La navidad es, sin lugar a dudas, época de alegría y diversión. Las canciones en la radio y la televisión celebran y proclaman el regocijo y el esparcimiento. En cualquier casa de familia, en la programación de los hoteles, en los parques públicos, se anuncia e invita al jolgorio y la fiesta colectiva. Aprovechemos este ambiente relajado y pensemos un tanto sobre la relevancia y el significado de la diversión.
Divertirse es importante para incorporar el lado lúdico de los seres humanos. No todo puede ser seriedad, formalismos y solemnidad. Las personas necesitan del baile, de la distracción para recuperar fuerzas, oxigenar la mente y darle recreo al espíritu. Cada persona, así como los pueblos, requiere de momentos carnavalescos para vivir el desorden, el ocio y el placer. Si no fuera por esta fuerza entusiasta seguramente viviríamos en la locura, el sonambulismo o la agresión permanentes. Al divertirnos regulamos la pesadez de la sobrevivencia y las obligaciones y nos permitimos el entretenimiento leve y la irresponsabilidad juguetona.
De otra parte, la diversión permite romper las distinciones sociales, los estratos, las desigualdades provenientes de los abolengos, el grado de riqueza o las diferencias de títulos académicos. Cuando estamos en diversión todos somos iguales y todos podemos participar del festejo y el esparcimiento. La diversión rompe los protocolos y los formalismos para hacer democrática la risa, el canto, la recreación. Al divertirnos recuperamos, por decirlo así, una hermandad de tribu que garantiza celebrar los ritos colectivos, la exaltación de la fraternidad y el espíritu del ágape o la gran mesa. Nadie puede sentirse extranjero o extraño cuando entra en la zona de frontera de la diversión.
Sobra decir que la diversión es el mejor remedio contra el aburrimiento. Los que sufren de tedio o gran tristeza cuando ven las calles iluminadas y llenas de festones, los equipos de sonido multiplicando a todo volumen los ritmos bailables, las vitrinas adornadas de colores llamativos… cuando esto observan los afligidos, sienten que son interpelados por las mil estrellas de la diversión, que reciben una especie de tónico o reconstituyente para su alma. La seriedad amarga cede ante la jovialidad y el deleite común. Tal llamado de la diversión es para los seres más apesadumbrados una presencia de la riqueza de la vida ante la gris congoja de la muerte. Al divertirnos resaltamos el milagro de estar vivos, y el baile y el licor se convierten en formas dionisíacas de exaltar tal maravilla.
Hay mucho de goce en esto de permitirse la diversión. Y el goce, lo sabemos, no siempre logra mostrar sus necesidades o manifestarse libremente. Por eso, cuando la diversión nos habita podemos hacer catarsis y, con ese acto de purificación, asumir de mejor manera nuestras emociones y nuestros sentimientos. El solaz, la vacación, la juerga, facilitan que salgan de nosotros cosas o asuntos sepultados, rencores emponzoñados, palabras que de tanto mutismo comienzan a intoxicarnos. Al divertirnos nos es más fácil perdonar y restituir los vínculos que los escrúpulos y la severidad se obstinan en mantener fracturados.
Participar de la navidad, celebrar estos días, es renunciar al fastidio y la lamentación. Si la diversión llena nuestro corazón y danza en nuestros hogares, seguramente entreveremos alguna esperanza a nuestras desventuras. Y así sea durante un corto tiempo, como es lo propio de la fiesta y el carnaval, lo valioso habrá sido que la diversión logre sembrar de nuevo sus semillas de optimismo y, con ello, ofrecernos la posibilidad de dar cabida a las ilusiones y los sueños.
Elvia Nadis Patiño dijo:
Gracias por esos aportes tan importantes e interesantes que nos brindas, un gran abrazo y un feliz año lleno de mucha alegría y diversión.
fernandovasquezrodriguez dijo:
Elvia Nadis, gracias por tu comentario.
ALEXANDER OROBIO MONTAÑO dijo:
La oportunidad de prender la diversión navideña es un espacio para expresar las creencias colectivas y cada persona se convierte en artesano para tejer la cohesión social con sus experiencias. Sin embargo me surge una curiosidad, ¿cómo se divierten en navidad los privados de la libertad?
fernandovasquezrodriguez dijo:
Alexander, gracias por tu comentario.