las-claves-del-ensayo

Hace ya más de una década que publiqué mi libro Pregúntele al ensayista. La obra ha tenido, desde entonces, una muy buena recepción, y en los colegios y universidades ha servido de guía y apoyo tanto para maestros como para estudiantes. Creo que eso se debió al carácter didáctico del texto y a una intencionada manera de poner el énfasis en la perspectiva de intentar solucionar los problemas que se tienen al escribir este tipo de textos.

Todos estos años he seguido atento a las minucias y las dificultades de escribir ensayos. Mi trabajo como docente y formador de maestros me ha ayudado a ubicar dónde están las mayores falencias y dónde se necesita alguna ayuda para cualificar la estructura de esta modalidad de texto argumentativo. Precisamente ahí se encuentra el motivo de esta nueva obra: ahondar en las particularidades del hacer ensayístico. Es un esfuerzo por ir más allá de las recomendaciones generales y mostrar, con ejemplos, cómo se construye una tesis, se elabora un tipo de argumento, se interconectan las ideas o se confecciona la estructura básica de un ensayo.

He querido también abogar en esta ocasión por el ensayo corto. Primero, porque el tiempo de los maestros es escaso y, en consecuencia, parece más conveniente abandonar la consigna de poner extensos trabajos que no se leerán y enfocarse más bien en corregir con cuidado una página. Segundo, porque la complejidad de los textos argumentativos obliga a desentrañar con paciencia de relojero los modos como las ideas necesitan organizarse para alcanzar su eficacia persuasiva y eso puede apreciarse mejor en textos condensados que en largos ensayos. Desde luego, lo que aquí se predica en pequeño puede servir en textos de mayor extensión.

De igual modo, este libro insiste en la tarea de mostrar y enseñar los conectores lógicos. Gracias a ellos la cohesión y la coherencia entre las ideas se hace más consistente. Y si en mi primer libro recopilé y organicé más de 1500 conectores, esta vez preferí compartir el repertorio particular empleado por cinco reconocidos ensayistas iberoamericanos. Considero que esta variada lista de marcadores textuales muestra la necesidad de analizar sus diversas aplicaciones y, al mismo tiempo, evidencia lo importantes que son para constituir las marcas de estilo de un escritor.

También he procurado utilizar distintos modos de presentar este saber-hacer sobre el ensayo. A veces acudo al texto expositivo, al diálogo, a la carta, al cuento, al aforismo y, en la mayoría de ocasiones, al ensayo. Dicha estrategia discursiva pretende interpelar al lector, estudiante o maestro, para que desde diversas frecuencias tenga vías de acceso alternas al tema que nos ocupa. Tal intención comunicativa se basa en una convicción: al presentar el mismo conocimiento desde diferentes posibilidades discursivas se logra ser más inclusivo y más democrático en el aprendizaje, cumpliendo así un requerimiento de la didáctica contemporánea.

El título del libro es una clara intención de su contenido. Lo que he pretendido es ofrecer un conjunto de herramientas para desentrañar en gran parte el secreto de escribir ensayos. Busco con cada apartado que el novato escritor tenga a la mano una solución para descifrar ese universo de los textos argumentativos. Dichas claves, entonces, se pueden convertir en dispositivos de explicación para un asunto denso o complicado o en útiles de ayuda cuando ya se esté transitando por el camino ensayístico.

Cierro este prólogo recalcando la importancia de esta tipología textual para desarrollar en colegios y universidades el pensamiento crítico. El ensayo sigue siendo una estrategia vigorosa para no sucumbir al unimismo acéfalo de hoy, para tener una mirada de sospecha frente a las astucias de los medios masivos de información y para fortalecer la propia producción de conocimiento. De igual forma, mediante la escritura de ensayos podemos desarrollar el pensamiento argumentativo; es decir, aprender a hilar lógicamente nuestras ideas con el fin de participar en una sociedad del consenso, o disentir sin que debamos acudir para exigir nuestros derechos a la fuerza y la violencia física. Tales bondades del ensayo refuerzan la necesidad de haber escrito esta nueva obra; aspiro que los lectores así lo confirmen.