acá.
Y que la historia siga mañana…
Rodolfo Alberto López D.
fernandovasquezrodriguez dijo:
Sí, a mi también me parece llamativa la manera como el ilustrador dispone la mano derecha del narrador. Es como si señalara otra dimensión. O como si apuntara, al lugar de donde vienen sus relatos. No sé por qué asocio este gesto al cuadro de Rafael en donde recrea a Aristóteles y Platón en la Academia. Allí Platón también señala los cielos. Tal vez narrar no sea sino un acto de incitar la “reminiscencia”.
Milena Páez dijo:
Y habrá que terminar la narración para que inice una nueva, cada tanto, cada edad, en el hilo que nos hermana como humanos… Me alegró hallar este relato del primer contador de historias (me vislumbro en mi tesis)
fernandovasquezrodriguez dijo:
Me anima saber que ese texto te puso en contacto con tu tesis. Lo que has investigado sobre el mito merece, cuanto antes, darse a conocer.
fernandovasquezrodriguez dijo:
El “continuará” es la manera como el narrador mantiene en vilo “el fin”; la forma como el contador de cuentos entretiene o aplaza la muerte. Eso lo sabía muy bien Schahrasad…
Penelope dijo:
Y como el narrador de este relato tu también nos dejas con ganas de saber que mas pasa en tu narración… Hasta mañana, entonces?