Soy un atento buscador de propuestas gráficas o de contenido encarnadas en el libro álbum. Aprovecho las Ferias del libro o mi visita constante a librerías para husmear las novedades de este tipo de textos o descubrir algún autor que había estaba agazapado, escondiéndose detrás de la primera fila de libros en alguna estantería. Fruto de esa pesquisa y ese gusto hoy quiero compartir algunas “joyas” que considero dignas de exaltar o recomendar. Y aunque mis comentarios sean breves o la selección de las ilustraciones parciales, espero con estas glosas motivar a la lectura completa de dichas obras.

Una historia diferente 1

He elegido para empezar Una historia diferente de Adolfo Serra, de editorial Libre Albedrío (2017). Es un libro álbum en el que se presenta con una límpida sencillez el tema de las diferencias. Pero esa diferencia no es expuesta como un conflicto, sino como posibilidad de encuentro. Al decir del autor, lo esencial es “entender que somos únicos”. Me parece interesante usar el punto de la perspectiva para acentuar lo distinto y, subrayar que, dependiendo de la mirada así la valoración de determinado aspecto o situación. De otra parte, considero un logro gráfico el juntar un rinoceronte y un escarabajo rinoceronte para destacar entre las características disímiles una que los hace semejantes.

Palabra & Silencio 1

En esta misma perspectiva, Melisa Giraldo, en su obra Palabra & Silencio publicado por Libros para Imaginar (2017), ofrece las diferencias entre la “ruidosa” palabra y el “remoto” silencio. La propuesta visual está acorde con estos dos reinos: los rojos y naranjas para el reino de la palabra y los azules para las islas del silencio. Lo medular está en el conflicto entre la soberana que “vivía en la punta de una lengua” y el rey que “aborrecía tanta verborrea”. Después de aquella contienda, surgida por un error, Palabra y Silencio descubrieron que “no eran contrarios, sino complementarios” y que eran “indispensables” en sus diferencias. Esta es una obra muy útil en épocas como las nuestras en donde la “palabra incendiaria” merece aquilatarse con el “prudente silencio”.

El mejor libro 1

Otro libro álbum, tan grande en su contenido como pequeño en su formato, es El mejor libro para aprender a dibujar una vaca, con textos de Hélène Rice e ilustraciones de Ronan Badel, editado por Bárbara Fiori (2015). Este libro álbum es un buen ejemplo del contrapunto entre la imagen y el texto: las indicaciones escritas entran en contradicción con lo que va mostrando el dibujo, dando pie al humor o a una secuencia ingeniosa con un inesperado final. La pequeña obra presenta dos alternativas de dibujar una vaca que confluyen en una invitación a ejercer la lúdica creatividad.

Acércate 1

Mi cuarta recomendación es el libro álbum Acércate de Patricia Arredondo, ilustrado por Miguel Zamora, publicado por Tramuntana (2014). Una obra magnífica sobre esa otra forma de comunicación que no usa la boca, sino las manos. Una invitación a entender otra forma de dialogar con aquellos “distintos” que parecen no hacer caso porque no sabemos o no conocemos la manera de acercarnos a ellos, porque nos contentamos con gritarles, ignorando que esas personas solo “comienzan a escuchar cuando los tocamos”. La resolución gráfica es de igual modo una exquisita forma de presentar el lenguaje manual. La lección es de una sutileza conmovedora: “Mira, ven, acércate. Tú también tienes dos bocas en tus manos”.

La línea blanca 1

Para cerrar estas glosas quiero resaltar la obra La línea blanca (o cómo papá convenció a mamá), con textos de Hans-Christian Schmidt e ilustraciones de Andreas Német, editado por Kókinos (2011). El motivo es la historia de una conquista amorosa, pero la manera como se va develando resulta sorprendente. El uso de diferentes tipos de papel y la variedad de colores es ideal para mostrar las grandes hazañas de las personas cuando desean conquistar al ser que aman. Y, como siempre sucede en las cosas del corazón, hay que cambiar de mirador para lograr comprender el lenguaje especial de los sentimientos: la mayoría de las veces es necesario subirse en un globo aerostático para apreciar en su perfecta magnitud el significado de mensajes tan sencillos como un “Te quiero”.