¿Qué ha pasado con la devoción y el gusto por la poesía, tan habitual y cotidiana en tiempos pasados? ¿Dónde están aquellos poemas que nuestros mayores guardaban en la memoria como si fueran talismanes o consignas para su vida? ¿Por qué esta despreocupación o alejamiento de las aguas siempre frescas de la poesía?
Pueden ser muchas las respuestas. Me aventuro a decir que una de ellas es el descuido de los padres al no inculcar o sembrar en sus hijos más pequeños una semilla de este fruto lírico. También es posible que los maestros y maestras ya no tengan entre sus objetivos prioritarios la educación de la sensibilidad y el acercamiento a este nombrar hecho de metáforas y ritmos concentrados. O puede ser que la razón mayor sea esta misma época en la que vivimos, tanto más acelerada y consumista como superficial y deshumanizada. Quizá sean estos tiempos tan obnubilados por el fetichismo de la televisión y los mensajes liliputienses, los que hayan puesto a la poesía en la picota de las cosas complicadas y difíciles o en la buhardilla de los artefactos inútiles.
Precisamente y como una alternativa a dicho vacío poético es que me he animado a escribir Vivir de poesía. He intentado construir una obra que pueda tener diversos usos: en principio, que pueda leerse como una antología poética, como un abanico de 40 poemas dignos de retener en nuestra mente, o al menos de frecuentar en nuestros ratos de solaz o soledad. La selección de esos 40 poemas ha sido el resultado de una labor investigativa concienzuda y de varios años de lecturas y relecturas de poemas. Porque lo más difícil fue encontrar aquellos poemas que se adecuaran al objetivo central de mi pesquisa: tener como motivo el ser faros o guías para iluminar nuestra existencia; poemas que sirvieran de orientación vital o que albergaran en sus versos una lección profunda para el difícil arte de aprender a vivir o convivir. En consecuencia, utilizar este libro como una antología poética es una primera clave de acceder a sus páginas.
La segunda forma de abordar esta obra es la de considerarla como un repertorio de ejemplos de comentarios a textos poéticos. Un ejercicio de comprensión y análisis de poemas. He pensado que podría ser interesante, no sólo seleccionar los poemas, sino además compartirles a los lectores algunas pistas de entrada o al menos unos subrayados para hacer más legible y rica la textura comunicativa de los versos. En este caso, el comentario sirve de caja de resonancia al poema y, a la vez, de guía de lectura o aproximación a su sentido profundo.
La tercera entrada al libro es la de retomar los 40 ensayos, con sus respectivos títulos, como una guía del saber vivir, o como unas reflexiones sobre la vida buena de la que hablaba Aristóteles y los filósofos contemporáneos de las éticas del cuidado y la virtud. Ensayos enfocados en determinadas situaciones o experiencias por las que todo ser humano debe pasar: las pérdidas amorosas, la vejez, el desánimo, las dudas existenciales, los pequeños vicios, los remordimientos y la culpa, el egoísmo, la tentación del dinero fácil… O asuntos relacionados con esa tarea permanente de forjar nuestro espíritu o afinar el temperamento y el carácter: la impaciencia, el estudio, la bondad, la esperanza, la trascendencia, la verdad, la alegría… Si es ésta la vía elegida por los lectores, el libro puede servir de motivación y consejo ante eventos problemáticos o circunstancias propias del difícil arte de aprender a vivir.
Sea como fuere, me gustaría que esta obra contribuya en algo a acercar la poesía a las nuevas generaciones, o para recordarles a los más adultos la existencia del manantial revelador de la palabra lírica. Esa es la mayor aspiración que tuve al escribir Vivir de poesía. Y esa es también la invitación que les deseo hacer a los lectores: a llevar en su mente y en sus corazones la reserva de algunos versos, a frecuentar la vía poética, a propiciar la lectura de poemas en sus hijos o alumnos, a izar la bandera de la palabra íntima, a descubrir la cifrada sabiduría del canto vuelto verso. Porque la poesía, y eso no sobra repetirlo, es más que palabras bonitas o rimadas, mucho más que los mensajes provocados por los amores adolescentes. La poesía es otra forma de conocimiento. Otra manera de entender y comprender lo que somos.
Edwin Rodríguez dijo:
Hoy, luego de terminar la lectura de su ensayo, la intriga me aborda. Como consecuencia de reconocerme en los interrogantes de su texto y en las afirmaciones de las causales. Son ese tipo de cuestiones que buscan ser saciadas, así que ha sido una gran motivación para ahondar un poco más en la poesía. De hecho la organización del libro, sin haberlo leído, me pareció sumamente llamativa, por lo cuál espero conseguirlo pronto.
Hay otro aspecto que me interpela: es el ensayo, ya que hace un buen tiempo he tratado de seguir las pesquisas de sus composiciones argumentativas, que han sido una tarea ardua para mí, por ello ¿me gustaría saber si la tesis de su texto es: “Precisamente y como una alternativa a dicho vacío poético es que me he animado a escribir Vivir de poesía.”?
Maestro, por último, gracias por incentivar el conocimiento de la poesía y retomar lo que pareciere irse desvaneciendo en el olvido.
Fernando Vásquez Rodríguez dijo:
Edwin, gracias por tu comentario. Consigue el libro para ver si tu hipótesis es la correcta. Un abrazo.
Edwin Rodríguez dijo:
Maestro, lo haré. Muchas gracias.
Fernando Vásquez Rodríguez dijo:
Edwin, gracias por tu comentario.
Rosa Amparo dijo:
Fernando, comparto a los lectores tu poesía.
Tomada de: Fernando Vásquez Rodríguez. ESE VUELO DE PALABRAS, Antología Poética. p.31.
FENIX LUNAR
Tenerte después
de ver tu llanto
es aún más hermoso
que poseerte cuando estás alegre
El frío de tu dolor
se templa con el calor del goce
y renaces más limpia, más libre
Como el antiguo Fénix
que hace de sus cenizas
nueva sangre de vida
así nace
de la sal de tus lágrimas
el agua dulce para tu propia sed
Fernando, si leer la poesía es un descubrir de sensaciones, el escucharla de tu voz es un éxtasis total del alma.
Te invito a que nos deleites con tu voz, abre un espacio en tu blog, y léenos tus poesías.
Estoy convencida que al escucharte aprenderemos a leer y entender mejor la poesía.
Fernando Vásquez Rodríguez dijo:
Rosa Amparo, gracias por tu comentario. Tendré en cuenta tu sugerencia.
Francy Janneth Ortiz dijo:
Maestro Fernando, estoy si Dios lo permite asi, a puertas de terminar esta maestría. Razón por la cual he tomado la opción de disfrutar al máximo los últimos meses que me restan de esta bonita, gratificante y edificadora experiencia, que sea entonces esta la oportunidad, para darle las gracias por sus enseñanzas, la verdad disfruto mucho del conversatorio en el nivelatorio, es un verdadero placer oirle hablar, disfrutar de sus escritos y aprender a través de su experiencia con la escritura, el enigma y magía de la escritura es un valor agregado que tengo en esta maestría.
La escritura nos lleva a un mundos desconocidos, de amores,deseos, pasiones y temores, la escritura nos sumerge, en un vuelo apasionante, cada párrafo es una melodía de emoción y lal protagonista muchas veces soy yo.
Me gusta leerle, profesor siga escribiendo.
fernandovasquezrodriguez dijo:
Francy, gracias por tu comentario. Me complace que estés disfrutando al máximo tu último semestre en la Maestría. Confío en que lo aprendido ya haga parte de tus haberes académicos y, como resultado, se estén beneficiando tus estudiantes. Y sí, he buscado que un valor agregado de nuestra Maestría sea el de descubrir y aprender las bondades de la escritura porque, como me has escuchado, hay que rebasar el lugar de ser sólo consumidores de información para convertinos en genuinos productores de conocimiento.
Beatriz Martha Vergara dijo:
Vivir de poesía permite, valga la redundancia, vivir. La poesía escogida concede la gracia de soportar el tiempo, las distancias y hasta lo no vivido. Vivir de poesía es cerrar los ojos y soñar con ese mundo que está ahí, que es tan solo de quien lo lee… vivir de poesía es mirarse en el espejo para reconocer que somos tan sólo una figura literaria del poeta.
fernandovasquezrodriguez dijo:
Beatriz Martha, Gracias por tu comentario. Comparto tu idea de que la poesía es un espejo para reconocernos… Y también es una especie de escudo para proteger a nuestro espíritu de la desesperanza y el simplismo existencial… Así, como nos lo recordaba Rubén Darío:
Todo lo que enigmático destino
ponga de duro, o ponga de contrario
al paso del poeta peregrino:
flecha de tenebroso sagitario,
insulto de sayón, o golpe rudo,
caída en el camino del Calvario,
lo resiste quien lleva por escudo,
tranquilo y fuerte en la gloria del día
y con el sueño azul en la cabeza,
la devoción de la Alta Poesía
y de Nuestra Señora la Belleza.
Rubén Darío
John Fredi Enriquez Cajigas- Pasto dijo:
Doctor Fernando
Gracias por comunicarnos el placer que se debe tener por la escritura, como herramienta que permiter expresar lo mas intimo de cada uno de nosotros.
fernandovasquezrodriguez dijo:
John Fredi, gracias por tu comentario. Me da gusto saber que puedo compartir a otros esta pasión personal por la escritura. Y estoy de acuerdo contigo, ella es un medio para que nuestra intimidad no quede muda; un canal a todo lo que nos conmueve o nos sorprende.